Palmyreni ‘Fabella Aenaria’. – La ‘Farsa Enaria’ de Palmireno (1574).                                    

Al curioso y benévolo lector ofrecemos el texto de la FABELLA ÆNARIA de Juan Lorenzo Palmireno con la traducción, por su importancia, del Prólogo (Præfatio) y Colofón, y de algún que otro fragmento más. El texto castellano original, que representa aproximadamente el 50% del total, va en redonda, y el latino, en cursiva, como en la edición príncipe de Pedro de Huete, en Valencia, 1574. La anotación a pie de página es de dos tipos. Brevísima la de crítica textual encabezada por la marca del a, b, c, que resuelve algunas de las escasas y poco significativas anomalías del texto de la edición príncipe. Señalada con numeración automática, la anotación filológica es más amplia para ayuda al lector mediante indicación de fuentes y aclaraciones de tipo histórico-cultural y literario, que lo sitúen en la inmediatez del texto o ilustren aspectos del teatro escolar de Palmireno. Al término, una selección bibliográfica. 

            Esta edición digital respeta las grafías del texto original, con los mínimos cambios que también se dan en la presentación de otros textos dramáticos de Palmireno en este sitio o sede. En el texto latino, –ij se representa por –ii (y, como parece lógico, la s alta por s común y el conglomerado sz  por ss). En el texto español se modernizan puntuación, mayúsculas y acentuación y el uso de u y v se regulariza, de acuerdo con su valor vocálico o consonántico (también en los nombres propios de los interlocutores en mayúsculas). Por lo demás, se resuelven sin anotación las usuales abreviaturas encontradas en el texto latino o español. Y, para llamar la atención sobre el imponente acarreo de materiales tradicionales (refranes, dichos...), se encierran los advertidos entre comillas angulares.

Respetuoso del original, el texto está articulado en las siguientes secciones: Diálogo entre el Autor y el Eco; Prólogo pronunciado por el autor, acompañado por una traducción cotejada con la de J. Mª Maestre en la adaptación teatral de la Fabella Aenaria por J. Leal y J. L.Sirera; el Argumento; la serie de escenas identificadas en el original por los nombres de los interlocutores. A esa marca se añade, para indicar que es adición, entre <.>, un número de orden, con el que se destaca la escena del baile de Enaria, para llamar la atención sobre la condición de guión de un espectáculo que tiene todo texto dramático. Finalmente, el Colofón, traducido.

 No sería difícil reducir las escenas a los Actos en que articularon los humanistas los textos de la comedia clásica y los producidos en su estela. Palmireno los señala en otros casos, cuando el tipo de espectáculo, a su juicio, lo merecía (Com. Octavia, Com. Sigonia), como él mismo declara en palabras del bachiller Pantálabo: «las comedias del que lee primera Classe...». Pero privó de esa indicación a esta pieza suya, que apenas si se atreve a calificar de «entretenimiento» (‘pasatiempo’), aunque bien merecía el nombre de farsa, que a regañadientes se le otorga con la denominación de «fabella», con su remisión en el Prólogo a las «fabellas Attellanas, aut Milesias» y con la sincera confesión final de haberse inspirado para su composición en las «Farsas Hispanicas».

Y es que con dificultad sufría la denominación de farsa el uso contemporáneo castellano, pues Palmireno, como su bachiller Pantálabo, podía utilizar el término farsa como sinónimo de comedia, antes que este último término latino y toscano se impusiese (se cuela ya en el Prólogo: «que si es fría mi Comedia...») con la imitación del teatro clásico o italiano, que privó a farsa de uno de sus significados: ‘comedia’. Palmireno evita precisamente esa imitación en esta pieza («non Terentii grauitatem ... imitatus sum»: en el Colofón), en razón de las circunstancias (carnaval, escolares, mujeres y público en buena parte no culto («sabia Congregación», «Gymnasiarche...» frente a «in gratiam vulgi») y por los objetivos del espectáculo: entretener y «divertir» («rían»), con los ensayos en un sentido; en otro, con la representación: «si hoy viniessen Menandro y Terencio, cansarían».

Como aquéllas fabellas attellanas, que nosotros traducimos por farsas (como se había hecho en Italia, de P. A. Caracciolo a los Rozzi), ofrece Palmireno en su F. Aenaria personajes típicos del teatro popular: un borracho, dos bachilleres... y, si posible, «el bobo» (cf. Prólogo), en grotesca caracterización. Palmireno es también preciso cuando compara su composición con las fábulas o fabellas milesias: historias o cuentos no teatrales, que son ficciones sin verosimilitud y, por ende, disparates, como decía el Pinciano[1] (donde remite como ejemplo clamoroso a los libros de caballerías) o, según sentencia del canónigo cervantino, «cuentos disparatados, que atienden solamente a deleitar, y no a enseñar» (Quijote I, 47). Esta referencia de un libro que parodia la producción caballeresca, muestrario dizque simpar de «escritura desatada» (es decir, que se salta normas... de clásicos o clasicistas), viene aquí de perlas, pues la mayor parte de la acción y la estructura de la Fabella Aenaria procede de fuentes caballerescas, como tuve ocasión de resaltar (1997). Así, pues, Palmireno, por una parte, trata de zafarse de la maraña de la terminología de la dramaturgia de su tiempo, en la que comedia y farsa a veces se enfrentan y a veces coinciden, acudiendo, como humanista, a la terminología del clasicismo fabella attellana, aut milesia, donde, si está clara la oposición comedia y attellana en el plano teatral, lo milesio remite a otro mundo de referencias: el de las ficciones (sobre todo narrativas) libres, o fantasías. En cualquier caso, ambas manifestaciones tienen como fin el entretenimiento popular, que a veces se prodiga de tal modo en piezas escolares (como en el teatro escolar de los jesuitas) que resulta etiqueta de modalidad dramática sinónima de entremés. Por otra parte,  Palmireno  se sabe seguidor de la farsa española (es decir, de las comedias populistas hispanas y aun de piezas que siguen la estela de Torres Naharro --en la F. Aenaria leemos un fragmento de la C. Aquilana y una coincidencia significativa  en la Com. Sigonia), que es una modalidad de pasatiempo teatral que se llama farsa cuando aparece exenta, y paso o entremés cuando se integra en un espectáculo más amplio (A. de la Granja). Pero, por lo mismo que para Palmireno no es aceptable en este caso y por las razones aducidas el título de comedia, el de farsa, sin olvidar su voluntad de cautivar la benevolencia de la parte de público culto, evocaba todavía representaciones en algún sentido respetables. Pero farsa es como nosotros nos sentimos llevados a llamarla hoy: Farsa Enaria o Farsa de Enaria, que, siguiendo el juego de Palmireno, resulta, más que espectáculo teatral, teatresco (por TeatrEsco).

 

                                                                       Julio Alonso Asenjo

                                                                       Universitat de València

 

 

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FABELLA AENARIA[2] 

                  Laurentii Palmyreni, acta in Academia Valentina,

                            6. Idus Februarii. 1574.

 

AUTOR

            Di, Echo, ¿qué tal parecerá a esta illustre compañía lo que yo compongo?

 

ECHO

                                                           Hongo.[3]

 

AUTOR

 ¿Luego floxos y de poco valor te parecen mis trabajos?

 

ECHO

Ajos.

 

AUTOR

                                   Para esso más me vale callar y yrme a otra parte.

 

ECHO

 Arte.

 

AUTOR

¿Qué arte quieres que siga, pues si hoy viniessen Menandro y Terencio cansarían?

 

ECHO

 Rían.

 

AUTOR

 ¿Cómo quieres que rían, si la buena comedia no obliga a dezir gracias? ¿Cómo me echas tan crudamente en la boca del lobo?

 

ECHO

Bovo.

 

AUTOR

 El bovo siempre es más escuchado. Pero, ¿cómo lo harán o representarán niños, pues ni la edad, ni el cuerpo les ayuda en alguna cosa?

 

ECHO

 Osa.

 

AUTOR

 Osar, donde no se espera successo, paresce dislate de modorro; por tanto, dame alguna cosa con que a tan sabia congregación contente.

 

ECHO

Tente.

 

AUTOR

 No está en mi mano; porque me lo han mandado y detenerme no puedo; desviarme no me es concedido. Creo será más fácil camino ayuntar el lenguage latino con el castellano.

 

ECHO

 Llano.

 

         <AUTOR>

 Pues esto te paresce llano, seguiré tu consejo, consolándome que, si es fría[4] mi comedia, no es ésse mi officio, y que, por divertir[5] a mis discípulos del naype en estas vacaciones, les he exercitado la actión y boz en esto, que ni es comedia, ni farsa, sino entretenimiento. Y, porque me quitaron la joya[6] de terciopelo carmesí avrá seys meses, diziendo que toda mi obra yva latina, pongo en esta mucho romance. No sé si avré acertado.

 

 

AUTORIS PRÆFATIO IN SEQUENTEM FABELLAM.

 

Diligentia Platonis, qua utebatur in componendis uerbis, laudatam esse a Dionysio Halicarnasseo nullus ignorat.[7] Et cum ad octogesimum ætatis annum peruenisset, expolire tamen sermones illos suos calamistris inurere,[8] splendore uerborum ornare consueuisse, clarissimi scriptores ostendunt. Sequutus ipse laudabile hoc diuini Philosophi exemplum, prælectiones meas, ætate hac ingrauescente[9], præfationibus quotidianis exorno, nihil veritus criticorum iudicia, qui me exultanti et iuuenili oratione usum reprehendent. At fabellas Attellanas, aut Milesias, qui potero proferre in uulgus, cum studiosos senes id nunquam fecisse constet, et rhetoris munus, quod ipse gerimus penitus obscurare huiusmodi histrionica exercitatio ne uideamur? Potuistis tamen, Patres Iurati uigilantissimi, mihi timido calcar addere, dissidentem ac prorsus omni spe deiectum erigere, et illa uestra, qua ante omnes mortales plurimum apud me potestis, auctoritate confirmare. Omnibus enim testatum uolo quanti uos faciam, cum aduersus iudicium meum uobis in hac re paruerim. Tu uerò, Gymnasiarche clarissime, testis eris locupletissimus quàm obtorto collo[10] senex ipse, munus hoc iuuenile aggrediar, qui toties me admonuisti, ut in hac re Valentini Senatus obtemperarem imperio. 

Si quos igitur noster hic offendet labor ac conatus, ii non si aliquid à me non bene dictum sit culpent, sed se melius dicere posse ex eo cognoscant, quod me malè dixisse prius deprehenderint. Declaraui iam olim cum essem adolescens, quantum ad orationem eleganti pronuntiatione ornandam conduceret, hæc puerilis exercitatio; hodie uerò nequaquam ab illis diuersa sentio, sed id munus seni commendari dico esse boui clitellas imponere[11]. Iam qua soletis attentione et benignitate huius breuissimæ fabellæ argumentum audite.

 

[Traducción:  Prólogo del autor a la farsa que sigue.

Nadie ignora que Dionisio de Halicarnaso elogió el esmero de Platón en la elección de sus palabras. E ilustres escritores manifiestan que, aún a sus ochenta años seguía embelleciendo sus textos, los modelaba con primor y los adornaba con palabras brillantes. Deseando yo seguir el loable ejemplo del divino filósofo, avanzada ya mi edad, a diario realzo mis explicaciones en clase a diario con introducciones, sin temor al juicio de los críticos que me censuran por utilizar un lenguaje impetuoso y propio de los jóvenes. Pero ¿cómo me atrevo a representar farsas atelanas o milesias, cuando no nos consta que los antiguos maestros y, además, con ejercicios histriónicos de este tipo que parecen incompatibles con la función de profesor de Retórica que ejerzo? Sin embargo, vosotros Padres Jurados supisteis darme estímulos en mi temor, animarme cuando me fallaba la esperanza y fortalecerme con esa autoridad vuestra, gracias a la cual tenéis influencia en mí muy por encima de todos.  Quiero, pues, testimoniar ante en público, cuánto os estimo, pues os obedecí en este punto en contra de mi criterio personal. Por vuestra parte, ilustrísimo Rector, sois el mejor testigo de cómo, viejo y encorvado, como tantas veces me aconsejasteis, me someto a la voluntad del Senado Valentino, y asumo una tarea propia de jóvenes.

Así pues, si a algunos ofende este trabajo y desvelo mío, que no me culpen de no haber actuado bien, sino que sepan que podrán hacer esto mucho mejor, gracias precisamente a que yo lo he hecho mal.

Manifesté ya en otro tiempo, cuando era joven, cuán útiles eran estos ejercicios de escolares para embellecer el discurso con una pronunciación elegante. Hoy sigo pensando exactamente igual. Pero encargar esta tarea a un anciano es poner albardas a un buey. Y ahora, escuchad con vuestra acostumbrada atención y amabilidad el argumento de esta brevísima farsa.]

 

ARGUMENTO.[12]

 

En aquella noble ciudad que los mellizos criados de la loba fundaron reynava el gran emperador Vespasiano. Y, como por ciertos alcaldes fuesse maltratada la Francia, rebelláronse muchos Príncipes de aquella provincia. Entre ellos fue muy señalado Iulio Sabino, hombre de gran linage y el más rico de todos. Pero como no les sucedió como esperavan, unos se huyeron a tierras de bárbaros; otros se mataron con sus propias manos. El Iulio Sabino, por verse en lo mejor de su edad y casado con Eponina,[13] gallarda y hermosa para mirar, no se atrevió a llevar moça de tan tiernos años a Bervería, temiendo que, o se la quitarían, o por causa della sería conoscido. En fin, llamó dos de sus criados de quien mucho se fiava y recogióse a una casa de monte que tenía y escondióse en unas cuevas y cavernas, donde él y sus antepasados en tiempo de Communidadesa escondían la moneda, y dixo a los criados que diessen fuego a la casa por todas partes y contassen a su muger que él mismo se havía muerto con tóxigo,[14] por no venir a manos del Emperador. Creyendo ella esto, hizo estremos y los vezinos y parientes consolávanla como podían. Como él fue informado que su muger havía passado tres días sin comer, embióle un villete en que le avisava de su salud y rogava que lo que havía hecho de veras hiziesse fingido algunos días, pues tanto le convenía.

