PRESENTACIÓN DE LA OBRA EN EL DOSSIER DE LA COMPAÑÍA  
 

VACANTES nos presenta en clave tragicómica seis instantáneas de la vida cotidiana. Seis historias autónomas que nos hablan de la Era del Vacío de este fin de siglo. Un vacío dramático que envuelve a los personajes en el escenario sin que sean conscientes de su presencia, absortos en el ruido amable y cómodo que les rodea, incapaces de provocar ningún drama. Pero a la hora de adentrarse por esta tragedia imposible. Vacantes huye de la aproximación intelectualizada para adoptar el punto de vista más corrosivo con el que se pueden tratar los dramas humanos: la comedia.

La agilidad de los diálogos y los matices grotescos de las situaciones hacen de la obra una divertida comedia donde la escritura de la autora resuena con fuerza propia.

Cunillé es una de las autoras más representadas de la nueva dramaturgia. En su haber cuenta con galardones tan prestigiosos como el Premio Calderón de la Barca (1992) por su obra Rodeo; premio de la Crítica de Barcelona (1994) con Libración y el Premi de les Lletres catalanes (1997). Además, Cunillé es una de las autoras más publicada y representada del momento, Libración estuvo presente en el Festival Internacional de Teatro de la Habana y Rodeo se ha representado en Buenos Aires y en el Royal Court Theatre de Londres.

Paco Zarzoso, actor, director y dramaturgo, ganador del Premio Marqués de Bradomín (1996), y más recientemente ganador ex-aequo, con el también valenciano Alejandro Jornet (Retrato de un espacio en sombras) del Premio Enrique Llovet de Málaga, con la obra Umbral, comparte escenario con Lola López, Premio de la Crítica de Barcelona a la mejor Actriz (1994), en la interpretación de los diez personajes que dan cuerpo a la obra.

El resto del equipo es el mismo que colaboró en la realización del anterior montaje Intempèrie. Entre ellos destacan en el diseño de la iluminación y escenografía Javier Quintanilla, con una consolidada carrera cinematográfica, el músico Josep Lluïs Campos y la diseñadora María Zárraga.

I. Prensa de Valencia (Sala Moratín)

EL VACÍO VITAL DE LA POSTMODERNIDAD
Virgilio Tortosa. Cartelera Qué y dónde. (Sin referencia)
 

La joven dramaturga catalana Lluïsa Cunillé es uno de los valores más sólidos de la nueva dramaturgia surgida a finales de los 80, que además cuenta con la complicidad de este otro nada desdeñable dramaturgo valenciano que es Paco Zarzoso, metido en esta empresa a director además de actor. Ambos comparten una escritura y un mundo que disecciona desde la cotidianeidad más brutal la realidad que vivimos en este final de siglo, desde estrategias iniciadas en el realismo aunque flirteando con un cierto absurdismo en este caso pone en entredicho la superficialidad del mundo que nos envuelve. Hasta la fecha, esta pequeña compañía afincada en El Puerto de Sagunto tenía pocos medios para producirse los espectáculos de tal modo que elllos se lo guisaban... pero una suerte de reconocimiento a la obcecación en la propuesta de un tipo de teatro de la palabra profundamente contemporáneo y sesudo hace que previsiblemente esto pronto cambie, dados los éxitos cosechados en los últimos tiempos por Zarzoso en sus diferentes facetas teatrales. Desde una visión desprejuiciada sobre una posible relación de atracción entre dos personas, se aborda la cotidianeidad vigente poniendo en entredicho la realidad de lo que pensadores como Lipovestky han llamado la era del vacío, presentada a todas luces como superficial en cuantos medios de comunicación nos afectan, acabando por contaminar incluso nuestras relaciones íntimas, cuya factura es la exhibición de una cierta frivolidad óptimamente trabajada en la propuesta de dirección de Paco Zarzoso. La virtud del montaje es, desde una sobriedad apabullante, darnos cuenta de este objetivo que no deja de poner en cuestión los usos sociales de nuestro entorno social, todo ello con una austeridad sobresaliente. La excelente obra de Cunillé consigue una unidad alta a partir de diferentes cuadros dialogados entre ambos personajes que tienen su inicio con un monólogo masculino y un cierre con otro femenino. Zarzoso lleva a cabo una interpretación sobresaliente en la manera de componer su personaje, pero Lola López, con estar bien, no deja de arrastrar un problema de dicción que le contrarresta efectividad y buena parte de verosimilitud en la creación de sus personajes, además de ser éste el resultado del precio a pagar por una dirección implicada en la interpretación al mismo tiempo. Complace pensar que esta compañía crece con cada nuevo montaje, siendo éste el más sólido de cuantos han realizado, así como el único interesante que ha pasado en lo que llevamos de temporada por esta misma sala. Todo un acierto de programación ante lo que es una de las más novedosas e interesantes dramaturgias contemporáneas.

Sala Moratín, 17 de diciembre.

