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I. Prensa de Valencia (Sala Moratín)
EL VACÍO VITAL DE LA POSTMODERNIDAD
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VACANTES
Enrique Herreras. Cartelera
Turia. (Sin
referencias) Dramaturgia de última hora. Existe. Lluïsa
Cunillé es un ejemplo de ello. Aunque con una obra
no demasiado sonora fuera de determinados ámbitos.
Ése es su problema. Por ello, si se programa en la
Moratín debería de tratarse con mayor
cariño. No programar por programar, sino para
promocionar bien, para darle alas, y no
cortárselas. Abrir las orejas para que la gente
pueda acudir a ver, para gustar más o menos, pero
para conocer lo que se cuece en las nuevas escrituras.
Una nueva escritura que tiene mucho que ver con la
búsqueda de abstracciones cotidianas. Y con el
humor proveniente de la habilidad en construir
diálogos. Como los de estos seis momentos que
componen este montaje del grupo valenciano Hongaresa.
Seis momentos, seis parejas. Perdidas. Puestas en una
especie de laboratorio, como conejillos, para estudiar
sus comportamientos.Para estudiar nuestra asombrosa era
del vacío. Pero la escena que más vemos y
disfrutamos es la segunda, o intento de expresión
de lo que sienten los dos personajes ante una pieza
musical. Palabras y palabras que se entrecruzan
(¿pensamientos?). Como esa otra pareja que se aferra
a pasar el rato, jugando, a través de unas negras
gafas de sol, al veo veo... Teatro en fin, para eso
mismo, para el veo veo. No se puede expresar. Hay que
verlo, sentirlo y perderse por el ambiente. Hasta por su
problema, cuando los personajes se difuminan por un
excesivo apego a los efectos por encima de ellos, de su
consistencia... Un ambiente, en fin, para lo bueno y para
lo malo, bien transmitido por una ascética pero
detallista dirección de Paco Zarzoso. Y
amablemente interpretada tanto por el propio Zarzoso como
por una notable Lola López.
DIÁLOGOS PARA NO DORMIR.
Enrique
Herreras.
Levante. 27 de abril de
1997. Si hiciéramos un repaso de la última
dramaturgia, habría que nombrar, enseguida, a
Lluïsa Cunillé. Mediante sus obras podemos
descubrir algunos aspectos que están apareciendo
hoy (ya hace tiempo, pero como siempre ocurre en el arte,
lo nuevo e innovador va entrando con goteo) y que
también nos permiten saber de por dónde
pueden ir los tiros en los próximos años. Y
aquí está esta pieza presentada por el
grupo valenciano Hongaresa. Una obra cuya forma de
llamarla obra (al completo) es por el ambiente, por la
forma en cómo se desarrollan más los
diálogos que las situaciones. No hay en sí
situaciones; ni personajes concretos, con nombre y
apellidos, que estén hasta el final, sino
personajes sueltos (universalmente anecdóticos) y
sobre todo, en pareja... Y, en concreto, aquí tienen lugar seis
momentos. En el primero, alguien habla por
teléfono a otro alguien, que no vemos pero que,
divertidamente, intuimos. En el segundo, una pareja
oyendo música, intentando descifrar después
lo que han sentido cada uno, comunicándose, pero
cada una a la suya, alargando al azar, la
conversación (genial). Como esos amigos que se ven
tomando unas copas (maravillosa concepción del
diálogo), o en un cumpleaños, con intentos,
muchos intentos de sinceridad. Bien en un balneario,
tomándo el sol, o en la soledad de una espera, con
lluvia y teléfono móvil. No hay nada
concreto que pueda explicarse. Es teatro para ver, sentir
y dejarse seducir... De cualquier modo, si bien, creo, la última
escena queda demasiado difuminada para ser la
última (soy un poco clásico en cuanto al
orden de los factores de una obra), o hay instantes
más ingeniosos que otros, lo cierto es que el
montaje transmite, hace reír y hiere... Crea
sensaciones de vida real, o diálogos para no
dormir... Eso es lo importante, como también una
minuciosa dirección de Paco Zarzoso y la matizada
interpretación tanto de él mismo (debe
insitir más en la resonancia de su voz) como en
una Lóla López espléndida.
