Descripción
Una anjana baja del monte a la aldea para comprobar si hay caridad, llama a varias viviendas, pero al decir que es una anciana pobre que busca cobijo nadie le abre; después cambia de táctica y al llamar explica que es una condesa o una marquesa, y así todos están dispuestas a recibirla. Así comprueba que no hay caridad. Solo en una casa le dan albergue aun sabiendo que es una vieja sin nada que ofrecer, y a la familia en cuestión es recompensada; en cambio, el resto de la aldea queda maldito con sarna.
Observaciones
Aquí la anjana nos presenta, como en el caso de varias de las damas, señoras o hadas de otros cuentos de este mismo volumen, la doble cara de una misma moneda: el bien y el mal, es quien otorga dones y quien castiga. En ese sentido, no se puede identificar plenamente con una bruja, si no es en su dimensión totalmente malvada, mas en este caso se deja bien claro que la anjana es un ser bendito.