Tenía entonces el Príncipe Alberto, hijo déstos, quatro años y recabó del Emperador el mismo título del padre. Pero, yendo a ratos hurtados la madre a la cueva, quedó preñada; y, como era obligada a dissimular, parió sin madrina[15] en las cavernas (que podemos dezir en el otro mundo) un niño y una niña, los quales fueron muy señalados en el arte militar, llamados Petronio y Lauredana.

Fue esta moça de tan hermoso rostro, que no se sabe si por él o por su valentía en armas fue más nombrada.[16] Pero sus trabajos y adversidades, con el venturoso fin,[17] dirán los que vienen. Yo me voy.   

 

 

<1>

FUMANUS <criado de Alberto>. ECELINUS <criado de Petronio>.[18]

 

<FUMANUS>

 Quàm uereor ne Albertus meus, tot uexatus malis, ad furorem et amentiam redactus, miserè contabescat! Sed Ecelinum uideo. Fortasse, remedium exspectatum diu, consequemur.

Salue, Eceline.

 

ECELINUS

Saluus sis, mi Fumane.

 

FUMANUS

Hui, mœstus es?

 

ECELINUS

Quî possum hilaritatem præ me ferre, cùm herum amiserim?

 

FUMANUS

Hem, quid narras?[19]¿Petronio, hermano de mi señor es muerto? ¡Él, que nos venía a sacar del affán en que estamos!

 

ECELINUS

No es muerto, mas preso.

 

FUMANUS

Tanto monta. ¡Ay, ay, ay! «A dó vas duelo? – A do suelo».

 

ECELINUS

 Quitáoslo de la cabeça; porque, como fueron estos dos hermanos engendrados en la caverna y criados en ellas, parece que el sol no quiere verlos. Recibimos la carta en que nos contavas quán áspera vida padecía Alberto en la prisión del rey de Dinamarca. A la hora[20] partimos de las Canarias y, al cabo de Bojador, saliendo a buscar agua en la ribera, como él venía mareado y maltratado de la tormenta, a la hora fue vencido y preso de unos hombrazos negros, quemados del sol, los gestos horribles, y ahumados de vivir en el campo, los ojos garços, los cabellos erizados, las barbas hasta la cinta, arrebuxadas, unos corpazos gigantes, los miembros llenos de vello, el cuero duro y cozido al sol y al agua, las manos llenas de callos; en fin, eran tales que parecían ministros del demonio.[21]

 

FUMANUS

Sed audi; perierunt quoque opes illæ a patre relictæ et abaci ornati argento, auroque cælato, tapetes magnificis operibus picti?

 

ECELINUS

 Antequam ipse caperetur perierat omnia infelici naufragio; quod tibi melius, aut commodius depingere non possum, quàm fecit his uersibus Varro:[22]

«Repente, noctis circiter meridiem,

cùm pictus aër feruidis latè ignibus

cœli choreas astricas ostenderet,

nubes æquales frigido uelo leues

cœli cauernas aureas subduxerant,

<aquam uomentes inferam mortalibus>

ventique frigido se ab axe eruperant,

phrenetici Septentrionum filii

secum ferentes tegulas, ramos, strus.

At nos caduci naufragii ciconiæ,

quarum bipennis fulminis plumas uapos

percussit altè, meste in terram cecidimus». 

Nam, inusitata et planè fatali uentorum coniuratione, adeò mare commotum intumuit, ut toto littore iactatæ naues, deinde feruente æstu in altum abreptæ, mergerentur. Mox elapsi magna difficultate et labore ex isto naufragio, in eos quos dixi Vulcani ministros incidimus. Videns autem herum meum armis superatum, erepta spe fugæ, in syluis delitui, ne inexorabili rabie barbarus ille me flammis absumeret. Errabam in nemore uestigia hominum deuitans, agrestibusque pomis uescebar, cum magno casu à prædonibus Massiliensium, qui biremes aquandi causa ad illud littus appulerant, captus sum; et, post durissimos maritimi cursus errores in Galliam deuectus, fuga mihi salutem comparaui.

 

FUMANUS

 Mane. Auscultemus taciti. Hæc est aula Regis, qui herum meum in uincula coniecit. Iussit eius filia ut iuxta pomarium eam expectarem, quoniam desiderabat nonnulla percontari, quæ credebat mihi esse cognita.          

 

 

 

<2>

TICINIA.[23] ÆNARIA. FIRMINA. EXOLETUS.[24] VENATOR.

 

TICINIA

 Deum immortalem, ut obscurat magnitudinem periculi lubrum! Quàm grauè et laboriosum, prolixumque iter suscepi, dum mihi persuadeo apud reginam Daniæ ita parata esse Zopyri talenta,[25] ut ad ambas usque aures diuitiis possem impleri! Delusa sum haud dubiè, nam hîc incredibiles pecuniæ sunt angustiæ, penuria nummorum tanta, ut ipsorum usus prope nullus sit. Cur ab Italia discessi, misera? Quæ sunt diuites, locupletes, et opulenti Florentini mercatores! Quanta laborant egestate hîc et ipsi et aulici! Sed Reginæ filia egreditur.

Salue, hera.

 

ÆNARIA

 Videbis tandem nostra aucupia, et uenationes, quæ nunquam non tuam Italiam magnis titulis exornas.

 

TICINIA

Hera, credis me affectu ductam id efficere? Vtinam princeps aliquis Italus aut Gallus te ducat uxorem, ut intelligas quàm uera protulerim. Sunt enim in nostra regione uiridaria, et sæpta ferarum, quæ a parcendo Parcos uulgus appellat, ea lateritiis mænibus cincta uiginti miliarium spatium complectuntur; paratis semper ad Principum uoluptates omnis generis uenationibus, et aucupiis.[26]

 

ÆNARIA

 Erunt fortasse uera isthæc omnia, quòd uiri nobiles liberalitate summa aucupia comparent; sed de amœnitate loci non est quod aliquid addas; longo enim interuallo Italia à nostra regione  superatur.

 

TICINIA

 Dicat Firmina quæ sentit.

 

ÆNARIA

 Quid tu dicis?

 

FIRMINA

 Recitabo uersus, quos heri dulci patriæ recordatione componebam. Veniebat in mentem ciuitas illa cæli clementia, ubertate agri, duorumque fluminum,[27] omnis generis fructus admirabilem copiam inuehentium, opportunitate clarissima. Videbar mihi uidere lapideum pontem perpetua protectum contignatione, munitumque propugnaculis ad utrumque caput, et ornatum peristyliis. Sed audi carmen:[28]                 

«Nobilis æstiuas Platanus diffuderat umbras;

                                   et baccis redimita Daphne, tremulæque cupressus;

                                   et circum tonsæ trepidante uertice pinus;

                                   has inter ludebat aquis ludentibus amnis

                                   spumeus, et querulo uersabat rore lapillos.

                                   Dignus amore locus; testis syluestris Aedon,

                                   atque urbana Progne, quæ circum gramina fusæ,

                                   ac molles uiolas, cantu sua rura colebant».

 

ÆNARIA

 Egregie laudasti patriam, sed carmina fide carent.[29] Ego miram haurio iucunditatem mei pomarii aspectu. Oblectant me ac tenent hæc umbrosa cacumina. Age, uenatorem meum accerse.

 

EXOLETUS

 Habes ne satis purgatum cerebrum, uenator? Hera paratum habet falconem? Tibi dictum fuit, ut parares famulos omnes; tu uerò, stertis. Nonne tibi heri iniunctum fuit, ut curares purgare uiam, impedimenta omnia amoliri[30] et aream puram exhibere? Propera.

 

VENATOR

 Todas «las cosas de palacio van de priessa», y aun el comer nos dan de corrida, frío y mal guisado; la librea y paga van a passo de tartuga.[31]

 

ÆNARIA

Quid modo tacito murmure agebas?

 

VENATOR

 Venía pensando quán fatigados estarán los neblís, alcotanes, girifaltes y tagarotes de aguardar a Vuestra Alteza; porque ciertamente esso enflaquesce los milanos, ver los pollos y dessearlos. Dos horas ha que están al cabo de este vergel, que no los podemos sossegar; pero caça de mugeres nunca fue buena sino para cernícalos.[32] Si Vuestra Alteza truxesse algún cavallero diestro, gustaría deste exercicio.

 

ÆNARIA

                        Si mis cavalleros no son afficionados a esto, ¿qué te haré yo?

 

VENATOR

            El rey, mi señor, tiene preso uno que en caça y armas excedía a los de Francia y Italia.

 

ÆNARIA

 ¿Cómo se llama?

 

VENATOR

 El príncipe Alberto.

 

ÆNARIA

¿Y cómo lo conosces tú?

 

VENATOR

 Comí muchos años su pan, y por ciertos palos que di a un mayordomo me recogí a esta tierra. O, superi, quàm sunt mutata tempora! Herus meus Albertus splendidissimo rerum omnium apparatu, annos decem integros principem egit; nam ut arma et exercitationes militares prætermittam totius uenationis, et aucupii, Rege dignus apparatus in ipsius aula spectabatur. Nam præter insignium canum multitudinem, supra centena falconum paria, in remotissimis ad Oceanum Borealem conquisita, tanto studio ac sumptu alebat, ut in magnis porticibus illæ uolucres canteriis, et perticis insidentes, mira cum uoluptate spectarentur, quum ex his sedibus ad ornatum tela serica picta acu, squamosoque opere, inaurati argenti refulgens dependeret, et uolucres argenteis sonantibus pedicis uincirentur, et pileolos gestarent, quorum apices et gemmæ et uniones adornabant.

 

ÆNARIA

¿Pues por qué le tiene preso mi padre?

 

VENATOR

No lo sé. Aquí a la puerta falsa del vergel está un su criado, el que él más amava.

 

ÆNARIA

 Llámale y vete a caçar; que yo no quiero más tratar en esso hasta que saquemos esse prisionero y conozcamos sus habilidades. Veamos si, entendido el negocio, recabaré algo de mi padre.

 

 

<3>

FUMANUS. ÆNARIA.

 

<FUMANUS>

 Salue, domina potentissima. Venator tuus me admonuit ut continuò tibi adessem. Quid iubes?

 

ÆNARIA

 Heri iusseram ut huc accederes. Desiderabam enim canem uenatorium, quem tu habes, multis præconiis commendatum. At modò aliud exquiro; uolo enim commemores qua caussa concitatus herus tuus ad nostra menia peruenerit, et cur in carcerem coniectus fuerit.

 

FUMANUS

 Infandum, Regina, iubes renouare dolorem.[33] Equidem nec memorare possum ob luctuosum infortunium, nec tacere fas est ubi tuum accedit imperium. Hunc unum fortuna principum omnium quos unquam sol uidit optimum et ornatissimum terris ostendit. Sed, proh dolor, ostendit tantùm ac protinus subduxit, quàm erat Senensibus puellis grata heroica proceritas corporis, formæ dignitas et gratia! Quis oculorum uigor! Quàm felix indoles! Quæ firmitas membrorum! Quod robur! Quis status! Quæ habitudo!  Y todo esto ¡para que se consumiesse en la cárcel de Dinamarca!

 

ÆNARIA

                                   Déxate de llorar y dime: ¿cómo vino a ella?

 

FUMANUS

Oyó un día en Italia alabar el rostro y excelencias de Vuestra Alteza; luego quedó herido de amor y, procurando divertirse, adoleció de una grave enfermedad, de que nunca se viera libre, si no acertara en un mercader que le dio orden cómo vendría a esta corte. Y avrá tres meses que está encarcelado.[34]

 

ÆNARIA

¿Qué fue el delicto que le truxo al calaboço?

 

FUMANUS

 Simultas orta inter huius regni Principes, quos pater tuus magnifacit. Nam cum Gibellina puella, amplissimo genere nata, Taruisio, nobilissimo adolescenti, desponderetur, Sorecinus, auaritia potius quàm amore captus, quòd uirgo dotali iure secum opulentam hæreditatem traheret, sibi illam uel inuitam parauit uxorem. Taruisius, inhumaniter perfidioseque deceptus, à iusto dolore ad uindictam præceps ita contumeliam uindicauit, ut patrato fœdo facinore, Gibellinam, post celebratas cum Sorecino nuptias, fortè ad uillam et rusticanam uoluptatem euntem interceperit, mediaque in uia intentato ad iugulum pugione si reluctaretur, ui illata constuprarit, non ad libidinem, sed superbo ultoreque animo ad perennem Sorecinorum ignominiam. Lacrymantem fœminam et passis capillis luctuosam cum herus meus uidisset, ita exarsit, ut admoto equo præceps in Taruisium ferretur, et ipsum, ut eius scelera exposcebant, obtruncaret. Eo tempore pater tuus ex uenatione reuertebatur, et ægreferens suos clientes ab externo trucidari, herum meum in carcerem coniecit.  Te oro et obsecro, ut miseris opem feras.

 

 

 ÆNARIA

 Al cabo soy; yo procuraré el remedio. Y no desmayes, pues el buen cavallero Turno, confiado que los que hoy caen, mañana suben, dezía:

«Multos alterna reuisens

lusit, et in solido rursus fortuna locauit».[35]

Ito bonis auibus[36], et perendie accedes ad me.

 

FUMANUS

 In omnibus tibi morem geram, ut debeo. Vale.

 

 

<4>[37]

ORESTILLA.[38]   PANTALABUS.[39] <SOLETA.>[40]

 

PANTALABUS

 Mucho me vale cada un año el pronosticar a los presos. Allí veo la hija del carcelero. Recaudo trae: «llorarán y cantaremos».

 

ORESTILLA

 Saluus sis, mi Pantalabe. Adfero tibi lucrum singulare, modò præsagium exhibeas firmum et stabile.

 

PANTALABUS

                        Mire mi señora cómo he glossado el Sic uos non uobis de Virgilio:[41]

«Vos buena, vos generosa;

                                               vos honesta, vos humana;

                                               vos discreta, vos graciosa;

                                               vos gentil y vos hermosa;

                                               vos polida y vos galana».

 

ORESTILLA

 Eia, mitte ista; nunc non uacat poëticos lusus auscultare! El cavallero está con temor si le cortará el Rey la cabeça y detenéisme en frialdades.[42]

 

PANTALABUS

 Oydme, y declararos he la materia de donación remuneratoria. «Don» quiere dezir 'dádiva sin obligación de darla'; «galardón» es 'don por gallardía, aviéndolo merecido el que sirve'; «antidora»[43] es 'la paga del don recebido'.