SOLOS EN COMPAÑÍA (VII Mostra de Teatre d'Alcoi)
Publicación Ciutat
d'Alcoi. 24 de mayo de
1997 Lluïsa Cunillé es uno de los más
prometedores valores de la nueva dramaturgia actual. Con
Paco Zarzoso ha iniciado una fructífera
relación, que ya enseñó sus trazas
en este espectáculo presentado en la Mostra.
"Vacants", bien trabajado por el propio Zarzoso en la
dirección, y también en la
interpretación junto a Lola López, lanza un
mensaje de desolación terrible al ver a dos seres
juntos que en realidad están irremediablemente
solos. Para Ximo Llorens, "la obra es un drama salpicado
de sonrisas, y en la que destaca , a mi modo de ver, la
aterradora soledad de unos personajes, una pareja, o
varias parejas, que no paran de hablar y no dicen nada.
Están vacantes". Casablanca, 13'00. VII Mostra de Teatre d'Alcoi.
II. Prensa de Barcelona (Sala El Malic)
UNA APROXIMACIÓN A LA COMEDIA
Pablo
Ley.
Barcelona. 18 de junio. El
País. Junio
1998. Desde la sola práctica de la escritura teatral
(eso es lo sorprendente). Lluïsa Cunillé se
ha ido convirtiendo en una realidad. Una realidad que ha
crecido a lo largo de un buen número de piezas
estrenadas (entre las que, desde 1992, destacan Rodeo,
Libración, Jòquer, Accident, La
venda, Privado) y que sigue extendiendo su universo
progresivamente en todas direcciones. Si hace apenas unos
pocos días presentaba en el festival de Sitges
Dotze treballs, una de sus piezas más
esenciales, mínima en acciones y diálogos
para expresar un mundo inexistente, en Vacantes
explora en otra dirección y se aproxima a lo que
cabría llamar realismo en el sentido de que los
personajes sí habitan, en este caso, un universo
real. No es que en Vacentes los protagonistas de las
seis secuencias nos den más pistas sobre sí
mismos, pero su soledad, su incomunicación, se
expresan dentro de parámetros socialmente posibles
y sin contradicciones demoledoras. Esta vez, los
personajes tienen una historia que los determina en sus
acciones, aunque la desconozcamos. No habitan
extraños e impersonales lugares de paso, sino que,
por ejemplo, pueden estarse tomando una copa y charlando
amigablemente en una discoteca. Vacantes es,
además, lo más parecido a una comedia que
ha estrenado Cunillé. Las situciones que plantea
muestran lo ridículo de la comunicación
humana cuando, por ejemplo, un hombre y una mujer
pretenden expresarse sólo a través de
peliculas que han visto, libros que han leído,
exposiciones que han visitado, arquitecturas que han
visitado. Al final sólo queda el silencio. Paco Zarzoso y Lola López atraviesan las seis
secuencias de Vacantes sin estridencias. Ambos
conocen a la perfección la obra de Cunillé,
lo que hace que su interpretación sea justamente
comedida. Escénicamente, el pequeño montaje
gira entorno a un objeto central que se convierte en
símbolo. En el primer diálogo, el objeto es
una pecera con dos pececillos de colores tan
incomunicados como los propios actores. La simplicidad de
la puesta en escena de Paco Zarzoso no hace otra cosa que
situar el peso de la pieza en las palabras y en los
actores. Y no hace falta más. Lluïsa Cunillé escribió
Vacantes por encargo de Lola López y Paco
Zarzoso. Una pieza pequeña y deliciosa que
merecería volver en temporada. Estreno: Teatre Malic (10/VI/98)
CRUEL COMEDIA DE DOS "VACANTES"
Joan-Anton Benach.. La
Vanguardia. 18 de junio de
1998. Lluïsa Cunillé no para. En el festival de
Sitges presentó sus "Dotze treballs",
pequeño gran ejercicio de ambiguedades, y ahora,
en el Malic, la compañía Hongaresa, que
dirige Paco Zarzoso, ofrece "Vacantes". La obra es una
pieza en clave de comedia, dividida en seis episodios que
ocupan, en conjunto, una hora de representación.
Lola López y el propio Zarzoso son sus
intérpretes. Una y otro ejecutan en solitario dos
de los referidos episodios y los cuatro restantes
plantean otros tantos encuentros de hombres y mujeres,
enredados en la simulación y la timidez, en la
banalidad y la hipocresía. Maliciosamente,
impecablemente dialogada, la obra se sigue con atenta
avidez de principio a fin. Dentro de la modestia de su formato, "Vacantes" es un
ejercicio capaz de liquidar las posibles reservas sobre
la entidad de una escritura dramática que a veces
se ve como balbuceante o provisoria. Aunque con un
registro absolutamente distinto, Lluïsa
Cunillé muestra en esta pieza la misma madurez que
había en "Libración", un texto de 1993 que
se viene citando como el más logrado de la autora.
