Alcides alegórico: Máscara o mojiganga estudiantil por el triunfo de Felipe V
en Villaviciosa (1710).*
Julio ALONSO ASENJO
Universitat de València
I.
ESTUDIO.
Supe del Alcides alegórico por el ejemplar
conservado en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid [RAH]
en un volumen facticio, sin título, de la Colección Ajofrín.[1] F. Aguilar Piñal pone un signo de interrogación
después de 1711 como fecha de impresión del texto. Y hace bien, pues no sería
el primer caso en que una Relación como ésta se publicara impresa antes de
la "ejecución" (término técnico en la época) de la máscara, cuya
preparación requería más tiempo que otros festejos.[2] Lo normal es que se publicara al poco de la
celebración, que ocurrió en diciembre de 1710[3] y, por tanto, inmediatamente después de la victoria
que se celebraba. Era generalizado el deseo de los organizadores de dar noticia
de festejos especialmente pensados para celebrar acontecimientos vinculados a
la familia real, a la iglesia o a ambas,[4] auténticos actos de propaganda político-religiosa;
también lo era el de los posibles receptores, que censuraban la tardanza en la
publicación[5] y el de los
libreros o editores, que tanto más seguro tenían el éxito de las ventas y
expectación de ganancias cuanto más próxima estaba la publicación a la
experiencia o noticia de la celebración. Así que, o a fines de diciembre, o muy
a principios de 1711 debió de salir en Burgos de la imprenta de Juan de Biar o
Viar.[6]
El Alcides alegórico, Máscara con Carro
triunfal y Representación, "Idea"
ejecutada por los estudiantes del Colegio Mayor de San Pablo, se enmarca en un
conjunto de festejos ciudadanos para celebrar la victoria de las armas de
Felipe V en Villaviciosa de Tajuña, el 10 de diciembre de 1710, al día siguiente
de la batalla de Brihuega y al lado de esta localidad. Estas dos victorias,[7] junto con el abandono de la causa austracista por
ingleses y holandeses en 1711, permitió a Felipe de Anjou reinar en España, y a
sus súbditos de la Corona de Castilla y Reino de Navarra expresar su
satisfacción, libres de un pretendiente inútil e impopular[8]. (Al contrario sucedió, como es sabido, a los
valencianos, implicados en la contienda del lado del Archiduque, que sufrieron
las consecuencias de la victoria del Borbón en Almansa, 1707, y, más aún a los
catalanes, que, incluso sin esperanza de ayuda, ofrecieron una heroica
resistencia a Felipe V hasta el 11 de setiembre de 1714, para evitar lo
inevitable.) De tales festejos, bastante más sobrios que los que habían tenido lugar
en la celebración del preñado de la reina del primogénito de Felipe V en 1707,
nos informa sucintamente el impreso mencionado, pliego de 6 hojas, 4º, redonda,
paginado, texto dispuesto a dos columnas, excepto la Portada y un Soneto
(centrado en página 4), que se ofrece modernizado en puntuación y grafías. En
la portada, enmarcados por una sencilla orla, tenemos el título (con tipos de
tamaño decreciente), referencia a las circunstancias del festejo y texto, al
autor, y pie de imprenta, como sigue:
"Alcides alegórico. Idea con que celebró la
Escuela de Estudiantes del Colegio de San Pablo de esta ciudad de Burgos la
feliz victoria que consiguieron las Armas de nuestro glorioso Monarca Don
Felipe V el Animoso (que Dios guarde) de las Armas de los Aliados en los campos
de Villaviciosa, en el día diez de Diciembre de el año de mil setecientos y
diez.
Escribiole Don
Francisco Antonio de Castro, Caballero del Orden de Alcántara, Gentilhombre de
la Boca de su Majestad. [Al fin] Impreso en Burgos. En la imprenta de Juan de
Biar."
El resto del pliego
ofrece estos contenidos:
1. ROMANCE con que se dedica a Su Majestad este
corto obsequio y se expresan los demás que se ejecutaron a tan glorioso triunfo,
que empieza: «Glorioso español Alcides».[9]
2. SONETO:
«Que Alcides copie el ánimo constante».
3. Máscara
de Parejas, I-XXXI.
4. Carro
triunfal, que cerró la Máscara de Parejas. Descripción y letras.
5. RepresentaciÓN
para el Carro triunfal.[10]
La organización de los elementos es clara y
lógica. Primero se ofrece el marco de los festejos ciudadanos en que, tras el
Soneto como pieza de transición, se incluye la descripción y textos de los
espectáculos ofrecidos por el Colegio de San Pablo, que consta de las tres
partes señaladas (3-5). La unidad del conjunto queda bien trabada por la común
circunstancia de los hechos aludidos, por el estilo barroco culterano y tono
grandilocuente y por la interrelación de los elementos. El Soneto enlaza con el
Carro triunfal y con la Representación sobre el mismo, por la idea que lo preside
(fama y aclamaciones de Felipe V como auténtico Alcides, del que el mítico es
eco o reflejo); por la presencia destacada de la Orden de Predicadores en cada
parte y en el conjunto: en el sermón de la Relación; en la mojiganga callejera
que partiría de su Colegio y allá volvería; en el carro —presencia de la
Religión, que lleva en la mano la cruz blanca y negra de la Orden de
Predicadores; y en la representación: Religión y Mercurio, quien dice:
"...en el alusivo objeto / de este culto, de la Escuela / sabiamente
represento la Académica Asamblea / en Literario Congreso, / en que DOMINGO,
ilustrando / sombra de ignorantes velos, / supo mejorar en BURGOS / los
Atenienses Liceos, / a cuyo fin de Minerva / sacra apadrinado vengo" (vv.
104-114).
Tanto la Relación propiamente dicha (un
romance octosilábico) del conjunto de los festejos, como los textos de la
Máscara, Carro y Representación son de D. Francisco Antonio de Castro y a él se
atribuyen.[11] En realidad, el resumen de los festejos está en
función de la publicación de la Idea,
para darle sentido. También para que la Orden de Predicadores pudiera expresar
su lealtad al Borbón, y a la ortodoxia católica, para cuya defensa la fundó
Domingo de Guzmán y en lo que siempre destacó. Siempre la ideología o causa religiosa
(o «factor Dios», que diría José Saramago) resultó útil para la propaganda
política o justificación de guerras.
La "Escuela del
Colegio Tomista de San Pablo", como no podía ser menos tratándose de
dominicos, se unió a estos festejos. La Escuela del Colegio Mayor de San Pablo,
Estudio General, Estudios Generales, con rango de universidad otorgado por
Paulo IV, había sido en el pasado un centro prestigioso, donde se habían
formado dominicos tan ilustres como Francisco de Vitoria. No parece normal que
centro de tanto lustre careciera en ese momento de algún miembro versado en
Retórica[12]. En todo caso, el autor de la Idea (invención o
texto base de los espectáculos) y de la Relación de festejos fue el mencionado
D. Francisco Antonio de Castro, regidor en el Cabildo municipal, institución
responsable de los festejos, que, para darles mayor solemnidad, solicitaba la
colaboración de instituciones públicas o privadas, en particular de las
docentes. Como regidor de la ciudad y poeta, D. Francisco Antonio de Castro
parecería la persona ideal para esta función, aunque no fuera natural de Burgos[13], especialmente si, a diferencia de lo sucedido en
1707[14], no pudieron contar con otras instituciones y fue
ésta la manera de implicar (y con gran rapidez) por lo menos al Centro
académico más importante.[15]
Burgos, como pedía
el poeta en el Romance relatorio (v. 19s), clamó, apenas llegada la noticia,
con los festejos habituales. Lo primero fue reunirse el Concejo: «congregó su
Ilustre Acuerdo», cuyo primer pensamiento fue felicitar a la Reina, huéspeda
que había sido de la ciudad en circunstancias aciagas[16], pues se trataba de «triunfos que en amor se
emple[a]n»: hazañas a las que empuja el amor (vv. 29-36). Siguió el decreto de
festejos adecuados y dignos, profanos y piadosos, como las acostumbradas
luminarias y engalanamiento de balcones: así, «en tres sucesivas noches /
envidió Febo el luciente / curso feliz de las luces, con que la sombra amanece,
/ siendo en tachonados brillos / cada balcón un oriente, / en cuyo cenit lucido
/ mejoró el sol rosicleres» (vv. 114-120). Y: «Llegaron a equivocarse / en
primaveras alegres, / lo florido en los balcones / y lo apacible en el temple»
(vv. 161-164). Se dispararon fuegos artificiales: «lucidas exhalaciones / al
aire inflaman su ambiente» (v. 121s). Hubo reunión de la nobleza y clero para
cantar un Te Deum, acompañado al
órgano: «dulces ecos que suspenden / al compás armonïoso / de consonancias
candentes» (vv. 63-65). Había precedido un improvisado sermón de campanillas:
el orador, «un serafín inflamado (...) / de Domingo un sabio alumno, /
coronista fue del noble / heroico aplauso» (v. 66ss). El tema versó sobre la pureza de María, es decir, sobre la
Inmaculada Concepción, relacionado lógicamente
con la victoria celebrada, pues «es preciso triunfe un rey / que su pureza
defiende» (v. 75s). El acto se celebró en San Gil: «de San Egidio el templo fue
a tanto / asunto circo decente / y esfera capaz al noble / concurso que le
guarnece» (vv. 85-88). Y, puesto que se trataba de una victoria obtenida por
mariana protección, se cambió la advocación de la iglesia por la Santa María
del Socorro.
