Máscara de los estudiantes del Colegio de San Pablo de Burgos y otros festejos por el preñado de la reina María Luisa de Saboya (Burgos, 1707).

 

Julio ALONSO ASENJO
Universitat de València

 

 

I. Estudio.

     El 3 de febrero de 1707 llega carta de la corte a Burgos, notificando el embarazo de la reina María Luisa de Saboya, primera esposa de Felipe V. El matrimonio se había ratificado el 3 noviembre de 1701 en Figueras.(1) No faltó a los esposos convivencia marital, ni enardecimiento ni fidelidad a Felipe V. Pero habían transcurrido más de 5 años desde las bodas hasta el embarazo a fines de 1706 que, según costumbre, se comunicó, tras tres faltas, a fines de enero de 1707.

      La falta de sucesión preocupaba a los vasallos de Su Majestad. Incontables esfuerzos desplegados para asegurar sucesión a Carlos II habían resultado infructuosos y el hecho tuvo repercusiones negativas especialmente en el ámbito político, con presiones para imponer la designación de un sucesor. La definitiva entrañaba la constitución de un bloque borbónico hegemónico en Europa, que no admitían varias potencias. Vino la guerra por falta de sucesión de un rey estéril, y el hecho amenazaba con repetirse, a pesar de las esperanzas que alentaba la gallardía del joven rey. El paso de los días aumentaba la preocupación y se multiplicaban «indecibles las oraciones y rogativas, comunes y particulares, secretas y públicas» (H, 2).

      Por eso, cuando sobrevino el embarazo, fue incontenible el júbilo, que estalló en festejos. De sus manifestaciones burgalesas ha quedado amplia memoria en Relaciones que señalo en la Bibliografía: con E la de los Estudios Generales de San Pablo de los Dominicos,(2) con P la de la parroquia y barrio de San Pedro y con H la de las Huelgas, recogidas en un volumen facticio titulado Triunfos de Felipe V,(3) cuyo contenido en buena parte expone Alenda y Mira, sin indicar la biblioteca de custodia, que es la Nacional de Madrid, aunque es probable que haya ejemplares de sus documentos en otras, particularmente en Burgos.(4) Dicho esto, cumplo uno de mis objetivos: señalar la situación de estos impresos, como ayuda a los estudiosos de manifestaciones parateatrales.

      El segundo (objetivo) es comentar la Máscara ejecutada por los estudiantes de ese Colegio de San Pablo en el marco de los festejos de la ciudad por el evento, y contrastarla con los espectáculos de los festejos relacionados de las otras dos instituciones en la misma ocasión. La máscara estudiantil habrá igualmente de compararse con la que ejecutó el mismo Colegio / Universidad 3 años después (Alonso Asenjo, 2002).

 

           Festejos burgaleses.

      La fuerza de la costumbre rigió los festejos. Pero dejaba margen de maniobra a cada institución implicada. Lo ilustra el romance de obertura de E, al tiempo que muestra su objetivo de encuadrar la máscara de la Escuela Tomista en el conjunto de festejos de la ciudad.(5) Por varios procedimientos, siempre en el marco de la tradicional Relación impresa,(6) se nos informa de los actos celebrados por otras instituciones o de su implicación en ellos. P destaca que la segunda ejecución de su mojiganga callejera «pasó al compás del por antonomasia Real y monástico Convento de las Huelgas, donde fue tan bien vista como admirada» (P, 46r). Y añade que «salió a ver la fiesta [pirotécnica] el administrador del hospital que llaman del Emperador» (ib.) u Hospital del Rey que, convertido en sede de la Universidad de Burgos, ampara este Congreso. H alude al Recibimiento que allí se tributó a la reina en 1706, cuando tuvo que huir de Madrid.