VACANTES

Enrique Herreras. Cartelera Turia. (Sin referencias)
 

Dramaturgia de última hora. Existe. Lluïsa Cunillé es un ejemplo de ello. Aunque con una obra no demasiado sonora fuera de determinados ámbitos. Ése es su problema. Por ello, si se programa en la Moratín debería de tratarse con mayor cariño. No programar por programar, sino para promocionar bien, para darle alas, y no cortárselas. Abrir las orejas para que la gente pueda acudir a ver, para gustar más o menos, pero para conocer lo que se cuece en las nuevas escrituras. Una nueva escritura que tiene mucho que ver con la búsqueda de abstracciones cotidianas. Y con el humor proveniente de la habilidad en construir diálogos. Como los de estos seis momentos que componen este montaje del grupo valenciano Hongaresa. Seis momentos, seis parejas. Perdidas. Puestas en una especie de laboratorio, como conejillos, para estudiar sus comportamientos.Para estudiar nuestra asombrosa era del vacío. Pero la escena que más vemos y disfrutamos es la segunda, o intento de expresión de lo que sienten los dos personajes ante una pieza musical. Palabras y palabras que se entrecruzan (¿pensamientos?). Como esa otra pareja que se aferra a pasar el rato, jugando, a través de unas negras gafas de sol, al veo veo... Teatro en fin, para eso mismo, para el veo veo. No se puede expresar. Hay que verlo, sentirlo y perderse por el ambiente. Hasta por su problema, cuando los personajes se difuminan por un excesivo apego a los efectos por encima de ellos, de su consistencia... Un ambiente, en fin, para lo bueno y para lo malo, bien transmitido por una ascética pero detallista dirección de Paco Zarzoso. Y amablemente interpretada tanto por el propio Zarzoso como por una notable Lola López.

DIÁLOGOS PARA NO DORMIR.

Enrique Herreras. Levante. 27 de abril de 1997.
 

Si hiciéramos un repaso de la última dramaturgia, habría que nombrar, enseguida, a Lluïsa Cunillé. Mediante sus obras podemos descubrir algunos aspectos que están apareciendo hoy (ya hace tiempo, pero como siempre ocurre en el arte, lo nuevo e innovador va entrando con goteo) y que también nos permiten saber de por dónde pueden ir los tiros en los próximos años. Y aquí está esta pieza presentada por el grupo valenciano Hongaresa. Una obra cuya forma de llamarla obra (al completo) es por el ambiente, por la forma en cómo se desarrollan más los diálogos que las situaciones. No hay en sí situaciones; ni personajes concretos, con nombre y apellidos, que estén hasta el final, sino personajes sueltos (universalmente anecdóticos) y sobre todo, en pareja...

Y, en concreto, aquí tienen lugar seis momentos. En el primero, alguien habla por teléfono a otro alguien, que no vemos pero que, divertidamente, intuimos. En el segundo, una pareja oyendo música, intentando descifrar después lo que han sentido cada uno, comunicándose, pero cada una a la suya, alargando al azar, la conversación (genial). Como esos amigos que se ven tomando unas copas (maravillosa concepción del diálogo), o en un cumpleaños, con intentos, muchos intentos de sinceridad. Bien en un balneario, tomándo el sol, o en la soledad de una espera, con lluvia y teléfono móvil. No hay nada concreto que pueda explicarse. Es teatro para ver, sentir y dejarse seducir...

De cualquier modo, si bien, creo, la última escena queda demasiado difuminada para ser la última (soy un poco clásico en cuanto al orden de los factores de una obra), o hay instantes más ingeniosos que otros, lo cierto es que el montaje transmite, hace reír y hiere... Crea sensaciones de vida real, o diálogos para no dormir... Eso es lo importante, como también una minuciosa dirección de Paco Zarzoso y la matizada interpretación tanto de él mismo (debe insitir más en la resonancia de su voz) como en una Lóla López espléndida.

SOLOS EN COMPAÑÍA (VII Mostra de Teatre d'Alcoi)

Publicación Ciutat d'Alcoi. 24 de mayo de 1997
 

Lluïsa Cunillé es uno de los más prometedores valores de la nueva dramaturgia actual. Con Paco Zarzoso ha iniciado una fructífera relación, que ya enseñó sus trazas en este espectáculo presentado en la Mostra. "Vacants", bien trabajado por el propio Zarzoso en la dirección, y también en la interpretación junto a Lola López, lanza un mensaje de desolación terrible al ver a dos seres juntos que en realidad están irremediablemente solos. Para Ximo Llorens, "la obra es un drama salpicado de sonrisas, y en la que destaca , a mi modo de ver, la aterradora soledad de unos personajes, una pareja, o varias parejas, que no paran de hablar y no dicen nada. Están vacantes".

Casablanca, 13'00. VII Mostra de Teatre d'Alcoi.

II. Prensa de Barcelona (Sala El Malic)

 UNA APROXIMACIÓN A LA COMEDIA

Pablo Ley. Barcelona. 18 de junio. El País. Junio 1998.
 

