Descripción
Graciana declara que, por ser ella la reina del aquelarre, le correspondía todo el alimento que sobraba en los banquetes del conventículo. Así que se llevaba esas sobras a su casa, las escondía, y las comía después con dos hijas suyas, brujas, y con otros parientes brujos. De hecho, se comían a sus propios hijos, padres, vecinos, etc., a quienes llevaban descuartizados a las reuniones, o incluso en días en que no habían de ir al aquelarre, se daban cita en una de las casas y comían asados a aquellos a quienes habían asesinado o desenterrado.
Observaciones
Llama mucho la atención el tema de la antropofagia, y pone en contacto a brujas y brujos con un fenómeno que todavía no había eclosionado como lo haría en el siglo XVIII, el vampirismo. La bruja es, sin duda, como testimonian estos ejemplos, el precedente claro del vampiro y la vampiresa posteriores.