Detrás de "Vacantes" hay más de diez
propuestas teatrales de mayor o menor ambición.
Así, pues, el excelente oficio que revelan los
diálogos de la pieza, no puede ser ajena la
rápida e intensa trayectoria de Cunillé,
íntegramente ubicada en la década de los
noventa. Los dos monólogos son unos "impromptus" felices
que revelan la presencia de un humor muy frecuente en los
textos de la autora, aunque a menudo dicho frecuente no
sea apreciado como es debido. En lo diálogos de
"Vacantes", ese humor se torna ácido y en algunos
momentos es puro vitriolo. Destaca el tercer
diálogo. Una conversación "de oreja". El
cumpleaños del hombre es la ocasión para
enderezar una situación obviamente
insatisfactoria. Las palabras se revelan, sim embargo, de
una inútil, patética ineficacia y la
comedia se instala en el terreno de la más
refinada crueldad. Harold Pinter, maestro en ese tipo de
alquimias, aplaudiría, sin duda, la perversa
maestría que en ese punto alcanza "Vacantes". En una hora, ciertamente, no se puede pedir
más. No se puede pedir más a Zarzoso,
director/actor de la pieza ni a Lola López que ya
demostró en "Libración" y en
"Intempèrie" su capacidad de adaptación al
estilo de la autora, a la malicia y misterio de su
palabra, a la expresividad de los silencios,
fundamentales en toda la obra de Cunillé.
"Vacantes", una de las piezas con menos pretensiones de
la autora, es, a la vez -y quizás por ello-, una
de las más gratificantes que ha producido su
incansable pesquisa dramática.
MINIMALISMO POPULAR
Maria José
Rague.
El Mundo. Junio de
1998.
Un hombre parece tranquilizar a una mujer al otro lado
de la línea telefónica. ¿Se encuentra
mal? ¿Está deprimida? ¿Ha pensado en
suicidarse? La música y las palabras del hombre la
tranquilizan...quizá. es la música
también la que escuchará una pareja
mientras reflexionan sobre música, teatro, arte...
Otra pareja, sentada en una barra, mirándose en el
espejo de público, nos habla de sus proyectos:
él quizá se case, ella quizá
emprenda un viaje de aventuras... o quizá liguen
ambos y renuncien a sus proyectos. ¿Quienes son ?
¿Dónde trabajan? ¿Qué
relación les une? ¿Acaso acaban de conocerse
el un bar? Otra pareja toma el sol en un hotel. ¿Son la
pareja anterior? En la última escena, ella, sola,
esperando a alguien bajo la lluvia, responde a un
teléfono móvil que no la llama a ella pero
le promete amor. Pero quizá el amor o la esperanza
se hayan perdido. Son historias que nos lo dicen todo sin
decirnos nada. Son situaciones sin aparente relación ni
unión entre sí pero con una estructura
redonda y firme que las encadena, con un ritmo
dramático creciente que sólo al final nos
devuelve a la soledad del principio. Son escenas
cotidianas de nuestras vidas llenas de ternura, de
ironía, de un humor sutil e inteligente que es
capaz de provocar nuestra carcajada o nuestra
sonrisa. Todo fluye con naturalidad en el texto y en el
espectáculo que ha dirigido Paco Zarzoso -actor,
director, autor cuyos textos conectan con la sensibilidad
de Cunillé con quien compartió la escritura
de Intempèrie. Su interpretación del
personaje masculino en sus distintas facetas es
versátil y se conjuga admirablemente con las
situaciones. La interpretación de Lola
López parece ser exactamente la que pide él
a los personajes femeninos. Es una hora durante la que
dos actores, un texto y muy pocos elementos más,
nos permiten reír o reflexionar, identificarnos
con las situaciones o simplemente observarlas. Es un
teatro que podríamos llamar minimalista, es el
estilo de Lluïsa Cunillé, que ofrece una obra
no sólo para amantes del género sino para
todos los públicos.
BUIDORS
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VACANTES (LLUÏSA CUNILLÉ)
Marcos Ordóñez.
