Descripción
Iuanes de Echalar, brujo que sería reconciliado, actuaba como verdugo en el aquelarre y tenía como encargo azotar a los muchachos y todos los que el demonio mandaba castigar. Les daba con manojos de mimbre retorcidos o espinos muy ásperos, que se clavaban en la carne y hacía sangrar. Y normalmente, el demonio sacaba luego de su botica un bote de ungüento que mitigaba el dolor y eliminaba los cardenales.
Observaciones
Llama la atención que la crueldad del diablo y del verdugo se vea luego mitigada por el uso del ungüento. En realidad, la función de esa pomada era la de disimular los males causados para que no se descubriera que la persona maltratada era brujo/a.
También destaca el hecho de que el verdugo se encargara habitualmente de los muchachos, lo cual apunta al maltrato que sufrirían muchos niños/as.