La hechicera que aparece en esta comedia, sin nombre ni apellidos, aparecen en escena para asistir a Rubena, que está a punto de dar a luz. Invoca a los demonios y les encarga que se lleven a Rubena donde pueda parir en paz y que entreguen a la niña a una familia que la pueda criar en condiciones. Y así sucede. Por tanto, la hechicera, de carácter celestinesco porque aparece para ayudar en situaciones drásticas realistas, recibe un tratamiento positivo en tanto usa sus conocimientos mágicos con un objetivo loable, pero no olvidemos que está asistiendo a una joven que necesita ser cubierta en un momento de necesidad que es resultado de una relación sexual ilícita. La hechicera celestinesca es especialista en esa clase de situaciones, y consigue que Cismena, el fruto de ese parto, pueda salir adelante.

Llama la atención que la hechicera logre su objetivo, no reciba castigo alguno y, además, no se observe desde un prisma negativo ni burlesco.