Avui. Junio de
1998. Del millor de la Cunillé. Abans esmentava de
passada Rohmer, a propòsit de Confort
domèstic: hi ha estratègies
semblants a Vacantes: hi ha escenes (i
personatges, sobretot els personatges femenins) que estan
en la mateixa longitud d'ona que Le beau mariage o
Le Rayon Vert. Rohmer i Ayckbourn, l'Ayckbourn de
les peces curtes, de Confusions. És a dir:
comèdia. El primer text, diria jo,
obertament de comèdia de Lluïsa
Cunillé. "Sis històries, dos
monòlegs, quatre diàlegs, deu personatges",
diu, sintètic, el dossier. El tema
de Vacantes? Parafrasejant Carver, "De todo lo
que hablamos cuando no hablamos de amor". Les
millors escenes, per al meu gust, són els
diàlegs. En el primer una parella parla
apassionadament de pel·licules, de llibres,
d'exposicions, com dos adolescents intentant, costi el
que costi, trobar afinitats. En el segon, on
l'espectre de Le Rayon Vert brilla amb més
força, una altra parella parla de vacances
imminents (l'època vacant per
excel·lència) per separat per no parlar de
les ganes boges que tenen de marxar junts, de tornar a
estar junts. Al tercer diàleg coneixem una tercera
parella que té poques possibilitats de continuar
junta, per molts plans que facin de cara al futur:
és el més desesperat de tots, el més
ben ritmat, i també un dels més
divertits. Al quart, gairebé un esquetx de
Faemino&Cansado, vacances i vacants es fonen
sota el mateix cel buit, en el qual l'arribada d'un
núvol negre pot ser un esdeveniment. Lola
López, formidable actriu a la qual ja
havíem aplaudit a Libración i
Intempèrie, té aquí (com
sempre) la força d'una Rita Tushingham amb una
amenaçadora reserva d'energia neuròtica
sota el somriure. Paco Zarzoso, autor dramàtic,
director del muntatge, es mou entre Óscar Ladoire
i Toni, estarà perfecte quan trobi l'equilibri
entre tots dos. Una altra funció que s'ha de
recuperar en temporada, ¿ per què no
es queden per aquí Lola López i Paco
Zarzoso una temporadeta?
"VACANTES" PLANTEA EN EL MALIC EL TEMA DEL VACÍO EXISTENCIAL
B.G. El País.
Barcelona. 10.6
98 Son pocos pero saben sacar buen provecho de sí
mismos. Paco Zarzoso y Lola López, los dos actores
de la valenciana La Companyia Hongaresa, dan vida a 10
personajes diferentes en la que es su segunda
producción, una obra de Lluïsa Cunillé
titulada Vacantes y que se presenta desde esta
noche y hasta el 21 de junio en el Teatre Malic. La
pieza, en clave de comedia, aborda el tema del
vacío existencial, en un tono que permite
profundizar en la cuestión sin un dramatismo
explícito. Vacantes, que lleva cerca de 40
representaciones en tierras valencianas, no tiene un nexo
narrativo. Al contrario, la obra es una suma de
diferentes situaciones -dos monólogos y cuatro
diálogos- marcadas por el vacío que atrapa
inevitablemente a todos los personajes y por sus
esfuerzos por cubrirlo. Sin embargo, según explica
Zarzoso, que es también director del montaje, "los
montajes no tienen conciencia trágica del
vacío, incluso son positivos." Las diferentes situaciones tienen como protagonistas a
dos desconocidos que hablan de cosas insustanciales, dos
amigos en vacaciones de relax que pueblan sus días
con excursiones y actividades, y una pareja con una
relación aparentemente sin fisuras que acaba
rompiendo por una nadería. Todos muy
contemporáneos.
CUNILLÉ & L'HONGARESA, AL MALIC
Catalunya cristiana.
11.6.98
La companyia L'Hongaresa de Teatre (València)
estrena el 10 de jkuny l'obra de Lluïsa
Cunillé Vacants al Teatre malic de Barcelona.
