REENCUENTRO CON EL Mº. MIGUEL VENEGAS:
SU COMEDIA EN LA FIESTA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.
*

 

A Nigel Griffin
Julio ALONSO ASENJO
Universitat de València

 

I. El Maestro Miguel Venegas.

     1. Miguel Venegas (o Vanegas)(1) (n. Ávila, 23/ 09/ 1531-†desp. de 1589) fue profesor de Retórica, excelente latinista y poeta, orador y dramaturgo de prestigio, como han destacado Griffin (1973; 1976; 1977; 1985; 1995) y Frèches (1964: 175-239). Estudió en Alcalá (desde 1544) y con el grado de Maestro fue profesor de Retórica en el Colegio Trilingüe de aquella Universidad, en la que ya se dio a conocer como «gran poeta» latino,(2) antes de entrar en la Compañía de Jesús en 1554. Después de ejercer los preceptivos «oficios bajos» en Plasencia (1555-1556),(3) pasó sucesivamente por los colegios de Lisboa (1556), Coimbra (1559), Roma (1562), París (1563-1565).(4)

    Como autor trágico, trata en sus obras temas bíblicos en versos latinos de excelente factura, óptimos para el ejercicio retórico y guiones de un teatro de gran espectáculo, formando escuela teatral especialmente en los colegios de la Provincia de Portugal y posteriormente por los de Europa. Sin duda escribió más tragedias de las que conocemos, que son tres: Saul Gelboæus, Tragœdia cui nomen inditum Achabus y Absalon [sic].(5) Por sus dotes, su competencia y renombre se le aguantó en la Compañía hasta otoño de 1567, trasladándolo de uno a otro colegio, Provincia y país, para acallar los escándalos que causaba su debilidad por los niños; en castellano, su pederastia. Tras la expulsión en esa fecha, «acomodado por allá afuera» (Griffin, 1973: 800), su nombre se eclipsa de tal modo que algunos escritores de la Compañía llegaron a darlo por muerto ya en ese momento.(6)

    Pero el azar (que lo es menos cuando uno se mueve por un campo de investigación acotado), bajo la forma de una convergencia de indicios, lo ha hecho reaparecer. Primero fue J. García Soriano, quien, recogiendo datos de otros estudios, habló de un Maestro de Retórica en la Universidad de Salamanca,(7) llamado Venegas, Vanegas o Vanega, premiado por algunas de sus representaciones,(8) que compuso sin obligación de hacerlo:(9)

 

    En el año 1569 se pusieron también (10) en escena por los estudiantes de aquella Universidad la tragedia David, compuesta por el Brocense, y otra de Judith,(11) que escribió el maestro Vanegas. Consta esta noticia por las peticiones que uno y otro presentaron para que se les remunerara su trabajo, en el claustro de diputados de 13 de agosto de 1569. El Claustro accedió a la súplica de ambos, "atento que eran pobres y lo hizieron muy bastantemente (...), por ser ornato de la Vnjversidad e para que los que son obligados se anjmen viendo que los que no tienen obligación lo hacen tam bien» (García Soriano, 224s, con corrección al fin).

    En 1570 concurren de nuevo el Brocense y Venegas con otras dos obras. Vuelven a solicitar remuneración,
 

attento que para las hazer y representar avían puesto su trabajo, diligencia y costa, buscando vestidos y aparejos y los demás adherentes necessarios para ellas, e que en ello se les haría señalada merced (ibidem, 225).

    Pero el Claustro pleno,

después de considerar que "la comedia del dicho maestro Vanega avía sido muy principal e de gran costa e curiosidad y que era digno de que se le diese premio y se le gratificasse muy bien, pues lo merecía por su bondad / e que la del licenciado Sánchez no avía nj fue tal que meresciese ser premiada", acordaron nemine discrepante, dar veinticinco ducados a Vanegas, dejando sin ninguna retribución a Sánchez de las Brozas (26 de agosto de 1570; ibid.).(12)

    Curiosamente, entre esas representaciones se observa gran semejanza con el teatro de Colegio de la Compañía, marca que Miguel Venegas ayudó decisivamente a configurar.(13)

    En posesión de esas noticias y con esa observación, tuve ocasión más tarde de descubrir otra referencia a este Maestro, llamado ya con su nombre propio, Miguel, en el riquísimo Repertorio de J. F. Alcina (1995: nº. 454, pp. 206-210). Sólo me fijé entonces (por 1996; Alonso Asenjo, 1998) en la coincidencia de apellidos y fechas: la de la expulsión (1567), y la de su aparición en Salamanca como profesor («Salmanticæ Rhetoricæ Professoris») en el año 1568 y siguientes, pasándoseme que Alcina me ofrecía allí todos los datos para una segura identificación: M. Venegas aparecía como «abulensis» y, en un poema laudatorio suyo a la obra De arte Rhetórica (Coimbra, 1562) del jesuita Cipriano Suárez, como «eiusdem societatis». La plena luz me llegó en 1998, a partir de la referencia de J. Mª. Maestre Maestre (1989) a un códice manuscrito de la Biblioteca de la Academia de la Historia de Madrid, que contenía la Apollinis fabula del Brocense, que, por rigor científico, debía estudiar en su copia manuscrita. Repasando en el citado códice la rica compilación realizada por Fray Tomás de Pinel o Pinelo, OFM., de su propia poesía, de una abundante muestra de la de Miguel Venegas, del que el seráfico fraile se consideraba amantísimo discípulo y gran admirador,(14) identifiqué finalmente con certeza al Mº. Miguel Venegas con el otrora P. Miguel Venegas. Quedaba, además, confirmada la estancia de M. Venegas como Maestro y profesor de Retórica en Salamanca a partir de 1568.(15)