      Con toda brevedad y siguiendo el calendario y los documentos conocidos, repaso los festejos a la noticia del preñado real, llegada el 3 de febrero. Ese mismo día, el Cabildo municipal aprueba el plan festivo ciudadano: «en el mismo día tres / esta ciudad cuerda acuerda / en la trinidad hacer / con unidad muchas fiestas» (E, 27v – modernizo grafías y puntuación). Entiendo «trinidad», como ‘durante tres días’. Hubo luminarias, exposición del Santísimo en la catedral, un acto solemne de clero y nobleza en el mismo templo, volteo de campanas en la noche, procesión general, solemne misa y Te Deum. Y hubo regocijos populares: bailes o «mudanzas». El Colegio de S. Pablo protagonizó dos rosarios cantados por calles y plazas: «…y en sus cadencias / por las cuentas publicaron / la noticia de más cuenta» (E, 27v).

      Por la noche, no sabemos de qué día, se hizo una máscara (mascarada o encamisada): desfile y evoluciones de un escuadrón de doce caballos enjaezados,

 «cuando formando un paseo / de rozagantes parejas, / mostraron las confusiones / el orden de sus empresas. (…) Todo Burgos era Troya, / pero con la diferencia / que ella era Troya de trajes, y aquélla fue de tragedias» (E, 28r).

   Era éste un festejo que la juventud seglar ofrecía a la ciudadanía, como lo había de hacer en 1710 en Burgos y se había hecho antes o se haría después en otros lugares.(7) El espectáculo no exigía gran preparación. Por ello, es posible que, poco después del triduo festivo, fuera la primera de las manifestaciones parateatrales.

      Otra noche (tampoco sabemos de qué día) se ejecutó la «máscara» de la juventud estudiantil: la de San Pablo, que se comentará más abajo. Este espectáculo era bastante más complejo que el de la juventud seglar, pues constaba de mojiganga callejera, carro triunfal y loa o representación teatral desde el carro. Sería, por tanto, no menos de una semana después de la fausta noticia del preñado y, posiblemente, antes del lunes, 14 de febrero, cuando la Parroquia de S. Pedro presenta sus «Parejas de mojiganga» (P, 42ss).

 

           Festejo en el barrio y parroquia de San Pedro     

      Fueron 15 esas parejas, que «salieron vistosas para la ciudad, a pasear todas sus calles» (P, 42r). Abría la marcha una comparsa de pastores, recitando un mote. Seguían las habituales y más raras parejas de mojiganga, o individuos. Hubo fariseos, moros, viudas y dos alcaldes a lo bobo (alcaldes villanos), que no pueden faltar en estas fiestas;(8) un hombre concha; médicos (figuras también inexcusables); negros (igualmente habituales en esto, con motes en língua de preto); muchachos con orinales, en explícita referencia escatológica; franceses, de peregrinos; inevitables astrólogos que disputaban sobre si «el concepto» hecho por el rey a su semejanza era hembra o varón. Parece recogido de los figurantes del diálogo del Colegio de S. Pablo, que también discuten sobre el sexo de lo nascituro. Cierran el tropel un diablo («para verificar el adagio de que no hay fiesta sin cachidiablo» -- P, 45r) y un grupo de danza compuesta de hombres y mujeres «profesos en el hábito de destripar terrones» (ib.). En correspondencia con la cabeza, iba a la zaga otra comparsa de niños vestidos a la morisca, y cierre con fusileros y vítores. Fue una «mojiganga tan celebrada como bien ejecutada y digna de mayor ponderación, pues nunca la pluma puede imitar lo que logró la vista» (P, 45v). Acabó «al caer la tarde, [cuando] se desaparecieron las figuras y, deshecho el aparato, descartando el fingimiento, todos quedaron cuerdos» (P, 46r), con remisión a sus orígenes en carnaval, días de locura. Causó tanto gusto que «era preciso repetirla» (ib.), y se hizo al día siguiente. Parroquia y barrio, sitos extramuros, imitaron los festejos del centro urbano: duraron también tres días.

      Con esta descripción he querido ofrecer datos a los estudiosos de este género parateatral. Se necesita también para poder comparar esta máscara con la de los estudiantes y catar el delicioso, regocijante y barroco estilo de la prosa de la Relación, concorde con el festejo. Algazara demostraban también casi todos lo motes.

 

           Festejo en las Huelgas.