Desde la sola práctica de la escritura teatral (eso es lo sorprendente). Lluïsa Cunillé se ha ido convirtiendo en una realidad. Una realidad que ha crecido a lo largo de un buen número de piezas estrenadas (entre las que, desde 1992, destacan Rodeo, Libración, Jòquer, Accident, La venda, Privado) y que sigue extendiendo su universo progresivamente en todas direcciones. Si hace apenas unos pocos días presentaba en el festival de Sitges Dotze treballs, una de sus piezas más esenciales, mínima en acciones y diálogos para expresar un mundo inexistente, en Vacantes explora en otra dirección y se aproxima a lo que cabría llamar realismo en el sentido de que los personajes sí habitan, en este caso, un universo real.

No es que en Vacentes los protagonistas de las seis secuencias nos den más pistas sobre sí mismos, pero su soledad, su incomunicación, se expresan dentro de parámetros socialmente posibles y sin contradicciones demoledoras. Esta vez, los personajes tienen una historia que los determina en sus acciones, aunque la desconozcamos. No habitan extraños e impersonales lugares de paso, sino que, por ejemplo, pueden estarse tomando una copa y charlando amigablemente en una discoteca. Vacantes es, además, lo más parecido a una comedia que ha estrenado Cunillé. Las situciones que plantea muestran lo ridículo de la comunicación humana cuando, por ejemplo, un hombre y una mujer pretenden expresarse sólo a través de peliculas que han visto, libros que han leído, exposiciones que han visitado, arquitecturas que han visitado. Al final sólo queda el silencio.

Paco Zarzoso y Lola López atraviesan las seis secuencias de Vacantes sin estridencias. Ambos conocen a la perfección la obra de Cunillé, lo que hace que su interpretación sea justamente comedida. Escénicamente, el pequeño montaje gira entorno a un objeto central que se convierte en símbolo. En el primer diálogo, el objeto es una pecera con dos pececillos de colores tan incomunicados como los propios actores. La simplicidad de la puesta en escena de Paco Zarzoso no hace otra cosa que situar el peso de la pieza en las palabras y en los actores. Y no hace falta más.

Lluïsa Cunillé escribió Vacantes por encargo de Lola López y Paco Zarzoso. Una pieza pequeña y deliciosa que merecería volver en temporada.

Estreno: Teatre Malic (10/VI/98)

CRUEL COMEDIA DE DOS "VACANTES"

Joan-Anton Benach.. La Vanguardia. 18 de junio de 1998.
 

Lluïsa Cunillé no para. En el festival de Sitges presentó sus "Dotze treballs", pequeño gran ejercicio de ambiguedades, y ahora, en el Malic, la compañía Hongaresa, que dirige Paco Zarzoso, ofrece "Vacantes". La obra es una pieza en clave de comedia, dividida en seis episodios que ocupan, en conjunto, una hora de representación. Lola López y el propio Zarzoso son sus intérpretes. Una y otro ejecutan en solitario dos de los referidos episodios y los cuatro restantes plantean otros tantos encuentros de hombres y mujeres, enredados en la simulación y la timidez, en la banalidad y la hipocresía. Maliciosamente, impecablemente dialogada, la obra se sigue con atenta avidez de principio a fin.

Dentro de la modestia de su formato, "Vacantes" es un ejercicio capaz de liquidar las posibles reservas sobre la entidad de una escritura dramática que a veces se ve como balbuceante o provisoria. Aunque con un registro absolutamente distinto, Lluïsa Cunillé muestra en esta pieza la misma madurez que había en "Libración", un texto de 1993 que se viene citando como el más logrado de la autora. Detrás de "Vacantes" hay más de diez propuestas teatrales de mayor o menor ambición. Así, pues, el excelente oficio que revelan los diálogos de la pieza, no puede ser ajena la rápida e intensa trayectoria de Cunillé, íntegramente ubicada en la década de los noventa.

Los dos monólogos son unos "impromptus" felices que revelan la presencia de un humor muy frecuente en los textos de la autora, aunque a menudo dicho frecuente no sea apreciado como es debido. En lo diálogos de "Vacantes", ese humor se torna ácido y en algunos momentos es puro vitriolo. Destaca el tercer diálogo. Una conversación "de oreja". El cumpleaños del hombre es la ocasión para enderezar una situación obviamente insatisfactoria. Las palabras se revelan, sim embargo, de una inútil, patética ineficacia y la comedia se instala en el terreno de la más refinada crueldad. Harold Pinter, maestro en ese tipo de alquimias, aplaudiría, sin duda, la perversa maestría que en ese punto alcanza "Vacantes".

En una hora, ciertamente, no se puede pedir más. No se puede pedir más a Zarzoso, director/actor de la pieza ni a Lola López que ya demostró en "Libración" y en "Intempèrie" su capacidad de adaptación al estilo de la autora, a la malicia y misterio de su palabra, a la expresividad de los silencios, fundamentales en toda la obra de Cunillé. "Vacantes", una de las piezas con menos pretensiones de la autora, es, a la vez -y quizás por ello-, una de las más gratificantes que ha producido su incansable pesquisa dramática.

MINIMALISMO POPULAR

Maria José Rague. El Mundo. Junio de 1998.
 

