Libros del "Cuentamiedos"
La vieja de Pimorent, en Brujas en el Pirineo fantástico
Descripción
En el pueblecito que hay al pie del coll de Pimorent, una anciana, conocida por todos como la Vella Coixa, tenía gran reputación de bruja, dado su aspecto físico: atuendo negro y raído, espalda encorvada, gesto malicioso, nariz aguileña, etc. A eso se sumaba el hecho de que vivía en una casa destartalada y apartada. Además, esta creencia venía avalada por cierta información aportada por los vecinos, a saber: se la había visto enseñando el trasero desnudo a la luna llena (así es como las brujas ancianas que están perdiendo su poder lo recuperan); en otra ocasión, había pagado a un monaguillo tras la misa para que cerrara el misal, pues el sacerdote lo había dejado abierto (las brujas no pueden abandonar la iglesia si el misal sigue abierto); también se decía haberla descubierto orinando en un agujero y revolviendo el orín, por lo cual al poco tiempo había habido una terrible tormenta; por último, tuvo lugar un suceso realmente alarmante: unos leñadores escucharon gritos de auxilio procedentes del bosque una mañana, y al acudir hallaron a la Vella Coixa en un alto árbol, desnuda, del que no podía bajar. Llegaron a la conclusión de que era una bruja que había terminado allí al ser sorprendida por el alba de vuelta de un aquelarre. La solución que encontraron fue talar el árbol y, como resultado, la vieja falleció. No lo contaron a nadie, enterraron el cuerpo y guardaron el secreto. Como nunca regresó a su casa, la vivienda de la supuesta bruja quedó abandonada, pero quedó como testimonio de la leyenda de esta mujer que, según sus vecino, no podía ser más que una bruja.
Observaciones
En torno a esta figura de la Vella Coixa se aglutinan varias historias que tienen que ver con motivos que se repiete en más de una ocasión: la bruja que no puede salir de la iglesia porque el misal está abierto, la bruja provoca una tormenta revolviendo su propio orín, y la bruja queda abandonada a su merced durante su regreso del aquelarre. A esto hay que sumar todos los elementos de la brujería tradicional a los que se hacen referencia. Vemos cómo, de este modo, una vecina de Pimorent encarna un mito que se plasma en diversas leyendas que circulan por el norte de España.