Estevanía de Yriart y Graciana de Barrenechea, madre e hija, se atribuyen cosas muy notables y muertes, que son tantas que no se detallan en la sentencia.

Como vemos, la ausencia de detalles y pruebas llama poderosamente la atención.

Refiere María de Echaleco que la reina Graciana de Barrenechea la llevó por el aire a un campo en el que había una cueva. La dejó allí sola y la reina se dirigió a una cueva. Al cabo de un rato salieron ella y Estevanía de Telechea llevando en medio al demonio. María, viéndolas venir, se asustó y mencionó el nombre de Jesús, de modo que desaparecieron al instante, mientras ella quedó allí, aunque pronto reconoció el lugar y pudo volver a casa a pie.

Cuenta Graciana, reina del aquelarre, que ella tenía una relación amorosa especial con el demonio, por lo que le tomó mucha envidia otra de las concubinas del diablo, Marijuán de Odia. Como ambas comenzaron a trabar mucha enemistad, Graciana determinó contar al demonio este problema y exponerle sus deseos de venganza. El diablo accedió a prestarle su ayuda para vengarse, por lo que fue a verla una noche en la que no se celebraba el aquelarre a su casa con otros brujos. Se proponían coger desprevenida a Marijuán, para poder suministrarle un veneno. Así lo hicieron y a los tres días la susodicha expiró.

Graciana declara que, por ser ella la reina del aquelarre, le correspondía todo el alimento que sobraba en los banquetes del conventículo. Así que se llevaba esas sobras a su casa, las escondía, y las comía después con dos hijas suyas, brujas, y con otros parientes brujos. De hecho, se comían a sus propios hijos, padres, vecinos, etc., a quienes llevaban descuartizados a las reuniones, o incluso en días en que no habían de ir al aquelarre, se daban cita en una de las casas y comían asados a aquellos a quienes habían asesinado o desenterrado.

Llama mucho la atención el tema de la antropofagia, y pone en contacto a brujas y brujos con un fenómeno que todavía no había eclosionado como lo haría en el siglo XVIII, el vampirismo. La bruja es, sin duda, como testimonian estos ejemplos, el precedente claro del vampiro y la vampiresa posteriores.

Graciana de Barrenechea, reina del aquelarre, está enemistada con Marijuan de Odiha. Así que pide ayuda al demonio para vengarse de la misma. Lo hace usando unos polvos envueltos en pellejo de sapo, y así termina con su vida.

Comienzan a partir de este ejemplo varios que giran en torno al maleficio o cualquier acto que permite dañar a la víctima que la bruja o el brujo escogen. La posibilidad del maleficio pertenece a la brujería tradicional, como también sucede con el vampirismo y el infanticidio, que aparecerán también en sucesivos relatos.

Estevanía de Yriarte y Graciana de Barrenechea, madre esta última e hija la primera, cometieron multitud de asesinatos de los que no se dan detalles.

En todos estos casos, no debieron de comprobarse los homicidios a los que se hacía referencia, puesto que no se da ni número ni detalle, pero sí se acepta como verdadero el testimonio, a pesar de la falta de pruebas y evidencias.

Una bruja (no se especifica quién), viendo venir al demonio por los aires en medio de Graciana de Barrenechea y Estevanía de Telechea, por el espanto que le causaba, exclamó “Jesús” y se santiguó, de manera que los tres se esfumaron y ella quedó sola.