Un hombre parece tranquilizar a una mujer al otro lado de la línea telefónica. ¿Se encuentra mal? ¿Está deprimida? ¿Ha pensado en suicidarse? La música y las palabras del hombre la tranquilizan...quizá. es la música también la que escuchará una pareja mientras reflexionan sobre música, teatro, arte... Otra pareja, sentada en una barra, mirándose en el espejo de público, nos habla de sus proyectos: él quizá se case, ella quizá emprenda un viaje de aventuras... o quizá liguen ambos y renuncien a sus proyectos. ¿Quienes son ? ¿Dónde trabajan? ¿Qué relación les une? ¿Acaso acaban de conocerse el un bar?

Otra pareja toma el sol en un hotel. ¿Son la pareja anterior? En la última escena, ella, sola, esperando a alguien bajo la lluvia, responde a un teléfono móvil que no la llama a ella pero le promete amor. Pero quizá el amor o la esperanza se hayan perdido. Son historias que nos lo dicen todo sin decirnos nada.

Son situaciones sin aparente relación ni unión entre sí pero con una estructura redonda y firme que las encadena, con un ritmo dramático creciente que sólo al final nos devuelve a la soledad del principio. Son escenas cotidianas de nuestras vidas llenas de ternura, de ironía, de un humor sutil e inteligente que es capaz de provocar nuestra carcajada o nuestra sonrisa.

Todo fluye con naturalidad en el texto y en el espectáculo que ha dirigido Paco Zarzoso -actor, director, autor cuyos textos conectan con la sensibilidad de Cunillé con quien compartió la escritura de Intempèrie. Su interpretación del personaje masculino en sus distintas facetas es versátil y se conjuga admirablemente con las situaciones. La interpretación de Lola López parece ser exactamente la que pide él a los personajes femeninos. Es una hora durante la que dos actores, un texto y muy pocos elementos más, nos permiten reír o reflexionar, identificarnos con las situaciones o simplemente observarlas. Es un teatro que podríamos llamar minimalista, es el estilo de Lluïsa Cunillé, que ofrece una obra no sólo para amantes del género sino para todos los públicos.

BUIDORS
Joaquim Noguero. Avui (Sin referencias)
 

...el riure, quan és corrosiu, pot ser una arma carregada. Vacantes és una comèdia amb silenciador, un somriure a mitja veu que encobreix molta vida malmesa, molts grisos, moltes paradoxes. Fer-ho al ralentí és una manera subtil de subratllar-ho, una manera de plantejar l'humor més com un mirall deformant que com una evasiva, és a dir, com a símptoma de perplexitat més que no pas d'alegria. De fet, la Companyia Hongaresa fins i tot presenta l'obra con una "tragèdia invisible". I això fa pensar que l'homofonia amb el títol que dóna nom a la principal tragèdia d'Eurípides és una picadeta d'ull més, en la línea del mateix procedir constant de l'obra. Perquè el teatre de Lluïsa Cunillé avança sempre no pas per l'acció continguda en l'anècdota argumental -en aquest sentit, molt sovint inexistent-, sinó per la implícita en el joc formal de creació d'expectatives, gràcies a l'habilitat de la constucció i de les rèpliques, sempre finalment frustrades. Per això dic que el títol n'és una mostra. Vacantes sona com les Bacantes. Però la tragèdia ja no és possible en aquells mateixos termes. La dels protagonistes de Vacantes és una tragèdia sorda, no pas fruit de l'enfrontament de visions del món diferents, sinó de la buidor compartida que el títol també reïx a connotar. Sobreinterpreto, potser? En qualsevol cas, explico l'obra: aquesta sonata trista per a un duet que, sobretot, té en Lola López una interpretació brillant. Per peculiaritats de veu, per un cert encarcarament inicial, Zarzoso tarda una mica més a convèncer. Però ho fa, ho fan tots dos, en l'allegro contundent de l'esquetx de la parella de vacances quan comenten, embalats, amb un ritme ascendent cap al clímax, els seus plans insubstancials per defugir el tedi.

Sincerament, prefereixo aquesta Lluïsa Cunillé menor: amb la mateixa habilitat formal de sempre, però capaç de somriure amb els seus personatges sense tants rodeos, vist que ha d'arribar al mateix lloc, al món privado que la caracteritza.

VACANTES (LLUÏSA CUNILLÉ)

Marcos Ordóñez. Avui. Junio de 1998.
 