      Los organizadores del festejo de las Huelgas, «singular en la lealtad, afecto y veneración a sus Reyes» (H, 1), se tomaron su tiempo para preparar un espectáculo grandioso y dieron la campanada al mes exacto de la llegada de la noticia, precedida de varias demostraciones de piedad. El acto del 3 de marzo, empezó a las 15 horas y terminó noche cerrada. El formato mismo de la Relación es fiel reflejo de la ambición del espectáculo, auténtico libro, con portada donde consta el nombre del mecenas, aunque no del autor, un fraile bernardo, oculto en las iniciales de su nombre, «numen sin igual», para extraordinarias fiestas: «a fe que no se han visto otras fiestas como éstas», que «bien es que voz tan elocuente cuente»: «un real convento publica su afecto leal» (poemas preliminares). Hasta la pág. 76, sólo presenta la máscara seria. Concluido este gran espectáculo, dedicará apenas 7 a la «yocosa». Esquema de joco seria que responde al uso contemporáneo (Bolaños – De los Reyes, XLIIs). Pero responde también a la ideología del autor, que lo dedica al engrandecimiento de la nueva dinastía, que entronca en la historia de España.

      Alenda enumera las lucidas parejas. Así se llaman, aunque en realidad son 9 tríadas ecuestres precedida de un palafrenero, figuras móviles de emblema con motes en escudo. Una nota cómica entre tanto empaque da el del palafrenero de la antigua Cantabria, donde se lee:

 «Si erreña preñada estás [‘Si la reina está preñada’,]
y hete alumbras Joan Gaycoa: [por Jaungoikoa: ‘Dios alumbra’]
echas brindes con ardoa [‘hala, a brindar con vino’]».

      El escenario fue suntuoso. En el atrio o compás interior del Monasterio, ante la Puerta Real, normalmente tapiada, abierta y adornada para la ocasión, se levantaba un dosel de brocado con el retrato de SS. MM. En la red alta o parte superior del estrado, estaban la abadesa y comunidad, tras menuda celosía. El patio o compás ante la puerta, a rebosar de gente de todos los estados. Hacia allá, precedido de trompeta y portaestandarte, rodaba un carro triunfal con recién pintados emblemas («empresas y motes»), figuras de las Huelgas y S. Bernardo, de una tormenta con rayos y centellas para dispersión de la liga herética, opuesta a las de Luis XIV y Felipe V; todas con su mote latino bíblico (salvo uno) y glosa en dos quintillas u octavas. En (la testera de) el carro, en su solio, tríada de damas (Huelgas, Religión, Lealtad) y, a sus pies, una mujer representando a la Herejía, de negro y con cadena al cuello, por divisa una hidra entre dos leopardos y armas de Inglaterra. También en el carro, músicos tocando. Detrás, como prisioneros, Aragón, Portugal, Reino de Valencia y Principado de Cataluña. El carro quedó bajo el arco que está frente a la Puerta Real. A la zaga, entrando por el arco mayor, las parejas referidas, que dieron a todo el compás un majestuoso paseo y se estacionaron al lado derecho.

      En el acto solemne, los componentes de las parejas eran emblemas vivientes con motes en escudos y la glosa en forma de logrados y variados poemas («memoriales») que recitaban, resaltados por la música. Sorprendentes, por inesperados, los cuatro últimos memoriales: los de los cuatro reinos cautivos, tras rendir su espada ante el dosel, porque rendidos al desengaño. Finalmente, tras toque de clarín, las damas del carro proclaman sus fes. Y, en paralelismo con los reinos desleales, la Herejía entona su mea culpa. Resuena el clarín, atruenan ovaciones y, envueltas en trueno de oro rubendariano, las parejas, tras «vistosa y majestuosa vuelta» al compás, hecha reverencia al dosel, salen por el arco mayor.(9)