 

ORESTILLA

 Falces postulabam![44]

 

PANTALABUS

 Mire, señora, que el catamiento es según la natura del terradgo;[45] porque la tierra piçarrosa es fría, y la arenosa es caliente, es caliente, es caliente..., y el ayre de los estanques encharcados, muladares, y alfonsarios,[46] y muertos de guerra es corrupto, es corrupto. Señora, es corrupto.

 

ORESTILLA

 Si yo fuesse alcalde, nunca haría dar açotes a ningún delinquente; daríale un importuno como éste por compañero y quedaría bien castigado.

 

PANTALABUS

 O, uidete, uidete, domina mea: molendina molunt, casæ cadunt, hypothecæ finiuntur, terra tenet. Y por esso es más seguro comprar una alquería o cortijo, que no cargar censales;[47] créame, y hágalo assí, mi señora.

 

ORESTILLA

 Taurum iam enecasses, nedum hominemb!

 

PANTALABUS

 Pues oyga una primor y puntillo[48] delicado acerca de las cosas de Génova. Ligures dicuntur habere mare sine piscibus, montes sine lignis, exercere mercaturam sine pecuniis, latinè scribere, cùm nunquam ad ludum litterarium profecti fuerint... ¡Mi señora! ¡Mi señora!

 

 

ORESTILLA

 ¿Qué es lo que veo? ¡Dos bachilleres en una casa es cosa nueva![49] 

 

S<OLETA>

 No digáis esso, hija; porque en el mundo no hay cosa nueva. Yo soy el bachiller Soleta, y este señor es el bachiller Pantálabo; y él mismo sabe que le provaré que en el mundo no hay cosa nueva.

 

PANTALABUS

                                   ¿Y estos borzeguís no son cosa nueva?[50] 

 

SOLETA

 No, porque los más bachilleres los compramos en el encante,[51] y sirvieron al animal de pellejo; pero arguitur sic: «Cosa nueva se dize la que nunca fue tal como ella. Mas no hay en el mundo cosa que no haya sido tal como ella. Ergo sequitur que no hay cosa nueva en el mundo». ¡En baroco, en baroca, mi señora![52]

Item: «si alguno pudiesse hazer alguna cosa nueva buena, seguirse hýa que el que la hiziesse sería más sabio que los antiguos. Y esto es imposible. Ergo sequitur, domine doctor, a b c d.

 

PANTALABUS

Niego la menor, señor bachiller.

 

SOLETA

 Ergo contra negantes principia non est disputandum. ¡Mirá qué lógico sincopado! Los antiguos vivían más que no agora; ergo eran más sabios que los de agora: razón de cal y canto.[53] 

 

PANTALABUS

                                               Y, si os doy cosa nueva, ¿qué diréys?

 

SOLETA

                  Daros he mis guantes del bachillerado.

 

PANTALABUS

 Pues dad acá: dígoos que los estudiantes de todas facultades dexan las liciones por oyr las farsas, y no se acuerdan que están fuera de sus patrias, gastando dinero de balde.

 

SOLETA

                                   Ad aliud,[54] que eso ya es cosa vieja.[55]

 

PANTALABUS

 ¿Las comedias del que lee primera classe son muy frías?[56]

 

SOLETA

 Veynte y siete años ha que él y sus embaraços son más fríos que los montes Alpes, y su presencia más triste que nuves pardas. ¿Luego me dais cosa nueva? — No, no, no.

 

PANTALABUS

Cosas nuevas son aquéllas, que nuncac passó sobre ellas otro tiempo ninguno. En ninguna de las cosas que son por venir passó sobre ellas tiempo alguno. Ergo sequitur, señor Mocalipsis,[57] que todas quantas cosas son por venir son cosas nuevas, nuevas, nuevas, a pesar de vellacos.

 

ORESTILLA

 Vt delirant strenuè! Adferebam nummos, et eos contemnunt, stolidi. Discedo aliud remedium exquirens, nam hîc aquam e pumice postulo.[58]

 

PANTALABUS

 Vbi est illa bona mulier, quæ mihi adferebat unum bonum salarium pro meis pronosticationibus? O, tu per diem fecisti amittere unam rem lucratiuam! Tu solues! Tu avray de le bastone e bastonate![59]

 

SOLETA

 Hei! Hei! Ego uolo uidere si est aliquis cap de guayta,[60] qui te ad carcerem possit importare.

                                                

 

         <5>

                                               FIRMINA.        DELPHANIA.

 

<FIRMINA>

 Sperabam sanè colloquium nostrum lætius futurum, ac quale maximè conueniret statui illi rerum, quem tibi, mea Delphania, semper optaui. Sed, heu! heu!, grauis nuncius uenit, atque omnium quidem ille tristissimus, res nostras e bonis malas factas esse, atque ex omnium secundissimis, si non omnino miseras. Neque enim hoc casus ullus efficiet, nec tantum roboris, ac uirium temeritas habebit, quæ tamen splendoris multum ac floris amiserint.

 

DELPHANIA

 Hei, quam uereor quorsum euadas![61]

 

FIRMINA

 Nonne intellexisti heram nostram amare?

 

DELPHANIA

  Hoc tandem erat quod te tam sollicitam habebat? Quænam puella nobilis est, quæ amatorem non habeat? Videris peregrina, autd  externa, quæ rem antiquam et obsoletam ignores?

 

FIRMINA

 At turpe est amare captiuum.

 

DELPHANIA

 Sed non est turpe amare principem uirum, et illustrem, et locupletem, quem solus amor formosissimæ puellæ, non culpa delicti, non inuidia, uitæque turpitudo, non denique ueteres, iustæ, grauesque inimicitiæ ciuium in discrimen capitis uocauerunt.

 

FIRMINA

Parece que estáys vos tan enamorada del preso como nuestra ama.

 

DELPHANIA

 No lo estoy; pero tal marido, sin amores le tomaría, si me le diessen; y ¡creo que vos no haríades mala cara!

 

FIRMINA

¡Si no lo he visto!

 

DELPHANIA

  At ego uidi; nam heram comitata sum in carcerem, ut oportet fideles ancillas. Nunc, quoniam uideo rem tibi cognitam, non celabo.

 

FIRMINA

 Mihi cognitam? Melius dixisses omnibus notam. Secretum diuitis ullum esse putas?  Serui ut taceant? Iumenta loquentur![62] 

 

 

DELPHANIA

Oyga, entramos antenoche en la cárcel. Yvan quatro pagezicos con sus hachas y, tras ellos, Zárate, el contador,[63] que a cada preso dava seys escudos para sus necessidades. Quando llegó a Alberto, bolvióse, diziendo: «Mi señora, este preso dize que tiene dineros para dar y que no está para recebirlos». Llegóse ella y díxole: «¿Quién te prendió?». Dixo él: ««Vn alguazil que tiene una venda por los ojos y trae una granada agridulce en escudo negro».[64] Dixo mi señora: «No hay tal alguazil en esta corte». Respondió él: «Señora, está tan ocupado en traer presos de tierras agenas, que aquí nunca le veen». Dixo ella: «¿Y qué poder tiene mi padre fuera deste Reyno?». Acudió él: «Tiénenlo cosas suyas, que con sólo su nombre van prendiendo gente de alto estado». Vieras, hermana, a mi señora temblar. El moço se paró como una grana.[65] Yo, como le llevava la halda, fingiendo estropeçar, tiréle fuertemente. Bolvió en sí y, sin poderle más hablar, nos fuymos. Pero, callemos, que entra a tomar lición de dançar.

 

 

<6>

(Aquí dança la Infanta Ænaria.)[66]

 

 

 

<7>

                                    ANTILOGIUS .[67]       ATHENAGORAS.[68]

 

<ANTILOGIUS>

 Explica, amabo, pugnam Phileniam.

 

ATHENAGORAS

 Credis esse pugna?

 

ANTILOGIUS

 Sic audiui.

 

    ATHENAGORAS

 Nihil minus. Cum Philenium discedentem usque ad diuerticulum prosecutus essem, ulteriusque progredi uellem, Philenius autem recusaret, ortum est inter nos quasi certamen humanitatis, ægreque discessus factus, nonnulli sibi falso persuaserunt nos eo tempore pugnam aut certamen iniisse. Sed alia tibi proponam planè noua. Attentus ausculta.

Cum in agro essem, nuntiatum est mihi uenisse Philenium ex Italia pridie uesperi; et, nisi de uia fessus esset, continuò ad me uenturum fuisse. Quod cum audissem, nullam moram interponendam putaui, quin uiderem hominem mecum et studiis iisdem et uetustate amicitiæ coniunctum. Itaque confestim ad eum ire perrexi, paulumque cum eius uilla abessem, ipsum ad me uenientem uidi; atque illum complexus, ut mos amicorum est, satis longo interuallo eum ad suam uillam reduxi. Cum autem ibi de Alberto sermo ortus esset, intellexi regis nostri filiam eius amore captam; quod uereor ne nobis aliquid apportet mali. Ænaria agrum meum frequentabat, uenationem habebat in delitiis, nunquam otiosa. Nunc uerò quænam fuit causa cur illa minus libenter rusticaretur?

 

<ANTILOGIUS>e

     Nimirum hæc, quod sine Alberto esse non possit.

 

ATHENAGORAS

 Vera narras, nam et ipse hisce auribus hausi uocem illam cum ex agro tuo discederet: «Nihil mihi hac solitudine iucundius, mi Antilogi. Cetera noli putare amabiliora fieri posse cùm uilla, littore, prospectu maris, tum his rebus omnibus». Sed quid miramur? Quandoquidem dixit ille: «uarium et mutabile semper fœmina».[69]

 

 

ANTILOGIUS

No está en esso el negocio, sino que «el amor todo lo bien concertado desbarata».[70]

 

ATHENAGORAS

 Siempre he oydo dezir que «los cortos de vista luego se enamoran, porque no pueden con sus flacos ojos conoscer las faltas del rostro que aman».

 

ANTILOGIUS

 Éssa es burla burlada,[71] porque dime, ¿qué amante hay que no sea corto de vista? ¿Que entre mi señora la Infanta a escusa de dar limosna a los presos y que de un mancebo cargado de cadenas, flaco de sus pensamientos, amarillo de las cárceles lóbregas salga tan enamorada?

 

ATHENAGORAS

 «El desseo haze hermoso lo feo»;[72] y no me negarás que, si ella no fuera corta de vista, no cayera en esso. Pero conoscerá su mal quando no avrá remedio.

 

ANTILOGIUS

 Reuocasti in mentem filiæ meæ infortunium. Amabat eam Vbaldinus, et mea negligentia factum est ut ipsi nuberet, quem ego probare generum non debui, nisi prius omnia perscrutatus non solùm quod mores, sed etiam quod ad facultates attineret. Quod si fecisse eius ære alieno perspecto, nunquam passus essem ut homini in tanta rei domesticæ difficultate constituto filia mea collocaretur. Sed commisi ut me absente res per amicos ageretur, quibus in Hungariam proficiscens ita mandaui, ut quoniam ego tam longè abfuturus eram de filia mea matrimonio agerent ipsi quod probassent. In quo meam negligentiam agnosco; tantam enim rem iis committere non debui; sed in reditum meum integram reseruare. Y, assí, la que tanto moría por Ubaldino agora no lo puede ver; pero el mayordomo y el caçador vienen. Oygamos qué cuentan.

   

 

 

<8>

FAMULUS ATRIENSIS.[73] VENATOR. ANTILOGIUS. ATHENAGORAS.

 

<FAMULUS ATRIENSIS>

 Tu ne id ueritus es, ne ego iracundia aliqua adductus te uidere noluerim? Ego tibi irascerer?  Tibi ego possem irasci? Te suauitate fratrem, ætate propè æqualem, obsequio filium, consilio parentem semper iudicaui, nunc ac leui occasione desererem? Si amat regis nostri filia sibi ut turdus[74] malum parit; neque tu, neque ego fuimus tanti mali autores.

 

VENATOR

 Audieram te exarsisse iracundia uehementi, quod tibi nuntiatum esset amandi occasionem heram nostram a meo colloquio sumpsisse. Agebat illa de uenatoribus, laudaui ipse quendam in uincula coniectum: inde orta est fabula, qua inuidi me autorem tanti mali constituunt. Sed quæ tu dicis faciunt, ut nihil mihi iam magnopere timendum putem, cum uideam solere ea, quæ magnopere timeantur, quandoque ad nihilum redire. Sed uides ne Athenagoram,f et Antilogium?

 

FAMULUS ATRIENSIS

 Saluete.

 

ANTILOGIUS

 Sit uester adventus felix. Num torquent uos eædem curæ, quæ nos infestant?

 

FAMULUS ATRIENSIS

 Todos en vna casa; todos comemos un pan; todos sentimos una misma congoxa, en ver tan mudada una tan honesta donzella.

 

VENATOR

Con licencia de vs. ms. me voy a curar de mis halcones.

 

FAMULUS ATRIENSIS

Vays[75] con Dios.

       — Díganme, señores, ¿han visto cosa tan rara, enamorarse una Infanta de vn prisionero suyo.

 

      ANTILOGIUS

       Yo no lo tengo en mucho, pues la edad y occasión los movió a ambos. «El hombre es fuego; la muger estopa. Viene el diablo y sopla».[76]

 

ATHENAGORAS

Mas veo que las damas que tenía tan recogidas ya andan muy sueltas.

 

FAMULUS ATRIENSIS

 Pues, «si el guardián juega a los naypes, ¿qué harán los frayles?».[77] Pero buelvan los ojos y verán el secretario della, que tan honesto era, agora que ella le ha dado vacaciones, miren qué dissoluto se ha parado; miren que no acierta el camino. ¡O, malas compañías quánto pueden! «Quien te vio y te vee agora, ¿quál es el coraçón que no llora?» ¡Quán cargado de vino viene, que nos mira y no nos vee!

 

 

BARCENIUS,[78] ebrius.