Del millor de la Cunillé. Abans esmentava de passada Rohmer, a propòsit de Confort domèstic: hi ha estratègies semblants a Vacantes: hi ha escenes (i personatges, sobretot els personatges femenins) que estan en la mateixa longitud d'ona que Le beau mariage o Le Rayon Vert. Rohmer i Ayckbourn, l'Ayckbourn de les peces curtes, de Confusions. És a dir: comèdia. El primer text, diria jo, obertament de comèdia de Lluïsa Cunillé. "Sis històries, dos monòlegs, quatre diàlegs, deu personatges", diu, sintètic, el dossier. El tema de Vacantes? Parafrasejant Carver, "De todo lo que hablamos cuando no hablamos de amor". Les millors escenes, per al meu gust, són els diàlegs. En el primer una parella parla apassionadament de pel·licules, de llibres, d'exposicions, com dos adolescents intentant, costi el que costi, trobar afinitats. En el segon, on l'espectre de Le Rayon Vert brilla amb més força, una altra parella parla de vacances imminents (l'època vacant per excel·lència) per separat per no parlar de les ganes boges que tenen de marxar junts, de tornar a estar junts. Al tercer diàleg coneixem una tercera parella que té poques possibilitats de continuar junta, per molts plans que facin de cara al futur: és el més desesperat de tots, el més ben ritmat, i també un dels més divertits. Al quart, gairebé un esquetx de Faemino&Cansado, vacances i vacants es fonen sota el mateix cel buit, en el qual l'arribada d'un núvol negre pot ser un esdeveniment. Lola López, formidable actriu a la qual ja havíem aplaudit a Libración i Intempèrie, té aquí (com sempre) la força d'una Rita Tushingham amb una amenaçadora reserva d'energia neuròtica sota el somriure. Paco Zarzoso, autor dramàtic, director del muntatge, es mou entre Óscar Ladoire i Toni, estarà perfecte quan trobi l'equilibri entre tots dos. Una altra funció que s'ha de recuperar en temporada, ¿ per què no es queden per aquí Lola López i Paco Zarzoso una temporadeta?

"VACANTES" PLANTEA EN EL MALIC EL TEMA DEL VACÍO EXISTENCIAL

B.G. El País. Barcelona. 10.6 98
 

Son pocos pero saben sacar buen provecho de sí mismos. Paco Zarzoso y Lola López, los dos actores de la valenciana La Companyia Hongaresa, dan vida a 10 personajes diferentes en la que es su segunda producción, una obra de Lluïsa Cunillé titulada Vacantes y que se presenta desde esta noche y hasta el 21 de junio en el Teatre Malic. La pieza, en clave de comedia, aborda el tema del vacío existencial, en un tono que permite profundizar en la cuestión sin un dramatismo explícito.

Vacantes, que lleva cerca de 40 representaciones en tierras valencianas, no tiene un nexo narrativo. Al contrario, la obra es una suma de diferentes situaciones -dos monólogos y cuatro diálogos- marcadas por el vacío que atrapa inevitablemente a todos los personajes y por sus esfuerzos por cubrirlo. Sin embargo, según explica Zarzoso, que es también director del montaje, "los montajes no tienen conciencia trágica del vacío, incluso son positivos."

Las diferentes situaciones tienen como protagonistas a dos desconocidos que hablan de cosas insustanciales, dos amigos en vacaciones de relax que pueblan sus días con excursiones y actividades, y una pareja con una relación aparentemente sin fisuras que acaba rompiendo por una nadería. Todos muy contemporáneos.

CUNILLÉ & L'HONGARESA, AL MALIC

Catalunya cristiana. 11.6.98  
 

La companyia L'Hongaresa de Teatre (València) estrena el 10 de jkuny l'obra de Lluïsa Cunillé Vacants al Teatre malic de Barcelona. Vacants són sis instantànies de la vida quotidiana captades amb una càmera d'objectiu corrosiu. Lola López (Premi de Crítica de Barcelona a la millor actriu 1994) comparteix escenari amb l'actor i dramaturg Paco zarzoso (Premi Marquès de Bradomín 1996), que alhora dirigeix el muntatge.

Lluïsa Cunillé (Badalona 1961) és una de les veus més representatives de la dramatúrgia contemporània, no per atzar aquesta és la tercera obra de l'autora que enguany s'ha posat en escena. Primer va ser Privado a la Sala Beckett (Barcelona); desprès va venir Dotza treballs, de la qual es va presentar un work in progress a Lleida, i ara se'n presenta la versió definitiva al Sitges Teatre Internacional; i per acabar, Vacants al Malic, on estarà en cartellera fins al 21 de juny. De dimecres a dissabte, a les 21 hores; diumenge, a les 19 hores.

III. Prensa de Madrid (Sala Cuarta Pared)

LO MENOS ES MÁS

Yolanda Pallín. Primer Acto nº277
 

El título de este comentario es una máxima que el maestro José Sanchis utiliza a menudo para referirse a "eso" que él llama "teatralidad menor". Menor por lo minuciosa y sutil: en mitad del verdadero silencio un leve susurro puede provocar más turbulencias que un grito desgarrado. Claro que es tan difícil provocar un verdadero silencio. Imposible no citar al maestro cuando se aborda la obra de Lluïsa Cunillé, o el trabajo de Paco Zarzoso y Lola López, unidos una vez más en un proyecto común.

La escritura de Cunillé es una de las más vigorosas expresiones de estilo en las últimas dramaturgias europeas. De su extensa obra dramática se ha destacado el planteamiento complejo de acciones mínimas y la sugerencia como materia prima que configura un mundo de incógnitas y silencios; una escritura que, desde luego, no ha sido suficientemente entendida por los profesionales de la escena madrileña. Afortunadamente Cunillé goza en Cataluña de un merecido prestigio, se representa con normalidad y recientemente se ha estrenado su texto Apocalipsi en el Teatro nacional bajo la dirección de Joan Ollé.