      Tras tanta solemnidad y fasto, como concesión a un esquema fijo, la máscara jocosa, para «diversión y yocosa a lo serio de las parejas, y aquí [en la Relación] se pone para el proprio [mismo] fin» (H, 76). No informa Alenda de esta «brutesca máscara» con carro, parodia del enemigo. De guía va un personaje ridículo, alavés caballero en un asno, con mote en vizcaíno, como su perorata. A su fin, lee memoriales, referidos a las parejas salvajinas que le seguían. Y, conforme iba leyendo el memorial de cada una, ésta «iba entrando por un lado del atrio y saliendo por otro» (H, 77). Las parejas fueron: doblete de asnos; grandes castrones muy caballeros; entre caballeros e hidalgos, dos descomunales lobos; leones, osos colmeneros, monas, zorras, leopardos, papagayos, águilas, desaforados dogos y un par de formidables gatazos. Después:

 

«Seguíase a la bestial máscara o mojiganga yocosa [sic] en un carro triunfal a su moda [sic], un órgano cuyos caños se componían de la alternada variedad de perros y gatos, música propia de estas parejas bestiales y digna de hacerse a los enemigos de nuestros augustos queridos monarcas. Tocaba el órgano un sacristán. (…). El mote que cantaba (…) era éste: "En Londres, Haya y Viena / cuando el parto llegue allá / esta música se oirá"» (H, 83s).

       Y este fue el fin de tan «festiva demostración» (ib. 84), que cerraron cohetes y luminarias. Otro día se corrieron novillos.

      El mensaje del acto, más allá de la celebración jubilosa de un embarazo real, es la exaltación de la católica dinastía entronizada que, con barroca hipertrofia de medios, se impone a todos los canales receptivos del público, para asombrarlo, abrumarlo y vencerlo.

 
            La máscara de los estudiantes del Colegio de San Pablo.

 «La curiosidad sedienta / emplazó para otra noche / al gusto la docta Escuela / de Tomás, que contendió / en dar gusto sin contienda. / Una máscara dispuso / de varios trajes y a expensas / de los que en sus Generales / cursan liberales Letras. / Dispúsose por la noche, / y al día se reitera, / que gustan aun repetidas / las invenciones discretas. / A los trajes le siguieron / motes, loa y, en cadencias / armónicas, varias coplas, / que más el asunto expresan» (E, 28).

      Así la presenta el romance de relación, que concluye diciendo que la expone «porque pueda el buen gusto / y porque el discreto pueda / divertirse un rato» (E, 28v; pero omitiré ulteriores referencias).

      La máscara constaba de:

      1. Desfile de parejas (en el romance, «motes»): son 23, cuya indumentaria y atrezzo se describen, con transcripción de su estribillo (abb). Parejas son Fama y Paz; salvajes «vestidos de yedra con sus mazas al hombro»; el Tiempo «con dos muletas, entrapadas las piernas, barba larga y cana, casquete de cuero en la cabeza, librea verde desgarrada» y el Acaso con anteojos puestos, «alas a las espaldas, librea a trechos negra y a trechos blanca, con un escudo en la mano». Otras parejas son de peregrinos, emperadores; damas que representan a Asia y América, a África y a Europa; Mundo y Cielo; dos vestidos a lo turco; boticarios, cirujanos, sastres, zapateros y negros. Posteriores van asturianos, marineros (por antonomasia, vascos), con mote también hoy bogante, si no boyante:

 Del todo calmando el mar,
según las dichas que topa,
hoy va España viento en popa» (el remedo es nuestro).(10)

      Después, sacristanes, cardenales; amas de criar «a medio descubrir los pechos»; enanos, que son huéspedes fijos de mojigangas, posada de seres ridículos. En cola, dueñas y amazonas «con pecho izquierdo descubierto y levantado, vestidas a lo saboyano», que lo era la reina. Mucha ama- y mama al vent, como en carne-vale, cuando tutto vale.

      2. Carro triunfal, ocupadas sus mansiones por dos astrólogos, dos médicos, dos comadres, más tres músicos que, previa salva, cantaron una letra. Destaca el aspecto externo de los actores: astrólogos con «anteojos grandes sin lunas, compases y esferas en las manos, barbas crecidas entrecanas, cofias en las cabezas, vestidos lo más ridículo que se pueda». Médicos «también con anteojos, guantes y maniquetas, libros en las manos derechas, orinales en las izquierdas, peras y bigotes a la española, capas negras largas y de golilla». Las comadres, «de labradoras, tocados blancos, bordados de seda negra, delanteros blancos, desnudos los brazos derechos y ensangrentados».

