Gerarda es una de las descendientes de Celestina que se halla en franca decadencia. Queda bien claro en la obra que no sirve al amor, sino al interés económico y se hace eco de la lucha de clases basada en el dinero, puesto que pretende sustituir al amado de Dorotea, Fernando, poeta pobre, por don Bela, un rico indiano. Para ello, hace uso de su astucia y antes de enredar a la hija enreda a la madre. Así siembra la discordia entre ambas e intenta que la duda germine en Dorotea. Esta hechicera se muestra diestra en la adivinación, los maleficios y los hechizos amatorios, los cuales ofrece incluso a la misma Dorotea. Gerarda muere al ir por agua a la bodega y don Bela es asesinado por no haber querido prestar su caballo.
Gerarda posee un papel fundamental para el enredo de la obra, pues el eje principal es la elección entre dos amantes, que viene propiciada por la "contratación" de la tercera. El castigo final, que se ceba con don Bela y Gerarda, tiene que ver con esto. Don Bela ha intentado separar a Dorotea de su verdadero amor, Fernando, y Gerarda ha sido su cómplice más absoluta.