A estos actos serios
y piadosos, había de «suced[er] festivamente / el regocijo plausible / de la
nobleza y la plebe» (v. 106ss): desfile en «militares escuadras» de la juventud
ciudadana, que, «movida de su ferviente / lozano impulso.../ se ordenó
lucidamente / y émula de Marte viste / la gala de sus arneses», para un vistoso
alarde en un juego de cañas: «en trabada luz de opuestos / barallones, se acomete.
/ El marcial honor entonces / fue divertido sainete, / cambiando a blandos
alientos / sus rigurosos destemples» (vv. 137-152). Y, al día siguiente,
corrida de toros (¡en diciembre!): «hollando el circo de fieras / lunado la
torva frente» (v. 155s). Finalmente, la Escuela de San Pablo «a estos debidos
aplausos, / porque deudora no quede, / (...) buscó en Alcides / apoyo el más
competente» (vv. 169-172). Y, como la relación va dirigida al Rey, prosigue:
En él
[Alcides], señor, te coteja,
dando valerosamente
fin a tanto
escandaloso
tirano monstruo
rebelde (vv. 173-176).
Es la
"idea" que atraviesa toda la Máscara, como lo expresa el título (Alcides alegórico), el Soneto de enlace
entre Relación-dedicatoria y Relación del Aplauso del Colegio de San Pablo, y
todas las Parejas de la Máscara, como se lee en el mote[17] de la gigantilla que abre la marcha:
Los que me
vienen siguiendo
en
disfrazados ardides
monstruos
son que venció Alcides.
Son dos enanos, pero
sin duda el mote incluye a todos los personajes grotescos de la comparsa, que
no hacen sino proclamar hazañas de Hércules. La misma idea se resalta tanto en
el Carro triunfal, que preside Alcides desde su trono, a quien trompetea la
Fama, como en la Representación que él solemnemente cierra con endecasílabos
heroicos, pendant de los rotundos
versos del Soneto de obertura. Todos estos actos aparecen humildemente
considerados por el regidor burgalés como «este rendido holocausto / de nativas
sencilleces» (v. 40s). Que no son tales. Las muestras recogidas del tenor
literal del romance (de)muestran rasgos de estilo añejamente barroco y, por
ende, culterano. La presentación de otros elementos de espectáculo refuerzan
estas huellas de época: amplio uso de los emblemas, más que decorativos con
valor conceptual, y emblemas animados,[18] por «voluntad de dar cuerpo visible al mensaje» y
predominio del ver[19], en Máscara y Carro; versificación del canto de la
Fama, de las letras y motes; recurso a la mitología y entes abstractos; brillo
de agudeza verbal y de conceptos que juegan con expresiones y frases hechas
encajadas en contextos inesperados, o deshechas, descompuestas y siempre
sorprendentes o equívocas: dueña / dueño; liga / cola; montar; volver de arriba
abajo; hoz / guadaña; meterse de hoz y coz...
Así, pues, el
Colegio de San Pablo ofreció un espectáculo público que consta de los tres
elementos que constituyen los festejos de este tipo. A la juventud seglar,
hijos de nobles, enderezada hacia las armas, le había correspondido el juego de
toros y cañas («ha de haber toros y cañas»: infra,
VIII Pareja), que, en este caso, ocupa por sí solo lo que suele
fraccionarse en dos espectáculos: ése y la máscara o mascarada «con invención
de vestidos y libreas» (D. Aut.) y a caballo. Si ésta es diurna, suele desembocar
en juego de cañas.[20] Si nocturna, consistía en una ceremoniosa carrera de
diferentes cuadrillas con hachones, haciendo demostraciones a caballo, que se
denominaba también encamisada.[21] La juventud estudiosa, las Letras, presentan (aunque
también podía haber sido del tipo anterior) lo que llaman Máscara: cuadrillas,
comitivas o conjuntos de parejas de disfrazados, que desfilan por calles y
plazas. Por sus disfraces, por el lugar donde los exhiben y por sus orígenes en
el carnaval, se llama mojiganga (callejera o parateatral), antecesora y origen
de la mojiganga dramática[22]. C. Buezo, que ofrece varias muestras de mojigangas
estudiantiles, explica que el término «Máscara» es el preferido en el contexto
estudiantil, porque en este marco se dispone de un desfile en parte jocoso y en
parte grave, dependiendo de la naturaleza de cada cuadrilla o estudiantina.[23] Máscaras o
mojigangas de estudiantes han sido ya estudiadas y publicadas unas anteriores y
otras posteriores a la que aquí se presenta[24]. La mojiganga callejera tuvo una gran acogida tanto
por parte de la nobleza como en los centros de estudios desde el siglo XVI,
conservando sus características durante más de dos siglos[25].
Pero la idea madre
viene de mucho más atrás: desde las huellas de los locos de las Saturnalia que se recogen del Officium Pastorum a la festa stultorum en las máscaras y
disfraces de las cuadrillas o comparsas callejeras de las fiestas carnaval con
sus trueques o baratas de identidades (disfraces) o funciones (los esclavos son
libres, los criados o chicos del coro mandan sobre sus amos o reverendas
autoridades: es el mundo al revés), a los que se podían añadir acciones
vejatorias e inadmisibles (bromas, burlas, escarnios, engaños) y las
correspondientes expresiones (insultos, pullas, injurias), gestualidad y
movimientos descompuestos.[26]
Ya está consolidada
la clasificación de estos espectáculos (mojigangas parateatrales) en función de
la condición de los participantes y de los lugares de representación[27]. Pero la complejidad del fenómeno desborda en varios
aspectos la ordenación simplificada que a veces se ofrece.[28] Como en ésta de Burgos, podemos encontrarnos con una
mojiganga, máscara o mascarada estudiantil, que no tiene lugar en la sala de un
colegio o universidad, sino en el espacio asignado, o a las de los gremios, o a
las del vulgo («espacio urbanístico-popular»), pues es un espectáculo para toda
una ciudad. Sobre un carro, sí, pero también podría haberse realizado la
representación sobre tablado ad hoc en
una o más plazas. Por lo demás, los personajes del desfile apenas se distinguen
de los de las mojigangas gremiales o populares, con su séquito de disfrazados
de animales, nacion[alidad]es, oficios, representantes de diversos defectos
físicos.
La idea que preside
el espectáculo es seria; los procedimientos de transmisión, ya jocosos, ya
serios. Son serios en el Carro triunfal y en la Representación. Jocosos o
grotescos en la Máscara de Parejas. Seriedad y jocosidad[29], sublime y ridículo o grotesco mezclados, como fruto
de ese gusto barroco por el contraste y por lo abigarrado. Abre y cierra el
cortejo Alcides / Filipo vencedor de monstruos. Solemnizan y aplauden
paradójicamente dos enanos, pigmeos con alma de gigantes, a la altura de las
titánicas gestas del rey (Pareja I). Recogen la idea las pullas finales contra
los malos de la historia: portugueses, holandeses, alemanes e ingleses (P.