      3. Letra, con introducción y coplas.

      4. Diálogo interlocutorio (o «loa») entre las seis figuras del carro, que se expresan en un romance de 212 versos. Tema insoslayable del diálogo es el real preñado, festivamente tratado. Ante todo, absurdos razonamientos sobre los síntomas del embarazo, cuando el diagnóstico era inconcuso por real realidad. Ridícula la discusión central de los personajes sobre el sexo (¿género?) del feto: si «será hijo o hija» (v. 8). Cada personaje basará su razón en ciencia, profesión o experiencia, y aun en creencias. Son argumentos risibles y dan en el clavo por casualidad (lo sabemos nosotros; aunque entonces ni autor, ni actores, ni público); mejor, por halago a los monarcas, deseo de corresponder a las necesidades del reino (sucesión) y manifiesto manifiesto de los tradicionales prejuicios de preeminencia de lo masculino: personas tan excelsas tienen que haber engendrado varón. Sólo en un momento el "Astrólogo 2", para avivar la polémica, expone que su «cholla imagina / que entró en la casa del Sol / doña Diana con caída, / y que es hija lo que trae / nuestra reina». «¡Qué mentira!», le redarguye a partir de otras especulaciones el "Astrólogo 1". ¡Sólo faltaba que entre tanto contratiempo de la monarquía,(11) al fin saliera hija! Busca así el autor crear tensión o pique entre los miembros de alguna pareja u oponer pareja a pareja. Nada se pierde, dicen los médicos, si los astrólogos carecen de instrumentos para asegurar el conocimiento del sexo de lo nascituro: la medicina podrá suplirlo sin menoscabo. Lo harán incluso la misma «experiencia» u «observancia» nuestras, aseverarán las comadres.

      El valor de la representación reside, como lo exige el género de la mojiganga, aparte de en la actuación de los actores, no en la calidad literaria, sino en el retrato ridículo y aún grotesco de los personajes, que se logra mediante su caracterización, por referencias al vano ejercicio de profesiones engañosas o de éxito incierto, o por prona ignorancia de comadronas, para quienes será hijo o infante, si la mujer (como será el caso de la reina) «carga al lado diestro»; o, criterio infalible, si la mujer no siente «mucha fatiga», particularmente válido en el caso: pues «ha de aliviar a la reina / lo que a toda España alivia». Puras conjeturas son para "Médico 1", aunque reconoce que no es menor una que él da por válida: «de la Majestad divina / lo debemos esperar, / pues cuando obra maravillas / son para gustos cabales, / son para dichas cumplidas».

      Pero, si el autor hace alarde de estilo en el romance de relación, con notables muestras de agudeza e ingenio, en la «loa» el discurso y los versos corren con facilidad, adaptándose a los interlocutores. Las comadres recitan pocos en réplicas brevísimas. Los médicos se retratan por sus autoridades (Avicena o Galeno), en algún caso citados en latín («in sanguinis suspensione / foetus generatur» (aforismo de Galeno), o por sus prácticas: «bastará la Medicina / a probar con evidencias / por la sangre, por la orina, / por la cámara y los pulsos». O las astravagantes consideraciones de unos magos, que confiesan: «esta noche hemos de echar / a rodar las fantasías», y que en todo se contradicen sino en el veredicto anhelado: será niño, hijo, varón.

      La máscara estudiantil de 1707, comparada con la que la misma institución ejecutó en 1710, es más novedosa en personajes. Lo es también frente a las otras de ese año en Burgos, aunque es menos rica que la de las Huelgas, especialmente sumadas ambas. Se diría que la representación de 1710 tomó del empaque de la máscara seria de las Huelgas. Además, tanto en el desfile de parejas como en la representación, vistió las galas más propias (aunque no exclusivas, pues las comparte con las Huelgas): el alarde de cultura clásica. El carro de San Pablo fue posiblemente el mismo en 1710, sin particularidades notables; alejado, pues, de los logros pictóricos e ideológicos del de las Huelgas, que lucía flam(e)antes emblemas.

