Es una pícara más que acompaña a Elena y Montúfar en sus andanzas, pero, al mismo tiempo, es una hechicera celestinesca en toda regla, pues se ha dedicado a encubrir flaquezas de mujeres mozas y, según Montúfar, se comunica más con los diablos del infierno que con los propios hombres. De la misma manera, ha sido ajusticiada en alguna ocasión por sus correrías mágicas. Finalmente, perderá la vida.
La Méndez ejerce como una especie de madre putativa de Elena, la cual recibe así, por segunda vez en su vida, la influencia de una hechicera, pues su madre, la morisca Zara también lo era. Esta pícara se halla marcada inevitablemente por estas relaciones.