Descripción
El juez Petrus es, nuevamente, quien aporta la información de este ejemplo. Este juez interrogó a una bruja capturada acerca del modo en que los brujos comían a los infantes y ella lo relató. Lo que hacían los brujos era acechar a los niños no bautizados o incluso ya bautizados, si no estaban protegidos por la señal de la cruz o por oraciones. Los mataban en la cuna estando junto a sus padres y estos creían que habían fallecido por otra causa. Posteriormente, los extraían furtivamente de la tumba, los cocinaban en una caldera hasta que la carne se tornaba líquida, ya separada de los huesos. Así podían fabricar un ungüento apto para sus actos mágicos y sus vuelos. Además, con el fluido más líquido llenaban un frasco y aquel que bebía de ahí, tras unos determinados rituales, se volvía más sabio y se convertía en líder de la secta.
Observaciones
Esta narración aporta muchos más datos que las anteriores y es la de carácter más macabro y terrorífico, por su alusión a las tumbas y al acto de cocer el cadáver en un caldero.
Eso sí, no se proporcionan datos acerca de la bruja que confiesa ni fechas, ni siquiera lo relativo a su condena.