      Lo que tiene de específico la máscara del colegio es el Diálogo o mojiganga teatral sobre carro. La Parroquia no presenta carro ni representación. Las Huelgas ofrecen fasto y oropeles, altisonante oratoria, tonantes sones. San Pablo, un acto teatral con actores que encarnan a un personaje, representándolo en sus acciones, movimientos, ademanes, ideas. Como en 1710, se trata de un auténtico espectáculo dramático. Pero si el de 1710 era, a tenor de las circunstancias, épico-heroico, éste será burlesco, por y para regocijo general: es la sim-patía que pide la familia real, símbolo de la nación. El pueblo y la Iglesia, a la que pertenece la institución docente promotora del acto, se alegran con la monarquía, en la que ven al defensor fidei (religión, tradición y privilegios), se supone que contra la herejía, que nadie iba a promover, y mucho menos un Habsburgo vienés. Pero, horros de inquietudes forales, habían de apoyar al monarca legítimo, garante par (o impar) de la unión de trono y altar.

 

                              Bibliografía

      ALENDA Y MIRA, G., Relaciones de solemnidades y fiestas públicas de España. Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1903.
      ALONSO ASENJO, J., "Alcides alegórico: Máscara o mojiganga estudiantil por el triunfo de Felipe V en Villaviciosa (1710)": Scriptura, 17, 2002, 7-32. Texto íntegro en: http://parnaseo.uv.es/Ars/teatresco/textos/textos.htm
      ANÓNIMO [«afecto, y especial devoto del Santo»], Expressión del festejo, que la Parroquia, y Barrio de San Pedro, extramuros de la Ciudad de Burgos, hizo a la feliz noticia del Preñado de la Reyna nuestra señora Doña María Luisa Gabriela Emanuel de Saboya, en sagrados cultos, fuegos y yocosos trajes. S. l. [Burgos], 1707, s. i., s. f., 4º, 8 hojas (1 h. de portada, una plana de dedicatoria). [ = P: Alenda, nº 1647]
      B. A., Rev. P. Mº Fray --, de la Orden de San Bernardo, Real Festiua Aclamación, executada en el Real, y Magnífico Monasterio de las Huelgas, cerca de Burgos, del Orden del Melifluo Padre San Bernardo, al anuncio alegre del Preñado feliz de la Reyna nuestra señora Doña María Luisa Gabriela Emanuel de Saboya, digna esposa de nuestro Sereníssimo, y Cathólico Monarca Don Filipo Quinto (que Dios guarde), S. l. [Burgos]. s. a. [1707], s. i., 6 h. preliminares + 84 pp. [ = H: Alenda, nº 1646]]
      BOLAÑOS, P. – M. DE LOS REYES, eds., Aplauso real, aclamación afectuosa y obsequio reverente, que en lucido Festejo de Máscara Joco seria consagraron los Escolásticos alumnos del Colegio Mayor de Sto. Thomás de Aquino, del Orden de Predicadores, de la […] ciudad de Sevilla, en el día dos de mayo de este año de 1742. Sevilla, Universidad, 1993.
      SAMANIEGO Y ONTIVEROS, B., Breve Relación, que como en compendio se ven las festivas demonstraciones, con que en parabienes festivos solemniçó la muy Noble Cabeça de Castilla, Burgos, las alegres, y felizes, nuevas del deseado preñado de Nuestra Reyna, y Señora Doña María Luisa Gabriela Emanuel de Saboya, acreditando su amante zelo, y lealtad zelosa. Burgos, s. a. [1707], s. i., s. f., 4º, 12 hojas sin numerar, donde se contiene (tras la portada, dedicatoria, poemas laudatorios y el romance relatorio de los festejos, la): Máscara que dispuso la florida juventud de la Thomista Escuela de los Estudios generales de San Pablo de Burgos, en ostentación plausible de las alegres nuevas de estar nuestra Reyna en cinta, acreditando su amor, y lealtad inviolable, fol. 29r-36. [ =E: Alenda, nº 1648]
      TRIUNFOS DE FELIPE V: BN sign. 2 / 50659. docs. 3, 6. 26.

