EL ESTRENO DEL ARTISTA ADOLESCENTE.
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ENTRE AULAS Y BAMBALINAS.
Itziar
Pascual.
El Mundo. Miércoles,
20 de noviembre de
1996. Eugenia Sanmartín, Sergio Lobo, Ignacio
García Amoreno, Luis Moreno y Fernando Samper
están sentados por el suelo del patio de butacas
del Teatro de la Once. Están dedicados al
"cableado" y a los focos -están orgullosos de
contar casi con un centenar- para la función. Por
una semana han dejado los apuntes de sus respectivos
estudios (Montes, Informática, Telecomunicaciones
y Agrónomos) para hacer "chapuzas". O lo que es lo
mismo, para ser actores, técnicos de
iluminación y lo que haga falta, Son estudiantes-actores metidos en uno de los
festivales de teatro universitario que se están
celebrando en estos momentos. Uno, la II Muestra
Universitaria de Teatro se desarrollará hasta el
próximo 8 de diciembre con obras y
compañías de varias universidades: la
Carlos III, el CEU, el CEES, la Complutense y la
Pontificia. El otro es el Festival Conmemorativo de Teatro
Universitario. Y en éste precisamente están
ellos, involucrados en el certamen que ha organizado la
Universidad Politécnica de Madrid. Y en concreto,
con su montaje de En- cadena, de Arturo
Sánchez Velasco, ganadora del Primer Premio del
Certamen Universitario, convocado por la
Politécnica. Se trata de la primera obra, además, de un
estudiante de Filología de la Universidad de
Valencia. "La obra -comenta Pablo Calvo, director del
montaje- es una metáfora de la destrucción
a la que está sometido el ser humano: la
visión del lado más oscuro. Es un texto
desgarrado que no renuncia a momentos líricos. Y
hemos intentado encontrar una pizca de humor para ser
capaces de reírnos de nosotros mismos". Un joven, un hombre maduro y un anciano se enfrentan a
distintos momentos de su vida. Les acompaña una
sombra que ha sugerido Calvo desde la
dirección. Para el estreno de En cadena, se convocaron audiciones
entre los distintos grupos de teatro universitarios. De
las pruebas surgió el reparto, formado por Sergio
Lobo, Fernando Samper, Luis Moreno y Eugenia
Sanmartín. Para Pablo Calvo, director profesional con un
recorrido propio por el teatro de texto y la
dirección de actores, nada hay en En-cadena
que sugiera el carácter primigenio de la obra y de
su autor. "La obra está estructurada en diez
escenas y un epílogo, en la que se combinan
diálogos y monólogos. Se nota que hay una
búsqueda de la palabra precisa y la sonoridad. Es
un texto que evidencia un trabajo de corrección
hasta darle la forma definitiva", señala. Y en el objetivo y el discurso, la búsqueda de
la profesionalidad. Hacer teatro universitario no es
sinónimo de mal teatro o inacabado. "Habitualmente
los grupos de teatro universitario muestran un cierto
desnivel en el, reparto; dos o tres actores que destacan
frente al resto. Nuestra ventaja es haber podido
seleccionar el elenco, contar con gente que ya
conocía las claves del trabajo". Todos los actores de En-cadena han aprendido a
compaginar. Estudios, ensayos y algunos horarios de
trabajo, forman parte de una jornada que a veces resulta
demasiado estrecha para que quepa todo. Pero no importa.