A menudo he escuchado comentarios acerca del hermetismo de los textos de Cunillé, de su falta de lógica, de su surrealismo, y sobre todo de su ausencia de temas. Estas afirmaciones proceden, desde mi punto de vista, de la carencia de una metodología adecuada para el análisis de ciertos textos en los que la palabra oculta tanto como muestra, pero en los que, sin embargo, sólo a través de dicha palabra podemos reconstruir un mundo complejo y conflictivo, es decir, puramente dramático. La palabra poética de Cunillé es la punta de un iceberg. La palabra dramática de Cunillé reclama a gritos la encarnación para cobrar sentido en la escena. Es poética por su capacidad de formular lo indecible, y dramática, porque sólo en tanto que dicha en el "aquí y ahora" del actor adquiere su verdadera entidad. Los mejores textos dramáticos siempre son insuficientes en el papel; porque no están hechos para la letra sino para la carne, la sensibilidad y la inteligencia de una comunión escénica. Todos estamos de acuerdo en que el subtexto "existe" y reclama su sitio en las tablas. Pero a veces pouede resultar que el pretendido "subtexto" no tenga que ver con el "texto", que no emane del misme merced a una lectura inteligente y profesional. Entonces es cuando surge el surrealismo y la lógica descabalada. En textos como los de Cunillé, pero lo mismo podríamos decir de pinter o de Beckett, una lectura no "especializada" pretende no poder agarrarse a nada que tenga que ver con una psicología "de la vida". Pareceque "en la vida" nunca hablamos con monosílabos, o nos contradecimos, o dudamos, o perdemos los papeles. Pero suele ocurrir que cuando nos referimos a "psicología de la vida" estamos pensando en la que otro tipo de teatro nos ha ofrecido como convención de realidad. Los personajes no "tienen" psicología, sólo los actores. Los personajes son construcciones textuales que posibilitan al actor un trabajo de interacción dramática. Cuando un texto es verdaderamente rico ofrece a la puesta en escena la oportunidad de crear las "condiciones de enunciación" de dicho texto: el "desde dónde" y el "para qué" implícitos. Los textos de Cunillé exigen un trabajo de "escritura escénica" que parte de la leta; y sólo gracias a dicho trabajo el espectáculo cobra su "sentido", su propia lógica. Cunillé, Zarzoso y López son los "autores" de Vacantes.

En los textos de Cunillé antes que de surrealismo yo hablaría de hiperrealismo, po la aproximación minuciosa al detalle, por la aparente falta de énfasis en unos diálogos elaboradísimos, por las inmensas posibilidades de juego que plantean a unos actores y un director que sepan leer entre líneas. En ese sentido la inusual puesta en escena de Vacantes que hemos podido ver en la Sala Cuarta Pared de Madrid se consttituye en un ejemplo de "apoteosis del subtexto". En el lenguaje teatral hay ciertas palabras, como "verdad", que a fuerza de ser usadas parecen haber perdido brillo y significado. Las interpretaciones de Lola López y Paco Zarzoso son un puro ejemplo de "verdad escénica", imposible de conseguir sin una lectura rigurosa. Como Juan Mayorga puntaba en el último número de Primer Acto "los buenos actores son dramaturgos". Los buenos directores también han de serlo. Paco Zarzoso y Lola López son dramaturgos en el mejor sentido de la palabra. Desentrañan el texto de Lluïsa dotándolo de esos fundamentales "desde dónde y para qué" que nos hacen reconocernos en unas situaciones nimias pero cargadas de drama. Y lo hacen añadiendo lo que hay que añadir: lineas de pensamiento, contradicción y peligro. La sorpresa que genera la acción dramática en estado puro. En ningún momento pretenden ilustrar o explicarnos el texto, precisamente porque entienden que lo poético es encarnable pero imposible de decir. Lo cotidiano en su inexplicable extrañeza, una charla en la que se huye del desencuentro pero en el que se cae inevitablemente, los continuos "tenemos que hablar" que solemos decir cuando no podemos expresar lo que sólo intuimos, las pequeñas puñaladas con las que regalamos a los que más queremos, la tensión entre lo que nos ata y lo que nos libera: esas son las materias de Vacantes jugadas desde una ternura y delicadeza sin estridencias por parte de López y Zarzoso. Una escenografía mínima, un movimiento mínimo y un silencio milimétricamente medido provocan pequeñas apoteósis en las que cada signo escénico cobra un relieve inusitado. Hay teatro limpio y desnudo cuando una simple mirada produce la risa y complicidad del espectador anulando una frialdad sólo aparente; hay poesía cuando un pequeño cenital congela una pecera en la que nadan dos peces de colores, un cenicero o una copa que contiene un inquietante licor rojo. Varios fragmentos de realidad cobran sentido global en el último monólogo del espectáculo. Entonces entendemos realmente los "te quiero" dichos y los que sabemos que nunca se dirán: cuando una mujer sola, aferrada a un teléfono ajeno, reclama un gesto de amor de alguien a quien no conoce y a quien nunca llegará a conocer. Si esto está ¿qué más se puede contar?