        In media rerum molestarum turba lætissimus hodie nobis et iucundissimus effluxit dies, qui mentes nostras, depulsis tristitiæ nubibus, mirifice serenaret, memoriamque omnem præsentium et impendentium calamitatum penitus auferret; nam aulici aliquot non bellicum, sed Bacchicum canentes, omnibusque ad lætitiam dispositis, in uillam quandam uelut ex diuturnis uinculis emissi, nullum gaudendi imò, ut uerius dicam, repuerascendig genus omisimus. Villa est amœnissimo in loco sita, et maximè ad rusticanas uoluptates accommodata, montes a tergo habet coniunctos, eius dextram sinuosus amnis exhilarat; itaque stue rapaci aue, seu mordaci cane, plagis, uenabulo, cursu, feris,  auibus, piscibus, dilecteris, uicini montes, subiecta planities, præterfluens amnis affatim omne genus prædæ largiuntur. Verum nobis illuc profectis,

«nec uenari apros placuit;

nec figere ceruos;

nec rursus canibus lepores agitare fugaces;

nec fera bracteolis ungues armata sonoris

cœpit auis prædam».[79]

 

Sed traxit nos et uendicauit sibi incredibilis amœnitas flauii, qui tectus fronde populea, cristallino alueo, uiridibus ripis a placiditate fluebat; depositis igitur togis et calceis cum summa uoluptate piscati sumus. In quo ita luximus, ut pueri ita clamauimus, ut ebrii, ita concertauimus ut dementes insanique uideremur. Egressis tandem è fluuio, cæna dubia apposita fuit modo, neque pes, neque manus suum officium faciunt. Somnus me opprimit; recipio me in cubiculum, ut ibi hoc uillih obdormiam.

Agora, aunque nunca he estudiado, hablo latín y griego y girigonça.[80] Querría topar muchos ciegos para examinarme. O la ho ceguedad! Niuo... neubo... Rapa... im... Pero, todo me duermo... [81]

 

FAMULUS ATRIENSIS

 ¿Han notado el mal exemplo? ¡Miren qué ha causado el estar ocioso, dende que su Señoría, la infanta Enaria, dexó los negocios! ¡Miren qué hazen las malas compañías! Id est, planè «corrumpunt bonos mores colloquia praua».[82] Sed eamus iam, ne hîc nos herus otiosos offendat.

 

 

<9>

PILANIUS. MENETES. AMMONIUS. [83]

 

PILANIUS

Dezid, ¿que es verdad que se huyó la Infanta con el preso?

 

MENETES

 ¿Que aún dudáys en ello?[84]

 

PILANIUS

 Yo digo que son desdichadas las hermosas y que dizen bien: «lo de todos desseado, a gran peligro es guardado».[85] Y que «la muger y la ceresa por su su mal se afeyta; pues ésta es requerida y la cereza, comida». Pero, Ammonio viene, que nos dirá cumplidamente lo que passa.

  ¿Qué es, señor Ammonio?

 

AMMONIUS

 No me digáys nada, que, en ver el palacio real tan triste, me querría salir del mundo ¡Una doncella que era un ángel en la tierra, assí en el rostro como en la buena vida, hazer un caso tan feo!

 

    PILANIUS

 ¿Y cómo pudieron salirse? ¿Quién osaría acompañar a la hija de su Rey? ¿Quién les daría cavalgadura?

 

  AMMONIUS

 Cavalgadura blanda[86] llevava; porque un viejo dize que vio de su ventana una donzella, que llevava a cuestas a un mancebo con grillos a los pies, y doliéndose dellos. No sabiendo, ni creyendo ser la Infanta, calló.

 

  PILANIUS

 Ænaria stolida, quæ parentem tuum præcipuo quodam amore colere, obseruare, atque tueri debebas, in uarias calamitates inopinantem coniecisti!

 

AMMONIUS

 Quid diceres, si rem omnem intelligeres? Profectò roboris in me tantum non est, ut acerbitatem tam grauem queam perpeti. Sed audi iam, cùm pater eius multos annos sine filio esset, grauiterque ea re angeretur, tandem natus est filius, sed oculis captus, ita ut non facilè deiudicari posset, maiorémne dolorem percepisset ex orbitate, an perciperet ex unici filii cæcitate. Omnia remedia, omnes medicorum conatus mali pertinacia elusit. Iam ad septimum annum peruenerat puer, eique patrio quodam ritu primam comam tonderi, nomenque imponi Martis et Veneris auspicio oportebat, cùm præter omnium spem, subitò oculis uti cœpit. Incredibili lætitia perfusus pater, regionis Principes omnes ad magnificas epulas uocauit. Fortunatissimus sibi Rex uidebatur. Sed in hoc medio apparatu recordatus est filiæ; eam accersi iussit, ut paulisper sua saltatione aulam et puellas nobiles exhilararet. Quæsita diu, nusquam apparuit. Pater, torpore quodam captus, languebat immobilis, aut inopia consilii, aut casu nouo tarditatem iniiciente. Filiam enim dilectissimam amisisse miseriùs esse ducebat, quàm in crucem tolli. Ceterùm, ubi intellexit eam cum Alberto discessisse, ita furere cœpit, ut inflammatus in forum curreret, omnes arma capere iuberet, eius oculi arderent, totque ex ore crudelitas emicaret. En fin, ha hecho açotar todos los carceleros y los que guardavan, y él va desatinado por essos bosques, jurando que a él y a ella los hará quartos.

 

PILANIUS

 Ecce fulmen, nam Albertus, quem propter immortalia in omne hominum genus beneficia æquum erat, nostrisque rationibus conducebat esse immortalem, periit, et ei repentina quædam uis fortunæ, in optima spe altissimi gradus ciuitatis, uitæ finem attulit, et commoda illa nostra, studiaque restinxit. Heu, mens hominum! Heu, uenturi nescia fati![87]

 

MENETES

«Tras el ñublo viene el sol», y «tras un tiempo viene otro».[88]

 

PILANIUS

 Tarde es. Muy alterados van los negocios. Si él se estuviera en la cárcel, llegaran por tiempo Príncipes de Italia, que recabaran perdón del Rey.

 

MENETES

 Yo no me espanto dél, pues por salir de la cárcel qualquier se aventura a lo que puede venir. Pero el de la donzella es vni bravo atrevimiento.

 

PILANIUS

 Bien parece que no entendéys «quánto puede el amor».[89] Nonne Scylla longè formosissima nihil de amore cogitans, inter æquales suas in lusu pilæ, cùm (ut fit) imprudens studio prouecta longiùs processisset, ad ipsa usque urbis mœnia perueniret, unde castra hostium prospiciens, Minoa conspicata est, cuius amore icta scelus illud immane commisit?[90]

 

AMMONIUS

 Sexcenta occurrunt exempla. Nonne apud Poëtam[91] uirgo quædam blandè appellans, mira animi simplicitate confitetur matri, se ictam uulnere amoris, desiderioque adolescentis captam, non posse telam texere?

 

PILANIUS

 Non est quod dubites eam uim esse amoris, ut e pectore eorum quos occupauit eiiciat reliquas omnes curas, et exturbet ex animo puellarum muliebria cuncta studia, non tantum instrumenta lanificii. Pero vamos a saber si los han hallado, que, pues tanta gente va tras ellos, impossible es que se escondan.

 

AMMONIUS

¡Qué dolor será verlos sacar a sentenciar!

 

 

 

                                                                       <10>

ALBERTUS.   ÆNARIA.  VULPINUS.

 

<ALBERTUS>

 Video, hera, excellentissima summæ felicitati summam coniunctam esse miseriam. Id autem colligo ex uoto Pyrrhi illius Regis prudentissimi. Is enim ubi immolaturus templa inuiseret, non regni ampliorem modum, non de hoste uictoriam, neque diuitias, quibus mortalium plerique attoniti inhiant, sed sanitatem a diis petebat, quoniam, hac parte bene constituta, multò feliciùs omnia cessura uiderentur. Nam si toto sinu sese effundant fortunæ afflatus, absit autem bona ualetudo, nullum emolumentum magnopere iucundum percipies.[92] Mihi tecum minus est. Sed, quoniam sum tui amantior, quàm temporis, malim te sospite in carceribus detineri, quàm te ægrotante regnum Daniæ adipisci.

 

ÆNARIA

     ¿Cómo es ello, señor? Por un poco camino que avemos andado, ya tengo de adolecer?

 

ALBERTUS

 Vuestra Alteza es delicada y tiene el trabajo doblado en yr a pie y llevarme a cuestas. Si yo hallasse cómo romper estos grillos, yo le aliviaría de todo lo que padece.[93]

 

ÆNARIA

 La buena empresa que lleuo me haze no sentir trabajo, pues fue mi propósito librar a un tan buen Príncipe, que tan sin culpa estava preso, y no ser ingrata a quien de tan lexos me vino a buscar. Escondámosnos en aquellos xarales, porque ya amanece, no nos hallen, pues es cierto que nos vernán a buscar.

 

ALBERTUS

 Pues yo me esforçaré poco a poco a yr a pie.

— Mas ¡triste de mí! ¿Qué es lo que veo? Un caçador asoma.

 

ÆNARIA

 No se espante. En tierra de mi padre estamos: cavallero vassallo es. Yo le haré que no nos descubra.

 

VULPINUS

 Quantumuis uenatio nullam adferret commoditatem,[94] hoc solùm mihi laboris præmium uidetur insigne, nempe silentium, quo animus feriatus a tumultu urbano, potest libera cogitatione res suas percurrere. Odor hic, quem rosmarinus, ocymum syluestre, et thymi flores naribus nostris aspirant, cerebrum magna ex parte reficit. Aër ignauus in urbe uentriculi imbecillitatem adducit; at syluestris aura eidem uires ad concoctionem suppeditat. Volo nunc tacitus exquirere quanti momenti sint illa, quæ ardentissimis uotis in urbe exquirimus: omnia planè infirma, caduca et laboris plena reperio; nam potentiam metus sequitur, diuitias sollicitudo, filios contumacia, amicitias uitæ inæqualitas, solitudinem tristitia, societatem contemptus et labor, uirtutes difficultas, uitia infamia; tandem in hac uita omnia sunt incerta, anxia, breuia, turbulenta, suspicionibus plena, solaque mors non dubia ceruicibus imminet. Quare non mirùm, tot Principes, prouinciis relictis, ad priuatam uitam, ad difficilem ac duram solitudinem se transtulisse. Hic nulla fœminæ pulchritudo oculos meos torquet, quod non est in postremis habendum, nam pulchritudo Regibus imperat, mortis, infamiæ, paupertatis, quæ tria summa dicuntur mala, obliuisci nos cogit. Hæc amoris, cui omnia subiiciuntur, et claues, et regna tenet.[95]

Con todo esto, en toda la mañana he podido hallar liebre, ni conejo. Y, como por mi pobreza y naypes no tengo quien me sirva, quedo puesto del lodo,[96] si no llevo qué cenar. Pero ¿qué es esto? Caça nueva veo. ¡Por Dios, que es la Infanta! Más me valdrá de dos mil escudos. Yo recabaré della estrena, porque no la descubra, y después, de su padre, porque la manifieste. Yo saldré de mal año, y a ella llévenla los diablos[97].

 

  ÆNARIA

¿Oyes, Vulpino?

 

VULPINUS

 Ya passó el tiempo que a mí dezían «oyes»  Bien puede echar un «vuestra merced», que muger que se huye con los presos obligada es a honrar a los que no hazemos semejantes vellaquerías.

 

ÆNARIA

¡O, Dios! ¿Y qué es lo que oygo?

 

VULPINUS

 Peor oyrá, pues el rey ha prometido al que le cuente lo que yo veo diez mil ducados.

 

ALBERTUS

     Yo te daré treynta mil. Vente conmigo a mi tierra y toma este diamante, que vale mil.

 

VULPINUS

 Soy contento. Quedaos a Dios.

 

            (¡O, qué pieça! Buena caça he hecho esta mañana. Si quiero yr a su tierra, gran riqueza terné. Pero más me vale gozar de la moça, y después acusarla he a su padre.)

 

            ¡Ola, ola! No hay nada hecho: yo tengo de dormir con la Infanta, o yo la acusaré.

 

ALBERTUS

 Heu! Heu! Nunc intelligo felicitatem Agamedis et Trophonii;[98] nam cùm templum Apollinis Delphici condidissent, petentes a Deo mercedem pro laboribus susceptis, die septimo mortui sunt. Et Midas rex in uenatione Silenum cœpit; a quo didicit optimum esse non nasci, aut quàm ocyssimè aboleri. Si ipse in carcere mortem adeptus fuissem, non audirem huius bestiæ bipedis beluinam uocem.[99]

 

VULPINUS

 ¿En qué quedamos? Que me voy a accusaros. A fe de cavallero que lo haré como lo digo; y este quartaguillo corre bien: en tanto seré en palacio.

 

ÆNARIA

 Hagamos lo que pide. Sólo no vea yo despedaçar essas carnes que a mis cuestas he traydo. No las vea yo en manos de los verdugos de mi padre.

 

ALBERTUS

            «Quis dabit in lachrymas fontem mihi ?Quis satis altos

 accendet gemitus, et acerbo uerba dolori?

            Exhaurit pietas oculos, et hiantia frangit

            pectora, nec plenos auidum sinit edere questus.

            Magna adeò iactura premit».[100]

¡O, triste y desdichado! Que esto no es haver alcançado a Enaria, sino en sueños, y haverla perdido estando despierto. ¡Cerraos, ojos míos, no veáys lo que ni aun los quadrúpedos pueden sufrir! ¡Cerraos, orejas mías, no sintáys vuestra infamia!

«Muera yo de muerte mala,

antes de ver a mi zagala

en manos de otro zagal».[101]

 

ÆNARIA

Mira, haste de quitar essa casaca tan sudada que traes.

 

VULPINUS

Soy contento, mi señora.

— ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

 

ÆNARIA

 Señor Alberto, ayuda, que no le soltaré: la cabeça le tengo embuelta en la casaca.[102] Con su misma espada le puede matar y huyremos en su quartago.

 

VULPINUS

 ¡Perdón! ¡Perdón!    ¡Misericordia, señor cavallero!

 

ALBERTUS

La que tú tenías conmigo. ¡Allá yrá con los diablos essa alma tan maldita!

<Mata Alberto a Vulpino.>

 

 

<11>

PETRONIUS. LAUREDANA. ALBERTUS. ÆNARIA.

 

<PETRONIUS>

 Bozes siento en este bosque, y de muy gran dolor. Dende que tomé orden de cavallería[103] jamás he faltado a los que piden socorro. Quiero correr. Hermana, aguijemos. Dad de espuelas al cavallo y vayan lanças en ristre. Allí veo un tendido, y el que tiene la espada sangrienta está a pie. Sería cosa fea no apearnos.

— Di, gentilhombre, ¿eres cavallero?

 

ALBERTUS

Sí, soy. ¿Por qué lo pedýs?

