El laberinto de la serpiente
Barcelona, Roca, 2005
Núria Masot nació en Palma de Mallorca en 1949. Procedente del mundo del periodismo y el teatro, actualmente se dedica a la pintura y la literatura en un pueblo del Empordà.
La sombra del templario (2004) El laberinto de la serpiente (2005) La llave de oro (2006) Las puertas del mal (2007)
En el año 1271, hechos turbulentos amenazan al poblado de la Fontsanta, y algunos de sus habitantes se muestran inquietos: a la aparición de un ermitaño enloquecido que predica contra el monasterio de Santa María de les Maleses, se suma la terrible muerte de la pequeña Ysel y de Hug de Castellar. Desde que Odón, el antiguo abad de Santa María, decidió acabar con los ritos que se celebraban en la Fontsanta en honor a Santa Iscla, cada vez que alguien intenta retomar el viejo culto, algunos de los «hijos de la santa» son asesinados. Se trata de los descendientes de aquellos habitantes que se entregaban al goce natural buscando la bendición de la santa en forma de fertilidad. Cincuenta años antes muchos de ellos ya fueron exterminados, pero ahora el abad Alamand pretende retomar la adoración de la reliquia de la Santa para acabar con la mala situación económica del monasterio. Ysel y Hug son las primeras víctimas, pero nadie sabe cuándo cesarán. Al mismo tiempo, en la fortaleza templaria de Miravet, unas obras provocan un derrumbe que deja al descubierto una estancia oculta: se trata del estudio donde Serpentarius trabajó antes de su misteriosa desaparición. Para investigar este descubrimiento, Dalmau acudirá a Tierra Santa en busca de Guillem de Montclar: debe regresar y ocupar el puesto que fue de su maestro Guils. Con sólo un pequeño triángulo dentado en el que se halla una misteriosa inscripción, Guillem iniciará las indagaciones sobre el maestro Serpentarius, pero deberá detener sus pesquisas porque el abad Alamand ha pedido ayuda al Temple para resolver los crímenes de la Fontsanta. Lo que ignora Guillem es que ambos misterios están relacionados: el instigador de los crímenes de la Fontsanta es Brocard, el maestro de novicios de santa María de les Maleses, monasterio construido por Serpentarius. El viejo templario llegó a levantar bajo Santa María otro templo invertido, logrando proezas arquitectónicas inverosímiles. Allí se encuentra también su cadáver y el de su ayudante, a los que Guillem les concederá el premio del silencio y el reposo, ocultando sus descubrimientos a la Orden.
Novela histórica
Orden del Temple (acontecimientos en Tierra Santa, leyendas ocultas, secretos custodiados –Serpentarius-, etc.) Brujería-Hechicería (predicciones de María de l´Os) Lo mágico-sobrenatural (Templo de Serpentarius) Leyenda de santa Iscla-Fontsanta Elemento fetiche (triángulos metálicos de Serpentarius) Viejos ritos paganos (lugares de poder, culto a la diosa madre, la Wouivre)
Tras la muerte de su maestro, Guillem huyó del dolor y de sus responsabilidades y se refugió durante cinco años en Tierra Santa, prestando su espada a la milicia templaria. Requerido por Dalmau, comprenderá que debe escoger el camino de su vida, y reemprenderá sus labores de espionaje. De nuevo, decidirá ocultar a sus superiores del Temple parte de los descubrimientos realizados en Santa María.
Muchacho huérfano educado en la encomienda de Miravet. Ebre debe acompañar a Folch y a Guillem en sus pesquisas en la Fontsanta, donde demuestra una agudeza y una perspicacia fuera de lo normal. Al principio será ninguneado por los dos templarios, e incluso despreciado por Guillem: Ebre remueve los recuerdos del de Montclar, que deberá asumir la responsabilidad de convertirse en maestro.
Sargento templario de la encomienda de Miravet. A pesar del mal inicio entre ambos, Folch pronto se ganará la confianza de Guillem, y más cuando el de Montclar sepa que el sargento es un espía retirado. El sargento formará parte de la comitiva destinada a resolver el misterio de Serpentarius y de los crímenes de Santa María, pero no querrá saber nada de lo descubierto: su fe es débil y no quiere que se tambalee.
El amigo y superior de Guillem acudirá hasta Tierra Santa para recuperarlo en las filas del espionaje. Tras el cansado viaje, permanecerá enfermo, y en su convalecencia dirigirá los pasos de Montclar, siempre racionándole la información del caso y logrando su exasperación. Al final de la misión, y escandalizado por los hechos, se conformará con los datos ofrecidos por Guillem.