XV-XXI), continuamente víctimas de la irrisión, por su afrentosa derrota (P.
IV, IX, X, XI). Desfilan los personajes típicos de la mojiganga, carnavalesca en
su origen: enanos, gallegos, negros, portugueses, dueñas, peregrinos...[30]; otros cosificados (P. III) o animalizados:[31] monos (P. XIII), águilas (P. XII); monstruos
(dragones, P. XVI), o personajes de por sí monstruosos, como los salvajes (P.
VII), o por mezcla de identidades irreconciliables: hombre y mujer, según se
miren por delante o por detrás (P. XIV). Vemos también personajes
representativos del mundo al revés carnavalesco: negros convertidos en alemanes
(contraste de color y de valor: P. II); dos montados con las piernas arriba y
la cabeza abajo (P. XIX). Y los inevitables locos y simples (P. V)[32]: lo normal es que uno se vuelva loco («vuélvase el
más cuerdo loco»), o que se quede lelo, al ver la gloria del rey. Abundan los
personajes ridículos: astrólogos, viejas, dueña y rodrigón, portugueses
finchados. Y quien organizó las parejas no se olvidó ni de los espectadores de
la ciudad de Burgos (por lo que habrá referencias a sus monumentos, como el
Hospital del Rey), a elementos de su acervo festivo popular (gigantilla), o de
su realidad: temporeros ("agosteros") gallegos en tiempo de siega, o
tontilocos típico-tópicos de la ciudad o su entorno (Loca de Quintanavides,
simple Andresiquis).
El segundo elemento
de la Máscara es el Carro triunfal, heredero de la escenografía móvil
utilizada, como las arquitecturas efímeras, desde la Edad Media en las
invenciones de los fastos (Recibimientos o Entradas reales o de grandes
personajes) y posteriormente en celebraciones espectaculares religiosas o
dentro del ámbito público o cortesano.[33] Podemos hacernos una idea muy precisa de cómo era
este carro, si nos acercamos a los conocidos de espectáculos similares
estudiantiles, valencianos [1662] y sevillanos [1742].[34] El carro de Burgos, dispuesto como se describe en el
texto (v. infra), constituye una
construcción efímera y móvil y funciona como soporte de un conjunto de emblemas
animados (como los de la Máscara de parejas); pero, al tratarse de unos
personajes en reposo, presentan mayor cercanía a los emblemas de las decoraciones
o construcciones barrocas efímeras, fueran éstas invenciones, castillos,
túmulos, arcos... Constarán estos emblemas (que también se llamaban
jeroglíficos o empresas),[35] de tres partes fundamentales: 1) mote o lema en latín colocado en la indumentaria, en alguno de los
elementos del mobiliario (trono), utilería (cruz, caduceo); arriba o abajo de
la 2) figura o imagen, encarnada por los personajes con sus
atributos, y 3) epigrama o letra, que ofrece la glosa o texto explicativo, escrito en carteles, justo debajo del
mote o a los pies del personaje (subscriptio).
Otras posibilidades de colocación o expresión de la glosa (tira, o proclama a
voces) no parecen haberse utilizado en esta ocasión. Pero lo más destacable en
este conjunto es la presencia de lemas latinos, tomados en su mayoría de
autores clásicos, de los universalmente conocidos o de otros más raros y
curiosos (demostración de excelente formación clásica del autor) y la presencia
y predominio de figuras mitológicas (comunes en este tipo de máscaras), todo lo
cual nos remite a los círculos cultos de que procede, como un Estudio General,
que imprimirá su carácter en las tres partes: P. VII de la Máscara; lema latino
de los emblemas y personajes de la mitología clásica del Carro; estructura de disputatio en el texto recitado. Propios
de un ámbito culto y específicamente religioso son también los personajes
Religión y Castilla y sus emblemas: Fe y Patria, doctrina intemporal y
magisterio ejemplar de la Historia, disciplinas cultivadas en Academias y Universidades.
Pero las señas son muy directas: resalte de los herejes en la Máscara; la
Religión en el Carro y las matizaciones en la Representación. Así, no se trata
de una religión cualquiera, sino de la Religión Católica, por una parte,
representada por la Orden de Predicadores, de la que aparece el atributo (la
cruz blanquinegra) y un lema (Nil nisi de
Sancta Religione): la más acrisolada religión en el sentido de orden
religiosa, la de Predicadores, perseguidores o perdigueros (domini-canes) implacables de la herejía,
como encomenderos de la Inquisición. La verdadera y auténtica Religión (en
cualquiera de sus sentidos) que defiende Alcides o a Alcides, con igualdad de
objetivos, pues el principal cuidado de Alcides «fue exterminar el soberbio /
carácter de la herejía» (Representación, vv. 202s). Está claro: se trata de la
Escuela del Colegio de San Pablo.
Finalmente, la
Representación no hace sino remachar y dar realce con la acción, el gesto y el
canto, incluso coral, al mensaje presentado en máscaras y emblemas. Coreado por
todos un vítor inicial (v. 35s) en respuesta a la letra de obertura [apóstrofe]
que canta «fiel coronista» la Fama (vv. 1-34), se repetirá cuando, tras una
rueda de expresión singular de la unanimidad (celebre, aclame, aplauda, inspire,
publique, solemnice, dicen uno tras otro), todos los actores renueven su
entusiasmo (vv. 51s). Y, de nuevo, cuando, como cierre, se asocian los actores
a la Fama en un trueno sonoro, coreando el estribillo de su letra en respuesta
a la invitación del mítico Alcides («el Alcides Filipo viva eterno» —v. 340).
Tal es el marco de
la representación, que, con muestra de ingenio y decoro, asume la forma de una quæstio, disputa o disputatio escolástica (como era habitual en el aprendizaje de
Artes, Filosofía y Teología en las instituciones docentes): se disputa y
argumenta sobre a quién compete o quién es el más competente en el excelso
honor de exaltar los triunfos de Alcides. ¿Serán las Letras o las Armas?
¿Mercurio o Marte? ¿Minerva o Belona? ¿La Religión o Burgos / Castilla?
Mercurio reclama «el expresivo concepto» para sí, acompañado de Minerva, por
ser él «fecunda / deidad del entendimiento» (v. 53-60). Lo ataja Marte, que
mayor razón le asiste, pues solo él «podrá delinear los rasgos / que pautó su
honor sangriento» (v. 75s). Paradójico es el razonar seguido de Mercurio, que
no quiere «se convierta en cuestión /
de nuestro asunto el empeño» (vv. 77s), cuando ya ha sucedido con su redargüir,
que se plasma en los siguientes argumentos: 1º) la entraña del imperio del
auténtico Alcides es su suave imperio sobre almas: sus triunfos bélicos son
realmente «alegoría» (v. 90) o «alusivo concepto» (v. 88) de aquel dominio; 2º)
él es la «volante Deidad» y «alado nuncio que aviso / al orbe faustos sucesos»
(vv. 97. 101s); 3º) apadrinado por Minerva, él es el más adecuado representante
de la insuperable Institución académica a que se refieren los vv. 103-113.
