1. Investigar representaciones teatrales escolares en conventos y otras instituciones educativas femeninas (siglos XVI-XVIII).

2. Estudiar la producción dramática del P. Pedro de Salas, uno de los jesuitas dramaturgos del Siglo de Oro de quien más obras conservamos. (Véase CATEH).

3. Sería interesante estudiar la autoría de la Vida de San Eustaquio, obra considerada anónima y editada por Agustín de la Granja, 1982. Podría corresponder a una obra del P. Antonio Escobar y Mendoza (1589-1669): El segundo Job en Roma: Vida de San Eustaquio. Con ella coincide en el título. También en la cronología. No sería una objeción que apareciera como dos obras distintas en el Índice General alfabético de Francisco Medel del Castillo. Esta duplicidad podría responder a la división en dos partes de la Vida de San Eustaquio. Para salir de dudas sobre la autoría, queda llevar a cabo un análisis de estilo con otras obras de Escobar y Mendoza, aunque no sean dramáticas, pues, pese a ser tan prolífico, no permitió que se imprimiera ninguna, y es muy posible que se hayan perdido. Pero nos quedan dos extensos poemas épicos en verso, uno de los cuales tuvo dos redacciones: Nueva Jerusalem María y San Ignacio de Loyola, poema heroico. A partir de los rasgos de estilo se podría llegar a conclusiones sobre la atribución de la Vida de San Eustaquio al mismo autor.

4. Estudiar los escritos dramáticos del ms. signatura 9-2613 (432) de la Colección de Cortes de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid (véase CATEH), relacionados con la polémica de los jesuitas con D. Juan de Palafox, obispo de Osma (y antes de Puebla, así como arzobispo de México y Capitán General y Virrey de Nueva España).

5. Estudio y edición de Valentín de Céspedes, Los soldados de la Iglesia militante. (Véase CATEH)