La dona i el detectiu, el peso de la nimiedad, Núria Sabat, El Periódico, 25-1-2002.
Confirmando el interés que Toni Casares afirma sentir por el teatro que escribe Mercè Sarries y a raíz del buen entendimiento que entre ellos se da, ambos presentan en la Beckett su tercer montaje juntos: La dona i el detectiu.Inspirada en las típicas películas de cine negro, la obra parte de unos mismos parámetros situacionales -detective en baja forma profesional conoce chica con problemas e inician una relación sentimental-, pero avanza por otros derroteros, hasta llegar a un desenlace que aleja a la obra del modelo clásico.
De factura dramática sencilla y guión elaborado a partir de unos diálogos más bien escuetos y surgidos de la cotidiana realidad, el texto de Sarries tiene a su favor el saber convertir lo habitual en extraordinario y en hacer perceptibles esos pequeños detalles que suelen pasar inadvertidos. Son breves pinceladas, reflexiones minimalistas y fugaces que quedan suspendidas en el aire, como esperando que alguien las recoja. Y eso es precisamente lo que hace Casares desde su meticulosa dirección, que cuida por igual texto y realización escénica.
Resu Belmonte, en un excelente trabajo lleno de matices y registros, encarna a una magnífica Dona, la muje r que, tras ser despedida del bar en el que estuvo trabajando durante 10 años, irrumpe en la oficina del investigador y antiguo cliente.
Pere Ventura es el detective descreído y anónimo, antítesis de su referente obligado -el mítico Marlowe- que malvive en un desordenado despacho desde el que observa el mundo y ve pasar la vida. Es un mundo que ninguno de los dos protagonistas comprende y en el que se sienten extraños, pero al que, cada uno a su manera, quieren e intentan volver a pertenecer.
(Una buena oportunidad para comprobar la vitalidad del texto catalán contemporáneo).
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