    Pero el Repertorio de Alcina, en su riqueza, permite deducir algún otro dato biográfico de M. Venegas. En 1553, con 22 años, ya era profesor del Colegio Trilingüe de la Universidad de Alcalá.(16) Durante su magisterio en Salamanca, participó en las Justas poéticas allí celebradas por la victoria de Lepanto y por el nacimiento del Príncipe Fernando (Alcina, nº 225, 6). Las sucesivas Justas celebradas en Salamanca tuvieron lugar en 1578 y 1580. En ellas, M. Venegas o no participó, o no se recogió su participación. Con lo cual, no sabemos si en esas fechas seguía en la ciudad del Tormes. Quizás había vuelto a Alcalá, pues lo vemos componiendo un poema laudatorio —normalmente esto implica cercanía física al autor y editor-impresor— de Jerónimo Almonacir, autor de unos Commentaria in Cantica Canticorum, impreso en Alcalá en 1588 y, al año siguiente, en las Justas poéticas para celebrar la beatificación de Fray Diego de Alcalá en esta ciudad (Alcina, 111). Se podía estar ausente del lugar de celebración de los Justas o acudir ex professo a ellas, pero, todo sumado, poema laudatorio de Almonacir y participación en las Justas de Alcalá parecen indicarnos que M. Venegas terminó por donde había empezado: como profesor o Maestro de Retórica de la Complutense. En lo que se refiere a la biografía de M. Venegas no he podido avanzar más, debiendo cerrarla con: «estaba aún activo en 1589».(17)

    En todo caso, lo importante no es la identificación del eximio poeta y dramaturgo jesuita con el afamado Maestro salmantino y vate latino M. Venegas. El interés reside en el hecho de que, estudiando el códice autógrafo de Fray Tomás de Pinelo, reparé en unos textos dramáticos, obra de M. Venegas para una celebración universitaria del Corpus en Salamanca, que Pinelo había transcrito antes de 1574. Se trata de unas Coplas al Santísimo Sacramento, con una acotación de Danza, y el texto de una Comedia que el mui Illustre Claustro de la Universidad de Salamanca mandó hacer en la Fiesta del Santíssimo Sacramento al Maestro Venegas, contenidas en el códice manuscrito con signatura 9-5814, fol. 98r.-107r., que aquí quiero presentar y comentar.(18)

    2. Esta pieza dramática tiene el interés del reencuentro con el gran dramaturgo, pero va más allá de su peripecia personal y profesional. Es una muestra de los espectáculos teatrales que para la festividad del Corpus montaban los Maestros de Retórica de la Universidad de Salamanca, que después de su representación en el claustro podían salir, con adaptación lingüística (o no), a la plaza pública en la octava de esa solemnidad. Así nos consta de varias piezas dramáticas compuestas y representadas por el Brocense desde 1555, de irregular valor y estimación, según antiguos y modernos,(19) para las aulas, claustro o en la plaza para la ciudad entera.(20) Conocemos el título y algún elemento de algunas de ellas: Asuero (1568 [?]), Bethsabee / Bersabé (escritas en latín y posteriormente traducidas al romance) y David (1569), cuyo texto se perdió en la incautación de los papeles del Maestro por la Inquisición. Tocó el Brocense también el género de los «autos» (representación de tema religioso o sacramental) para la ciudad en el día del Corpus: uno se designa imprecisamente así: Auto del Corpus Christi (21) (1572); otro fue el Auto del Niño perdido (1574?): tema evangélico de Jesús en medio de los doctores, o de la sabiduría, muy apropiado para un encuentro del mundo universitario con el ciudadano. Aunque no nos consta que los estudiantes intervinieran en la representación de estos autos.(22)

    Pero, hay un detalle que no encaja del todo, a la luz de lo que se nos dice de una obra rechazada del Mº. Francisco Pérez, presentada en 1574: «Fue mala e de malos entremeses e sin latín ni orden, e que dio que desir a los que la oyeron e se hallaron presentes» (García Soriano, 1945: 226). Se critica que apareciera «sin latín», que abundaba, al parecer, en las obras del Brocense. Se diría que sólo en ellas, pues Sánchez de las Brozas, en esa década de 1570, sugiere a los responsables del estudio salmantino que, a falta de ingenio y de conocimiento del latín entre el profesorado, se prefieran las representaciones de Plauto y Terencio (García Soriano, 225). Pero hete aquí que la Comedia en la Fiesta del Santíssimo Sacramento de Venegas, coincide más con la del Mº. Pérez, en cuestión de lengua, que con las presumidas del Mº. Sánchez. Apenas cuatro dísticos latinos en una pieza de 482 versos. Es verdad que los versos latinos son de inmejorable hechura y muestra de lo que podía dar de sí Venegas; pero lo cierto es que prácticamente no hay latín. Y, sin embargo, no sabemos que se le reprochara. Por eso quizá no se trataba (sólo) de ignorancia del latín, pues Venegas era experto latinista y, sin embargo, la pieza que (por azar) nos ha llegado, apenas lo contiene. Estaríamos más bien ante lo que alguno ha llamado el fenómeno de la aparición de un "nuevo clasicismo", esta vez en romance castellano. De ello sería también testigo el mismo Brocense cuando publica por esas mismas fechas (1574) sus Anotaciones a Garcilaso (unos años más tarde lo hará Fernando de Herrera del modo y con la repercusión que conocemos).