Tercia Minerva, primero, quien, como síntesis de Armas y Letras, también podría
reivindicar preeminencia «pues soy Minerva, si arguyo, / y Belona, si peleo»
(v.129s).[36] En cualquier caso, cese la lid. Es ruego al que se
suma Belona, que es «Hermatena» (por
sumar o identificarse con Hermes / Mercurio y Atenea / Minerva en cuanto a su
ciencia o sabiduría – vv. 153ss). Marte dirá a Mercurio que no era su intención
pelear sino «inquirir / a la razón fundamentos» (v. 161s) y, puesto que es la
Escuela quien organiza «tan venerado festejo, / ceda el valor al influjo /
süave de tus preceptos» (vv. 164-166). Mercurio propone que Religión y Castilla
se expresen, como partes directamente implicadas en este pleito. Nada puedo
objetar a ello, dice Marte. Únicamente, sugiere que Mercurio repare un
descuido, distinguiendo entre la «religión en común» y la «singular religión»
de Santo Domingo. por su. Razona Religión que, aunque su figura represente la
de Domingo, religión de máximo acrisolamiento ortodoxo, de todos modos abarca
toda religión o religión por antonomasia. De lo cual convencidos los otros
representantes, a su insignia inicial (la cruz blanca y negra de la Orden de
Predicadores) añade Minerva la oliva verde; la espada, Belona; Mercurio, su
caduceo.[37] Ya sólo falta, dice Marte, que Burgos, como cabeza
que es de Castilla, y ésta de todos los reinos, celebre el triunfo. Castilla,
caracterizada con el blasón de su cabeza, da satisfacción al dios y se expresa
en plural «por el dominio universo / del sacro Alcides de España, / glorioso Príncipe nuestro» (v. 268-270
—donde el último verso es el segundo del pareado vítor inicial). Pero, dice
Castilla con su reconocida sobriedad, «realidad tan notoria / la aclama el
mismo silencio» (v. 257s). Entonces Marte, que, según vamos viendo, lleva el
hilo del discurso argumentativo, invita a Mercurio a explayarse. Pero, ¡oh
sorpresa!, el mismo Alcides corta en seco su intención, pues nadie mejor que
él, Hércules hazañoso, para reconocer los méritos de Alcides, del auténtico
Alcides Filipo, del que dice «copio el fiel reflejo, / que en noble emulación
de sus hazañas, / mis triunfos de sus triunfos son el eco» (vv. 282-284), como
la primera Eva de la segunda, María, en el pensamiento teológico de la época. Y
borda este pensamiento en un parlamento de 62 solemnes versos. Conoce sus
propios trabajos: ¿quién mejor que él? Y enumera y valora los del Alcides
Filipo: ¡ni punto de comparación! ¿Qué es la victoria sobre monstruos como la
hidra de Lerna, el león taumasco o el nemeo, al lado de aquélla contra los
«sacrílegos monstruos más soberbios» (v. 320), de la «monstruosa alianza que
vertía / mortal cicuta de infernal veneno» (v. 323s). Si por aquello él mereció
«urna feliz, sagrado mausoleo» (v. 334), «mejor pira construyen a Filipo /
llamas inmateriales de los pechos» (vv. 335-336). Vibren, pues, los afectos en
regocijo: ¡Viva Filipo! Y todos a una con la Fama responden: Cantemos al señor que en las alturas/ venció de Alcarria al enemigo fiero...
II. TEXTOS.
ALCIDES ALEGÓRICO.
Idea con que celebró la Escuela de
estudiantes del Colegio de San Pablo de esta ciudad de Burgos la feliz victoria
que consiguieron las armas de nuestro glorioso monarca don Felipe Quinto el
Animoso (que Dios guarde) de las Armas de los Aliados en los Campos de
Villaviciosa, en el día diez de
Diciembre de el año 1710.
Escribiole don Francisco Antonio de Castro, Caballero del Orden de Alcántara, Gentilhombre de la Boca de Su Majestad. Impreso en Burgos. En la imprenta de Juan de Biar [Viar].
con que se dedica a Su Majestad este corto obsequio y se expresan los demás que se ejecutaron a tan glorioso triunfo:
|
Glorioso español Alcides, |
|
|
que tanto triunfo la acuerde. |
|
|
No hubo corazón en donde |
|
|
hollando el circo de
fieras |
155 |
|
apoyo el más competente. SONETO Que Alcides copie el ánimo
constante |
|
MÁSCARA de
Parejas.
I Pareja. Era una
gigantilla con un estandarte, cuyos cabos llevaban dos enanos y en el
estandarte este mote:
Los que me vienen siguiendo
en
disfrazados ardides
monstruos
son que venció Alcides.
Cada enano llevaba en
la espalda este mote:
1. Enano: Quando a mi Rey solemnizo
aunque
me veis tan pigmeo
soy
gigante en el deseo.
2. Enano: Para aplaudir a mi rey
tiene
mi triste figura
en
el alma la estatura.
II Pareja: Eran dos negros, vestidos a lo militar, con pelucas
rubias, y estos motes:
1. Negro: Como a un negro me ha tratado
de
las guerras el afán,
que
antes era un alemán.
2. Negro: Contra Filipo hice guerra
y
a ser un negro me estanco
sólo
porque tiré al blanco.
III. Pareja: Eran dos figuras que imitaban
cada una un rábano, con estos motes:
1. Rábano: Querer conquistar a España
fue
tomar con mil congojas
el
rábano por las hojas.
2. Rábano: Al iris sus tres colores
copio
y, si acabo la guerra
ya
soy iris de la tierra.
IV. PAREJA: Dos
cazadores con galgos y arcabuces y alguna caza en la pretina, y estos motes:
1. Cazador: Pues huyen los enemigos
seguirlos
mi industria traza,
porque
les voy dando caza.
1. Cazador: Suelta el lebrel y a la fuga
ignominiosa
acudamos,
pues
corren como unos gamos.
V. PAREJA: Dos
figuras, que la una imitaba Magdalena, la loca de Quintanavides[44], y la otra a lo simple de And[re]siquis[45], con estos motes:
1. Magdalena: Hoy por su rey pierde el
juicio
Magdalena
y, si esto es poco,
vuélvase
el más cuerdo loco.
2. Andresiquis: Andresiquis con la gloria
de
su Rey está hecho un lelo,
porque
la vio allá en el cielo.
VI. PAREJA: Dos
astrólogos con ropas y bonetes, el uno globo y compás, y el otro un compás y
una corona, y estos motes:
1. Astrólogo: Hoy mira mi observación
en
estrellas infinitas
cosas
que no están escritas.
2. Astrólogo: De Filipo en la corona
hoy
contempla mi desvelo
todo
el influjo del cielo.
VII. PAREJA: Dos
salvajes con vades [carpetas] en la pretina y libros en las manos, y estos
motes:
1. Salvaje: La casta de los salvajes
tanto
por el mundo vuela,
que
aun no se libra la Escuela.
2. Salvaje: Muchos años ha que estudio
con
ser salvaje de oficio
para
un simple beneficio.
VIII. PAREJA: Dos toreadores
de golilla con sus penachos y garrochones y lacayuelos a pie, y estos motes:
1. Toreador: Si Filipo continúa
sus
valerosas hazañas
ha
de haber toros y cañas.
2. Toreador: En el festejo que a Burgos
dichosamente
divierte
me
tocó una buena suerte.
IX. PAREJA: Una dueña
muy afligida y un rodrigón[46] de golilla ridículo alumbrándola con un lampión
[farol], y estos motes:
Dueña:
Corrida como una dueña
quedo,
cuando fue mi empeño
ser
de todo el mundo dueño.
Rodrigón: Mi desengaño te alumbre
viendo
que en tan tristes señas
quedaste
cual digan dueñas.
X. PAREJA: Dos
muchachos con jaulas de reclamo y varetas de liga, como que iban a caza de
pájaros, y estos motes:
1. Muchacho: Mala
caza hemos echado;
en
balde es nuestra fatiga,
porque
no pega la liga.
2. Muchacho: La
liga se ha vuelto cola
que,
en la pasada refriega,
toda
España nos la pega.
XI.
PAREJA: Un peregrino y una peregrina con botas grandes en lugar de calabazas, y
estos motes:
Peregrino: Tan afecto a mi Rey soy
que,
para brindar con ley,
voy
al Hospital del Rey.[47]
Peregrina: A la salud de mi Rey
brindaré,
pues peregrino
hacia
la tierra del vino.
XII. PAREJA: Dos
figuras que imitaban dos águilas, con estos motes:
1. Águila: Aunque al sol tiré mis vuelos,
ya
no ve mi diligencia
ni
aun la luna de Valencia.
2. Águila : Volando voy hacia el sol
y
sus ardores tem[p]lando[48].
también
me vuelvo volando.
XIII. PAREJA: Dos
figuras que imitaban dos monos, con estos motes:
1. Mono: Las águilas voy siguiendo
para
librarme de enconos,
como
han hecho muchos monos.
2. Mono: Quise seguir lo que muchos
y,
al ver al sol en el trono
ya
me pesa de ser mono.
