Descripción
Doña Juana, la primera pareja de don Fernando, cuando ve que su enamorado muestra un extraño compartimiento, que revierte negativa en su relación, decide solicitar los servicios mágicos de un joven estudiante de Salamanca (una de las cunas de la magia en España) y este le entrega unos anillos, que, puestos en don Fernando, harán que el muchacho se decida a pedirle matrimonio. Pero en estos anillos se hallaban encerrados unos demonios, que terminan francamente enfadados, tras ser llevados todo el día, encerrados en los anillos, de arriba para abajo por una criada de doña Juana. Esta joven desiste de su amor por don Fernando y devuelve los anillos al estudiante, el cual quedará malherido por la venganza que contra él ejecutan los diablos familiares.
El nigromante de este texto queda bien escaldado y aconseja a Juana que se redima para salvar su alma. Lo mismo hace él, pues cuando la joven vuelve a solicitar sus servicios, para recuperar a un nuevo amante que ha partido a las Indias, él se niega y solo accede a darle las pautas para que ella misma ponga en práctica los conjuros pertinentes.
Observaciones
Este nigromante posee un papel poco importante en la trama, pero su trayectoria resulta interesante, en tanto se comporta como hacen y harán otros mágicos de nuestra literatura: reconociendo el error en el que vive (tras recibir una lección) y decidiendo redimirse y cambiar de vida, con el fin de no terminar condenado.