PARÁBOLA DEL TELÉFONO MÓVIL

Liz Perales. El cultural . 24.1.99
 

Hay directores que son autores y también actores. Esta versatilidad de los equipos se impone en algunas compañías independientes como L'Hongaresa, integrada por Lluïsa Cunillé, Paco Zarzoso y Lola López. El grupo presenta estos días en Madrid "Vacantes".

Dos conversaciones teléfonicas abren y cierran Vacantes, título bajo el que Lluïsa Cunillé ha reunido seis historias cortas y que estos días se exhibe en la Cuarta Pared de Madrid. Dos teléfonos que sirven a los actores para interpretar sendos monólogos que, en definitiva, descubren la soledad del individuo y su paradójica incomunicación en estos tiempos.

La identificación del público con estas verdades importantes que se cuentan, en contra de la trascendencia que se supone, es fácil y por eso se ríe: quién no ha mantenido una conversación forzada charlando de temas culturales, saltando de la pintura al cine y del cine a la música, hasta llegar a esos horribles silencios en los que no se sabe qué decir. Nada extraño tiene tampoco el matrimonio que intenta mantener en orden sus sentimientos hasta que un pequeño detalle hace estallar lo baqueteados que están. O lo más hilarante de todas las escenas, dos personajes que se han ido a un balneario con una idea del descanso muy extendida hoy día: la de programar su ocio con una multitud de actividades. Situaciones que recuerdan al mejor Quim Monzó de "El por qué de las cosas" o al propio Raymond Carver en Short Cuts.

Grupos integrados.

Vacantes es un buen ejemplo de cómo trabajan esos escasos grupos independientes de nuestro país más interesados por investigar nuevas formas dramatúrgicas, que por obtener subvenciones. En primer lugar tenemos a una autora como Cunillé, nombre ya habitual del circuito alternativo de Barcelona a quien este año el TNC le estrenó Apocalipsi. Los textos de esta disciplinada alumna de Sanchis Sinisterra, tímida y huidiza a los medios de comunicación, que escribe en catalán y que ha sido premiada con el Calderón de la Barca en 1991 (Rodeo) y con el de las Letras Catalanas en 1997, son piezas cortas, que no presentan conflictos, sino que propnen situaciones íntimas. A Cunillé le interesa desvelarnos las máscaras de nuestra vida cotidiana pero sin moralinas, lo que se agradece mucho. La precisión de sus diálogos y su discreto humor son otros elementos de su teatro.

Vacantes es la segunda obra que escribe para la compañía L'Hongaresa, fundada en 1995 gracias al buen olfato de la actriz Lola López, quien detectó la compatibilidad literaria de la autora con Paco Zarzoso. Zarzoso es lo que podría llamarse un creador tridimensional: escribe, dirige y actúa. Como autor (ha sido premio SGAE de este año por Mirador) colabora con Cunillé en muchos de los textos (escribieron Intemperie, el anterior montaje), comparte la escena con Lola López y firma la puesta en escena, que en este caso es muy medida. Con escasos elementos escenográficos (obra de Javier Quintanilla) pero muy poéticos, Zarzoso y López actúan justo lo necesario para hacerlo comprensible al público y arrancar sus risas cuando conviene. En fin un equipo que, desde luego, asegura la absoluta fidelidad a los textos.

UNA FUNCIÓN QUE PROPONE SEIS ESTRATEGIAS PARA LUCHAR CONTRA LA SENSACIÓN DE VACÍO.

Ritama Muñoz-Rojas. Madrid. El País. Viernes 15 de enero de 1999
 

Estreno de Vacantes en la Cuarta Pared.

Vacantes, la obra de Lluïsa Cunillé que se estrena en la Cuarta Pared, propone seis maneras diferentes de llenar el vacío, los tiempos muertos. Pero con humor. Cunillé, que llega a una sala alternativa después de haber estrenado Apocalipsi en el teatro nacional de Cataluña, presenta seis historias autónomas basadas en la vida cotidiana de este fin de siglo con un punto en común: ninguno de los personajes es consciente del vacío que les rodea.

Se trata de un montaje que llega con la compañía L'Hongaresa (que significa la húngara) bajo la dirección de Paco Zarzoso. El propio Zarzoso interpreta uno de los dos personajes de este espectáculo que se ha presentado en catalán en barcelona y Valencia. "La obra pretende ofrecer distintas estrategias para llenar el vacío", comenta el director.

AUTORAS ACTUALES

J.H. Guía del Ocio. Madrid. Del viernes 22 al jueves 28 de enero de 1999 nº1206
 

Coinciden en esta sala (La cuarta pared) estos estrenos de interés de las dos autoras españolas quizás más representadas actualmente. Teatro del Alma, la compañía de Paloma Pedrero, presenta a un equipo muy joven (Aitana Galán dirige a Txemi Parra, Dani Martín y Natalia Garrido), que prueba a sostener un drama endeble, de buenas intenciones, con sencillez y presnecia continua en escena. En la línea de un aserie de estrenos de esta sala, coronada por Lista negra de Yolanda Pallín (1997), est apieza de 1995 condensa en un caso corriente los resortes de las bandas fascistas. Con la encerrona de dos violentos y un travesti, su situación, sus tipos y desarrollo juegan en la fragilidad y en el límite de sus convenciones, con toques de equívoco y comedia.