 

LAUREDANA

 Quoniam uidetur alienum ab equestri dignitate, ut ad hunc modum uiatores interficias, et compedibus istis intelligo, te nefarium aliquod scelus commisisse.[104]

 

ALBERTUS

 Hui! Quis te arbitrum elegit?

 

LAUREDANA

 Nobilitas et amplitudo generis mei; nam hæc cogunt et mouent me, ut afflictis opem ferat. Et quamuis nulla spes est iam in hoc cadauere, tamen, ne aliis deinceps nocere possis, efficiam hodie, ut aliquis carnifex, posteaquam meo gladio perieris, tibi geminum laqueum innectat, et in hisce arboribus altiorem ramum deligat, ut honestius ac splendidius pendeas.[105]

 

ALBERTUS

Si militari iactantia res heroicæ tractandæ sunt, tu meo pugione confossus miserabiliter duplici capistro, et fœdo supplicio in arbore strangulatus pendebis.[106]

 

LAUREDANA

 Ad rem! Tempus enim frustra consumimus. Age, ne possis aliquando fingere uictoriam tibi fraude præreptam fuisse. Accede: liberabo te istis compedibus, et ne certamini te imparem inopia armorum fuisse dictites, galeam, clypeum, loricam, et ocreas fratris mei accipito.[107]

 

PETRONIUS

Hæc non facerem, nisi intelligerem te nobilem esse. Cape iam hanc galeam.[108]

 

ALBERTUS

¿Qué es lo que veo? ¡Ésse el rostro de mi hermano Petronio es![109]

 

PETRONIUS

 ¿Cómo? ¿Quién soys vos?

 

ALBERTUS

El que nascí para cárceles: Alberto.

 

PETRONIUS

 ¡O, gran Iúpiter! ¿Qué es lo que oygo? ¿No veys, hermana, quán desfigurado está?

 

LAUREDANA

     ¡Tal avrá padecido! Pero ¿qué señora es aquélla que está allí tendida? ¿De qué murió?

 

ALBERTUS

¡Ay, infanta Enaria! Si muerta eres, yo no bivo: edificadnos un monumento y, sepultándonos en este bosque, haréys que los que la vida no permitió estar juntos, la muerte nos tenga acompañados. ¡Ay! ¡Ay![110]

 

LAUREDANA

Echémosles agua deste arroyo.

 

PETRONIUS

Primero a la Infanta, porque della vendrá más presto el remedio.

 

ÆNARIA

 ¿Quién me echó agua en el rostro?

«O, villanos!

No me toquen <v>uestras manos;

si no fenescerán vuestros días.

Dexad comer de gusanos

estas tristes carnes mías»[111].

        Matastes a mi señor ¿y venýs a aumentar mis dolores? Matadme presto, si queréys que en alguna cosa os conozca por misericordiosos. ¡O, Alberto! Por mí padeciste tantos años cárceles y, sin jamás haver tenido lugar para lo que desseavas, moriste a manos de ladrones.

 

PETRONIUS

 Esfuerça, esfuerça, mi señora, que Alberto bive y yo soy su hermano, que, viniéndole a librar de la cárcel, le topé como viste.

 

ÆNARIA

 ¿Dónde está? Que yo no os creo.

 

LAUREDANA

 Venga, señora. Tómele de la mano, para que recuerde;[112] que le vino un desmayo en ver a Vuestra Alteza muerta.

 

ÆNARIA.

¡Alberto! ¡A, mi Alberto! Agora que la ventura esperada te viene, ¿le huyes?

 

ALBERTUS

 ¿Qué boz es la que siento? ¡O, linda como el arrebol! ¡Hermosa más que Diana! No temo yo a toda la cavallería de tu padre, pues te veo sana, y puedo pelear al lado de mis hermanos.

 

ÆNARIA

 Pues, señor, vamos de aquí, no nos halle mi padre.

 

PETRONIUS

 Mas antes lo yremos nosotros a buscar. Veamos qué gente viene, hermana. Salgámosles <los>j dos al camino, que estamos más a punto de guerra.

 


 

 

<12>

APPARITORES DUO.[113] PETRONIUS. LAUREDANA.

 

APPARITOR <PRIMUS>

 Equidem non possum satis mirari insignem prudentiam Alberti, qui latere tam diu potuerit! Nobiles, plebeii, senes, pueri, uiri, et fœminæ uix, ac ne uix quidem, uestigium aliquod urgente, et minacibus uerbis instante Rege, toto diebus ac noctibus inuenerunt.

 

APPARITOR <SECUNDUS>

 La gran codicia de quererlos hallar nos ciega. Pero teneos, que veo estrangeros. ¡A ellos! Desviado se han. Aguardemos, que, por mucho que rodeen, aquí vendrán.

 

APPARITOR <PRIMUS>

  Audiuisti ne insigne facinus Rumbonii?[114] 

 

APPARITOR <SECUNDUS>

 Tantum audieram a te iussu regis in carcerem coniectum; causam prorsus ignoro. Tu rem gestam expone, dum illi huc accedunt.

 

APPARITOR <PRIMUS>

Amabat extrema linea filiam Regis Rumbonius...

 

PETRONIUS

 Bene est: illam seruabit Albertus.

 

APPARITOR <PRIMUS>

 Ceterum, cum intellexisset Regem decreuisse ut Albicio principi nuberet, immane scelus excogitauit; simulata enim amicitia, Albicius porta arcis egressum inermis et composito uultu salutauit, accedensque propius simulatione secretioris colloquii, procedentem comitatus est, pedes equitem habenas molliter tractans, tam diu de annonæ supplemento uerba producit quo ad peruentum est, ad hortos quosdam ubi sicarios paratos reliquerat. Ibi frænum arripuit, signum dedit continuò, erumpunt sicarii, perturbatumque inopinato malo Albicium circunsistunt. Ille nihil se deserit, calcaribus equum, sed frustra incitat, atque incuruum gladium quo militari more cinctus erat, ferociter educit. Sed obluctantem sicarus falcato hastilis unco per ceruicem corripit alter se ingrate proditum profundo suspiria conquerentem obtruncat iussit rex ut Rumbonium in uincula coniicerem. Conieci. Sed externi equites accedunt.

— Señores, tened al Rey.

 

PETRONIUS

 Digo que en todo lo que mandare con toda lealtad le obedeceremos. Pero quede aquí el uno para nuestra guarda. Y, pues tan cerca está la ciudad, vaya el otro a pedir al Rey salvo conducto, porque el que nos dieron en el puerto aquí se acaba; y dadle estas cartas de los Príncipes y Reyes de Italia y Francia.

 

APPARITOR <PRIMUS>                                                           Yo iré; dénmelas.

 

ALBERTUS

Señor hermano, en tanto que aquel alguazil va y viene, contadnos vuestro camino.

 

LAUREDANA

 Havemos venido tan de priessa que no tenemos qué contar de cosas señaladas; porque de qualquier negocio que se nos offreciesse nos desviávamos, por no perder la sazón de sacaros de la cárcel. Los otros caminos antes de éste, las aventuras y lo demás quieren mucho espacio.

 

ALBERTUS

A lo menos cuénteme lo que Ecelino me dixo de la prisión de África.

 

PETRONIUS

  Rem haud dubiè prodigiosam exquiris, nam tyrannus quidam ita non solùm me, sed clientes suos affligebat ut uix credibile uideatur; nam, ut erat ingenio audaci, auaro, impio et nunquam cædibus saturato, odio lætali ita euastarat florentisssimas urbes, ut cum aduersarum partium sibi suspectos substulisset, in amicos et familiares grassaretur, hi conspirantes in tyrannum liberarunt me hac lege, ut cum ipsis arma caperem id libenter feri, et alios cohortatus primus arcem conscendi, et barba apprehensum tyrannum pugione confeci.

 

ALBERTUS

 ¿Tenía vuestra merced algún regalo en aquella cárcel?

 

PETRONIUS

 Audi: ædificarat in singulis in urbibus atque oppidis carceres tenebris horribiles, in quos inuisorum agmina contruderet, ut inedia miserabilique illuvie, tetro odore, et lurido squalore enecti, in compedibus et robore crudeliter interirent; putrescentiumque cadauerum immenso fœtore ceteris pallentibus exoptata mors contagione et metu accerseretur. Erant adeò truculenti custodes, ut rarò carceres stercore, et cadauerum sanie redundantes expurgarent, et cumulata inter semianimes enectorum corpora, uncis extraherent. Vix carceres spatiosissimi captiuos accumulatos etiam in strues capiebant. Vix tortorum atque carnificum numerose manus edendis cruciatibus expediendisque laqueis atque securibus sufficiebant; uiui homines in frustra laniorum cultris secabantur, aut deligati ad palos et circumuenti flamma torrebantur. Capitale erat tortori, aut carnifici maturasse supplicia, ut uita per articulos, momentaque temporis ad longos cruciatus extenderetur. Si quando fictam clementiam uellet ostendere, eos quos leue crimine notatos uidebat monoculos, unipedes, aut unimanos dimittere consueuit, postremò lugentibus suorum funera oculos eruebit.

 

ALBERTUS

 Señor, no cuente más, que se me erizan los cabellos; y tal monstro como éste no sé que elementos le sustentavan. Apartémonos un poco, que reposa la Infanta, que ha dos noches que no duerme.

 

APPARITOR <SECUNDUS>

 Señores, ya buelve mi compañero. Veamos qué provisión trae.

 

APPARITOR <PRIMUS>

 Señores, su Magestad ha leýdo muy atento la suplicación y las cartas de los Príncipes de Italia y Francia y quiere seguir orden de justicia. Dize que da quinze días de tiempo para el combate, y en este medio ha de estar Alberto y mi señora la Infanta en cárcel. Y, si vencieren los estrangeros, casará muy honrradamente a Alberto con mi señora; y si fueren vencidos, hará quartos a hija tan desobediente y a prisionero que le causó tanta affrenta, como más largamente en esta cédula de seguro firmada con el sello real se contiene.

 

ALBERTO

 Si yo pudiesse entrar en la batalla, no sentiría congoxa alguna; porque, pues con mi lança y espada avía de ser librada mi señora, aunque viniesse Hércules, no me espantaría.

 

LAUREDANA

 ¿Cómo, señor hermano, tan poco fiáys de mí? Tened por cierto que, aunque soy donzella, no se ha hallado cavallero hasta hoy que me hiziesse bolver el rostro, y tengo mucho más exercitadas las armas que la rueca, ni las randas de palillos.[115] Yo he passado los siete peligros del mundo, que a un valeroso cavallero illustran, pues me he visto en combate en estacada con otro a todo trance. 2. Y correr puntas amoladas. 3. Y ser la primera a subir a escala vista en una muralla. 4. Entrar y salir primera de una mina. 5. Ser primera en saltar en una galera. 6. Ganar en batalla campal estandarte. 7. Matar o prender en batalla campal príncipe señalado. No esperava yo essa affrenta de vuestra merced en esta jornada.

 

PETRONIUS

 No os engañéys, hermana, que el amor y cuydado de no perder lo que possee haze a nuestro hermano dudoso en esta jornada. Pero dexaldo, que, pues en la cédula del Rey está proveýdo que estos quinze días esté en el castillo de Xátiva,[116] y dizen «los duelos con pan son buenos».[117] La cárcel, con tal compañera, será passadera; pues en nuestras lanças y espadas están las llaves con que serán libertados. A Dios, señores, que nos vamos a presentar al Rey.

 

APPARITOR <PRIMUS>

 Venga vuestra Alteza y, aunque vee estos palos, no imagine que va presa. El castillo está cerca; no creo estará en él cinco días.

 

ÆNARIA

 Dios lo quiera.

 

 

 

<13>

SALENTINUS. BOLANUS.[118]

 

<SALENTINUS>

 Qvid hoc, mi Bolane? Vides ne quàm sint omnia mutata in melius? Periera<m>usk haud dubiè, nisi periissemus. Iam nulla est cura de patria; hic sedes quietas inuenimus. Alberto duce, Alberto uiuente, omnia fausta et læta succedent. In hac urbe erit ueræ uirtutis domicilium, perpetuique splendoris hospitale diuersorium cunctis gentibus patebit. Inuehentur huc omnes artes Italiæ, et cultus ille ex humanitate aulica promanans. Huius gentis mores ad arma et latrocinia natæ, ita mutabit Albertus, ut regnum ex plumbeo aureum, detersaque rubigine splendidum redditum esse fateamur.[119]

 

BOLANUS

¡A! Passo, hermano, que Alberto, en vernos,[120] de la ventana ha abaxado. No le sufre el coraçón guardar con nosotros la gravedad que solía. No le demos luego la buena nueva, que podría causarle alguna enfermedad, o morir de súbito con el gran contento. Finge que estás muy enojado conmigo, de modo que nos oyga.

— Escúchame. ¿Parésceos bien lo que hezistes anoche, jugando al basto y malilla tan empuñado y feroz?[121]

 

SALENTINUS

 Vos que soys «tú», soys muy ruyn hombre; y os lo provaré, que ya sabe todo el mundo que no me dexo sopear[122] de nadie. Y, por no oyr un «vos» de tú,[123] me yría a Monicongo.[124]

 

BOLANUS

 Vos soys un nescio, porque agora que estoy en espectativa de un gran cargo, me havíades de halagar. Más ha de ocho días que estoy decorando[125] a quien diré «vos», a quien «vuestra merced», si haré continencia o reverencia, un passo adelante y otro atrás, para recebir un cavallero que me viene a visitar; si le daré silla de espaldas de cuero o de terciopelo; silla rasa o banquillos; si les mostraré el gesto dulce o grave; si me han de hablar cubiertos o descaperuçados.[126]

 

SALENTINUS

Echa mano, que la espada lo averiguará.

 

ALBERTUS

 ¡Teneos! ¡Teneos, vellacos! ¿No bastan mis desdichas?

 

BOLANUS

 No diga Vuestra Señoría desdichas, sino prosperidad y buenaandança, pues queda yerno del rey de Dinamarca con gran contento.[127] Y, para que vea quán liberal ha sido el Rey, pondere cómo todo este reyno es más de lo que allá en Italia se creýan.[128] Pues les parescía que por el gran frío era inhabitable y que los Romanos havían hecho un gran milagro en llegar al cabo de Scagen, que es en la parte occidental, que llamamos Iutlandt[129] y los estrangeros llaman Cimbrica Chersonesus, porque se pone entre dos mares, como una lengua de tierra. Ésta se queda el Rey y la parte oriental, que tiene las grandes islas ricas y fértiles de la Scandinavia, Fion, Falster, Lalandt, Zelandt y las demás da en dote a vuestra Excellencia. Allí baxo, en aquel cortijo, están las damas para vestir a la Infanta. Vístase vuestra Excelencia estas ropas que le traemos.

