El viaje de las campanas
Córdoba, FD Studio Publicidad-Ayuntamiento de Córdoba, 2004
Serafín Linares nació en Córdoba en el año 1930. Jubilado. Estudió Ingeniería Técnica en Mecánica, ejerciendo esta profesión en varias empresas de Jaén, Badajoz y en la empresa de cementos Asland de Córdoba. Tras 42 años de trabajo se jubiló para dedicarse a la Historia. Ha pronunciado numerosas conferencias, y ha publicado multitud artículos sobre temas de Historia en Diario Córdoba y Diario Jaén, así como en las revistas Alminar y Al-Qurtubah. Desde el año 2000 desarrolla la sección fija «Retazos de Historia» en la revista cultural Aires de Córdoba. Es autor de trabajos divulgativos como El toro y el toreo (1997) o 550 cordobeses ilustres (2010).
Almanzor. El victorioso por Dios (2002) Abd al-Rahman II. El reformador de al-Ándalus (2003) El viaje de las campanas (2004).
El 15 de febrero de 1240, Fernando III, tras haberse desposado en segundas nupcias, regresa a Córdoba, cristiana desde 1236. Antes de proseguir con sus campañas militares, decide retornar a la Catedral de Santiago de Compostela las campanas tomadas por Almanzor en el año 997. Teófilo aprovechará la ocasión para adelantar la peregrinación hacia Santiago de los feligreses de su parroquia y acompañar a la expedición, y junto a él viajará su amigo Hafsún. Siguiendo la Vía de la Plata y el Camino Mozárabe, y entretejiendo sus pasos con historias del pasado peninsular, peregrinos, soldados y esclavos llegarán a Santiago el 24 de agosto, y dos días más tarde las campanas serán devueltas a su Catedral. A su vuelta, todos serán recibidos con honores, y los esclavos que las portaron recibirán como premio la amnistía y la libertad para abandonar Córdona. Tres meses después, sin embargo, los cambios en Córdoba motivarán que Hafsún marche hacia Granada, y los amigos se verán obligados a separarse.
Historia novelada
Almanzor Hispania romana Camino de Santiago Apóstol Santiago Conquista de Córdoba Personajes ilustres andalusíes Batalla de Alarcos Batalla de las Navas de Tolosa Al-Hamra Convivencia de credos Córdoba califal Folklore-leyendas Catedral de Santiago Entrada del Islam (711) Leyenda de la Cava Galicia medieval El Cid
Literatura de celebración: Tras el hermanamiento en el año 2004 de las ciudades de Córdoba y Santiago de Compostela, y en un Año Santo Compostelano, Serafín Linares Roldán narra en once capítulos un hecho histórico: la expedición de ida y vuelta que tuvo lugar en el siglo XIII, mediante la cual la ciudad de Córdoba devuelve a Santiago de Compostela las campanas de su catedral, las cuales fueron confiscadas por Almanzor dos siglos antes en una de sus campañas militares por el norte de España. Y lo hace con una particularidad: haciendo coincidir esta expedición con la peregrinación de un grupo de cristianos cordobeses a Santiago y su vuelta a Córdoba. Publicada por el Ayuntamiento de Córdoba Prólogo de Mercedes Valverde Candil (pp. 13-15). Inclusión de fragmentos de crónicas, poemas e ilustraciones Ilustración Toma de Córdoba por las tropas musulmanas, octubre de 711. Grabado del siglo XIX (p.9). Versos de una qasida de Abu-l-Baqa (p. 9). Ilustraciones de las Batallas de Alarcos (de la Historia Militar de España de R. De la Cierva), donde salió derrotado Alfonso VIII y Batalla de las Navas de Tolosa (cuadro de Van Halen en el Senado), en la que obtuvo victoria. La primera produjo que la Cristiandad se uniera contra los almohades (p. 113). Fotografías del Altar mayor con Santiago Apóstol, talla del maestro Mateo y vista de la Catedral de Santiago de Compostela (Fotos. S. Linares, hijo), (p. 136). A modo de epílogo (pp. 233-234). Notas aclaratorias (realidad-ficción y datos históricos) (pp. 235-238).