Sobrenombre por el que era conocido Roger de Lot, maestro constructor de la orden del Temple. Pasó la última época de su vida en Miravet, donde pareció enloquecer. Tras un tiempo en el que la Orden espiaba sus actividades, desapareció del mundo: se afanaba, junto con su compañero, en acabar la construcción simétrica de Santa María, habiendo descubierto secretos arquitectónicos capaces de provocar que las piedras se deslizasen solas.
Partera, y curandera con fama de bruja. María, que ha permanecido toda su vida en la Fontsanta, es otra de las «hijas de la Santa», y tuvo premoniciones sobre los crueles hechos que acontecerían en el lugar. Harta de tantos misterios y silencio, María decide enfrentarse a la memoria para que los hechos no se repitan. En uno de sus sueños, María vio a Guils, y del mensaje de este resultará la salvación de Guillem.
Cantero, maestro constructor e «hijo de la Santa». Jofre, nieto del colaborador de Roger de Lot, ha vivido siempre en contacto con el monasterio de Santa María, arrastrando una existencia que no eligió y que lo convirtió en custodio de los secretos de Serpentarius. Los nuevos acontecimientos parecer darle nuevas fuerzas, y decidirá abandonar su vida de secretos y dedicarse a vivir sus últimos años con María.
Templario minusválido de la encomienda de Miravet. A pesar de su avanzada edad, frey Besón es un hombre despierto, de mente lúcida, que conoce todos los secretos del maestro Serpentarius, pero que dejará a Guillem recorrer su camino. Él cuidó a Ebre como a un hijo y, tras pasar toda la vida cuidando animales, querrá morir, cuando todo acabe, en el lugar donde estuvieron sus antiguos compañeros.
Prior de Santa María, preocupado por las nefastas cuentas del monasterio y las diatribas lanzadas por Zenón. El antiguo prior le confío la verdad sobre la responsabilidad del antiguo abad del monasterio en la desaparición del culto a Santa Iscla, confesión que atormenta a Guerau. El prior querrá desenmascarar a los culpables, pero a la vez mantener la inocencia del monasterio. Morirá en su querido claustro.
Limosnero de Sant Miquel de l´Espasa. Se trata de un hombre culto y refinado que, por un anónimo llegado a su monasterio, se verá envuelto en los sucesos de Santa María. Ponç ayudará a descubrir a los responsables de los delitos cometidos, pero, como Guerau, siempre intentando velar por la integridad e inocencia del monasterio. Serán las palabras de Ebre las que le hagan darse cuenta de su hipocresía.
Maestro de novicios de Santa María. A pesar de haber mantenido siempre una conducta inocente, Brocard se ha convertido en un hombre altanero y provocador que aprovecha su cercanía con el abad para sus propósitos. Hombre sibilino y fanático, es, como los anteriores maestros de novicios, el encargado de difundir las enseñanzas del los «servidores de la piedra». Morirá aplastado en un derrumbamiento del claustro.
Abad de Santa María de les Maleses que pretende restaurar el culto a Santa Iscla. A pesar de su beatífica sonrisa y de sus coqueteos con la gula, Alamand es un hombre soberbio recluido en sus oraciones y sus proyectos, que acaba delegando todos los asuntos en sus subalternos. Incapaz de velar por sus feligreses, permanecerá ajeno a los verdaderos problemas del monasterio, y será asesinado por Brocard.
Hijo de María y de Jofre. Para proteger su vida y que no fuera asesinado como «hijo dela Santa», María pacto su entrada en el monasterio de Santa María, pero fue acusado de matar al maestro de los novicios y encerrado. Brocard lo rescató para utilizarlo en sus fines, y Zenón aparece de nuevo en la Fontsanta convertido en un eremita enloquecido que tiene visiones de Santa Iscla y al que la gente toma por santo.
Secretario del prior de Santa María. Hug, de escasas dotes intelectuales, siempre fue menospreciado por su superior, mientras que los «Servidores de la Piedra» supieron halagar su vanidad para que colaborara con ellos. La precipitación de acontecimientos acabó con sus nervios, y decidió purgar sus maldades suicidándose, pero no sin antes dejar una nota que permitiera al prior conocer la identidad de los asesinos.
Novicio de Santa María y joven de la confianza de Brocard. Cuando sea interrogado, Pere se mostrará tranquilo y dócil, pero su relación de los hechos hará sospechar a Folch, que le tenderá una trampa. Acosado por el sargento, Pere parecerá enloquecer, y su mirada recordará la de Zenón. Convencido de estar luchando contra las fuerzas del mal, atacará a Folch, y morirá en el derrumbamiento de la cripta.