La estirpe de la mariposa
Reeditada en Madrid, Martínez Roca, 2009
Magdalena Lasala nació en Zaragoza en 1958. Pronto abandonó sus estudios de Derecho para cursar Ciencias de la Información, Psicología humanística y Filosofía, al tiempo que culminaba su formación en Arte Dramático, Canto y Declamación. Ha participado también en varios proyectos como dramaturga y en el 2006 recibió el Premio Sabina de Plata por su trayectoria literaria.
Frágil sangrante frambuesa (1990) Seré leve y parecerá que no te amo (1992) Sinfonía de una transmutación (1995) La Estación de la sombra (1996) Cantos de un dios seducido (1998) Moras y cristianas (1998, en coautoría) La Estirpe de la mariposa (1999) Todas las copas me conducen a tu boca (2000) Abderramán III, el gran califa de al-Andalus (2001) El Círculo de los muchachos de blanco (2001) Almanzor (2002) Walläda La Omeya, la última princesa del esplendor andalusí (2003) Los nombres de los cipreses que custodiaron mi ruta (2004). Boabdil. Tragedia del último rey de Granada (2004) Doña Jimena. La gran desconocida en la historia del Cid (2006) La cortesana de taifas (2007) Y ahora tú pasas la mano osadamente (2007) Zaida, la pasión del rey (2007)
En el año 1014, antes de la caída de Madinat al-Azahra, Nur le narra a su nieta Hawâ los acontecimientos vividos por sus ascendientes. En el año 929, durante la fiesta de su proclamación como califa, Adb al-Rahman quedó prendado de la belleza de Zayyân y quiso gozar de su virginidad, pero las sangres lunares de la bailarina se lo impidieron. Fue Azahra quien intercedió por Zayyân y logró que se quedara en palacio, donde se convertió en amante de Al-Hakam. El califato cordobés gozó de paz, y las voluntades opuestas pero complementarias de Abd al-Rahman y su hijo pusieron en marcha la construcción de Madinat al-Zahra, ciudad donde confluían la soberbia y la sabiduría, concebida para permanecer en la eternidad. Fruto del amor entre Al-Hakam II y Zayyân nació Lubná, y el destino de la estirpe de mujeres quedó emparentado para siempre con el destino de Córdoba y de Madinat al-Zahra. Pero tras años de bonanza en Al-Andalus, Nur, nieta de Zayyân, vislumbró la caída del califato y la destrucción de un sueño. Y su infortunio fue llegar a ser amante de aquél que lo destruyó: Al-Mansur, el hombre que tuvo miedo del amor y se refugió en la búsqueda de una gloria sangrienta. Evaporado el califato y saqueada la ciudad, con Nur acaba una estirpe de mujeres libres y sabias, que entregaron su vida al amor y a Córdoba, y cuyo amuleto de cuarzo será enterrado para siempre. Hawâ tendrá que empezar un nuevo camino, pero lejos de allí.
Novela histórica. Crónica
Intrigas cortesanas Mundo de la mujer Astrología-Predicciones Elemento fetiche (colgante de cuarzo rosa, símbolo de la estirpe) Califato omeya (fundación y ocaso) Mil consejas
Prólogo contextual a cargo de Jesús Calvo Poyato (Desde la conquista árabe hasta los inicios de la Reconquista cristiana, los tiempos de esplendor del califato cordobés y su caída). Mapa (Córdoba y alrededores) Árbol genealógico de las mujeres de la estirpe y sus vinculaciones con el califato) Se adjunta un epílogo con lo que hay de «Verdad y Ficción en La estirpe de la mariposa», donde se aclara la bibliografía y la invención del autor frente los hechos contrastables con las fuentes y las crónicas. Veracidad frente a las fuentes: pág. 315.
http://www.bejopa.com/index.php?option=com_content&task=view&id=496&Itemid=173 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=134891 http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=9318
Su madre, encinta, fue capturada junto con su madre en la expedición de Muez, y Zayyân fue criada como una bailarina árabe. Su hermosura y agilidad cautivaron a todos los invitados del califa, pero fue Al-Hakam quien se convirtió en su amante. No obstante, Zayyân nunca quiso llevar una vida matrimonial con el futuro califa, pues, por encima de todo, anhelaba un amor libre. De sus amores nacieron un niño y una niña.