 

ALBERTUS

Cuéntame cómo passó la batalla.

 

BOLANUS

Es cosa larga. En el camino la diré.

— Y estos señores yrán a cenar.[130]

 

FINIS.

 

<COLOFÓN>[131]

 

Ne mihi vitio vertat benignus lector non servatas esse Comediæ leges, quando quidem Farsas hispanicas, non Terentii grauitatem, in gratiam vulgi imitatus sum.[132]

 

[Traducción: No me acuse el benévolo lector no haber guardado las normas de la comedia, cuando en gracia del pueblo he seguido las farsas españolas y no el rigor de Terencio.]

 

 

SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

 

Alonso Asenjo, J., “Dos mujeres de armas tomar en la Fabella Aenaria de Palmireno”: Edad de Oro, XVI (1997), 29-52, que ahora puede verse también en http://parnaseo.uv.es/ : TeatrEsco, sección “Estudios”.

De la Granja, A., "El entremés: la larga risa de un teatro breve", en I. Arellano, V. García Ruiz, M. Vitse eds., Del horror a la risa. Los géneros dramáticos clásicos, Homenaje a C. Faliu-Lacourt  (Kassel: Reichenberger, 1994),  161-189.

Gallego Barnés, A., "La risa en el teatro escolar de Juan Lorenzo Palmireno", en Actes du 3e, Colloque du Groupe d´Études sur le Théâtre Espagnol (Toulouse, 31 janvier-2 fevrier, 1980) (París, CNRS, 1981), pp. 187-196.

Gallego Barnés, A., Juan Lorenzo Palmireno (1524-1579). Un humanista aragonés en el Studi General de Valencia Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1982.

Leal, J. y Sirera, J. L., Juan Lorenzo Palmireno ensaya la Fabella Ænaria con sus alumnos del Estudi General de València. Dramaturgia de Juli Leal y Josep Lluís Sirera, a partir de la edición de José María Maestre, con un prólogo de Josep Lluís Sirera y Juli Leal, Valencia, Universitat de València, Colección Teatro Siglo XX, 2000.

Maestre Maestre, J. Mª, "El papel del teatro escolar en la enseñanza de la retórica y del latín durante el Renacimiento: en torno a la Fabella Aenaria de Juan Lorenzo Palmireno", en J. Pérez Durà y J. Mª Estellés, eds., Los humanistas valencianos y sus relaciones con Europa: de J. L. Vives a Gregorio Mayans (Valencia, 22-26 de marzo de 1998-a), 95-114.

 Maestre Maestre, J. Mª, "En torno a las fuentes del Dialogus de Juan Lorenzo Palmireno", en F. Sojo Rodríguez, coord., Latinitas Biblica et Christiana. Studia Philologica varia in Honorem Olegario García de la Fuente, Madrid, 1994, 543-550.

Maestre Maestre, J. Mª, “Valencia y su Studi General en el teatro de Juan Lorenzo Palmireno”, en J. V. Bañuls et al., eds., El teatre clàssic al marc de la cultura grega i la seua pervivència dins la cultura occidental, Bari, Levante Editori, 1998-b, 335-367.

Maestre Maestre, J. Mª, "Formación humanística y literatura latino-renacentista: a propósito de Juan Lorenzo Palmireno", en AA. VV., Los humanistas españoles y el humanismo europeo. IV Simposio de Filología Clásica. Universidad de Murcia, 1990, pp. 191-202.

Mérimée, H. [1913]: El arte dramático en Valencia (Valencia, Institució Alfons el Magnànim-IVEI, 1985), t. I, pp. 248-270.

 

 

© Julio Alonso Asenjo, 22 de setiembre, 2003

 

 



[1] «... porque las ficiones que no tienen imitación y verisimilitud, no son fábulas, sino disparates, como algunas de las que antiguamente llamaron Milesias, agora libros de cauallerías, los quales tienen acaescimientos fuera de toda buena imitación y semejança a verdad» (Filosofía antigua poética, Epistola V).

[2] Fuente: J. L. Palmireno, Phrases Ciceronis, Hypotyposes clariss. virorum, Oratio Palmyreni post reditum, ejusdem Fabella Ænaria. Ex officina Pet. à Huete. 1574. 8º. 64 folios. Ejemplar de la Biblioteca Histórica de la Universitat de valènica, sig.  R 1/66. Texto de la Fabella Aenaria en fol. 46v-64r. Ænaria es el nombre latino de la isla próxima a Nápoles que hoy llamamos Ischia.

[3] hongo: algo que no vale nada.

[4]  fría: 'sin gracia, sosa'.

[5] divertir: del latín divertere, 'separar, apartar'.

[6]  la joya: premio que el Consell o Ayuntamiento de Valencia otorgaba a la mejor representación.

[7] Dionysio Halicanasseo es Dioniso de Halicarnaso, famoso historiador y crítico literario griego del tiempo de Augusto.

[8] in componendis verbis: Cic. Brut. 68; calamistris inuere: Cic. Brut. 262.

[9] ætate hac ingrauescente: Cic. Cato 2, 6.

[10] obtorto collo: Cic. Cluent. 59.

[11] boui clitellas imponere: Cic. Att. 5,15, 3.

[12] Tácito habla de Julio Sabino en su Hist. 4, 67, prometiendo desarrollar su historia en otro lugar, pero no lo conservamos. A este personaje histórico se refieren Dion Casio, LXVI, 3 y 6 y sobre todo Plutarco, Amatorius, 25. Sin embargo, la fuente directa de este argumento, aunque derive en última instancia de Plutarco, parece ser la obra de P. Victorio, que la toma de Cornelio Tácito, en sus Variarum lectionum libri XXV, Lyon, Apud Ioannem Temporalem, 1554, lib. XVIII, c. XV, pp. 327s (según Maestre Maestre, 1998-a, 104-107). Palmireno cita a P. Victorio junto a Tácito en sus Hypotyposes (Valencia, Huete, 1574), a las que seguirá en ese volumen misceláneo la Fabella  Ænaria. La historia de Julio Sabino y de Eponina y sus dos hijos (no los tres que se inventa Palmireno, uno de ellos mujer) se ofrece como hypotyposis en esa obra, fol. 37r-38r.

[13]  Este nombre, de étimo céltico, significa 'yegua' (como animal muy preciado); P. Victorio menciona la procedencia gálica, pero lo traduce mal, haciéndolo equivalente al español 'dama', opinión que recoge Palmireno, o. c., fol. 38r, aceptada por Maestre Maestre, 1998-a, 107.

a O: Commundades. Comunidades había pasado a significar ‘rebeldía’ y ‘sublevación contra la autoridad divinalmente constituyente’.

[14] tóxigo: 'veneno': 'se había envenenado'.

[15] madrina: 'comadrona'.

[16] Como se demostrará en escenas posteriores, Lauredana representa en esta obra de Palmireno una variante del tipo de «doncella guerrera» o de la «virgo bellatrix», que estudia M. C. Marín Pina, en su art. "Aproximación al tema de la virgo bellatrix en los libros de caballería españoles": Criticón, 45 (1989), 81-94. Tiene varios rasgos en común con la Florinda de Platir (Valladolid, 1533), pues su acción lleva al rescate de la prisión del Príncipe Alberto, y otros con las mujeres belicosas, guerreras por naturaleza (tema derivado del de las amazonas), representadas en los libros de caballerías (a los que remite para explicar su actuación) por la Minerva de Cristalián de España (Valladolid, 1545), obra de Beatriz Bernal (Marín Pina, 91s).

[17]  trabajos y adversidades: comedia erudita italiana, comedia bizantina...

[18] Desconozco si el nombre Fumanus remite a algún personaje histórico o de ficción. Ecelinus se llamó el lugarteniente de Federico II en Italia, famoso por sus crueldades. Cf. Albertino Mussato, Ecerinis.

[19] Probablemente por error del componedor, el texto castellano de esta escena aparece en cursiva en la príncipe.

[20] a la hora: 'al momento', ‘en seguida’.

[21] Pasaje inspirado en A. Alessandri, Genialium dierum lib. II, p. 178 (Maestre Maestre, 1998-a, 108).

[22] Varrón, Satiræ menippeæ, v. 269-280 (Palmireno -o su impresor- omite el v. 274). La ed. crítica de Astbury, 1984, presenta las siguientes variantes: v. 271: chorean astricen; v. 272: nubes aquai; v. 273: obduxerant; v. 277: ramos, syrus; v. 278: naufragi ut ciconeæ; v. 278: bipinnis; v. 279: uapor; v. 280: perussit altè mæste. Acudiendo a un clásico para describir una tempestad, Palmireno se adelanta a otros autores del Siglo de Oro (Cervantes, J. Alcalá Yáñez, Lope de Vega...), que se acercan para ello de modo particular a obras de novelistas griegos (Caritón de Afrodisia, Heliodoro y Aquiles Tacio); véase J. L. Flecniakoska, "Le thème de la tempête maritime et son rôle dans la littérature romanesque du Siècle d'Or", en Estudios dedicados al Profesor Emilio Orozco Díaz, I (Universidad de Granada, 1979), 485-492.

[23] Ticinia: Su nombre podría derivar del nombre del río Ticino, Tesino o Tesín, afluente del Po. Junto al Tesino ganó Aníbal una famosa batalla.

[24] Exoletus, part. pasado de exolesco viene a significar lo mismo que adolescens. Hoy decimos ‘joven’; entonces, ‘mancebo’.

[25] Zopyri talenta: los talentos de Zópiro. Quizá se refiera aquí Palmireno al personaje de este nombre  que se da en un episodio folclórico de Heródoto, Historias, III, 153-60, Ζωπυρος. Zópiro fue un astuto persa que caviló el modo de rendir a  Babilonia, sometida a cerco por Darío:  pasarse a las filas de los babilonios por despecho contra su rey, que lo ha mutilado vergonzosamente; habiendo quedado antes con Darío en los asaltos a acometer en fechas determinadas, previene a sus anfitriones, hasta que en la última oportunidad y ganada ya totalmente la confianza de éstos, abre las puertas a sus compatriotas. Darío conquista Babilonia, ciudad que arrrasa, y premia generosamente a Zópiro. Juan Espinosa de Medrano (El Lunarejo), escribió un auto sacramental en quechua sobre ese episodio en el Perú (cf. J. Fradejas, "La parábola del hijo pródigo en el teatro y la literatura", en F. Ramos Ortega, coord., Actas del Coloquio "Teoría y realidad en el teatro español del siglo XVII. La influencia italiana" (Roma, 16 a 19 de noviembre de 1978), Anexos a Pliegos de Cordel, II, Roma, Publicaciones del Instituto Español de Cultura y Literatura de Roma, 1981, 446s. Un personaje de este nombre aparece, como dechado de «fidelidad» en el Quijote I, 47 (p. 504).

[26] parcos: se trata de cotos para favorecer el ejercicio de la caza de los príncipes.

[27]  No me consta en Italia una ciudad de dos ríos. Pero dadas las «anacronías y anatopías» del relato bien podría el autor referirse a Estrasburgo, situada entre el Ill y el Rhin; o, mucho mejor, a Lyon, fundada en la confluencia del Ródano y el Saona. Un documento prácticamente contemporáneo de la F. Ænaria resalta precisamente esta circunstancia al hablar de León de Francia, «que en grandeza y probisión y mercadería ya veis el nombre que acá tiene, que mucho más es el hecho; tiene dos muy caudalosos ríos, por los quales se puede ir a la mar, con muchas barcas que van y vienen; casas  muy buenas...» (ed. de F. García Salinero, Madrid, Cátedra, 1980, p. 377s). El subrayado es mío. Por otra parte, los países contrapuestos a Dinamarca normalmente en la Fabella son Francia e Italia.

[28] Son versos del canto CXXXI del Satyricon de Petronio con alguna variante respecto a otras ediciones: bacis redimita; trepidanti vertice; vexabat rore; Procne.

[29] Cf. «Nam miranda canunt, sed non credenda poëtæ»  (Catón). Es doctrina antigua que de diversos modos recogen los autores. Así Luisino, comentando Ad Pisones de Horacio: «Poetæ sibi nomen asciscunt, non propter carmen, sed propter fabulam et fictionem»; «Poeta est enim non propter metrum, sed propter fabulam». Y, más claro, Isidoro de Pelusio [2ª mitad del s. V]: «Poeticæ materia est mendacium».                                                  

[30] impedimenta omnia amoliri: Sisen. 74 (Maestre Mestre, 1998-a, 112).

[31] tartuga: sic O. Sátira social que juega con el dicho «las cosas de palacio van despacio». Es frecuente la crítica de la vida palaciega o cortesana en esta farsa; quizá porque la salida profesional de muchos alumnos de Palmireno era ese tipo de vida.

[32] neblís, alcotanes...cernícalos: Son todas aves rapaces utilizadas en cetrería. El tagarote es una especie de halcón menos estimada que las otras; sirve como ayuda o complemento en la caza. El cernícalo es un halcón pequeño, rapaz de segunda categoría; se usaba en comparaciones con matiz peyorativo, como aquí, en un alarde de misoginia muy propio de la época.

[33] Virg, Æn II, 3.

[34] Esta historia es muy semejante a la del trovador Jaufré Rudel, según se nos cuenta en su Vida; véase su canción Amors de luenh, en Martí de Riquer, Los trovadores, I (Barcelona, Ariel, 1975), p . 149 y 163 respectivamente. El hecho de que una dama principal se enamore de un extranjero y preso e intente liberarlo reaparecerá en la Madalena de El vergonzoso en palacio de Tirso (II,1).

[35] Virg. Æn. 11, 426s.

[36] Ov. Met 15. 640.

[37] Escena episódica entremesística o paso.

[38] Orestilla, nombre formado a partir de Orestes, héroe mítico griego y protagonista de la Orestíada de Ésquilo, única trilogía trágica griega que se conserva. Pudo imponérselo también Palmireno por Aurelia Orestilla, por la que Catilina había matado a su hijo al ser obstáculo a su unión con ella, o una de las hermanas de Calígula, con la que, para imitar las costumbres egipcias, se casó el día en que ella iba a unirse en matrimonio con Gayo Pisón.