    El patrocinador del espectáculo con la Comedia es el Claustro de la Universidad de Salamanca, como dice el título; y a éste ámbito universitario pertenece buena parte del público: «Venerable cofradía» (v. 1); «esta congregación / de valor esclarecido» (v. 90s); «tanta abundancia / de discreción y elegancia» (v. 97s); la «senetud» de los presentes (v. 404), «los sabios y los discretos» (v. 93): «docta congregación» (v. 141), «esta gente letrada que está por estas ventanas» que dan al lugar de la representación, o «ilustrísimo auditorio» (sección en prosa). Es mucha gente la apiñada para ver el espectáculo («el alboroto de la gente» —sección en prosa): «La demasiada estrechura / de tiempo, lugar y gente / en ningún modo consiente / prolijidad ni largura» (vv. 120-123). Tratándose de Santisteban (v.14), es decir del Convento y Colegio de San Esteban de la Orden de Predicadores y con los datos que de las circunstancias de la representación se nos dan, es improbable que la representación tuviera lugar en la espaciosa iglesia conventual. Tampoco la Sala Capitular ofrecía espacio suficiente para un acto de estas características. Tendremos, pues, que pensar en un claustro. La estructura de éstos se prestaba a este objetivo. En San Esteban había dos: el Claustro de los aljibes, del siglo XV, que era muy reducido, y el Claustro de los Reyes, que libre del jardín que ahora lo embellece y aun con un monumento arquitectónico central, permitía la representación. Con la habilitación de un tablado en uno de los lados quedaba superficie para colocar bancos o sillas para personas principales. Las otras podían acomodarse en los laterales, tras la galería inferior y, sobre todo, en la superior del claustro, junto a las arcadas (a las que bien puede referirse Venegas en el texto como «ventanas»). De todos modos, aunque este claustro era amplio, los arcos del primer piso reducían bastante la capacidad de público y difícilmente pudo haber más de dos o tres filas de asientos sobre tablones en descenso gradual hacia las arcadas. Por tanto, si la concurrencia de espectadores a este acto fue numerosa (y solía serlo en este tipo de espectáculos, máxime tratándose de una representación oficial), parece exacto hablar de «demasiada estrechura» del lugar.

    Los representantes parecen ser alumnos de la Universidad. Aunque no ayuda mucho a saberlo la designación de niños para los que ejecutan la danza inicial y recitan cada uno su copla (vv. 33-67: véase cómo «7 niños» danzantes de la primera acotación se transforman en «los niños» —que son siete— en la siguiente). El término «estudiante» hubiera sido más iluminador. Y a este estamento debieron pertenecer los actores, pues, las representaciones de obras del Brocense y Venegas en 1569 corrieron a cargo de sus estudiantes. Pero también pudieron ejecutar los niños de Gramática las partes del espectáculo que se asignan a «niños». Y así fue probablemente todo, aunque es verdad que la Universidad de Salamanca (como alguna inglesa: Mullini, 1998) podía invitar a compañías ajenas para representaciones teatrales;(23) pero la fecha que hemos de suponer para esta Comedia de Venegas, de 1570 a 1574, no parece que favorezca tal presencia y estimamos más probable que representaran actores de la propia cantera; es decir, estudiantes. En todo caso, entre los espectadores tampoco faltan los estudiantes, pues a lo largo de la representación se alude a la juventud del oyente, por comparación con la vejez de Elías (vv. 393-397).

    Miguel Venegas no ofrece sólo una comedia para el Corpus en la Universidad de Salamanca, concretamente en el Colegio de San Esteban de la Orden de Predicadores. Ofrece un espectáculo celebrativo, cuya parte central y principal es la comedia, que en realidad es un auto sacramental, denominado con el genérico nombre utilizado en la época para cualquier representación dramática. Pero, antes de la comedia se ofrece una danza de siete niños. Acabado el baile, hay un saludo-presentación a los patrocinadores del espectáculo y al público, que así quieren solemnizar (v. 376) la festividad, y se crea ambiente para la recepción de la pieza sacramental con loa al Sacramento en versos y gestos de siete niños. Ésta es la sección introductoria, tras la cual seguirá la comedia propiamente dicha.

    Y de verdad que alguna justificación mayor tiene esa denominación que el de su significado genérico, pues la Comedia misma (un actor caracterizado de Doña Comedia) sale al escenario y hace un Prólogo de tipo terenciano, en el que se pide tópicamente (o no tanto, pues el público es heterogéneo) que el loor del sabio (nueva alusión al eminente público) acalle al necio mordedor (v. 103) y «el murmurar de mil necios» (v. 111). Siguen dos elementos más: el primero, auténtica gema del drama, la presentación del profeta Elías en la situación que constituye el tema y argumento: el fundamentalista Elías se encuentra en el desierto huyendo de unos monarcas (Acab y Jezabel), infieles a la Ley (v. 152) o Alianza elohística, en retirada hacia las fuentes de la auténtica religiosidad que se comunicó a Moisés en el Monte Horeb (o Sinaí); postrado y necesitado de ayuda, en tono desabrido e incluso sarcástico (en sintonía con el relato bíblico), pide permiso a Dios para descansar un momento. Y no sólo se le permite, sino que (se verá posteriormente en el primer cuadro o primera parte del espectáculo), se le procurará alimento y bebida. Todo esto ocurre con el primor de los impecables dísticos latinos que remiten a la belleza expresiva del movimiento anterior de los niños danzantes. Sigue una sección que, por su semejanza con piezas en otros espectáculos, podríamos llamar dialogismo o discusión, que en el teatro de colegio suele versar sobre quién debe presentar la obra (Alonso Asenjo, 1995: I, 366-368, n. 13 y 14) (24) y también frecuentemente sobre si la pieza debe presentarse en latín o en romance.(25) A continuación, otra parte que justifica el apelativo de comedia: un Prólogo, ahora de estilo plautino, presenta el argumento y su sentido alegórico. Seguido, se representa el argumento, a tenor del texto bíblico (1 Re 19, 1-8), y la renovada presencia de Elías (a quien socorre el ángel), que de nuevo se expresa con la mayor solemnidad y elegancia en octavas reales. De este modo concluye la primera parte o cuadro histórico: se ha (re)presentado la historia sagrada en su sentido literal (littera gesta docet).