"Yo había hecho teatro ya, en el instituto, y he
querido seguir aquí. Tenemos más
posibilidades", cuenta Lobo. Teatro politécnico Todos los grupos de la Politécnica -una de las
universidades madrileñas más activas en la
práctica teatral- cuentan entre ocho y cinco
años de experiencia continuada. En su repertorio,
obras como El tragaluz, de Buero Vallejo, Los
ochenta son nuestros, de Ana Diosdado; A puerta
cerrada, de Sartre y otras de Paloma Pedrero, Alfonso
Zurro, Lucía Sánchez, Luis Matilla,
Fermín Cabal o Valle-Inclán, entre otros
muchos. En sus grupos, además, cuentan con gente que
escribe los textos especialmente para ellos. Y de esta
experiencia, nacen vocaciones. "Yo soy actriz y he
dirigido también en algún caso. Y por
supuesto, de las chapuzas no se libra nadie", comenta
Eugenia Sanmartín, que este año ha aprobado
las pruebas de ingreso en la Real Escuela Superior de
Arte Dramático (RESAD) de Madrid. "Amigos, colegas, gente joven", forman parte del
público habitual de las obras que representan. Y
se sienten orgullosos de haber conseguido "estar en
esto". "En los grupos no siempre puedes exigir el mismo
nivel de implicación. Hay gente que viene y se va,
gente que está pendiente de los exámenes y
las prácticas... Para algunos,como nosotros, el
teatro es una necesidad; para otros es una
afición", añade Luis Moreno. Lo mismo les ocurre a Lydis Navarro, Carmelo Alonso,
Gemma Morillo o Patricio Jiménez, miembros del
elenco de Apertura orangután, de Fernando Arrabal,
el espectáculo dirigido por Luis Dorrego y que
forma parte de la Muestra de Teatro Universitario que
acoge la sala alternativa Cuarta Pared. Todos han aprendido a compaginar la Filología
(Hispánica, Italiana) y las Humanidades -estudian
en la Universidad de Alcalá de Henares- con los
ensayos en el Teatro de la Galera, la sala
alcalaína en la que muestran habitualmente sus
espectáculos. Paciencia, esfuerzo y trabajo son algunas de las
pautas que Luis Dorrego considera imprescindibles en el
teatro universitario. "El equilibrio es difícil de mantener en estos
equipos. No siempre se cuenta con una preperación
técnica previa. Indirectamente estás dando
clases": A cambio, algo que aquí es cotidiano: "El
trabajo es fantástico. El entusiasmo y el talento
no son fáciles de encontrar. Aquí
sí", señala Luis Dorrego. La Universidad de Alcalá de Henares representa
"una isla" por sus particularidades. Ángel
Berenguer ha propiciado una proximidad importante con el
mundo de la escena. Además la asignatura de teatro
es de libre opción en todas las carreras. Para
Luis Dorrego, las asignaturas pendientes del teatro
universitario son muchas y profundas. "Creo que este
teatro está absolutamente menospreciado. Y puede
que dentro de diez años salga gente de estos
grupos. Y me parece que este espacio puede ser
canalizador de la recuperación del público.
La unión del mundo académico y el teatral,
la posibilidad de estos grupos como canteras y la
estimulación del público universitario son
caminos de este teatro. Y yo lo veo como un valor en
alza", añade.
VUELVE EL TEATRO UNIVERSITARIO
Santiago Trancón. El
Mundo, viernes 22 de noviembre de 1996.
Siempre ha sido la Universidad lugar propicio para la
renovación del teatro. Durante el franquismo. los
famosos TEU abrieron la puerta a un teatro nuevo.
Así se descubrió al mejor Mihura. Ahora,
después de años de desidia, vuelve el
teatro a la Universidad y lo hace propiciando la
apacricióin de nuevos autores y de montajesllenos
de imaginación y frescura. En-cadena , Prtimer Premio del I Certamen
Universitario, es un texto lleno de fuerza y
poesía articuladoi en torno al tema freudiano de
la "muerte del padre". Novel, cocina imaginaria
(de Ricardo Castella) es una obra ingeniosa, bien
escrita, con situaciones disparatadas teatralmente bien
resueltas. Ambos textos intentan superar el argumento
lineal, el realismo, la obviedad temática y la
puesta en escena convencional. La fragmentación, una progresión
sincopada de "flash-back" y reiteraciones, la
concepción cinematográfica del montaje, la
ruptura de las convenciones escénicas, el uso de
otros códigos y su parodia (del propio teatro, del
cine y la televisión) nos habla del uso de un
metalenguaje lleno de sugerencias y posibilidades, muy
acorde con la sensibilidad de hoy. Falta depuración, contención,
superación de pérdidas de ritmo notorias,
pero el conjunto, inclñuida la
interpretación (destacada en En-cadena)
alcanza un nivel dignísimo que merece todo nuestro
apoyo y estímulo.
CON ARTURO SÁNCHEZ VELASCO. AUTOR DE EN-CADENA
Jaime Millás. Primer Acto
nº 269. III/1997. Págs
63-64 El estudiante de último curso de
Filología Española de la Universidad de
Valencia, Arturo Sánchez Velasco, es el ganador de
la edición 1996 del primer certamen de textos
teatrales convocado por la Universidad Politécnica
de Madrid. Su original, titulado En-cadena,
compitió entre más de 50 textos hace
precisamente ahora un año. Luego tuvo la
oportunidad de ser representado, bajo la dirección
de Pablo Calvo, en las jornadas conmemorativas del 25
aniversario de la creación de este campus
universitario madrileño, y ahora, doce meses
después, alcanza la oportunidad de ser presentado
al público lector de Primer Acto para alcanzar una
difusión mayoritaria entre los profesionales de la
escena. Nació en la localidad castellonense de
Torreblanca hace 23 años y cuando realizamos esta
entrevista Arturo recuerda que sólo le quedan
nueve días para terminar la carrera. "No sé
si es la carrera la que me ha inducido a escribir"
afirma, "o al revés, cogí esta carrera para
introducirme en el mundo de la literatura y conocerlo. De
hecho la escritura de mi texto teatral surgió de
una actividad extraescolar, de un curso paralelo". Su gestación en la mente de su creador
comenzó teniendo como referencia una foto
impactante: el rostro de una persona que mira desafiante
al espectador y le apunta con una pistola de la que puede
salir un disparo certero para dejarlo muerto en el acto.
