Descripción
El punto de partida de este ejemplo es la referencia al inquisidor Heinrich Kalteisen, que llevaba un año ocupando el cargo en Colonia cuando supo de una doncella que habitaba cerca de tal ciudad, que vestía como un hombre, portaba armas y participaba en banquetes. Se critican mucho sus costumbres, que se consideran impropias de una mujer.
En aquel tiempo había dos facciones que contendían en la sede de la iglesia de Tréveris y ella alardeaba de poder entronizar a una de ellas, como había hecho Juana de Arco. De hecho, la joven afirmaba que era la misma Juana resucitada por Dios. Además, era la protegida del conde de Virneburg y ante él y otros nobles había llevado a cago milagros. Por ejemplo, había recompuesto un paño que previamente había rasgados y lo mismo había realizado con un cristal. Esto es lo que hace sospechar de sus tratos con el espíritu maligno. Pero logró zafarse de los mandatos de la iglesia, gracias al conde, aunque no pudo librarse de la excomunión.
Perseguida por el inquisidor, abandonó Alemania y se marchó a Francia, donde se casó con un caballero, aunque posteriormente se dejó seducir por un sacerdote y se fue con él a Niza para ser su concubina.
Observaciones
Señala el editor en nota al pie que esta historia versa sobre una famosa impostora, llamada Claude, que se presentó en el año 1436 como Juana de Arco.
El elemento sobrenatural apenas se intuye aquí, pues cobran relevancia otros aspectos, como la transgresión o el engaño. Por esto, resulta francamente difícil catalogar a este personaje femenino.