Descripción
Ioanes de Echalar cuenta que la primera noche del aquelarre lo llevaron por el aire a destruir cosechas. Tanto ruido causaban los brujos mientras realizaban todo el mal que estaba en su mano, que el susodicho se admiró grandemente y pronunció el nombre de Jesús. Inmediatamente, desapareció todo y él quedó a oscuras en el campo. Siguiendo el tañido de una campana, se orientó y pudo regresar a su casa, donde estuvo enfermo muchos días, y después fue azotado y castigado.