    La segunda parte corresponde al auto sacramental, es decir, a la interpretación y aplicación alegórica de esa historia bíblica, permitiendo ofrecer al exigente público el segundo de los sentidos de los textos sagrados, alegórico o tipológico (quid credas):(26) Elías es el tipo o alegoría del pecador (antítipo), como explicita el personaje Caridad en los vv. 365-382: el homo viator que atraviesa el oscuro desierto de la vida con sus tempestades (v. 305-307), o, mejor, «las peligrosas silvas» (v. 207), «breñas y espesura» (v. 364), con «crueles fieras» (v. 171) y «refriegas mundanas» (v. 481). El remedio le viene también de Dios. A Elías, el Ángel, mensajero divino, lo conforta con pan y agua, figura del cuerpo y la sangre eucarísticos (cfr. vv. 165s. 175. 184. 196s. 215 con vv. 353ss). Así, la ayuda del Ángel a Elías hasta permitirle llegar a la gloria del Horeb se realiza también en el pecador, pues «Dios los humildes ensalza» (v. 251s) mediante la Iglesia, con quien necesariamente están Fe, Esperanza y Caridad.

    La Iglesia, celosa, generosa y comprensiva (« liberal y larga»), deseada madre (vv. 269. 278. 315. 455. 468...) y puerta (v. 315), como la Fe, que es «guía, / fuerte escudo, recio muro» (v. 293s) frente al error (vv. 295-297) y la herejía (vv. 435-437). A sus ruegos y adoctrinamiento, el pecador podrá calmar y colmar su hambre y sed, como Elías, en casa de la madre Iglesia (v. 468ss): aquí confesará y comulgará (aunque, se dice, no es preceptivo hacerlo el día del Corpus ni más de una vez al año —vv. 448-459). Con esto, el pecador arrepentido tiene asegurado el feliz desenlace de la jornada. De este modo, aparecen igualmente los otros dos sentidos de la escritura: el moral (quid agas); es decir, las obras (v. 317): penitencia (vv. 342-347) y confesión (auricular: vv. 358; 470-474), y frecuentación (vv. 461s) de la Eucaristía (prefigurada en el viático de Elías — vv. 373-392. 398-432) y la aportación de Caridad, que encenderá en amor de Dios, haciendo despreciar honra y fama (vv. 298-302). Y también el anagógico (quo tendas o quid speras), que implica a Esperanza. Ésta habla de un Dios remunerador (vv. 260-262): el premio motivará la acción: «molifica / la vía de perfección / con el premio que publica» (vv. 320-322).

    Iglesia y Fe son, con pecador, los personajes más importantes, como lo son en la vida del cristiano. No por nada la pieza se integra en un contexto de afirmación de la Iglesia, sometida a la defección o ataque de un gran sector de sus antiguos hijos, los Reformados, y también en la defensa de la Fe auténtica, asediada por herejías y errores de que se debe defender a los fieles. Particularmente de los errores referidos a la Eucaristía, en cuya exaltación se instituyó y solemnizó la festividad del Corpus.

    Como puede verse, el texto, que en una primera lectura parece elemental, de circunstancias o para salir del paso, no es eso. Y, además, es difícil que así pudiera ser, si respondía al encargo de la Universidad y a su alta cotización en el medio universitario salmantino. En efecto, a pesar de su brevedad («en ningún modo consiente / prolijidad ni largura / en aquesta acción presente» (vv. 122-124), y, a medida que se estudia, se advierten muchos elementos relevantes e incluso bellos en pieza tan breve. Tras los contenidos examinados, la ya advertida variedad de sus partes y secciones: el Pórtico con danza, saludo y loa al Sacramento. La I Parte, con dos secciones: Prólogo terenciano y escena bíblica en latín; otra, con dialogismo, prólogo plautino y escena bíblica ahora en romance. IIª. Parte: los sentidos alegórico, moral y anagógico de la historia representada. El sentido alegórico debe ser el principal en un auto sacramental y así sucede: abarca toda la segunda parte (300 vv., más las coplas de los niños (35 vv). Vemos, además, la suma de verso y prosa; de verso latino y verso romance; de varios géneros de espectáculo mostrados o apenas esbozados: danza, recitación poética, comedia, auto, entremés (del rústico: vv. 193-217). Como tercer elemento puede tomarse, junto a la historia bíblica central y paradigmática del profeta Elías y la multiplicidad de sus sentidos, la riqueza teológica de las referencias a la Sagrada Escritura o a prácticas litúrgicas. Tampoco faltan frases hechas y hasta emboscadas citas de los clásicos, dísticos latinos aparte. (Véanse las notas al texto.)

