Descripción
Un gallego, de Orense, recibe el encargo de un viajero de ir al Meimón y entregar un queso a Ana Manana. Ha de guardar el secreto y llevar el queso entero, pues si cumple con su cometido, Ana Manana le entregará un rico tesoro, mas si no guarda el secreto o no le entrega el queso entero, podrá recibir un castigo.
El gallego vuelve a su tierra y antes de visitar el Meimón pasa por su casa para poder descansar un poco y dejar sus enseres, pero cuando el hombre no está atento su mujer hurga entre sus cosas y toma un pedacito del queso, ya que tiene un antojo porque está embarazada. Por ello, cuando el gallego conjura a Ana Manana, diciendo su nombre tres veces, esta comparece pero no se muestra complacido porque al queso le falta una pequeña porción. Le explica después que en realidad el queso se había de convertir en un caballo pero ahora le faltará una pata, y así lo comprueba el rústico. Ana Manana necesitaba el alazán para poder abandonar aquel lugar al que está unida para un encantamiento, pero ahora tendrá que permanecer para siempre en esas peñas. Así que el gallego se queda sin tesoro, pero recibe una faja para su esposa preñada. Al poco tiempo comprueba que esa faja prende fuego a quien se la pone, era la manera de vengarse de Ana Manana, aunque el hombre la prueba en un árbol y así salva la vida de su mujer.
Observaciones
Hemos seleccionado este relato porque Ana Manana es, de nuevo, una de esas damas que pueden ser donantes y castigadoras. Son figuras femeninas que pueden encarnar el bien o el mal.