 

II. Texto del «Diálogo interlocutorio».

 «Acabada la Letra, se sigue el Diálogo Interlocutorio, que se compondrá de las figuras siguientes.

Figuras que hablan en él:

Dos astrólogos. Dos médicos. Dos comadres.

 

ASTRÓLOGO 1

Ya que en astrologizar
nuestras vidas se ejercitan,
mezclando en una verdad
cuatrocientas mil mentiras;
y ya que de estar preñada
la Reina hay ciertas noticias,
señor Astrónguilo, hablemos
sobre si será hijo o hija.

 

ASTRÓLOGO 2

Vaya y sea por los Cielos,
que tocando en la divina
María Luisa, lo terreno
es corta pauta a las líneas. 

 

ASTRÓLOGO 1

Si acaso le hicieren falta
para tirar las medidas
geométricos instrumentos,
aquí hay compás; no se aflija.

ASTRÓLOGO 2

Pues ¿juzga usted que no tengo
para mis astrologías
mapas, esferas, compases,
cilindros y otras cosillas
de astrolabios y de reglas?
¡Muy bueno, por vida mía,
que a un astrólogo faltasen
todas estas bujerías!

 

MÉDICO 1

Y, si acaso no bastaren,
bastará la Medicina
a probar con evidencias
por la sangre, por la orina,
por la cámara y los pulsos.

 

MÉDICO 2

Y en buena filosofía,
aforismos de Galeno
probarán que en María Luisa
son las faltas para España
sobras de mucha alegría.

 

COMADRE 1

Y aquí estamos las comadres,
que ya esperamos el día
en que pára nuestra Reina,
para ganar las albricias
de haber parido un infante
que sea de España dicha.

 

ASTRÓLOGO 1

Echemos por esos cielos.

 

ASTRÓLOGO 2

Aunque echemos tan arriba,
esta noche hemos de echar
a rodar las fantasías.

 

ASTRÓLOGO 1

Diga usted: ¿el dar el Sol
de cuadrado a doña Cintia
no indica muy claramente
estar nuestra reina en cinta?

 

ASTRÓLOGO 2

Es claro; pues estar llena
manifiestamente indica
que, siendo luna la Reina,
tiene llena la barriga.

MÉDICO 1

Y cuando aqueso no fuera,
las tres faltas lo acreditan.

MÉDICO 2

Todo el protomedicato
ciertamente lo atestigua,
y Galeno juntamente
en su Aforismo publica
que in sanguinis suspensione
foetus generatur
.

 

ASTRÓLOGO 1

Diga

¿por qué regla lo conoce?

MÉDICO 1

Porque la regla más fija
es el que falte la regla,
aunque sobre la medida.

 

COMADRE 1

Eso las comadres saben
el que es verdad, como hay viñas.

ASTRÓLOGO 1

Asentando en el preñado,
diga, Astrólogo, ¿si mira
de Trino el Planeta cuarto
a la luna pronostica
de lo concebido el sexo?

ASTRÓLOGO 2

Sí, mas mi cholla imagina
que entró en la casa del Sol
doña Diana con caída,
y que es hija lo que trae
nuestra Reina.

 

 ASTRÓLOGO 1

¡Qué mentira!
¿No ve que aqueso no fuera
estar cabal la medida,
ni tener España el lleno
de las que la alientan dichas?

MÉDICO 1

Que es hijo lo que la Reina
en su vientre deposita
es cierto.

 

ASTRÓLOGO 1

¿De qué lo sabe?

 

MÉDICO 1

De que en buena Medicina,
el vigor en la mujer
varón, no mujer, anima.

MÉDICO 2

Y de que dice Avicena
que, si en la fisiognomía
no hay manto, es cierto es varón.
Y en la gran María Luisa,
a fuer de sol, no cabrá
sombra que su luz impida.

 

COMADRE 1

Esta es experiencia nuestra.

 

COMADRE 2

Esa es observancia mía
por los efectos que he visto.

 

ASTRÓLOGO 1

Pues, pasando más arriba,
verse en exaltación Venus
mirando a Marte propicia,
¿no indica que de Filipo,
que es Marte en la valentía,
y de la Reina, que es Venus
en beldad y en bizarría,
ha de nacer un Cupido?