[39] Pantalabus: Probablemente, más que por su sentido etimológico, Palmireno dio este nombre al personaje, por lo mismo que Erasmo apodó así a Fr. Luis de Carvajal, defensor del monaquismo (ver Bataillon, Erasmo y España, c. VII, 316ss; la referencia en p. 327), en referencia a Horacio, Sat I, 8, 10s: «Hoc miseræ plebi stabat commune sepulchrum! Pantalabo scurræ [‘bufón’] Nomentanoque nepoti».

[40] Soleta: probablemente nombre jocoso, como Pantálabo, que puede significar 'remiendo', ya que es una pieza de tela que se utiliza para remendar el pie de las medias o calcetines.

[41] Sic vos non vobis es el comienzo de los versos completados por Virgilio (Sic vos non vobis  nidificatis aves; / Sic vos non vobis  vellera fertis oves; / Sic vos non vobis  mellificatis apes; / Sic vos non vobis fertis aratra boves) para reivindicar, frente a Batilo («Hos ego versiculos feci, tulit alter honores»), su autoría de los de un epigrama que anónimamente había compuesto para halagar a Augusto: «Nocte pluit tota, redeunt spectacula mane : divisum imperium cum Iove Caesar habet». La glosa del bachiller no es tal, sino una composición ramplona que, para su irrisión, en su boca pone el autor.

[42] frialdades: 'soserías, bobadas'.

[43] antidora: Es grecismo que significa literalmente “contra-don”. Aparece en un único fragmento del Digesto (5, 3, 25, 11), exhumado por los glosadores de finales del siglo XII, y se entendió como la obligación natural de gratitud del beneficiado para con su benefactor.

[44] Falces postulabam! = ¡Pedía hoces!  Se trata de un adagio escogido y explicado por Erasmo que corresponde al dicho español: “Si no quieres caldo, dos tazas”.

[45] catamiento: de «catar», en el sentido de ‘registrar o valorar’; terradgo, por «terrazgo», es 'terruño, tierra de sembradura'.

[46] alfonsarios es voz antigua por «osarios» o «cementerios».

[47] censales es una especie de hipoteca. María Moliner, s. v. censo, lo describe así: «Obligación o carga que existe sobre alguna propiedad, por la cual el que la disfruta tiene que pagar cierta cantidad a otra persona, bien como intereses de un capital recibido de ella, bien como reconocimiento de su dominio sobre la finca».

b O: ne dumhominem.

[48]  vna (sic O)  primor y puntillo:  Primor es cuidado y delicadeza con que se hace algo y puntillo,el amor propio exagerado o puesto en cosas nimias. Es frase ponderativa. Se trata de un chiste sobre genoveses, «de quienes se dice que tienen mar sin peces, montes sin árboles, son mercaderes sin tener dinero, saben latín [= ‘son listos’] sin haber pasado por la escuela...»

[49] Dos bachilleres en una casa. Posiblemente la observación remita a un dicho o anécdota.

[50]  Cosa nueva: Es muy posible que haya un apoyo implícito del razonamiento en el proverbio latino «nihil novi sub sole» (más que al Eclesiastés / Qohélet 1, 10), recogido por los escritores clásicos: «los antiguos».

[51]  encante: Palmireno toma la voz con el valor que se le daba en Aragón y sobre todo en Valencia, según explica Covarrubias, Tesoro, s. v. almoneda: «...Y porque el pregonero en voz alta le [el precio del artículo en venta] va cantando, se llama encante en Valencia el almoneda, tomado del toscano, que la llama incanto»(101 a). Aquí, amén de valer por los pregones dados en «subasta» o «almoneda»,  o éstas mismas actividades, hasta el siglo XVIII indicaba un espacio urbano, cerca de la Plaza del Mercado, en el que se subastaban géneros legalmente permitidos, especialmente ropa y objetos usados. Ver Diccionario Histórico  de la Comunidad Valenciana, Valencia, Prensa Valenciana, 1993, s. v., p. 334.

[52] baroco, baroca: El bachiller se admira de su proeza: ha argumentado en "baroco", término mnemotécnico que indica un tipo de silogismo utilizado en la lógica escolástica para lograr razonamientos mínimamente convincentes en casos fortuitos. Derivó a modo de argumentar «por los pelos» y pudo ser la base para la designación del movimiento y período cultural llamado «barroco». Ver G. Highet, La tradición clásica, II, México, FCE, 1986, c. XV, pp. 7-13. El cambio de baroco a baroca puede deberse a la necesaria concordancia con la elipsis del término “figura (de silogismo)”, o a que realmente había dos figuras para este silogismo: baroco y baroca.

[53] los antiguos vivían más que ahora...: Es obviamente falso. Los avances modernos, especialmente en medicina, han alargado la vida en el mundo desarrollado actual por encima de cualquier otra época conocida, pese a lo que diga el Génesis de los patriarcas antediluvianos (que es una afirmación acientífica, si acaso con valor teológico). Tampoco la vida larga es garantía de sabiduría, y menos en época de acelerados cambios y de grandes innovaciones técnicas que producen bruscas y profundas transformaciones sociales.

[54] Ad aliud: ‘A otra cosa, mariposa’, pero en términos de la escolástica.

[55] Efectivamente, a la altura de 1574 la atracción que ejercían las representaciones teatrales sobre los jóvenes ya no constituía un fenómeno social nuevo, pero su continuo progreso y acrecentamiento así se lo hacía ver a algunos observadores. A este respecto es muy ilustrativo el testimonio de otro aragonés, L. Leonardo de Argensola, que en un "Memorial" dirigido a Felipe II en 1597-1598 sobre la conveniencia de la reapertura de los teatros, declara que «este abuso de las comedias es muy nuevo en España, pues agora treinta años apenas las había, así en la materia, como en el hábito y personas, y raras veces en casas privadas» (vid. J. M. Blecua, ed., L. Leonardo de Argensola, Rimas, Madrid, Espasa-Calpe, 1972, p. XIII).

[56] O, al margen: Iocus autoris in seipsum, pues Palmireno era entonces maestro de primera clase. «Frío»: 'que no tiene brío ni gracia' (Cov), es decir, 'soso'. Cf. C. de Villalón, El Crótalon: «... la cançión era muy fría y cantada sin arte, gracia y donaire de la música» (c. I; ed. A. Rallo, Cátedra, p. 97) y Quij II, 72, «frión» (referido al Sancho del Quijote de Avellaneda. Por otra parte, Palmireno nos dice que lleva 27 años de práctica teatral escolar. Esto quiere decir, si el autor es preciso, que había comenzado esta práctica en 1547-1548, cuando pasó a ejercer de gramático-dómine en una villa del Sur del Reino de Valencia, probablemente Cocentaina.

c O: nnnca.

[57] Mocalipsis: No puedo aclarar con autoridad el valor del término. De todos modos, es posible que se trate de un mote picajoso formado a partir de «moco»: ‘señor Moqueras’ o ‘Moquillo’, es decir, ignorante como un chiquillo...

[58] aquam e pumice postulo (Plaut. Pers. 41), adagio recogido por Erasmus: ‘querer algo imposible’, como que la sequedad de la piedra pómez destile agua.

[59] Como pequeño entremés que es, esta escena termina a palos.

[60]  cap de guayta: jefe policial de cada una de las parroquias de Valencia, que capitaneaba un grupo de guardias, garantía del orden público y con facultad para quitar las armas y encarcelar (vid. M. Llop, en Diccionario Histórico de la Comunidad Valenciana, Valencia, "Levante. El Mercantil Valenciano", 1993, p. 188, ad v. capdeguaytes.

[61] Ter. Andr. 127.

d  O: au.

[62] Juvenal, Satyr 9: "Secretum divitis ullum Esse putas? servi ut taceant, jumenta loquentur, Et canis, et postes, et marmora."

[63] Zárate el contador: Eran muy apreciados por su discreción y lealtad en la corte española los funcionarios vizcaínos (o sea, vascos), como recogerá Cervantes en su Quijote, II, 47; el patronímico eusquérico muestra que Palmireno traslada esta situación a Dinamarca.

[64] Se refiere sin duda a Cupido. Compárense sus armas con las de Leriano y otros caballeros de la ficción sentimental. La Infanta parece no entender el enigma de Alberto hasta que éste menciona las «cosas» del padre de Enaria que con sólo palabras oídas prenden, como un alguacil, apresan en su amor y encienden a personas de linaje ilustre.

[65] se paró como una grana: 'se puso rojo como un tomate', decimos hoy.

[66]  dança: danza y sociedad del s. XVI; danza y teatro; educación para la danza.

[67] Antilogius, nombrado así quizá a partir de la figura retórica llamada «antilogía», que es lo mismo que 'oposición de contrarios'.

[68] Athenagoras: nombre griego bastante común, aunque pudiera remitir al filósofo griego convertido al cristianismo (s. II), que escribió una Apologia a favor de su nueva fe (año 177), que envió a los emperadores Marco Aurelio y Cómmodo. También escribió otro tratado.

e El sentido del texto y la interlocución siguiente exigen que intervenga aquí en algún momento Antilogius, que sin duda por error no figura en el Original. Parece éste el lugar adecuado para ello.

[69] Varium, etc: lo había dicho Virgilio, Aen. IV, 569.

[70] el amor todo lo bien concertado desbarata: seguirán tópicos sobre el amor.

[71] burla burlada: ‘engaño total’. Era expresión común en español antiguo. Véase A. de Guevara, Relox de príncipes, 1529, libr. 3, cap. XLV: «¿Para qué buscan los honbres cosas de burla, pues
todo lo deste mundo es una burla burlada?».

[72] El desseo haze hermoso lo feo: refrán.

[73] Famulus Atriensis es el mayordomo, como había señalado Antilogius al final de la escena anterior.

[74] amare ut turdus: ‘amar como un tordo’.

f O: Athenagorm.

[75] Vays, por “vayáis”.

[76] El hombre es fuego; la muger, estopa...: dicho.

[77] Refrán que quizá tuvo origen en un cantar. Ver Quijote, II, 11: «—Así lo digo yo —respondió Sancho—: quien la vido y la vee ahora, ¿cuál es el corazón que no llora?».

[78] Barcenius: forma latina del apellido Bárcena o Bárcenas.

g Sic O.

[79] He podido identificar la fuente de  figere ceruos, en Virg. Egl. II, 29.

h  Sic O.

[80] girigonça, por jerigonza, es ‘jerga o argot de los maleantes’, más que galimatías o discurso enrevesado e incomprensible.

[81]  Incongruencias o ensoñaciones de borracho. J. Mª Maestre aclara así el pasaje en su edición: «Niuo y neubo, de no ser errores de imprenta, pueden ser una deformación intencionada de niueo y nubo: recuérdese que el actor [mejor, el personaje] está borracho y de ahí la deformación de las palabras. Niue y nubo significan ‘estoy en blanco’ y ‘me caso’ (hablando de una mujer), en tanto que rapa e impero han de traducirse por nabo y tengo el mando: con los dos primeros términos, Barcenio parece pensar en Enaria, vestida de blanco para desposarse, mientras que con los segundos, en una broma sexual, con los atributos masculinos de Alberto» (en Leal y Sirera, p. 59).

[82] Frase de Pablo de Tarso en 1 Cor 15, 33, devenida sentencia comúnmente aceptada y muy comentada. Corresponde a «dime con quien andas y te diré quién eres» y varios refranes más.

[83] Pilanius, Menetes, Ammonius. Sin datos sobre Pilanius, bajo el nombre de Menetes sólo veo registrado a un personaje de la mitología, pastor de las vacas de Hades, que se enfrenta a Hércules para impedir que sacrifique alguna de aquellas reses que tenía bajo su guarda. Ammonius está quizá por Ammonio, apelativo de Andrea della Rena (Lucca, 1477-Londres, 1517), poeta y humanista italiano, amigo de Erasmo. Se trasladó a Inglaterra, donde obtuvo la protección de Tomás Moro y fue secretario de Enrique VIII. Su obra más importante es Poemata diversa Bucolicæ vel Eglogæ.

[84] ¿Que aún dudáys...? Puesto que el autor compone en Valencia y para un público de la tierra o aquí avecindado, es normal que se expresara según indica la puntuación y no, a la manera más común en Castilla: “¿Qué? ¿Aún dudáis de ello?”. Ver más arriba: Dezid, ¿que es verdad...?».

[85] “Lo de todos desseado...” y “la muger y la ceresa...”: dichos. Adviértase una posible indicación del seseo quizá del componedor valenciano en la grafía “ceresa”.

[86] cabalgadura, cabalga-blanda, como más cercano a nosotros es un juego de palabras muy apreciado del bachiller Palmireno, así como sin duda de los chicos, que suelen gustar de estos juegos de ingenio verbal. Posiblemente haya una evocación de la Comedia de Amphitrión de Timoneda, en la que se juega con empreñadura y "empreñablanda". Con esta obra comparte Palmireno igualmente el aprovechamiento de sus lecturas de libros de caballerías (Timoneda pone en boca de Sosias Tardío el título deturpado de Reinaldos de Montalbán y de Amadís de Gaula).(Ya Alonso Asenjo en 1997.)

[87] venturi nescia fati: Ovid., Fast VII, 331.

[88] “Tras el ñublo...” y “tras un tiempo...”: refranes.

i Or: vn vn.

[89] Virg., Buc 10, 69. Lo que se intenta confirmar con otros «casos», como  Scylla y Minoa. Pero por demasiado conocidos y en aras de la viveza y brevedad del espectáculo corta Ammonio.

[90] Scylla ... Minoa: Scylla era hija de Niso, rey de Mégara, que traicionó a su padre por amor. El castigo fue su metamorfosis en pájaro (ciris).

[91] ad Poëtam, cuya identidad desconozco.

[92] Período típicamente ciceroniano (Maestre Maestre, 1998-a, 113), cuyo estilo desentona en la situación que se representa. En casos como éste, puede verse con toda claridad la función principal de este teatro escolar: la enseñanza y ejercitación de la Retórica. Trad.: «Veo, excelentísima señora, que las mayores desgracias caminan a la par de las mayores felicidades. Esto es, por otro lado, lo que deduzco del deseo de aquel prudentísimo rey Pirro: éste, cuando iba a los templos para hacer sus sacrificios, no pedía a los dioses ni un reino mayor, ni la victoria sobre el enemigo, ni las riquezas, que dejan boquiabiertos y atónitos a la mayoría de los mortales, sino la salud, pues pensaba que, si él estaba bien en ese sentido, sería más dichoso en todo lo demás, pues realmente, aunque los soplos de la Fortuna nos lleven como nave a toda vela, si falta la salud, ninguno de los éxitos concedidos nos hará plenamente felices» (trad. -retocada- de Maestre Maestre, ibid.).