XIV. PAREJA: Dos
figuras por delante mujeres y por detrás hombres, con estos motes:
1. Figura: Los que siguen esta danza
y
otros muchos que verás
somos
hombres hacia atrás.
2. Figura: Según se ha puesto ya el mundo
y
van las cosas de claras,
poco
sirve haber dos caras.
XV.
PAREJA: Dos viejas ridículas hilando, con estos motes:
1. Vieja: Si se prosigue el hilado
conforme
el dueño lo manda,
ha
de valer más que Holanda.
2. Vieja: Descubierta ya la hilaza
de
los enemigos yerros,
no
vendrán por nuestros cerros.
XVI.
PAREJA: Dos dragones muy horribles y en las garras alfanjes, con estos motes:
1. Dragón: A hacer primeros papeles
vienen
en este festejo
dos
dragones de Vallejo.[49]
2. Dragón: De alemanes fui terror,
que
españoles corazones
no
se espantan con dragones.
XVII.
PAREJA: Un gallego y una gallega de segadores con hoces en las manos[50], y estos motes:
Gallego: Mi hoz ha de ser guadaña,
puesto
que los enemigos
echaron
por esos trigos.
Gallega: Siendo gallega, no extrañen
que
de este triunfo a la voz
me
meta de hoz y coz.
XVIII. PAREJA: Dos
portugueses, con estos motes:
1. Portugués: Aunque portugués finchado,[51]
si
Castela se emberrincha
se
me quitará la hincha.
2. Portugués: Con semejantes panzadas
serán
en muy pocos meses
castejaos
os portugueses.
XIX. PAREJA: Dos que
figuraban ir montados al revés con las piernas arriba y la cabeza abajo[52], y estos motes:
1. Figura: De una batalla perdida
infiera
nuestro interés
lo
que monta hoy al revés.
2. Figura: Toda la gloria adquirida
del
enemigo trabajo
se
ha vuelto de arriba a abajo.
XX. PAREJA: Dos
figuras con vestidos de color y corbatas atrás y adelante y en las más partes
del cuerpo, y una golilla en la mano y el uno con la casaca vueltas al revés, y
estos motes:
1. Figura: Ya la afectada golilla,
cortesana
patarata,[53]
se
volvió eterna corbata.
2. Figura: La golilla me ajustaron
en
la pasada resaca:
fuéronse
y volví casaca.
XXI. PAREJA: Cerraban
la tropa dos enlutados con gualdrapas hasta el suelo[54], con estos motes:
1. Enlutado: Mi luto es celebridad
de
los triunfos que venero,
pues
le traigo por Lutero.
2. Enlutado: Mi bayeta, previniendo
el
suceso de esta guerra,
se
tejió en Ingalaterra.
FIN DE LA MÁSCARA.
Siguiose un Carro
Triunfal, en que estaba colocado en lo superior Alcides con la clava
y piel de león vestida, sentado en un trono y adornado de varios trofeos
militares, y en lo superior del trono esta letra latina:
Hispanum
Alcidem,
totum qui
terruit orbem.[55]
Y debajo de ella esta castellana:
Sólo
al español Alcides,
que
fue del orbe terror,
debió
España tanto honor.
A su lado estaba la
Religión, con corona y manto real y en la mano una cruz blanca y negra de la
Inquisición, y encima esta letra latina:
Nil nisi de Sancta Religione [56]
Y debajo de ella
esta castellana:
La Fe y Religión me inflama
que,
en mi fervoroso anhelo,
nada
alienta sino el zelo.
Al lado izquierdo
estaba Castilla, representada en un anciano coronado de castillos, en la misma
forma que las Armas de la ciudad [de Burgos], y encima esta letra latina:
Inter laurigeros aluerunt castra triumphos.[57]
Y debajo esta
castellana:
Los
castellanos blasones
se
alimentaron fieles
de
siempre eternos laureles.
Al lado derecho, en
lo inferior del carro, estaba Marte, armado bizarramente, y a su lado Belona,
también bizarra y armada, y tendrá Marte a los pies esta letra latina:
Iam simul audacis veniunt certamina Martis.[58]
Y debajo esta
castellana:
Con
ventajosos excesos,
en
Filipo se reparte
toda
la gloria de Marte.
A los pies de Belona estaba esta letra
latina:
Sanguinea
excurrit Bellona utrumque per agmen.[59]
Y
debajo esta castellana:
Ya
la sangrienta Belona
matiza[60] rojos blasones
en
todos los escuadrones.
.
Al lado izquierdo,
en lo inferior del carro, estaba Mercurio con el capacete y talare[s] con alas
y en la mano el caduceo, y esta letra:
Arcadiu[s][61]peragit
cœlica iussa Deus.
Y debajo esta castellana:
Con
elegante facundia,
celestial
embajador,
plaudo
el triunfo mayor.
Al lado de Mercurio estaba Minerva con
un libro en una mano y un ramo de oliva en la otra, y esta letra latina debajo:
Inspiret radios docta Minerva suos.[62]
Y debajo esta
castellana:
La
Escuela, luz de las ciencias,
de
Minerva inspiración,
aplaude
tanto blasón.
A los pies de
Alcides estaba la Fama con un clarín en la mano y a los pies esta letra:
Fama celer toto victorem sparserat orbe.[63]
Y debajo esta castellana:
Siempre
vencedor Filipo
por
todo el orbe te aclama
la
eternidad de la Fama.
para el Carro triunfal
que cerró la Máscara de Parejas, que ejecutó la Escuela del Colegio de San
Pablo de esta ciudad de Burgos.
Personas que representan: Alcides Marte Mercurio Belona Minerva La Religión La Fama Castilla Da principio la Fama cantando esta letra: |
|
|
|
Venga a noticia del orbe
Y
pues a tantos aplausos |
5 10 15 20 25 30 |
|
En acabando esta letra la Fama, repiten Todos: ¡Viva el español Alcides, Marte: ¡Celebre tus triunfos Marte! Belona: ¡Belona le aclame eterno! Mercurio: ¡Mercurio influya en su aplauso! Minerva: ¡Minerva inspire en su aliento! Castilla: Castilla,
como quien logra Religión: La
Religión, que interesa
Todos: ¡Viva el español Alcides, Mercurio: Viva
y, pues que de sus triunfos Marte: Suspende,
Mercurio, el logro Mercurio: No
se convierta en cuestión Minerva: Así
es y, pues se sabe,
Belona: Lid
que a unión mayor aspira Marte: No
es oponerme inquirir Mercurio: Pues
en la suposición Marte: Ten el
acento, Religión: A
esa objeción responder
Minerva: Y
porque al cruzado timbre, Belona: Y
Belona te tributa Mercurio: Y,
para eterna concordia Religión: ¿Estáis satisfecho? Marte:
Sí;[65] pero, en cuanto a que el supremo Castilla: Y
yo dártela pretendo:
Marte: Dices
bien; y, pues sus glorias Mercurio: Ya empiezo... Alcides: Suspende,
que si Filipo, Alcides soy y del supremo Alcides |
35
40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130 135 140 145 150 155 160 165 170 175 180 185 190 195 200 205 210 215 220 225 230 235 240 245 250 255 260 265 270 275 280 285 290 295 300 305 310 315 320 325 330 335 340 |
|
Repitiendo en alternados regocijos el afecto, canta la Fama y repiten todos, representando el estribillo con que empezó: "Venga a noticia del orbe Venga [a] noticia [del orbe |
345 350 |
|
|
|
|
|
|
FIN
Impreso
en Burgos. En la imprenta de Juan de Biar.
* Este estudio, con los textos de la Máscara de parejas y descripción del Carro triunfal, está publicado con el mismo título en Scriptura, revista de la Universitat de Lleida [Lérida], nº 17 (Estudios sobre el teatro del Siglo de Oro), 2002, 17-32.
Aquí se ofrece completo el texto de la Relación y, en particular, el de la Representación. Esta publicación digital presenta
un texto revisado, con variación en la numeración de los versos de la Representación , debido especialmente a que se restituye completo el estribillo de la Letra.
[1] Sign.
