1675 (en el volumen "Autos Sacramentales y al Nacimiento de Christo con sus loas, y entremeses recogidos de los mayores ingenios de España")
Madrid, Antonio Francisco de Zafra
Tringintania, Lampadosa y Sarcoso
Bruja
Tringintania, Lampadosa y Sarcoso son tres picaruelos que se dedican a robar por las aldeas. Para ayudarse en esa criminal empresa se hacen pasar por brujas y extienden el rumor de que son dichas malvadas mujeres quienes hurtan y causan otros estragos. En el pueblo en que se desarrolla la acción, varios personajes se muestran absolutamente crédulos con respecto a las brujas, con las que dicen haber tenido contacto directo. El más llamativo es el alcalde, y pronto los delincuentes se dan cuenta de que es una presa fácil, así que se hace pasar por nigromante y se ofrece a echar a las brujas del lugar. De tal modo organizan la burla estos tres pícaros que terminan robándole el dinero al alcalde y haciéndole creer que acude, untado, al aquelarre, reunión que describen como un festín incuestionable en el que la diversión está asegurada. Finaliza la pieza con el alcalde en cueros, afirmando que se ha hecho brujas, apaleando a los vecinos que han ido a asistirle.
En realidad, en este entremés no aparece ningún personaje mágico. Solo se trata de tres ladrones que se hacen pasar por brujas para poder ejecutar más fácilmente sus delitos en las aldeas. No obstante, es una pieza crucial por el hecho de que se trabaja un motivo que se perpetuará posteriormente: disfrazarse de bruja. Aunque no veamos a las brujas directamente, se perfilan por una parte como la tradición las ha esbozado: chupasangre, voladoras, malvadas; pero cuando los ladrones invitan al alcalde al aquelarre se suaviza la visión de la brujería considerablemente, y siempre desde un punto de vista humorístico.