Filósofo, sacerdote y director de los seminaristas de San Acisclo. Teófilo, también versado en el en arte, es un hombre respetado y querido por su comunidad, y suya será la idea de realizar el peregrinaje junto a las tropas reales que devuelvan las campanas a la Catedral de Santiago. Amigo de Hafsún desde la infancia, le propondrá que viaje en su compañía, pues su autoridad será garantía de la obediencia de los musulmanes.
Historiador musulmán e imán de la mezquita de al-rabad de la al-Munya de Al-Mugira. Tras la conquista cristiana, Hafsún decidió no marcharse de córdoba por amor a su tierra y para servir de consejero a sus correligionarios, pero se mostrará preocupado por la decadencia de al-Ándalus. Tras el peregrinaje, en el que demostrará sus amplios conocimientos, y alertado de la demolición de su mezquita, decidirá marchar a Granada.
Tras sus segundas nupcias con Juana de Ponthieu, el rey se muestra decidido a seguir su campaña de conquistas, pero antes considera legítimo y apropiado que las campanas tomadas por Almanzor regresen a Compostela, siempre que no parezca una imposición despótica. Verá con buenos ojos que los peregrinos acompañen la expedición, y acabará concediendo a los cautivos no sólo la amnistía, sino libertar para abandonar Córdoba.
Leonés capitán de los ejércitos del rey elegido para liderar organizar la expedición hacia Santiago de Compostela, durante la cual se mostrará ávido por conocer las historias militares narradas. Enérgico pero diplomático, Gómez actuará como representante real durante la devolución de las campanas. Intercederá ante el gobernador para que conceda la amnistía a los cautivos que portaron las campanas.
El arzobispo de Santiago de Compostela evidenciará la emoción que le produce el regreso de las campanas a su Catedral, atenderá con cariño y benevolencia a los peregrinos llegados hasta Santiago, y les entregará personalmente la Compostela. Se mostrará extrañado al conocer que la dominación musulmana sobre Córdona no fue tan dura como él pensaba, y les encomendará una misiva para el prelado cordobés.
Corría el quincuagésimo día, martes, del mes de febrero del año 1240 de los cristianos o 21 yumada al-awwal 637 de la hiyra, hégira, cuando el Rey Fernando de Castilla y León llegó a córdoba por segunda vez. Hacía tres años que tuvo que marchar para ocuparse de la gobernación del reino y preparar su enlace, en segundas nupcias, con doña Juana de Ponthieu, biznieta de Luis de Francia, séptimo de ese nombre. Con tal motivo suspendió las hostilidades con los musulmanes durante más de un año para encargarse de los festejos de sus regias bodas y atender asuntos de gobierno. Cuando marchó dejó como Gobernador a Tello Alfonso y para cubrir la sede diocesana se había nombrado in péctore como Episcopus cordubensis al monje fray Lope de Fitero, a solicitud del Arzobispo de Toledo, Primado de Hispania, y consejero del Rey, don Rodrigo Ximénez de Rada (17). Cuando llegó el Rey Fernando por segunda vez a Córdoba en febrero del año 1240 comunicó su decisión de seguir tomando pueblos para ir incorporándolos a la Cristiandad y por ende a la corona de Castilla y León, pero antes de iniciar las operaciones llamó al Gobernador de la ciudad y le dijo: -Querido Tello Alfonso vengo desde las tierras castellano-leonesas con una idea que no consigo quitarme de la cabeza porque creo que es legítima y hará mucho bien a nuestro pueblo gallego. Me he enterado, o mejor, me han hecho recordar que Almanzor cuando se atrevió a arrasar Santiago de Compostela se trajo para córdoba cuatro mil cautivos que transportaron las campanas de la basílica y las hojas de las puertas de la ciudad, además de un botín de doncellas para los harenes. Las campanas y las puertas me han dicho que las utilizó en la Mezquita aljama que estaba ampliando en esos momentos haciéndolas servir las primeras, puestas boca arriba, como receptáculo de luminarias y las segundas para las armaduras de los techos de las naves nuevas. Las doncellas, como te puedes imaginar las regaló a sus amigos. Como mucho de esto ya no se puede restituir he pensado que pongas inmediatamente en práctica la siguiente orden: Reúne a un número de moros en cantidad suficiente para que no me tache de cruel y organiza una expedición para transportar de nuevo las campanas