9-3543 / 48, 4º, 12 pp. Más tarde descubrí otro ejemplar en la Biblioteca
Nacional de Madrid [BNM], también en otro volumen facticio con encuadernación
muy reciente, titulado en los tejuelos Triunfos
de Felipe V (sign. 2 / 50659 / 22) que comparte con el anterior también
algunos documentos. (Entre ambos volúmenes son más de 100 los que contienen, aunque a veces un
documento se divide y numera como si fueran dos. El espacio de que dispongo no
permite siquiera la mera reseña de sus títulos. Impresos en diversas ciudades,
todos se refieren a los primeros años del reinado de Felipe, especialmente a
acontecimientos y polémicas en torno a la Sucesión: Relaciones de festejos,
controversias, romances noticieros, diálogos polémicos, mojigangas, entremeses,
loas, sainetes... Además de estos dos ejemplares, F. Aguilar Piñal, que
desconoce su existencia, señala otros en
Bibliografía de autores españoles
del siglo XVIII, t. II, p. 321, nº. 2364: BNM, sign. V. E. 502 (41),
Biblioteca de Palacio, IX-y-5 (4-6), fols. 70-76; Londres, British Library, T-1303 (37). A. Palau
Dulcet solo conoce un ejemplar, del que no menciona el lugar de custodia,
aunque acierta cuando barrunta que la referencia de Salvá a la Representación
del Carro triunfal "parece complemento del anterior [Alcides alegórico]" (Manual
del librero hispanoamericano, Madrid / Barcelona, 1950, t. 3, p. 298).
Acabada la redacción de este trabajo, he visto que también J. Alenda y Mira
hace mención y ofrece una breve descripción del Alcides alegórico, aunque no se señala biblioteca de custodia, en
sus Relaciones de Solemnidades y fiestas
públicas de España, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1903, nº. 1703 y de
la Representación (que conocía Salvá) en el nº. 1704 (I, 502).
[2] Así
ocurrió con la preparada por el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla en 1742.
Véase Aplauso real, aclamación afectuosa
y obsequio reverente, que en lucido Festejo de Máscara Joco seria consagraron
los Escolásticos alumnos del Colegio Mayor de Sto. Thomás de Aquino, del [sic]
Orden de Predicadores, de la (...) ciudad
de Sevilla, en el día dos de mayo de este año de 1742. "Introducción"
a la ed. facsimilar de P. Bolaños - M. de los Reyes, Sevilla, Secretariado de
Publicaciones de la Universidad, 1993,
p. XXIV.
[3] La
relación en romance de los festejos burgaleses en esta ocasión habla en estilo
florido de que "Jamás en Burgos se ha visto / tan cortesano Diziembre, /
cambiando a blandos alientos / sus rigurosos destemples./ Llegaron a
equivocarse / en primaveras alegres, / lo florido en los balcones / y lo
apacible del temple" (p. 4 col. A, vv. 157-164).
[4] M. L.
Lobato, "Mojigangas parateatrales y teatrales en la corte de Carlos
II" (1681-1700)", en J. Huerta Calvo et al., eds., Diálogos
Hispánicos de Amsterdam, 8 (Amsterdam, Rodopi, 1989), II, 569-588, en p.
570s.; Bolaños - De los Reyes, o. c., p. XVII.
[5] Bolaños -
De los Reyes, o. c., p. XLIV. De que la demanda era extraordinaria son una
prueba los numerosos poemas, romances, relaciones, etc. que contaron y cantaron
las bodas de Felipe III y su hermana en Valencia y Denia en 1599.
[6] Juan de
Viar estuvo activo como impresor en Burgos entre 1688-1697. Por tanto, al frente
de la imprenta de Juan de Biar cuando se imprimió el Alcides alegórico debieron estar sus "Sucesores" o
"Herederos", o un homónimo del primer impresor de aquel nombre.Ver
Juan Delgado Casado, Diccionario de
impresores españoles (siglos XV-XVII), Madrid, Arco libros, 1996, II, p.
707s., nº. 920.
[7] Esta
batalla "decidió que Felipe V fuera rey de Castilla, justo a los pocos
días de haber estado a punto de perder la Corona" (G. Anes, El Siglo de las Luces, en Miguel Artola,
dir., Historia de España, 3, Madrid,
Alianza, 2001, p. 138, 3ª. ed.).
[8] El
pretendiente, Carlos de Austria, había entrado en Madrid el 28 de septiembre de
1710. Pero se hizo odioso con decretos crueles y obligando a la Iglesia a
presentar inventario de sus bienes y subastar parte de ellos: ¡Con la iglesia
dio, Sancho! Además, confirmaba así la especie de que combatiendo al Archiduque
(a quien apoyaban países de herejes como Inglaterra, Holanda y Alemania) se
impulsaba una cruzada contra la herejía. Las simpatías populares por el Borbón
en Castilla eran muy fuertes: el Archiduque no pudo constituir ni siquiera un
batallón en la capital del Reino. Por todo ello, deja Madrid el 9 de Noviembre
del mismo año.
[9] El romance
octosílabo, con sus 188 versos, ocupa las páginas 2-4 del pliego.
[10] Su texto,
de 350 versos, más acotaciones, ocupa más de dos tercios del pliego.
[11] Debe
distinguirse este Francisco Antonio de
Castro del famoso entremesista
Francisco de Castro (Madrid, ca.
1675-1713), que compuso también mojigangas y publicó impresas tres partes de la
Alegría cómica, Zaragoza, 1702, el Libro nuevo de entremeses titulado Cómico
festejo, 1742, etc. Ver J. Huerta Calvo, Teatro breve de los siglos
XVI y XVII, Madrid, Taurus, 1985, 284-296. Parece lógico que este
entremesista madrileño sea el autor de las Poesías
varias que en la soledad de su
retraimiento escribió", impresas por Diego Martínez Abad en Madrid,
recogidas en el documento nº. 65 del ya citado códice de la Colección Ajofrín,
9-2543. Él sería también el autor de las piezas dramáticas (documentos
29-38) del volumen ya mencionado Triunfos
de Felipe V. (Corríjase según esto la errónea conflación de la Nota 11 del
texto de Scriptura, 17, 2002, p. 11.)
[12] Lo que
resultaría también extraño, tras la lograda máscara que presentó en 1707.
[13] No consta
su patria ni en las enciclopedias consultadas ni en obras sobre los hijos
ilustres de Burgos. Es muy difícil que sean de D. Francisco Antonio las Poesías varias, anteriores a 1710,
mencionadas en la Nota 11. Sin embargo, D. Francisco Antonio tuvo estrecha
relación con la ciudad de Burgos. Así lo demuestra también el hecho de que
escribiera un poema épico-hagiográfico sobre un hijo de Burgos, arrojado
misionero jesuita en las Islas Marianas, en 1662 y 1668-1672, donde murió
víctima de las luchas tribales (beatificado en 1985): Laureola sacra de la vida y martirio del venerable Padre Diego Luis de
San Vitores [o Sanvitores], primer
apóstol de las Islas Marianas, de la Compañía de Jesús (Madrid, Gabriel del
Barrio, 1723, 8º). En fechas posteriores publicó: Vida de la gloriosísima Señora Santa Ana, madre de María Santíssima y
abuela de Jesu-Christo, Bilbao, Antonio Zafra y Rueda, 1717, 8º; vuelta a
imprimir allí en 1723, única ed. que recoge Palau Dulcet, quien da noticia de
otra edición en México, 1769); Los siete
sabios de Grecia en sus siete veneradas sentencias illustradas con morales
discursos y Dios y mundo. Theatro
christiano y político para la idea de un perfecto cortesano (ambas en
Madrid, Gabriel del Barrio, 1723, 8º). En Palau Dulcet, o. c., se recoge otra
obra suya: La octava maravilla, y sin
segundo milagro de México, perpetrado en las rosas de Guadalupe y escrita
heroycamente en octavas, México, 1729, y, también, al parecer, suyas, las
que a ésta siguen: Métrica Pasión del
humanado Dios (México, 1729) y un Vejamen,
que sería interesante rescatar. Como se ve, su producción se orientó hacia el
género didáctico y religioso.
[14] En esa
ocasión no sólo se organizan los festejos tradicionales sino que aportan
máscaras y representaciones una parroquia (la de San Pedro) y un gran
monasterio: el de Las Huelgas Reales.