Es presentada como hija de Zayyân y Al-Hakam. Desde niña, Lubná destacó por su desparpajo en la recitación de poemas, de modo que gozó del privilegio de educarse junto a los hijos de la familia real. Pasará toda su vida entre libros, siendo maestra de copistas e incluso alfaquí. En tiempos de Al-Mansur, vivirá en Madinat al-Zahra, liderando a un grupo de intelectuales y eruditos contrarios al régimen, y dedicada a obras de caridad incluso para los más desfavorecidos.
Hija de los amores de Lubná con el visir Al-Aziz. Nur será una muchacha despierta pero melancólica. Será ella quien interprete un sueño del califa Al-Hakam, por lo que entre ellos dos se establecerá una fuerte relación. Nur, con el don de la profecía, vislumbrará la caída del califato y de su estirpe. Amará a Al-Mansur, pero no podrá evitar el destino. Lo engañará para permanecer con vida y ocultarle su embarazo.
Hija de Nur y Al-Mansur. Sabay, de cuyo nacimiento Al-Mansur no tendrá noticia, se criará con las mujeres de su estirpe en Madinat al-Zahra, y con sus primeros pasos y su inteligencia alegrará la vejez de sus mayores en los tiempos turbulentos. Enamorada de Alvar, un próspero mozárabe, quedará pronto encinta, pero morirá cuando de a luz a Hawâ, fruto de su amor breve e intenso.
El califa cordobés es presentado como un hombre poderoso y fuerte, que considera su califato un designio de Alá, y que busca en Madinat al-Zahra la construcción de un símbolo de su magnificencia. Sin embargo, será un hombre incapaz de estar bien consigo mismo, y tras la muerte de su amantísima Zahra su vida estará llena de claroscuros y excesos violentos. Morirá tras conocer el sexo de su biznieta.
La favorita del califa es presentada como una mujer magnánima y comprensiva, que prestará su apoyo y amistad a Zayyân y gastará parte de su fortuna en obras pías. Cuando el califa, ignorando la finalidad de su constante búsqueda y de sus constantes anhelos, tenga accesos de melancolía, será ella en quien se refugie. La amante Abd al-Rahman morirá por unos dolores incurables y sin poderle dar heredero.
El que debería ser sucesor de Al-Hakam es presentado como hijo de Zayyân. Es decrito como un muchacho curioso y despierto, pero enfermo de asma desde la infancia, motivo por el cual permanecerá durante mucho tiempo oculto, para que la gente no tenga dudas sobre la sucesión al califato. Morirá como consecuencia del ataque de un pájaro exótico, como se mostraba en sueños de Zayyân y Lubná.
El califa es descrito como un hombre admirado y venerado por su pueblo, amantísimo de la cultura y de las artes, que intentará extender a todos los sectores de la población. De él nacerá el proyecto de Madinat al-Zahra, y querrá hacer de ella un monumento inmortal de belleza y sabiduría. Cuando asuma el gobierno, se convertirá en un hombre taciturno, y le será revelado por Nur el final de al-Zahra.
El último de los califas aparece, ya desde la infancia, como un ser mimado y sobreprotegido, incapaz de despegarse del regazo materno. También desde la infancia procede su temor hacia Al-Mansur, que se conservará hasta el final de sus días. Incapaz de gobernar, durante su califato, quedará recluido en palacio, disfrutando del juego, de los efebos, y de los amuletos y profecías que le preparan sus adivinos.
Del primer ministro se nos presenta una juventud brillante como alumno de Lubná, tiempo en el que ya planeaba su ascenso al gobierno. Protegido por Subh, su amante, ascenderá vertiginosamente en los asuntos de estado, pero más tarde la apartará. Su único amor será Subh, pero Al-Mansur tendrá miedo de que al amor lo convierta en un ser débil, por lo que renunciará a la felicidad. Su muerte le será vaticinada.
La «vascona» es descrita como una mujer soberbia, rodeada de lujos y boato, que quiere aprovechar el hecho de haberle dado un heredero a al-Hakam II, aunque esté dolida por no haber podido conseguir su amor. Al-Mansur, su amante, la rechazará después de lograr sus objetivos, por lo que sentirá terribles celos de Nur. Acabará enloquecida y encerrada, pero su cuerpo será providencial para la salvación de Nur.
Del heredero de Al-Mansur se narran su tremenda ambición y su soberbia desmedida, que le llevan a pasear por Madinat al-Zahra como si fuese el dueño. De trata de un ser violento, acostumbrado a los excesos y a las reyertas, pero que no tendrá la enorme fuerza de su padre. Nur le advertirá de su muerte, pero no querrá escucharla, y acabará agonizando justo cuando quiera asesinarla por equivocarse en sus predicciones.