Fue esta la técnica creativa empleada por el
responsable del curso, el director de escena Guillermo
Heras, para comenzar a introducir a los alumnos en el
arte de fabular dramas y acciones teatrales "Antes
había escrito un texto que se quedó en mero
experimento", asegura Arturo Sánchez, "pero con
En-cadena me propuse acabar una obra completa de teatro.
El proceso de elaboración fue largo. La primera
escritura resultó relativamente muy corta. No creo
que tardara más de dos o tres semanas en hacer la
primera escritura una vez tuve elegida la foto. Luego
reelaborarlo me ha costado más, al menos un
año, hasta que decidí enviarlo al
concurso". Se divide en tres actos y varias escenas. El texto
crea un espacio dramático en el que el personaje
central, rodeado de la mugre urbana y de los hechos
más sórdidos de la ciudad, empieza la
acción como joven y acaba como anciano. El
espectador en ese proceso histórico tiene la
oportunidad de ir definiendo los diferentes puntos de
vista de una existencia que en su arranque viene marcada
por el fatal destino de un homicidio no cometido. En mi obra quiero hablar de un proceso existencial, en
el que se decrece más que se crece. Es un
individuo abocado a una situación de marginalidad.
Y el asesinato que se le atribuye falsamente en las
primeras escenas corresponde a la parte de la vida que le
viene impuesta y le aboca a un destino que no puede
controlar. Es la parte injusta del conflicto individual
del hombre con la sociedad". No cree que el teatro sea en su generación una
de las manifestaciones preferidas y menos una moda,
"porque el cine y la televisión son más
cómodos para la gente joven", y también
porque la programación de las salas no invita a
que los jóvenes se acerquen al teatro. "Si viene
La Cubana a Valencia no tengo especial interés en
verles. Prefiero el teatro que conecta con mi escritura
como Paco Zarzoso en Valencia, la sala Beckett, Juan
Mayorga... No me importa que la gente vaya a ver La
Cubana, pero ese teatro no me interesa". Piensa que en
esta situación se unen "la falta de posibilidades
y el desconocimiento" más que el desinterés
por el teatro de las nuevas generaciones. En cualquier
caso a los jóvenes les corresponde interesarse por
las nuevas tendencias y las nuevas expresiones teatrales
porque son el grupo social que, en general, implica el
recambio de los viejos esquemas. De los numerosos autores y literaturas descubiertos a
lo largo de la carrera universitaria, Sánchez
Velasco se queda con los latinoamericanos, en especial
con Juan Rulfo y García Márquez, porque
considera la creación como "la manera de explotar
toda la fantasía de una persona". ¿Y
cómo centras tu obra en el mundo de violencia de
nuestra sociedad, como si fuera el valor absoluto de
nuestra convivencia? "Me surgió en la
fantasía que exigía la idea base, y por ese
camino me salió un híbrido entre el cine
negro y toda la cultura televisiva que tengo de
violencia. Pero eso no quiere decir que en el futuro siga
escribiendo así. Vamos, después de escribir
En-Cadena intenté irme a unos ambientes
más líricos". Cuando tuvo oportunidad de ver representada la obra
por primera vez se quedó muy sosprendido. "Fue una
experiencia bastante alucinante. El director captó
esa idea de violencia y la reforzó con todo lo
gestual y lo escenográfico que implica el teatro.
Le dio más fuerza al texto. Y aportó una
idea fundamental, la de crear un nuevo personaje donde yo
situaba la sombra, como espejo que reflexionaba sobre un
pasado. Así se resolvían los problemas de
la voz en off". Hay que decir también que tras la
representación el autor ha considerado oportuno
aligerar la última parte, escena tercera, donde
dos textos paralelos van pronunciándoodse
encadenados. Tras esta experinecia de escritura teatral, gratamente
recompensada con el premio universitario, Arturo
Sánchez no esconde haber construido una pieza con
pretensiones existenciales. "El personaje central intenta
expresarse a sí mismo, y sólo lo consigue
al final, cuando ya es demasiado tarde. Toda la obra gira
en torno a eso: una exploración dentro de uno
mismo, que al final es una mirada desde fuera, pero
planteada cuando ya es demasiado tarde".
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