que fueron robadas por Almanzor a la basílica compostelana de nuestra querida Galicia, como un acto simbólico de singular trascendencia para toda la Cristiandad (26). De esta forma, Teófilo le comentó: -Nuestra parroquia con un grupo de feligreses había previsto realizar una peregrinación a Compostela con motivo de un Año Jubilar, que es por si no lo sabes, el año en que cae la festividad de Shant Yacub en domingo y que, por tal motivo, la Iglesia concede a los fieles que la realizan unas indulgencias especiales. Debido a que tienen que pasar varios años para que eso acontezca queremos proponer a los fieles que, aprovechando el envío, la peregrinación se adelante y coincida con la expedición que el Rey ha ordenado. El motivo de hacerla junto a ellos no es otros que el de ir más protegidos por los soldados que irán acompañando a tus correligionarios, ya que los caminos no están muy transitables por mor de los salteadores, que roban e incluso llegan a matar para desvalijar a los peregrinos. Si los fieles están de acuerdo le pediríamos su consentimiento al Obispo y si nos lo concede supongo que él se encargaría de hablar con le gobernador, que a su vez, si no ningún inconveniente, le pediría la autorización al Rey. Esto como imaginarás tiene una larga tramitación, por lo que mañana es nuestra celebración eucarística dominical lo voy a proponer. Te lo digo porque tú podrías intentar ir en la expedición para servir en el trayecto como imam; de esta forma presidirías la oración, pronunciarías tus pláticas en la Asamblea y te seguirían en los rezos y movimientos ¿Qué te parece la idea? -Pues mira –contestó Hafsún- es cuestión de pensarlo (34-35). -Mis queridos amigos en Jesucristo: con un grupo de fieles hemos decidido adelantar a este verano la peregrinación a Compostela que estaba previsto realizar en el próximo Año Jubilar. Como me imagino que todos saben, en una fecha que está aún por determinar, por orden de Su Alteza Real don Fernando, se van a devolver las campanas que se encuentran en nuestra Catedral a la de Santiago de Compostela, porque fueron traídas de allí por Almanzor en el año 997. Momento como éste para hacer la peregrinación es difícil que se nos presente, como ya he tenido la ocasión de hablarlo con algunos de vosotros, pues iríamos protegidos por las tropas que custodiarán en el trayecto a los musulmanes, por lo que hemos pensando que sería una buena circunstancia para realizarla. Naturalmente tendrá que pedirse autorización a nuestro Obispo para que dé su consentimiento y si lo concede, se seguirán los trámites para que el Rey Nuestro Señor autorice que nos podamos unir a la expedición (37). Días después, se acercaron Teófilo con dos más de la comunidad para ver al Obispo Fitero al Alcázar y presentarle el proyecto. Antes de nada le indicaron que ellos tenían pensado organizar una peregrinación para el próximo Año Jubilar, pero que al concurrir las circunstancias de estar lejana esa fecha y ahora producirse el traslado de las campanas, habían considerado la idea de solicitar ir en la expedición, ya que mejor ocasión no se les iba a producir para ir protegidos por la tropa y de esta forma harían el recorrido con menor riesgo ante los malhechores que hay en el trayecto. Para abundar más en su exposición y darle mayor fuerza a sus argumentos le dijeron al Obispo que podrían ir en representación del pueblo de córdoba para desagraviar por aquella acción violenta que, sin ser los mozárabes culpables, cometieron siglos atrás los Califato. Otra de las razones que esgrimieron, y así se lo comentaron al Obispo, fue que se habían enterado que con los musulmanes iba a ir un imán para atender a sus rezos, por lo que estimaban que también era bueno que ellos llevaran a un sacerdote, ofreciéndose él. Naturalmente Teófilo se calló ante fray Lope lo que a él no le interesaba decir, como era su interés porque Hafsún fuera en la expedición, para que así, por su prestigio, pudiera controlar mejor a los musulmanes, al conocerlo desde hacía muchos años y saber de sus bondades y de sus dotes persuasivas (39). Por fin se puede decir que llegaron los peregrinos a Santiago. Era el día 24 de agosto, viernes, después de 47 días de viaje realizados en 38 jornadas. Habían acordado con el capitán estar en Compostela dos días, que