Rogerio aparece por primera vez en la segunda jornada de la obra. Uno de los personajes principales, Liboso, viejo que se ha enamorada de una joven y hermosa muchacha, Olimpia, recurre a Rogerio para solicitar ayuda mágica que le permita salvar su vida y vencer a su rival, Arcelo. Este último es el auténtico amor de Olimpia y ambos estaban prometidos hasta que Liboso inventa el falso testimonio de que Arcelo ya estaba casado y consigue que una mujerzuela corrobore sus palabras.
El padre de Olimpia retira la palabra dada y pretende obligar a su hija a casarse con Liboso.
Mientras tanto, el anciano no puede evitar el desafiar a Arcelo por su supuesta mentira y cuando este acepta, se ve en un aprieto, pues tiene las de perder en un enfrentamiento, así que su única salida es Rogerio, buen amigo suyo, quien está dispuesto a actuar por amistad, aunque no deja de pedir a Liboso que no sea avaro.
Rogerio conjura a las fuerzas infernales y comparece una furia, Lissa, que ya andaba por medio desde la primera jornada. Este ente será quien, ayudado por otro seres sobrenaturales, se lleve por los aires a Arcelo antes de que comience el combate. Después lo tendrá encerrado y Liboso se librará de él.
Sin embargo, todo no va según lo esperado y el viejo mata a su amigo Rogerio azuzado por Olimpia, y la muchacha lo asesina posteriormente a él. Después marcha, con ayuda divina, a liberar a su amado y el final es feliz.
Vemos a un nigromante que resulta eficaz en cuanto al uso de su magia e incluso es capaz de saber que algo malo está por acaecer, pero no puede sustraerse a ese futuro negro y muere sin poder hacer nada por evitarlo.