[15] El Romance
de relación no dice si hubo otros espectáculos de este tipo, como nos consta de
los festejos de 1707. Pero nuestro desconocimiento no implica que no se dieran,
por mucho que la crisis sociocultural de la ciudad se hubiera agudizado. El
propio Ayuntamiento de Burgos cita un documento (por el contexto) de fines del
siglo XVII o principios del XVIII, que dice: "La ciudad está tan
despoblada y sin gente, que la que hay se sale a vivir fuera, por no poder
sustentarse, y están las casas y edificios tan arruinados y por el
suelo...". Y añade: "En este estado de postración permanece Burgos
hasta las últimas décadas del siglo XVIII..." (http://www.aytoburgos.es/CIUDAD/historia.htm). Simplemente no
conocemos otras Relaciones, pues era normal que cada institución publicara la
propia, aunque enmarcada en la de los festejos oficiales, sin mencionar
necesariamente los preparados por otras.
[16] Cuando
tuvo que abandonar precipitadamente Madrid en 1706, por Guadalajara, camino de
Burgos, ante la ocupación de la capital por tropas angloportuguesas, que
forzarán el reconocimiento del pretendiente como rey.
[17] Mote o letra son denominaciones usuales para estos tercetos octosilábicos
o estribillos, en los que suelen
rimar los versos 2º y 3º, que se usaron como estrofas independientes en
emblemas y divisas (T. Navarro Tomás, Métrica
Española, Madrid / Barcelona, Guadarrama, 1974, p. 125).
[18] Cfr. S.
López Poza, "Emblemas
animados en una mojiganga callejera de 1672 en Segovia", Actas
del I Simposio Internacional de Emblemática (Teruel y Albarracín, oct. 1991),
Teruel, 1994, págs. 619-636, especialmente en pp. 621. 624.
[19] G. Ledda,
"Estrategias y procedimientos comunicativos en la emblemática aplicada
(fiestas y celebraciones, siglo XVII)", en R. Zafra y J. J. Azanza, eds., Emblemata aurea, La emblemática en el arte y
la literatura del Siglo de Oro, Madrid, Akal, 2000, 251-262 (en p. 251).
[20] Alfonso de
Ceballos-Escalera Gila, marqués de la Floresta, recoge noticias de una de estas
comitivas, llamada aquí víctor [: vítor], organizado por la juventud de la
Fábrica [y señores de paños] en Segovia, 1732, para celebrar la toma de Orán:
en "Las fiestas de Segovia por la toma de Orán": Estudios segovianos, XXXIII, nº. 89, 1992, 283-288; en p. 284s.
[21] La primera
máscara estudiantil de este tipo que he visto recogida tuvo lugar en Alcalá de
Henares, durante los festejos organizados por los estudiantes generosos a la proclamación como rey de
Felipe II, jueves, 02 / 04 / 1556 (en Alenda y Mira, o. c., nº. 164; I, p. 53). Entre otras muchas
conocidas, he tenido noticia de la celebrada en Salamanca para celebrar la
beatificación de Francisco Javier, en los Diarios
manuscritos del Colegio Real de la Compañía de Jesús: "Publicose el
cartel (...) Vbo máscara esta noche, que hizieron los navarros, y, al pasar por
nuestra casa, se encendieron en la calle y testero del quarto tiestos, y
tocaron chirimías. Los nuestros salieron a verles a la portería y a darles
colación. La carrera que ay delante del arçobispo, y la delantera de nuestra
portería se allanó y se aderezó con arena para que pudiesen correr" (Ms. 576, fol. 2v, 9 de febrero de 1620).
Precisiones terminológicas de "mojiganga" y su tipología, en C.
Buezo, La mojiganga dramática. De la
fiesta al teatro, I. Estudio, Kassel, Ed. Reichenberger / Caja de Madrid,
1993, p. 25ss.
[22] E. Cotarelo y Mori. Colección de Entremeses, Loas, Bailes, Jácaras y Mojigangas desde fines
del siglo XVI a mediadios del siglo XVIII, Madrid, NBAE, 1911, t. 17, p.
CCXCII, J. Huerta Calvo, "Los géneros menores en el teatro del siglo
XVII", en J. M. Díez Borque, Historia
del teatro en España, I, 613-622; del mismo, Teatro breve, ya citado, espec. 59-64; id., "Aproximación al teatro carnavalesco", en Teatro y carnaval: Cuadernos del Teatro
Clásico, n. 12, Madrid, 1999, 15-47; C. Buezo, o. c., 1993 y
"Mojiganga dramática y carnaval en el Barroco", en J. Huerta Calvo,
coord., Teatro y carnaval: Cuadernos del
teatro clásico, n. 12 (1999), 145-156.
[23] C. Buezo,
1993, p. 50-57.
[24] J. Huerta Calvo y C. Buezo, P. Bolaños- M.
de los Reyes, M. L. Lobato, o.c.; Sagrario López Poza, "Las bodas de Peleo
y Tetis (Relación de mojiganga callejera de 1672). Estudio y edición": Estudios segovianos, (1991), 7-54; ead.,"Relaciones festivas
segovianas en el reinado de los Austrias", en M. C. García de Enterría et al., Las relaciones de sucesos en España (1500-1750), Actas del I Coloquio
Internacional, Alcalá de Henares-París, Universidad de Alcalá-Sorbona,
1996, 239-252; Nieves Pena Sueiro, "La emblemática y las Relaciones festivas: un ejemplo a
propósito del nacimiento de Luis I", en S. López Poza, ed., Estudios sobre Literatura Emblemática
Española, Coruña, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, Col. SIELAE, 2000,
243-252.
[25] Véase la mojiganga
elaborada por el culto Gaspar Lucas Hidalgo para el ámbito nobiliario, inserta
en sus Diálogos de apacible
entretenimiento, 1605 (BAE, XXXVI, ed. A. Castro, Madrid, 1950, p. 303s).
La describe y transcribe con sus motes C. Buezo, 1993, 25-28. Estudiantes
"a pie, vestidos de botargas y con unas caras fieras como demonios"
salieron en los festejos del Colegio Imperial de Madrid por la beatificación de
Ignacio de Loyola, en 1610 (J. Simón Díaz, Historia
del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, CSIC / Instituto de Estudios
Madrileños, 1952, t. I, p. 54).
[26] J. Huerta
Calvo, "Aproximación al teatro carnavalesco": CTC, 12 (1999), 15-47.
[27] M. L. Lobato, o. c.; C. Buezo, o. c., 1993,
33-78 y "Mojiganga dramática...", CTC,
12 (1999), 151-156, entre otros.
[28] C. Buezo,
1993, p. 69s y en el art. del CTC, nº. 12.
[29] Cfr. la Jocoseria,
de L. Quiñones de Benavente, la Máscara Joco-seria del Colegio de Sto. Tomás en
Sevilla, 1742, etc.
[30] C. Buezo,
1993, 198ss.
[31] Como vemos
en los episodios de estructura emblemática del Quijote I, 18, aventura de los rebaños; II, 27, aventura del
rebuzno (I. Arellano, " Emblemas en el Quijote",
en R. Zafra y J. J. Azanza, eds. o. c., 11-31, en p. 23s).
[32] Proceden
de las mojigangas de carnaval, como queda dicho, de donde pasaron a la fiesta
urbana y al teatro.
[33] La
evolución de los tablados con o sin escenografía, fijos (arquitectura efímera)
o móviles (carros e invenciones), desde el espacio urbano hacia el espacio
escénico ha sido objeto de varios estudios rigurosos de T. Ferrer. Sirva de
muestra su art. "El espectáculo
profano en la Edad Media: espacio escénico y escenografía", en R. Beltrán,
J. L. Canet y J. L. Sirera, eds., Historias
y ficciones.Coloquio sobre la literatura del siglo XV, Valencia,
Universitat de València-Departament de Filologia Espanyola, 1992, 307-322,
espec. p. 314-17. Los carros triunfales, como las máscaras, penetrarán en el
Barroco. Un carro portador de actores disfrazados relacionado con los
espectáculos del Corpus aparece en el Quijote
II, 11 (cortes de la muerte: allí encontramos al carnavalesco loco festivo,
moharracho o mamarracho, con vejigas y cascabeles) y otro en el medio cortesano
del palacio (o castillo) de los duques en Quijote
II, 34 (I. Arellano, l. c., 24).