Después de Rodeo (1992), hasta hoy su única presentación en Madrid, la autora catalana Lluïsa Cunillé ha estrenado una docena de textos, entre ellos, Vacantes, hace dos años, este curioso juego de comedia escrito para sus intérpretes, Paco Zarzoso y Lola López, que entregan una funciuón sencilla, a un cuerpo limpio en sus variantes fromales. Dos monólogos al teléfono, que hacen de marco, y cuatro diálogos, de interpretación y ligazón muy abiertas para el público, proponen una ajustada y melancólica ironía de los agujeros de las relaciones sentimentales y los intentos de rellenarlos de palabras.

 

UNA NADA DELICIOSA

Juan Antonio Vizcaíno. La razón nº76, 14 de enero del 99
 

Una de las cosas más difíciles en teatro es conseguir que el público se ría, y más aún que se ría cuando estaba previsto. Las risas a destiempo crean las situaciones más incómodas que puedan sufrir los actores durante la representación. La risa suele provocarse por acumulación de elementos escénicos o dramáticos: mucha actividad, mucha confusión, muchas entradas y salidas, ritmo trepidante, situaciones equívocas, o unos actores desplegando todos sus recursos histriónicos para conquistar la carcajada del público.

En Vacantes el público se ríe mucho, pero lo hace a partir del mutismo y la inmovilidad de los actores. Cuanto más se despliegan sus carcajadas menos acción y jaleo hay en escena. Paco Zarzoso demuestra tener un gran conocimiento de los mecanismos más sutiles de la actuación y la puesta en escena. Viendo el trabajo del actor se comprende el del director. Zarzoso expresa el máximo con el mínimo, su interpretación está controlada en todos los matices. Con el primer monólogo introduce al público en un registro exquisito, íntimo y agradable. Hay una enorme verdad en esta nada por la que transita el espectáculo.

Pero no se trata de un teatro abstracto o metafísico, sino enormemente cotidiano, que se recrea en el lado más anónimo y poético de las cosas y de las situaciones más triviales, cuando dos personajes, un hombre y una mujer (Lola López) se relacionan. Los textos de Lluïsa Cunillé aportan esta calma y explotación del vacío, de las frases que dicen poco, y de las situaciones que apenas avanzan. Es como si se buscarala expresión de lo inexpresivo, de lo repetido sin afán de trascendencia. De esta vulgaridad, surge una magia inusual que no cuenta nada, pero que da sentido completo a la asistencia del espectador a la obra.

LAS CARCAJADAS DE CADA DÍA

 Enrique Centeno. Diario 16. Edición Madrid. Martes, 19 de enero de 1999. Nº 7807
 

Va afianzándose La Cuarta Pared como una de las salas de más rigurosa programación entre las que se han venido en llamar alternativas, y se acude a ella sabiendo que será difícil salir decepcionado.

Lo va sabiendo ya el público, que en la función del domingo llenaba las butacas para ver Vacantes. Por encima de las objeciones que el crítico pueda hacer, esta realidad resulta en sí misma estimulante.

La escritora Lluïsa Cunillé hace una incursión en el género dramático con mucha cautela, dando muestras, sobre todo, de su agudeza y talento para los diálogos.

Se trata de cinco historias muy breves -poco más de una hora en total-, cuyo tratamiento y tema tienen mucho en común. Un lenguaje rico dicho por personajes que, paradógicamente, son incapaces de conseguir la comunicación entre ellos, vacíos o encerrados en reflexiones endogámicas.

Se consiguen momentos del mejor humor en clave curiosa que consiste en reírnos de ellos, de su intelectualismo casi pedante, de su simpleza (se cita expresamente a Woody Allen). A donde llega a parar la autora es a la misma conclusión que Ionesco en La cantante calva, auqnue ya se comprenderá que por caminos muy distintos y con una construcción casi esquemática.

A la sencilla construcción ha servido una dirección también sin estridencias, y una interpretación que hace portentosamente creíble esta galería de "vacantes" (vacíos, habitados sólo por ellos mismos)

Ellos son Paco Zarzoso, de un naturalismo sorprendente, de una enorme credibilidad aunque "en el teatro siempre nos engañan, nada es creíble", asegura uno de los prepotentes personajes absolutamente y Lola López, que une a su frescura una versatilidad excelente.

Decíamos que el trabajo se plantea sin grandes ambiciones, y hay que añadir que, dentro de sus limitaciones, se lleva a cabo de un modo impecable.

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TRAJÍN (VALENCIA) VIERNES 19 DE DICIEMBRE DE 1997

GUÍA DEL OCIO (BARCELONA) (DEL 5 AL 11 DEL 6 DEL 98)

EL PERIODICO (BARCELONA) 10 DEL 6 DEL 98.


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