    Está, asimismo, el contraste de personajes, con variada indumentaria y el decoro expresivo: Elías y el Ángel expresándose en latín y en octavas reales; un estudiante en prosa romance por indisimulada ignorancia del latín, aunque entusiasmado con ser actor en representaciones; la Comedia y las más altas (encopetadas señoras —v. 284s) Virtudes, la recia y maternal Iglesia, un pobre rústico (pecador), víctima del instinto («pasiones» o «sensualidad»), cuya (a)ventura, figurada en la de Elías, sería vivir descuidado, comer, beber y dormir a saciedad (vv. 195-207). En realidad, el pecador, víctima de los teológicos enemigos del hombre (mundo [v. 481]; demonio [vv. 290-222] y carne [v. 201s. 214]), yace postrado: «triste y aborrido» —v. 222.

    Es grande la variedad de los registros o modos lingüísticos y de sus estructuras formales: el rico y hermoso tesoro encerrado en los dísticos; el gracejo picaril del estudiante y la polimetría y variedad de estrofas y esquemas estróficos, así como el logro formal de varios versos. Solemne elegancia de octavas reales (6) en boca de Elías y del Ángel. Redondillas en la presentación del espectáculo y en el Prólogo de la Comedia (76 vv.). Finalmente, quintillas en el prólogo al Auto propiamente dicho y tanto en el monólogo del pecador como en el cuadro siguiente o Parte IIª: vv. 193-482). Esto quiere decir que las quintillas son el elemento más común: 350 versos sobre 482; es decir, el 72,6 %. Por eso (y porque la preceptiva lo admite) alternarán y se mezclarán sus variados esquemas estróficos hasta... lo imposible: esquema abbab en 7 + 24 estrofas (44%); ababa en 20 (28,5%); abaab, 11; abbaa, 4; ababb, 2, y una estrofa de esquema rebuscado (ababa: vv. 348-352), o absolutamente inusitado: abbba (vv. 293-297).

 

    Nota: En el texto que se transcribe se actualiza la puntuación y se modernizan las grafías que no indican realizaciones fonéticas particulares (así resciba, meresce; pero se mantiene paresca y la ausencia de grupos cultos en situación de rima: indino, senetud...). Se deshacen los conglomerados de preposicion (de) o conjunción (que) más demostrativo: deste, queste..., y se resuelven las abreviaturas. Fee se transcribe siempre Fe.

 


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      II. Texto o guión de la Comedia en la Fiesta del Santíssimo Sacramento.

 

 [fol. 98r]                      COPLAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO.

 

(Entran 7 niños en una danza.) (27)

   Venerable cofradía
el Señor que os da sustento
en aqueste Sacramento
os dé su gracia este día,
    y dé a todos larga vida,
para que tanto le améis
que el premio eterno gocéis
de esta fiesta tan cumplida,
    pues tenéis los corazones
tan justos y tan perfectos:
que
(28) se ven por los efectos
de las causas las razones.
    Con tales hombres bien puede
Santisteban
(29) alabarse
y de nobleza jactarse,
que el Cielo se lo concede.
    Guardáis recta y justa ley
y es muy justo que se entienda
que dais la vida y hacienda
por honrar a vuestro Rey.
    Y, si se hace en el suelo
por nuestro Rey natural,
es justo que fiesta tal
se le haga al Rey del Cielo.
    No es posible que pudiese
tal nobleza encarecer,
ni tan alto merecer,
aunque lenguas me hiciese.
    Y, ansí, callar determino,
pues no acierto a engrandeceros mientras que mis compañeros
tratan de este Pan Divino.





5




10




15




20




25




30

 

(Entran los niños y dice cada uno.)

 [1]    Éste es el pan floreado
que, como fue toda flor
la tierra que lo ha criado,
está florido y granado
porque coma el pecador.
 [2]    Este divino sustento
es de gusto tan extraño
que el más flaco y más hambriento,
si se llega con buen tiento,
nunca sabrá que es mal año.
 [3]    Éste es aquel pan trillado
en la rigurosa era
de aquel árbol levantado,
(30)
do el cordero inmaculado
padeció la muerte fiera.
[4][f. 98v] Éste es aquel pan cernido
por cedazo virginal,
que salió tan blanco y tal
que claro se ha conocido
ser sagrado
(31) y celestial.
 [5]     Éste es el manjar fïel
que, porque fue mal comido,
a un convidado cruel,
después de haberle vendido,
se le convirtió en cordel.
(32)
 [6]    Éste es el pan escogido
que la Fe da por consejo
que no lo coman partido,
pues nadie jamás le vido
sino en la Fe que es espejo.
 [7]     Éste es el manso cordero
de tan alta guisa y suerte
y de corazón tan fuerte
que a su Padre verdadero
obedeció hasta la muerte.

 




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65

 

 [f. 99r] COMEDIA QUE EL MUY ILUSTRE CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA mandó hacer en la FIESTA del SANTÍSSIMO SACRAMENTO al Maestro VENEGAS.

