Sprenger, Jacobo; Institoris, Enrique (Kraemer).
Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Año edición / composición / representación
1486 (composición), 1487 (edición).
Descripción
En la Parte II, cap. XII, se cuenta esta vez que, en la ciudad de Insbruck, una mujer vio que su jardín había sufrido destrozos, pues se había abierto un paso entre su jardín y el de su vecina; ella sospechaba de esta última y fue a hablar con ella, pero no quiso entrar en disputas, pues ella tenía mala fama (sospechosa de brujería). Aun así, poco tiempo después de haber hablado con la vecina, la protagonista de este relato comenzó a enfermar, sufriendo terribles pinchazos y dolores. Tal era su mal que sus gritos llegaban hasta oídos de sus vecinos.
Un día fue a visitarla un alfarero (que resultó ser amante adúltero de la supuesta bruja) e hizo la comprobación pertinente para ver si esa enfermedad era a causa de un maleficio. Y, efectivamente, así era; de modo que fueron al umbral de la casa y desenterraron, entre otras cosas, una figura de cera atravesada por varias agujas. Una vez hallado esto, la mujer comenzó a mejorar, pero nunca ha vuelto a recuperar la salud del todo, pues se sabe que hay otros objetos embrujados enterrados en otros lugares, pero no han alcanzado a encontrarlos.
Observaciones
El motivo de los objetos enterrados que no se hallan, de forma que un maleficio no puede llegar a neutralizarse del todo, se repite en más de uno de estos relatos.