María de Yriart, hija de la reina del aquelarre, cuenta que el demonio tuvo relaciones sexuales con ella por ambas partes y padeció mucho dolor. Regresó a casa con la camisa ensangrentada, pero su madre le explicó que a ella le había sucedido lo mismo.

La relación del Auto de Fe se centra también en algunos relatos que focalizan su atención en las relaciones sexuales de los brujos y brujas con el demonio.

María de Yriart confiesa que tenía en su poder una sustancia ponzoñosa, que confeccionaba ella misma y que era la que usaba para envenenar a sus enemigos. Un día el demonio le pidió que bebiese ella misma un trago de tal sustancia, pero ella se negó porque sabía que moriría luego. No obstante, el demonio insistió, demostrándole que él también estaba tomando el veneno, pero no fenecía. María no lo hizo finalmente.

Se sigue insistiendo en el veneno como arma para el asesinato y la venganza.

María de Yriart confiesa que chupó y ahogó a nueve criaturas; con polvos y ponzoñas asesinó a tres hombres; y causó diferentes males y enfermedades a otro gran número de niños, hombres y mujeres. Se dice que proporcionó los nombres de cada uno de ellos/as.

Podemos deducir que los nombres aportados eran, en efecto, de personas fallecidas por distintas causas, pero cuyas muertes se atribuía a bruja por tener algo que confesar.

María de Yriart mata a una criatura, tres hombres y una mujer.