Interlocutores son: Elías, Ángel, Estudiante, Iglesia, Fee, Esperanza, Caridad [Pecador].(33)

 

 
(Entrada de la Comedia.) (34)

 
     Un hombre había madrugado,
que caminar le convino,
[y] yendo por su camino
vido en un hermoso prado
    una flor tan linda y bella,
tan olorosa y pintada,
que por ser tan extremada
le dio gana de cogella.
    Y aún no la había cortado
él, sin que nada mirase,
que antes que la mano alzase
un escorpión le ha picado.
    Y de otra hierba asió
para poderse curar
y al tiempo del arrancar
otro alacrán le picó.
    Con la fuerza del dolor,
(que en el alma lo sentía)
dos mil veces maldecía
la medicina y la flor.
[f. 99v]    Aqueste prado florido
de tanta delectación
es esta congregación
de valor esclarecido.
    Las flores que en los efectos
a lo interior recrean
quiero comparar que sean
los sabios y los discretos.
    Mi obra es el caminante
que, viendo tanta abundancia
de discreción y elegancia,
se viene a poner delante.
    Y allégase por favor
para ilustrar su concepto
y halló tras un discreto
(35)
luego un necio mordedor.
    Y, si digo otra dulzura
porque no se descontente,
hallo luego otro innocente
que me dé otra mordedura.
    Y, aunque con estos desprecios
con alguna razón rabio,
precio más el loor de un sabio
que el murmurar de mil necios.

 



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(Acabada esta entrada, entra Elías y dice los siguientes versos.)

 

[f. 100r]                                ELÍAS.  

Huccine juniperi horrentis grav[i] (36) olente (37) sub umbra (38)
fas vates, Rector Summe, jacere tuos?

[Trad.: ¿Da permiso el Sumo Dios a su profeta para echarse
aquí bajo la nociva sombra de este erizado y oloroso enebro?]

 Unius accensam domini (39) crudelis ob iram,
proh facinus!, toto pervagus orbe feror
.
(40)

 [Por la encendida cólera de un rey cruel,
¡oh desdicha!, ando errante por toda la tierra.]

 Non ita, sed fessæ miseratus damna senectae,
composito placida da mihi pace frui.

 [Así que, apiadado de los achaques de la cansada vejez,
concédeme disfrutar tranquilo de una plácida paz.]

 Hanc, præcor, hanc animam cæco de carcere solve;
vivere cui dederas, da modo posse mori.
(41)

 [Libera, te suplico, libera a esta alma de la cárcel oscura;
y a quien otorgaste la vida, concédele morir de una vez
.]  

 

 






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(Fin[j]a (42) aquí Elías que se olvida repitiendo algunas veces las últimas palabras "posse mori", llegue otro teniendo el papel en la mano a la oreja como que le habla.)

        E[STUDIANTE]. (43)— Que quier vuestra merced (44) que haga, Señor, que cierto con la majestad de tan alto Sacramento y la autoridad de tan ilustrísimo auditorio y el alboroto de la gente, a mí me ha faltado la memoria y se me ha olvidado todo el latín. Pero, buen remedio: aunque representación de Escuelas no había de ser sino en latín, yo sé un dicho de Helías en romance; aún me acuerdo de él, que otra vez le representé en otra, en esta fiesta. Representarle he aquí, que no creo le pe[sa]rá (45) a esta gente letrada que está por estas ventanas.

        ELÍAS.— El ángel, si es verdadero, él hablará y entenderá todas lenguas.

        ESTUDIANTE.— Comencemos, pues, en nombre del Señor, y sea con brevedad, que están todos aguardando.

 

[f. 100v] PRÓLOGO (46)

     La demasiada estrechura
de tiempo, lugar y gente
en ningún modo consiente
prolijidad ni largura
en aquesta acción presente.
    Y, como por todas las vías
deseamos no ofender,
nuestro intento es proponer
la provisión que a Elías
el Ángel vino a traer.
    A esta historia que he tocado
del Antiguo Testamento
[le]
(47) sucede el Sacramento
por agua y pan figurado,
de esta fiesta fundamento.
    Con tres virtudes vendrá
nuestra Iglesia al pecador
a le dar todo favor;
consigo l[e]
(48) manterná.(49)
Cristo en banquete de Amor.
    Esté atenta, suplicamos,
tan docta congregación,
[y]
,(50) si a propósito hablamos,
donaires no [profir]amos
ni de este m[ ]ón
.(51)

 


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(Vase a echar Elías debajo un enebro y dice:)
    Así, Señor, ¿consientes que maltraten
tus siervos, tus profetas, tus privados?
(52)
¿Que los destierren reyes, hieran, maten,
porque no le
(53) lisonjean sus pecados?
¿No basta que tu nombre tanto abaten,
delante de los ídolos prostrados?
[f. 101r] Sácame ya, Dios, de aquesta vida,
que es muerte
(54) ver tu Ley tan abatida.
    Asaz luengo destierro el mío ha sido:
no soy yo, más que mis pasados, justo;
desátame estos lazos yo te pido
de este cuerpo caduco, que no gusto
estar en prisïón jamás metido;
(55)
en rostro me da el siglo y pueblo injusto;
de tu divina c[aus]a
(56) el santo celo
me abra[s]a
(57) y consume en este suelo.


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ÁNGEL

    Levántate. ¿Qué haces ahi (58) echado?
Despierta ya del alto
(59) sueño, atiende:
de Dios soy mensajero a ti enviado,
que todo tu provecho y bien pretende;
toma agua y pan por las manos formado
de ángeles, y su virtud entiende:
bebe esta bebida, come este manjar,
al monte Horeb, si quieres arribar.

 

 





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ELÍAS.