[93]  La escena recuerda la de la primera serrana, la Chata, del Libro de Buen Amor, c. 958 y 967; en ésta última aparece la forma «Hadeduro», que podría asociarse con las de «cabalga-dura» y «cabalga-blanda». Pero está aún más próxima a la del Poema de Fernán González, XXV y XXVI, especialmente si se tiene en cuenta la aparición posterior de Vulpino, el cazador, con las criminales intenciones que va exponiendo: dinero, delación, violación de la Infanta. Las semejanzas entre ambos pasajes son muy grandes: en ambos casos se trata de Infantas (allí Dª Sancha, aquí Enaria), de nobles (conde Fernán González o príncipe Alberto) impedidos por grillos que son llevados a cuestas por las damas («el conde don Fernando non podía andar, / óuol’ ella vn poco a cuestas llevar»), por rutas apartadas («por vn grrand ençinar»). A las pretensiones del cazador villano corresponden las «d’un arçipreste malo que yva a caçar», que se promete una gran ganancia con el hallazgo, si los entrega al rey don García: «el arçipreste malo quando vyo la barata, / plógol’ más que si ganase a Acre e Damiata», para pasar posteriormente a exigir del conde: «déxame con la duenna cumplir mi voluntat». Ante esta situación, el conde, como Alberto, siente un gran dolor («Quando vyo don Fernando cosa tan desguisada, / non serýa quexado syl’ dies una lançada») impedido como está de intervenir: «El conde a la duenna non podía ayudar, / ca tenía grandes fierros e non podía andar». Como más tarde Enaria, Dª Sancha acude a un ardid: deben antes hacer penitencia y despojarse de los vestidos. La infanta («nunca omne non vyo duenna tan esforçada») aprovecha la coyuntura para reducir al arcipreste: «[trauól’ a la boruca], diol’ una gran tirada» y, con el cuchillo que llevaba el conde «ovyeron le entrramos al traydor de matar». El final es también semejante: con la muerte del agresor a manos del guerrero (o también del guerrero, en el caso del Conde) y el rescate de la dama intacta. Es posible que el episodio llegase a oídos de Palmireno, no por el texto del Poema de Fernán González, sino a través de romances o de obras pseudohistóricas muy apreciadas por los lectores de libros de caballerías, que se editaron en el siglo XVI, como podría ser la Estoria del noble cavallero Fernán González, Toledo, 1511 (tomo la referencia de D. Eisenberg, Romances of Chivalry in the Spanish Golden Age, Newark, Del., Juan de la Cuesta, 1982, p. 39) o la Crónica del noble caballero el conde Fernán González con la muerte de los siete infantes de Lara, Toledo, Eguía, 1526 (hubo otra ed. burgalesa de 1528), tan apreciados por los años de redacción de la  Fabella Ænaria.

[94]  Aparece aquí, en labios de un personaje que luego resultará absolutamente "indecoroso" (¡estamos en una farsa!), el tópico renacentista del menosprecio de corte y alabanza de aldea o del campo, que triunfará especialmente en la novela pastoril.

[95] Trad.: «Aunque la caza resulte una ocupación  incómoda, aporta, sin embargo, como premio de sus molestias, el silencio, pues el apartamiento del tumulto urbano permite a la mente reflexionar con total libertad sobre sus preocupaciones. Aquí el aroma del romero, del silvestre espliego y de las flores del tomillo que aspiramos reconstituye a fondo el cerebro. Mientras el aire pesado de la ciudad ahoga el pulmón, el viento campestre aporta fuerzas y energía.  Ahora quiero meditar en silencio sobre el valor de todo aquello que con tan ardoroso deseo buscamos en la ciudad: encuentro que todo es incierto, inseguro y Cargado de padecimientos, pues el miedo acompaña al poder, la inquietud a las riquezas, la tozudez a los hijos, la desigualdad de la vida a las amistades, la tristeza a la soledad, el desprecio y el sufrimiento a la convivencia, la dificultad a las virtudes, la infamia a los vicios; en fin, todo en esta vida es  incierto, lleno de preocupaciones, pasajero, agitado, nido de sospechas, y que sólo es cierta la muerte que acecha nuestras cabezas. No esde extrañar, por tantgo, que tantos príncipes, abandonando el gobierno de sus dominios, se hayan refugiado en la vida privada, en la difícil y dura soledad. Aquí para nada atormentará mis ojos la belleza de las mujeres, peligro realmente temible, pues la belleza domina a los reyes, y a todos nos obliga a olvidarnos de la muerte, de la infamia y de la pobreza, esa “tríada funesta”. En efecto, la belleza es la llave y la fuerza del amor, al que todo está sometido».

[96]  poner del lodo: 'dejar' o 'poner en ridículo'.

[97] Compárense estos sentimientos («¡auténticas bellaquerías!») del cazador con los que poco antes expresaba como Venator.

[98] Agamedis et Trophonii: «simili præcatione Tr. et Agam. usi dicuntur... cum Apollini Delphis templum exædificavissent» (Cic., Tusc, 1, 114). La anécdota de Agamedes y Trifonio y la de Midas le sirven a Alberto para expresar su dolor y tormento ante las salvajadas que se propone cometer el cazador.

[99] En «bestiæ bipedis beluinam uocem» puede observarse el juego de aliteración con el sonido oclusivo bilabial sonoro en los cuatro términos, pronunciado el último a la castellana.

[100] Son versos de la Lamentación de la Virgen María compuesta por Bernardo de Claraval (San Bernardo).  

     No doy con la fuente. de estos hexámetros. Tampoco Pérez Durá.. No son de  Virg, ni de  Ovid (visto también el el Thesaurus y el  Oxford Dictionary). Podrían ser de un humanista.  Parecen tener la misma fuente que el Lamentum, coro final del Acto I de la C. Metanea de Acevedo:  y quizá la misma que la epímone "Salid sin duelo, lágrimas, corriendo" de Garcilaso, Égloga I, Salicio. No ofrecen las fuentes de esta epímone ni el Brocense ni Herrera en sus Comentarios a Garcilaso.

[101]Son los tres últimos versos de una composición anónima (recogida como “letra pastoril” en Julián Medrano, La Silva curiosa. Estudio y edición crítica por Mercedes Alcalá Galán, Parte I: Curiosas letras y motes..., p. 91), de la que el primero es «Dexad, pastores, mi mal». El verso tercero en Medrano («Antes de ver mi zagala») es regular y nos señala cómo corregir el hipermétrico del texto de Palmireno.

[102] casaca: 'ropilla abierta por los lados' (Cov.); era vestidura de sayones.

[103] Con la composición de esta escena, en la que intervienen dos caballeros andantes, Palmireno demuestra una vez más su aprecio o el aprecio de su público por los libros de caballerías (Alonso Asenjo, 1997), con sus fantásticas e inopinadas aventuras en que por imperativo de la orden deben entremeterse (Quis te arbitrum elegit?[«¿Quién te nombró juez?»]). Para el estudio del personaje de Lauredana como “doncella guerrera” o variante de la «virgo bellatrix», véase supra, Argumento, y el referido artículo de M. C. Marín Pina, "Aproximación al tema de la virgo bellatrix en los libros de caballería españoles": Criticón, 45 (1989), 81-94.

 Compárese también con la Rosaura de La vida es sueño de Calderón, que está relacionada con la literatura caballeresca, así como Calderón recuerda en esa obra varios elementos de D. Quijote. Cf. C. Morón Arroyo en Cátedra, p. 33.

[104] Trad.: «Porque es ajeno a la dignidad de un caballero matar así a los caminantes y porque de esos grilletes deduzco que han cometido un un crimen horrendo».

[105] Trad.: «Mi nobleza y la grandeza de mi linaje, que me obligan y fuerzan a prestar ayuda a los menesterosos. Nada puede hacerse ya por este muerto; pero, para no puedas seguir  dañando a otros, haré que  hoy, después de haberte matado con mi espada, un verdugo te dé dos vueltas con una soga  y te ate a la rama más alta de estos árboles y, así, a mayor escarmiento cuelgues de la manera más ostentosa.

[106] Trad.: «Si hay que abordar toda hazaña heroica con jactancia militar, serás a ti a quien  atraviese miserablemente mi puñal y quien en horrible suplicio con doble vuelta de cordel penda de un árbol».

[107] Trad.: Manos a la obra, que estamos perdiendo inútilmente el tiempo. Vamos, para que que no puedas decir nunca que se te arrebató la victoria con engaños, acércate: te soltaré de los grilletes y, para que no vayas diciendo que te obligué a combatir con armas desiguales, tendrás  yelmo, escudo, loriga y grebas de mi hermano».

[108] Trad.: «Que sepas que en modo alguno lo haría a no entender que eres noble. Toma ya este yelmo».

[109] Típica anagnórisis de comedia renacentista.

[110] Se desmaya. Atiéndase a «Echémosles agua deste arroyo» y a que Enaria que dice después: «¿Quién me echó agua al rostro?».

[111] Esta quintilla está tomada de la Comedia Aquilana de B. Torres Naharro, III, vv. 1717-1721. El contexto sugiere que hay un error de transmisión o errata de imprenta en el verso segundo. Corregimos, de acuerdo con el original, «nuestras manos» a «vuestras manos». El verso tercero, que es hipermétrico, también se aleja del original, que es «que biveréys pocos días»: son lamentos del príncipe Aquilano.

[112] recuerde: 'despierte": «Recuerde el alma dormida,  / avive el seso y despierte».

j  O: Salgamos les dos. Sintaxis más correcta sería: “Salgámosles al camino los dos que estamos...” Hacia ella tiende la conjetura crítica.

[113] Apparitores es el término latino equivalente a 'alguaciles'.

[114] facinus Rumbonij: ¿A qué crimen se refiere el autor? Posiblemente resultaba conocido del público o al menos de los alumnos de Palmireno.

[115]  randas de palillos: 'encajes de bolillos', trabajo propio de doncellas. Véase «¿Cómo que es posible que una rapaza que apenas sabe menear doce palillos de randas se atreva a poner lengua y a censurar las historias de los caballeros andantes?» (Quijote II, 6). De nuevo en Quijote II, 70.

[116] Castillo de Xátiva: gran salto en el espacio, desde Dinamarca.

[117]  los duelos... buenos: corrupción, como hace ver A. Liñán y Verdugo en su Guía y avisos de forasteros que vienen a la Corte (Madrid, Editora Nacional, 1980), del dicho «Lo duelos con pan son menos»  ("Aviso segundo", p. 96). Deturpación aprovechada muy a propósito, por cierto.

[118] Salentinus: Probable latinización del patronímico y topónimo Sallent; Bolanus, de Bolaño o Bolaños. La acción sucede 15 días después de la representada en la escena 12.

k O: perieranus.

[119] Trad.: «¿Qué te parece, Fumano mío? ¿Te das cuenta de cómo ha cambiado todo a mejor? Nada importa ya la patria: aquí tenemos un lugar apacible para vivir. Mientras mande Alberto, mientras viva, todo será para bien. Esta ciudad será la morada de la virtud y se convertirá en un acogedor refugio de eternos resplandores para todos. Se importarán todas las artes de Italia y la cultura que dimana de la cortesanía. Alberto cambiará de tal modo las costumbres de esta genete nacida para guerrear y pillar que el reino, de plomo pasará  a ser de oro y, limpia la herrumbre, esplendoroso».

[120]  en vernos: ‘al vernos’, catalanismo o aragonesismo.

[121] La presencia de los juegos de naipes en la literatura española de la Edad Dorada, como en la sociedad misma, es muy destacada. Véase, ocupándose de ello, entre los humanistas, a Juan de Maldonado: Tridunus y Ludus chartarum y una de las partes del diálogo Eremitae. Y  entre los innumerables moralistas a Fray Pedro de Covarrubias, Remedio de jugadores, 1ª. ed. en 1543; Fray F. de Alcocer, Tratado del juego, 1ª ed. Salamanca, 1559. Empuñado es voz que, con el sentido que pide el contexto (‘enconado, encarnizado’), no he encontrado en diccionarios solventes. podría ser un cultismo (de pugnax) o, más bien, aragonesismo.

[122] dejarse sopear por 'dejarse engañar".

[123] de tú: es un aragonesismo por «de ti», y funciona mejor en el contexto.

[124] Monicongo: por Manicongo, “reino cristiano junto al río Congo”, ypero modificado por insulto racista, en ‘país de los monos’, que se situaba ‘allá por el Congo’, es decir, del Senegal hacia el Sur.

[125] decorando; de "saber de coro", es decir, “de corazón”, concebido este órgano como sede de la memoria: 'tratar de retener en la memoria', ‘aprender de memoria’.

[126] Reflexión de Palmireno sobre la «actio», concretamente la ejercitación en los tratamientos y saludos, como parte de la formación de los jóvenes en la "urbanidad" (Maestre Maestre, 1998-a, 99s).

[127] Al final, pese a lo prometido, Palmireno se ha olvidado de amortiguar el golpe... de la buena fortuna a Alberto.

[128] Y ahora, corrigiendo a algún autor, ¡una leccioncita de geografía para los chicos! Cimbrica Chersonesus es el nombre latino de la Península de Jutlandia, la parte continental y más extensa de Dinamarca, en cuyo extremo septentrional se encuentra el cabo Scagen o Skagen. Hoy designamos esas islas danesas, de Oeste a Este y Norte, con su nombre original: Fyn, Falster, Lolland, Sjælland.

[129] O: Iurlant: probable errata.

[130] Ultílogo o despedida del público. La representación había tenido lugar por la tarde.

[131]  Varios hechos demuestran que se trata de un colofón y no de un epílogo: aparece después de la despedida del actor que encarna a Bolanus; sigue a la palabra Finis, que cierra el texto pronunciado; el apostrofado es aquí el lector, a quien se dirige el autor mismo.

[132] Efectivamente, como hemos podido constatar, el respeto de los cánones aristotélicos ha sido mínimo en esta fabella o entretenimiento, como, evitando el nombre de comedia, la llama el autor.