esperaban muy intensos de contenido religioso (131). El Arzobispo le concedió la petición y pasaron los peregrinos que estaban aguardando en la sala de espera. Después de ser presentados Teófilo tomó de nuevo la palabra y dijo: -Señor Arzobispo de Santiago don Juan Arias, tenemos el honor de notificarle que somos portadores de una misión que Su Alteza Real don Fernando de Castilla y León ha tenido a bien encomendarnos. El Rey Nuestro Señor nos ha comisionado para que depositemos en el sagrado recinto de la Catedral a los pies del apóstol y a vos como representante e la Iglesia Compostelana las campanas que se llevó Almanzor, el caudillo de los omeyas, el azote de los cristianos. Se Alteza ha creído que era legítimo devolverles al pueblo gallego y a la Cristiandad lo que tan ignominiosamente les fue arrebatado y su Obispo y el pueblo cristiano de córdoba han aplaudido la idea. Era el mes de julio de 997 y Almanzor, que llevaba mucho tiempo obsesionado con la idea, proclamó el yihad o guerra santa contra Santiago de Compostela, el lugar más apartado de Galicia, al que ningún gobernante omeya había osado atacar, y que era el santuario más importante de Occidente para los cristianos, tanto como para los musulmanes es la Ka`ba, y al que acuden de todas partes de Occidente peregrinos para venerar las reliquias de Yacub, uno de los doce y de los más queridos de Jesús o Isa como lo llaman los árabes (134-135). Se especula mucho, lógicamente sin fundamento, sobre las tres religiones en al-Andalus y aunque es cierto que procurábamos coexistir, no es menos cierto que a partir de invadir Spania los musulmanes coartaron toda la libertad a cristianos y judíos, aunque éstos ya con los visigodos la tenían limitada. Por eso a ellos esa pequeña permisión les vino mejor. A cristianos y judíos desde que dominaron casi toda la Península nos prohibieron todo tipo de manifestación porque no consentían que hubiera otra demostración y exteriorización religiosa y cultural que la de ellos. Tal era la falta de libertad que a los convertidos al Islam y a los hijos de éstos ya nacidos mahometanos, si se arrepentían y querían volver a su antigua religión, su regreso les llevaba a la pena de muerte. No es de extrañar que multitud de cristianos emigraran a los reinos y condados cristianos y, sobre todo como los almohades, también los judíos. Los musulmanes fueron constantes y tenaces enemigos de nuestra religión. El odio que Almanzor tenía al cristianismo le llevó a arrasar innumerables ciudades, ejemplo de esto Santiago de Compostela, y a la devastación de campos enteros. Pero no sólo fue él el único, todos procuraron el mal a los hispanos, cuando lo hispano era y sigue siendo continuación de lo romano-visigodo y ellos se aprovecharon en mucha medida de ambos (156). -En nombre de Su Alteza el Rey don Fernando, del Gobernador de Córdoba, del señor Obispo y del pueblo de Córdoba, le hacemos entrega a la ciudad de Santiago de Compostela de las campanas que los musulmanes usurparon a esta Catedral. Esperamos que este día 26 de agosto, domingo, del año del señor de 1240 quede grabado en el corazón de todos los aquí presentes y sepan trasladar a las posteriores generaciones este acto de generosidad de su Rey y de los cristianos cordobeses. ¡Que Dios Nuestro Señor les bendiga a todos! (158). Cuando llegaron al lugar de acampada se reunieron los peregrinos con el capitán y los lugartenientes y después de ver los pros y los contras decidieron emprender a la vuelta la ruta del Camino de Santiago hasta Astorga y desde aquí tomar la Vía de la Plata porque aunque el camino era más largo los canónigos y los monjes del monasterio de Osera les habían sugerido que así lo hicieran, de esta forma verían nuevos lugares y era mejor trayecto que el Hispano y el Mozárabe. Hasta que se llega a Astorga el camino está jalonado por albergues y hospitales que, según les dijeron, todo fue obra iniciada por Alfonso el Bravo de Castilla y León, que copió de los que había comenzado a hacer su abuelo Sancho de Pamplona, llamado el Mayor (161). En la ciudad de Astorga, que como hemos dicho es nudo de comunicaciones importante por confluir en ella el Camino de Santiago y la Vía de la Plata, se vieron obligados a abandonar el primero y escoger el segundo para poder ir hacia el sur (181).