    ¿Qué mano me tocaste? ¿D[i,] ¿quién er[a]s?
¿Qué voz, sentido y alma [me rod]ea,
(60)
no habiendo aquí sino crueles fieras?
¿Quién hay que al hombre pobre así provea?
¿Aquéstas, mi Criador, son tus maneras?
Favor no hallo, que tuyo no sea
o rica mesa, o plato celestial,
remedio único para todo mal
.(61)

 

 


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[f. 101v] ÁNGEL.(62)

    Despierta. ¿Porqué duermes, justo viejo,
que ya la vez segunda te despierto?
Si no velas y sigues mi consejo,
de hambre, sed o bestias serás muerto.
De todo para huir hay aparejo,
si bien proveido vas por el desierto.
Elías, pues te queda gran jornada,
toma la provisión del cielo dada.

 

 




180



 

ELÍAS.

    No sufre más tardanza la obediencia.
A tu divina voz obedeciendo,
pido con fortaleza gran paciencia
y en tus clementes manos me encomiendo:
saberte obedecer es gran sciencia
(63)
¿Beber? ¿Comer me mandas? Voilo haciendo.
Manda. En obedecer no pongo duda,
que mandas y al cumplir nos das ayuda.
(64)

 

 

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PECADOR, IGLESIA, FE, ESPERANZA, CARIDAD.

PECADOR.

    A mil pasiones sujeta (65)
siento estar el alma mía.
¡Ay, Dios!, ¿y quién me traería
lo que a Elías profeta
del cielo el Ángel traía?
(66)
    Como la ímpia Jezabel,
(67)
enemiga de verdad,
le persiguió tanto a él,
así la sensualidad
es mi enemigo cruel.
    ¿No habría un árbol que me hiciese
sombra para reposar?
¿Un ángel que me trujese
cosa para que pudiese
por las silvas
(68) caminar?
    He aquí el árbol de la cruz,
que a ninguno se vedó.
¿Por qué no durmiré
(69) yo
donde Cristo, nuestra luz,
(70)
por despertar él durmió?
(71)
    Mi cama sea el frío suelo,
pues, por el comer perdí
bebida y manjar del cielo,
de los ángeles consuelo
y la honra en que me vi.

 



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[f. 102r] CARIDAD.

    ¿Quién es aquél que allí está
en aquel suelo tendido,
de saco todo vestido,
y grandes sollozos da
como triste y aborrido?
(72)

 

 



220

 

FE.

    Cuanto yo puedo juzgar,
aunque no tengo evidencia,
(73)
alguno debe allí estar
que quiere hacer penitencia,
cansado ya de pecar.

 

 



225

 

ESPERANZA.

    Cierto, es el pecador;
del dedo de Dios tocado,
mohíno ya y enfadado
de ofender a su Señor,
por él en la Cruz clavado.

 

 



230

 

IGLESIA.

    Lleguemos a le dar consuelo (74)
que está en gran necesidad.
Fe, Esperanza, Caridad,
levantadle dese suelo;
la mano todas le dad.

 

 



235

 

FE.

    Levantándote, desecha
toda ïncredulidad;
de error no quede
(75) sospecha.
Sin mí, dime, ¿que aprovecha
el nombre de cristiandad?
    Sin mí es cosa imposible
que a Dios se pueda aplacer;
sin mí el hombre viene a ser
como una hoja movible
a su gusto o desplacer.
(76)
 [f. 102v] Del pecado y suelo te alza
con alma humilde y sencilla;
que peques no es maravilla:
Dios los humildes ensalza
y los soberbios humilla.
(77)
    Si el corazón tienes frío
y a sí el pecado te inclina,
ruega a la Bondad Divina
te encienda del amor mío
de todo friò
(78) medicina.

 

 



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255

 

ESPERANZA.

    Levántate, pecador;
no estés de esa manera.
De Dios, remunerador
de los trabajos, espera
que él te dará su favor.
    No es mucho que se levante
comigo el alma aliviada,
pues quien me tiene delante
de placer, como gigante,
salta al correr la jornada.

 

 



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265

 

IGLESIA.

    Yo, la Ïglesia Romana,
de mis hijos muy celosa,
estoy alegre y (...)
(79) ufana
cuando veo el alma cristiana
por sus pecados llorosa.

 

 



270

 

FE.

    Levántate, de[ ]ano. (80)
Decláranos tu fatiga;
danos a todos la mano.
No somos gente enemiga;
no es nuestra venida en vano.

 

 



275

 

[f. 103r] PECADOR.

    ¡Oh, mi deseada madre,
amiga sobre manera
de la gloria de mi padre,
que en te amar mucho se esmera:
no hay virtud que en ti no cuadre.
    Pero traes por guiadoras
las tres y más principales:
bien os conozco, señoras,
mis ciertas consoladoras,
medicina de mis males.
    En mitad de mis entrañas,
con letras de oro esculpidas,
os traigo con que las mañas
del enemigo rendidas
tengo y todas sus marañas.
    Tú, viva Fe, me eres guía,
fuerte escudo, recio muro;
con tu luz ando seguro
del error ciego y escuro
de la infernal fant[a]sía.
(81)
    Tú, Caridad encendida,
de tal manera me inflamas,
que me abraso en vivas llamas:
amor de Dios es mi vida;
no curo honra ni famas.
    Tú eres, firme Esperanza,
puerto de seguridad,
que en la mayor tempestad
prometes siempre bonanza,
y en tinieblas caridad.

 

 



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[f. 103v] FE.

    De tu [re]conocimiento (82)
recebimos alegría
yo y toda la compañía,
y
(83) tanto contentamiento
cuanto la razón pedía;
    porque, el que ha de caminar
y hacer su jornada cierta,
yo y tú, madre, somos puerta
por do convïene entrar:
más la fe no ha de ser muerta.
(84)
    Caridad me vivifica,
contínüa operación.
Esperanza molifica
(85)
la vía de perfección
con el premio que publica.
    Pero recebimos pena
de te hallar tan congojado
tendido en la dura arena,
de conversación quitado
de tu propósito ajena.
    Dinos la causa por qué
tan de veras te fatigas;
darémoste, como amigas,
pues [que] te vemos en pie,
(86)
el modo que en todo sigas.

