Jerónimo de Alcalá Yáñez
Segunda parte de Alonso, mozo de muchos amos
Novela dialogada con tintes picarescos, que deriva en miscelánea.
1626
Valladolid, Jerónimo Morcillo
Gitanas
Hechicera étnica
Un cura, personaje de la presente novela dialogada, entabla una conversación con el protagonista, Alonso, y le plantea algunas cuestiones acerca de las gitanas como mágicas, sobre todo adivinas. Alonso argumenta que los gitanos no poseen ciencia alguna, no tienen conocimientos privilegiados y si se piensa que los detentan es por su vinculación con los egipcios, que aprendieron a su vez de los hebreos, cuyas artes recogió en rey Salomón en sus libros. No obstante, los actuales gitanos no se dedican al estudio, como los egipcios, ni a la contemplación de los cielos. Están más acuciados por el hambre y la necesidad, lo cual los convierte en vulgares ladrones y estafadores. Para ilustrar esta tesis, Alonso cuenta una anécdota. Dos gitanas se ofrecieron a una buena mujer a buscar un tesoro escondido que se encontraba en la bodega de su casa. De este modo, consiguieron penetrar en la vivienda y ganarse la confianza de la dama. Le requirieron unas monedas, unas joyas, todo ello para ejecutar los hechizos necesarios para dar con tal tesoro. Finalmente, mientras la enviaban a por unas sayas, otro requisito indispensable de la mágica fórmula, ellas desaparecieron con los enseres de la honrada señora. Así se demuestra el tipo de magia que practican las gitanas.
Las gitanas no se presentan en la misma línea que el resto de hechiceras étnicas, son unas mujeres que no representan más peligro que el robo. No atentan contra la salud ni la integridad física, pero hay que tener mucho cuidado con su astucia.