Un gentilhombre napolitano ha sido hechizado a causa de ciertos preparados que le habían suministrado. Por ello, muchas personas aconsejan al rey Alfonso que le retire los bienes y cargos que le habían sido otorgados, mas el monarca, inteligente y justamente, argumenta que le parece gran crueldad hacerlo, pues este buen hombre ha perdido el juicio por desgracia casual y ajena a su voluntad.

El motivo de la locura provocada por la ingesta de ciertos hechizos fue explotado por Cervantes en "El licenciado Vidriera".