Descripción
De camino a Santiago de Compostela, en el camino de Larraun, un peregrino se pierde en el monte, y encuentra una casa en medio del bosque en el que tres jóvenes mujeres lo reciben. Lo que en un principio parecía que iba a ser una noche horrenda se convierte al final en la mejor de su vida, pues come, bebe, baila con ellas, y también mantiene relaciones con las tres. Antes de partir por la mañana, las tres le otorgan unos dones, agudizando sus sentidos después de besarle en los párpados, las orejas y en la frente.
Al regresar de Santiago, decidió pasar de nuevo por la casa, pero la encontró muy vieja y abandonada. Al poco tiempo descubrió que esa casa estaba en ruinas desde hacía años y nadie se acercaba allí porque tres ancianas y decrépitas brujas vagaban por los alrededores.
Observaciones
En este caso, las brujas parecen tener la capacidad de auto-transformarse para gozar del joven, pero también le premian con algunas dones. En ocasiones, en esta clase de leyendas se hace referencia a las brujas donantes cuando en otros relatos son hadas y otros seres mitológicos quienes guían o ayudan al caminante. No está en la naturaleza de las brujas el asistir a otros, aunque sí es cierto que en las leyendas sí aparecen con estas características en muchas ocasiones, lo cual refleja una doble cara: la posibilidad de dañar, pero también de asistir.