[34] Por P.
Pedraza, Barroco efímero en Valencia, Valencia,
Ayuntamiento, 1982, especialmente pp. 87 y 92. y por P. Bolaños y M. de los Reyes, en su ed. del citado Aplauso Real, aclamación afectuosa...
[35] B. Canosa
Hermida, "Notas sobre la preceptiva del género dramático en los libros de
emblemas españoles", en S. López Poza, Estudios
sobre literatura emblemática española, Coruña, 2000, 31-63.
[36] Contra el parecer de J. Pérez de Moya, Philosofía secreta de la gentilidad, 3, 10 (Madrid, Cátedra, 1995; ed. C. Clavería, p. 413) y como algunos antiguos (ibid. 3, 8. p. 390), nuestro autor identifica a Minerva y Belona: «...siendo
cierto que somos / las dos un mismo supuesto...» (v.
135ss).
[37] Su significado se ofrece en los vv. 219-234.
[38] Himno ambrosiano: Te Deum.
[39] Egidio: La iglesia de San Gil, en culto.
[40] Un fraile de la Orden de Predicadores o dominico.
[41] rosicler: es el color rojo encendido y luciente, parecido al de la rosa encarnada.
[42] militares escuadras: cuadrillas del juego de cañas.
[43] Alusión a la corrida de novillos o toros.
[44] En el
mismo volumen facticio de la RAH, con el nº. 58 podemos leer una: Carta que escribe desde Vitoria Magdalena la
Loca al Sr. Archiduque... [8 pp.] y en el Documento nº. 60 la respuesta en
un pliego titulado: Carta nueva y
respuesta que da Marica la Tonta a la que escrivió Magdalena la Loca, 4º, s. a., 4 hs. Se refiere a la entrada de
Felipe V el 3 de diciembre "del presente año" [1710], pues, en
efecto, huido el pretendiente, la gente, contenta por las buenas cosechas,
porque llegó bien la flota de Indias y por la situación militar, recibe al rey
entre aclamaciones.
[45] O:
Andosiquis. Emparejado con Magdalena, la Loca de Quintanavides, pueblo de las
cercanías de Briviesca, Andresiquis, que va "a lo simple" y
"está hecho un lelo", era posiblemente un subnormal o tonto conocido
de todos los burgaleses. Creo recordar que todavía hoy en aldeas y pueblos de
Burgos, para la gente anciana o del campo, y en mi propia familia, Andresiquis
efectivamente es prototipo del simple. Locos y simples son personajes típicos
del espectáculo carnavalesco.
[46] Rodrigón es precisamente el criado que
sirve para acompañar a algunas mujeres (D. Aut.).
[47] Es muy
oportuna aquí la mención del Hospital del Rey, así llamado porque lo había
fundado Alfonso VIII como asilo de peregrinos en el Camino de Santiago.
Posiblemente a él se retiran, desde el Camino, los participantes en el diálogo
del Viaje de Turquía. Este Hospital,
hoy restaurado y sede de la Universidad de Burgos, estaba sujeto a la
jurisdicción del Monasterio de Las Huelgas.
[48] O:
temblando
[49] Ignoro
quien pudo ser este Vallejo, aunque podría pensarse en algún autor de compañía
teatral que sacara dragones en espectáculos.
[50] Los gallegos del teatro vestían capotes y calzones plegados, cuellos, corpiños y sayas a la gallega, polainas y sombreritos puntiagudos. Cfr. E. Rodríguez Cuadros, “El hato de la risa: identidad y ridículo en el vestuario del teatro breve del Siglo de Oro”, en M. de los Reyes (coord.), El vestuario en el teatro español del Siglo de Oro: Cuadernos del Teatro Clásico, 13-14, 2000, p. 134.
[51] portugués finchado, que
originalmente debió tener sentido positivo de aguerrido y valiente, resultó
expresión peyorativa, correspondiente a la tópica visión que de los portugueses
se formó en Castilla: engreído, fanfarrón. Muestra de ello es el auto de Lope
de Vega, La privanza del hombre, donde,
junto a otras expresiones tópicas de distintos individuos de varias naciones y
junto a "un fanfarrón castellano", vemos a "un finchado
portugués" (Obras, Atlas, 1963,
BAE, v. 157, p. 177): tal para cual. El mote del 2º. portugués, es más explícito que el 1º. sobre sus tópicas
bravatas, que debían sentirse especialmente hirientes por esas fechas, tras sus
victoriosas entradas con los ingleses en León y Castilla. En una Relación
contemporánea se lee el lamento por su ocupación de Salamanca el 6 de junio de
1706.
[52] Estos hombres al revés, herederos de los
bufones titiriteros o cubistetarios que andaban cabeza abajo, emblema del
desconcertado mundo del carnaval, son muestra de la tradición festiva popular y
folclórica, como gigantes (y gigantas o gigantillas) y cabezudos, salvajes y
barbudas: es decir, monstruos o portentos tan caros al Barroco.
[53] La
golilla, prenda indumentaria que rodea el cuello, es muestra de afectado y
relamido artificio cortesano, engañoso y ridículo.
[54] gualdrapa remite a bayeta, y la connotación predominante es el color negro, de luto,
por Lutero y los pueblos que lo siguen en su herejía, que han sido
desbaratados: expresamente se menciona a Inglaterra, famosa por sus finos
tejidos, pero también se entiende (e, incluso más, se sobre-entiende) Holanda,
de apreciados hilados, especialmente proverbial el de las sábanas. Compárense
con la pareja XV y sus motes, donde hilado, hilaza y holanda [u Holanda] y "enemigos yerros"
quedan asociados). Este aspecto de desastre (des-astre —ver VI Pareja— y
de-sastre) queda enfatizado con las gualdrapas que los enlutados llevan hasta
el suelo, pues gualdrapa es aquí un calandrajo desaliñado y sucio o pedazo de
tela grande, rota (de-rrota) y des-garrada, que cuelga del vestido. Enlutados
hasta el ridículo, pues, como personajes grotescos.
[55] Ov., Met 1,
724: et profugam per totum terruit orbem;
14, 812: et fulgure terruit orbem.
[56] Este lema,
que parece divisa, no es ni la de la Inquisición (que era Exsurge, Domine, iudica causam tuam — Sal 73, 20), ni la de la Orden de Predicadores.
Por el contexto, debe de tratarse de una cita textual, cuya fuente no he
logrado apurar.
[57] Claudiano,
Carm. maiora, 7.
[58] Tib., Panegyr.
in M. Coruinum 3, 7, v. 98.
[59] Primera parte, Estacio, Thebais 7, 69; 9, 296: sanguinea
Bellona manu; segunda: Luc, Phars.
7, 34, 1: totum que per agmen; Virg. Aen 10, 513: latum que per agmen.
[60] O: Me
atiza. Matizar es, en lenguaje
pictórico (y poético: ut pictura poesis),
'unir y mezclar con hermosa proporción los colores diversos entre sí (...), de
suerte que sean agradables a la vista' (D. Aut.).
[61] O: Arcadiut. Arcadi, como forma de
vocativo, se lee en Apul, Met, 7, 4: Frater Arcadi, scis nempe... Pero el sentido del texto lleva a
descubrir una errata (t por s), que cela una forma rara con
nominativo: arcadius... deus : 'el dios arcadio ( = Mercurio)
cumple las órdenes del Cielo'. [Séneca
(pseu.), Octauia, v. 366: Missus peragit iussa satelles".] Agradezco
al Dr. M. Molina Sánchez el asesoramiento para la corrección del texto. Cfr.
vv. 96-103 de la Representación.
[62] Inspirado
en Ov. Am 1, 1, 7: Ventilet accensas flaua Minerua faces?
[63] Claudiano,
Carm. minorum... Appendix, 2, 2.
[64]
O: epitecto, por «epiteto», palabra
entonces llana.
[65]
En el pliego impreso esta sílaba forma parte del verso siguiente, pero la
métrica impone leerla aquí, formando un verso compartido.
[66]
A estos seis versos en romance octosílabo siguen otros sesenta en romance
heroico.