Ars Magica
Registros encontrados: 3
Juan Ruiz, arcipreste de Hita
Libro de Buen Amor
Género
biografía / sermón culto / poema didáctico / sátira...
Año edición / composición / representación
1330 (según Ms. T) y 1343 (según Ms. S) / edición en 1790.
Lugar / Librero / Editor
Madrid / Antonio de Sancha / Tomás Antonio Sánchez
Personaje Mágico
astrólogos
Tipología
Astrólogo
Descripción
En el ejemplo titulado: "Aquí fabla de la constelaçión, et de la planeta, en que los omes nasçen, el del juiçio del hora quando sabios naturales dieron en el nasçimiento del fijo del rey Alcarás", el autor del texto se muestra crédulo con respecto a las capacidades de los astrólogos para predecir el futuro y para definir al hombre según la constelación en la que ha nacido. Se trata de una noble ciencia, avalada, entre otros, por Tolomeo o Platón. Vemos, por estas afirmaciones, por el modo en que es presentada la astrología en el "Libro de Buen Amor", que en absoluto es considerada en el siglo XIV como una rama de la magia que podría devenir diabólica. De hecho, el astrólogo es uno de los operantes de la denominada magia culta que más exento se halla de peligro de acusaciones por pacto diabólico. Y Juan Ruiz narra una historia para demostrar que los buenos astrólogos puede, en efecto, vaticinar lo que va a suceder. Érase un rey moro, Alcarás, que tenía a su servicio a varios observantes de las estrellas, y cuando nació su hijo, les pidió una predicción. Eran cinco sabios y cada uno determinó un final distinto para el príncipe: según el primero, sería apedreado; según el segundo, moriría quemado; según el tercero, despeñado; según el cuarto, colgado; y según el quinto, ahogado. El monarca, insatisfecho con tal disparidad, decidió encarcelar a los astrólogos. El tiempo pasó, el príncipe creció y un día, al salir de caza con su ayo, le alcanzó una tormenta, con pedrisca; así que al sufrir este fenómeno meteorológico, fue apedreado y, como le cayó un rayo, también quemado. Efecto de esto, fue que se despeñara en el monte, y que quedara colgado de sus ropas y, sin que nadie pudiera socorrerlo, se ahogó en el río. Así se cumplió la palabra de cada uno de los sabios y el rey hubo de restituirlos en su cargo, y siempre creyó en su palabra.
Observaciones
Este ejemplo nos muestra la actitud y la creencia existentes en el siglo XIV con respecto a la astrología, una de las más nobles manifestaciones de la magia culta.
Julián Medrano
Silva curiosa
Género
Miscelánea
Año edición / composición / representación
1583
Lugar / Librero / Editor
París, en casa de Nicolas Chesneau
Personaje Mágico
Astrólogos judiciarios
Tipología
Astrólogo
Descripción
En la parte II: cuentos, hallamos este relato "Que los astrólogos judiciarios -que predican las cosas fatales y no limitan el tiempo en el qual ellas han de acontescer ni cómo an de suceder- son ignorantes o locos". Se narra la historia de un filósofo al que han presagiado que moriría desdichadamente por el golpe que tenía que recibir en la cabeza por alguna cosa que caería de lo alto. Como consecuencia, este hombre siempre andaba en montes desiertos y despoblados, sin ponerse nunca a la sombra ni abrigo de ningún árbol o techo. Así vivía el pobre hombre. Un día, cuando se encontraba sentado en una peña, leyendo, un águila que había pescado una tortuga en el mar la dejó caer sobre la cabeza del hombre, confundiéndola con una piedra porque era calva; pretendía quebrar así el caparazón de la tortuga. Así murió el pobre hombre, sin poder evitar el destino que le habían vaticinado los astrólogos, pues ellos pudieron predecir su muerte, pero no dar un remedio para la misma.
Observaciones
Los astrólogos judiciarios ni siquiera aparecen en la historia, pero sí están detrás de la decisión que toma el filósofo protagonistas. La causa por la cual el autor de la miscelánea incluye este relato no está relacionada con la incredulidad ni con la necesidad de desmentir los vaticinios de estos astrólogos. En realidad, la crítica se debe a que si no se precisan las circunstancias en que va a tener lugar esa muerte ni el momento, pueden inducir a la locura del afectado, como sucede en este cuento. En realidad, la profecía es al final la que causa el desastroso final. Si no se hubiera producido tal vaticinio, no sabemos cómo hubiera terminado sus días el filósofo.
©Eva Lara Alberola (2012-2024)
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