En la Parte II, capítulo XII, se nos habla de una mujer hechicera, que había sido amante del cocinero del archiduque, y que en la vía pública amenazó a la que iba a convertirse en mujer de su antiguo amante. Tal maldición se materializó, pues ella exclamó que la joven no gozaría mucho tiempo de su marido, y al día siguiente la muchacha murió, diciendo que todo era obra de la hechicera.

Aunque aquí se hable de hechicera, ya que este término puede usarse también para referirse a una bruja, por poseer un significado más genérico; estamos ante una bruja, ya que en estas mujeres se centra el tratado que nos ocupa, y normalmente la acción de los relatos que estamos registrando tiene lugar en zonas rurales, en las cuales abundaba más la creencia en brujería que en simple hechicería. Además, nos encontramos con un maleficio que provoca la muerte de la joven, y esta clase de maleficios era más propia de las brujas.