 

 



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PECADOR.

    Reconozco la merced
y falta para servir (...);
(87)
del hambre del alma y sed;
pienso contino morir:
cuál sea mi remedio ved.
    Con deseo de morir
fue Elías por el desierto;
yo deseo en Dios vivir,
estando en mis culpas muerto,
(88)
sin poder de ahi resurgir.
    Luenga y difícil parece
la senda de penitencia
y cuanto hay más diligencia
más dificultad se ofrece
a una limpia conciencia.
    Al monte subir deseo
para allí a mi Señor ver.
Muy flaco y flojo me veo:
sin pan y algo de beber,
caminar es desvarío.
(89)

 

 



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FE.

 [f. 104v] ¿Ves allí el pan de la vida,
de Dios cuerpo verdadero?
¿Ves allí el cáliz de vida
de la sangre del Cordero
por el pecado vertida?
    Allégate con presteza
de tus culpas confesado
a este convite sagrado,
si de toda tu flaqueza
quieres ser refocilado.
    Va Elías en tal edad
por las breñas y espesura;
dale esfuerzo la figura:
¿no le dará la verdad
al alma de vicios pura?
(90)

 

 



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CARIDAD.

    No está Elías donde estaba;
ya de allí ha caminado,
que la razón demandaba,
do la figura cesaba,
quedase lo figurado.
    Aquel pan que de ceniza
tiene su proprio apellido
(91)
deste pan figura ha sido
que hoy tanto solemniza
el pueblo de Dios querido.
(92)
 [f. 105r]   Aquella agua (93) era señal
de aqueste cáliz divino,
que aquel Señor celestial
le convierte agora en vino
(94)
por dar cena más real.
    Porque no era su intención
la Ley vieja destruir,
mas del todo la cumplir
y poner en perfección
y sus defectos suplir.
(95)
    Ángel era el que llevó
pan y agua al santo viejo;
así Cristo se te dio
ángel de grande consejo,
(96)
y en vino y pan se encubrió.

 

 



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ESPERANZA.

    Para comenzar, previene
siempre la gracia divina
y para al fin [enca]mina
(97)
y consigo Dios mantiene
al que ir tras él determina.
    ¿No viste al profeta Elías
debajo el enebro echado?
Con lo que el Ángel le ha dado
por estos cuarenta días
será muy bien sustentado.
 [f. 105v] Con aquel mantenimiento
caminó él en senetud.
¿Tú no podrás en virtud
de tan alto Sacramento
caminar en juventud?

 

 



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PECADOR.

    Las rodillas por el suelo,
llegarme quiero, aunque indino,
al Cristo Verbo Divino,
disfrazado con el velo
de especies de pan y vino.
    ¡Oh, soberano tesoro
y de valor infinito!
Prostrado en tierra te adoro
con el corazón contrito
mejor que sangre de toro.
(98)
     Suplícote ( ) (99) quieras darme
gracia con que te reciba
y en ti pueda transformarme
y, muerto al mundo, en [ti vi]va,
(100)
sin jamás de ti apartarme.
    ¡Oh, Santísimo Convite,
prenda cierta de la gloria,
do contino la memoria
de la Pasión se repita
de Cristo, nuestra victoria!
(101)
     [f. 106r] ¡Oh, Isaac sacrificado
por la mano de Abrahán!
(102)
¡Dulce vino, dulce pan,
por viático dejado
a los hijuelos de Adán!
    ¡Oh, Arca del Testamento!
(103)
¡Jacob de [Esaú] vestido,
que en defecto del sentido
fuerzas al entendimiento
obedecer al oído!
(104)

 

 



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IGLESIA.

    Vámonos, hijo, acabemos,
que serià nunca acabar
querer las gracias contar
de este vino y pan que vemos
Sacramento del Altar.
    De una cosa yo no dudo:
que esta santa comunión,
si la usas a menudo,
en toda tribulación
te será muy fuerte escudo.
    Razón fuera que en la fiesta
el cristiano comulgara
y la Eucaristía tomara,
especialmente en aquésta,
(105)
en que Cristo la ordenara.
 [f. 106v] Mas no quiero tan gran carga
a mis hijos yo poner,
madre liberal y larga,
por lo dulce no hacer
que paresca cosa amarga.
    Basta una vez en el año
con el debido aparejo:
tú, desnudo el hombre viejo,
(106)
frecuéntalo, y venga el daño
sobre mí, que lo aconsejo.

 

 



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PECADOR.

    Yo no soy merecedor
que entre Dios en mi morada;
mas él por su grande amor 465
dará ser, fuerza y valor
a lo que no vale nada.
(107)
    Vámonos, madre, a tu casa,
templo de Dios singular:
quiérome reconciliar 470
y en mi alma limpia y rasa
a mi Dios aposentar.

 

 



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IGLESIA.

    Bien haces, porque la muerte
no recibas con la vida.
[f. 107r] Procura de conocerte;
conoce al que te convida:
ten por dichosa tu suerte.

 

 



475

 

PECADOR.

    Vosotras, mis capitanas
como soléis, me guiad.
Jamás me desamparad,
y en las refriegas mundanas
bastante ayuda me dad.

 

 



480

 

 

 
 FIN.