 

ASTRÓLOGO 2

Así me lo persuadía,
aunque Venus es errante
estrella.

 

ASTRÓLOGO 1

La Reina es fija;
y es clara la consecuencia
de estas tan ciertas premisas.

MÉDICO 1

Certifica esta verdad
lo encendido de la orina,
que es el signum sanitatis;
y no sería cumplida
la salud de nuestra España,
si acaso naciese niña.

MÉDICO 2

Y en los vómitos y náuxias [sic],
bascas, dolores de tripas
señala que trae varón.

 

ASTRÓLOGO 1

Miente, pese a su golilla,
en cuanto a aquesos achaques,
que las Personas Divinas
de achaques están exentas.

MÉDICO 2

Sí, mas de ellos no se libra
la que nació a ser mujer.

 

ASTRÓLOGO 1

Bien está. Y. si Marte aspira
a la exaltación del Sol,
siendo la influencia nimia,
¿sentirá el feto el ardor?

 

ASTRÓLOGO 2

En la común pasaría;
no en concepción especial.
Y, siendo tan peregrina
la de la Reina, que es sol,
se verá España lucida
con el Lucero que aguarda.

MÉDICO 1

¡Ojalá Dios lo permita
y que diga la experiencia
aun más que la Medicina!

COMADRE 1

El que trae hijo es muy claro.

MÉDICO 1

En qué lo conoce diga.

 

COMADRE 1

En que si la mujer carga
cuando se ve que está encinta
al lado diestro, es señal
de que trae hijo, no hija.

 

COMADRE 1

Y en que, si estando preñada
no siente mucha fatiga,
y ha de aliviar a la Reina
lo que a toda España alivia.

MÉDICO 1

Aunque conjeturas son
de la majestad Divina
lo debemos esperar,
pues cuando obra maravillas
son para gustos cabales,
son para dichas cumplidas.

 

ASTRÓLOGO 1

Mercurio, planeta que
prudencia y sabiduría
indica, estando en el cuspis
de Júpiter, que domina
al astérico vigor
sobre el primer auge, indicia
sabiduría y prudencia
del Infante en profecía
para gobernar un mundo.

 

ASTRÓLOGO 2

Sí, mas me melancoliza
ver de Saturno el aspecto
con tan gran hipocondría,
pronóstico de infortunios.

 

ASTRÓLOGO 1

Eso fue antes, que veía
las agonías de España,
llegando el cielo a sentirlas:
mas ya está de otro semblante
toda esta gran Monarquía.

MÉDICO 1

Eso es porque halló en Filipo
su remedio y medicina,
ahuyentando de su centro
a las huestes enemigas
de herejes y portugueses
(harto bien infame Liga).

 

ASTRÓLOGO 1

Pues, ya que todos los astros,
signos, planetas envían
tan felices sus influjos
para el Infante, que animan
con que ya respira España,
con que esta ciudad respira
de los ahogos pasados
a mayores alegrías,
en vítores todo acabe,
porque triunfe, porque viva
el grande Filipo Quinto
y doña María Luisa
Gabriela, nuestra señora,
Reina nuestra esclarecida,
y porque viva también
la cabeza de Castilla.

 

TODOS

Pues digan: Filipo Quinto viva
y nuestra Reina viva

MÉDICO 1

Vivan, triunfen, den a España
con la sucesión las dichas.

TODOS

Vivan, vivan, vivan, vivan.

 

ASTRÓLOGO 1

Viva Burgos que es cabeza
en quien el talento brilla
de su gran Corregidor.

TODOS

Viva, viva, viva, viva.

ASTRÓLOGO 2

Viva su Nobleza y Plebe
que, en lucidas inventivas
muestran su gran regocijo
con las alegres noticias
del preñado de la Reina.

TODOS

Vivan, vivan, vivan, vivan.

MÉDICO 1

Viva, y viva nuestra escuela,
que en su júbilos publica
de discípulos afectos
de sus maestros la doctrina.

TODOS

Viva, viva, viva, viva.