Descripción
También hubo una niña que participaba de los conventículos, como los dos chicos de los registros anteriores. Se la llamó secretamente a declarar y confesó que hacía cuatro años que una mujer vestida de negro y con la cara tapada se presentó en su casa a media noche para conducirla al aquelarre. La sacaba de su vivienda a veces por el tejado o abriendo ella la puerta y la devolvía por el mismo lugar a su cama. La misión de la pequeña en la reunión era la de pastorear los sapos con una vara.
La muchacha vivía, desde el día en que se iniciaron estas andaduras, con pena. En el momento de la declaración hacía ya bastante tiempo que la bruja no la llevaba. Se le dieron agnus Dei y algunas cosas sagradas para que quedara consolada.
Observaciones
Estamos ante un caso más de una niña implicada en un proceso. Esta vez lo llamativo es que no se menciona ningún nombre concreto, pero al principio de la relación se aclaraba que la niña también era discípula de Marichuloco.