Descripción
En la población de Lezo, un niño es engañado por Mari Chuloco, una mujer con fama de bruja, que atrae al pequeño con golosinas. Acto seguido, lo conduce por primera vez al aquelarre, donde está el diablo. A partir de ese momento, irá a llevárselo por las noches de su cama, al conventículo, donde podrá observar las actividades de brujas y brujos desde el lugar en el que los niños se encuentran, al cuidado de una manada de sapos.
En una ocasión, se persona en el sabbat una mujer bellísima, negra, con un niño en brazos, que se compadece de los infantes y los lleva uno por uno a su casa, para ponerlos a salvo.
Años después, el pequeño ya crecido se da cuenta de que aquella hermosa mujer es la viva imagen de la Virgen de Arantzazu y comprende la trascendencia de aquel suceso que presenció.
Observaciones
En este interesante relato acudimos a un enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, pues nada pueden el diablo y los brujos contra la Virgen.
Por otra lado, llama la atención ver cómo todos los detalles brujeriles de tipo canónico-teológico, que tienen que ver principalmente con el aquelarre, aparecen aquí y se deduce de ello que han pasado a formar parte del acervo popular.
Este cuento también es recogido en "Brujas en el Pirineo fantástico".