Vacants són sis instantànies de la
vida quotidiana captades amb una càmera d'objectiu
corrosiu. Lola López (Premi de Crítica de
Barcelona a la millor actriu 1994) comparteix escenari
amb l'actor i dramaturg Paco zarzoso (Premi
Marquès de Bradomín 1996), que alhora
dirigeix el muntatge. Lluïsa Cunillé (Badalona 1961) és
una de les veus més representatives de la
dramatúrgia contemporània, no per atzar
aquesta és la tercera obra de l'autora que enguany
s'ha posat en escena. Primer va ser Privado a la
Sala Beckett (Barcelona); desprès va venir
Dotza treballs, de la qual es va presentar un work
in progress a Lleida, i ara se'n presenta la
versió definitiva al Sitges Teatre Internacional;
i per acabar, Vacants al Malic, on estarà
en cartellera fins al 21 de juny. De dimecres a dissabte,
a les 21 hores; diumenge, a les 19 hores.
III. Prensa de Madrid (Sala Cuarta Pared)
LO MENOS ES MÁS
Yolanda Pallín. Primer
Acto
nº277 El título de este comentario es una
máxima que el maestro José Sanchis utiliza
a menudo para referirse a "eso" que él llama
"teatralidad menor". Menor por lo minuciosa y sutil: en
mitad del verdadero silencio un leve susurro puede
provocar más turbulencias que un grito desgarrado.
Claro que es tan difícil provocar un verdadero
silencio. Imposible no citar al maestro cuando se aborda
la obra de Lluïsa Cunillé, o el trabajo de
Paco Zarzoso y Lola López, unidos una vez
más en un proyecto común. La escritura de Cunillé es una de las
más vigorosas expresiones de estilo en las
últimas dramaturgias europeas. De su extensa obra
dramática se ha destacado el planteamiento
complejo de acciones mínimas y la sugerencia como
materia prima que configura un mundo de incógnitas
y silencios; una escritura que, desde luego, no ha sido
suficientemente entendida por los profesionales de la
escena madrileña. Afortunadamente Cunillé
goza en Cataluña de un merecido prestigio, se
representa con normalidad y recientemente se ha estrenado
su texto Apocalipsi en el Teatro nacional bajo la
dirección de Joan Ollé. A menudo he escuchado comentarios acerca del
hermetismo de los textos de Cunillé, de su falta
de lógica, de su surrealismo, y sobre todo de su
ausencia de temas. Estas afirmaciones proceden, desde mi
punto de vista, de la carencia de una metodología
adecuada para el análisis de ciertos textos en los
que la palabra oculta tanto como muestra, pero en los
que, sin embargo, sólo a través de dicha
palabra podemos reconstruir un mundo complejo y
conflictivo, es decir, puramente dramático. La
palabra poética de Cunillé es la punta de
un iceberg. La palabra dramática de Cunillé
reclama a gritos la encarnación para cobrar
sentido en la escena. Es poética por su capacidad
de formular lo indecible, y dramática, porque
sólo en tanto que dicha en el "aquí y
ahora" del actor adquiere su verdadera entidad. Los
mejores textos dramáticos siempre son
insuficientes en el papel; porque no están hechos
para la letra sino para la carne, la sensibilidad y la
inteligencia de una comunión escénica.
Todos estamos de acuerdo en que el subtexto "existe" y
reclama su sitio en las tablas. Pero a veces pouede
resultar que el pretendido "subtexto" no tenga que ver
con el "texto", que no emane del misme merced a una
lectura inteligente y profesional. Entonces es cuando
surge el surrealismo y la lógica descabalada. En
textos como los de Cunillé, pero lo mismo
podríamos decir de pinter o de Beckett, una
lectura no "especializada" pretende no poder agarrarse a
nada que tenga que ver con una psicología "de la
vida". Pareceque "en la vida" nunca hablamos con
monosílabos, o nos contradecimos, o dudamos, o
perdemos los papeles. Pero suele ocurrir que cuando nos
referimos a "psicología de la vida" estamos
pensando en la que otro tipo de teatro nos ha ofrecido
como convención de realidad. Los personajes no
"tienen" psicología, sólo los actores. Los
personajes son construcciones textuales que posibilitan
al actor un trabajo de interacción
dramática. Cuando un texto es verdaderamente rico
ofrece a la puesta en escena la oportunidad de crear las
"condiciones de enunciación" de dicho texto: el
"desde dónde" y el "para qué"
implícitos. Los textos de Cunillé exigen un
trabajo de "escritura escénica" que parte de la
leta; y sólo gracias a dicho trabajo el
espectáculo cobra su "sentido", su propia
lógica. Cunillé, Zarzoso y López son
los "autores" de Vacantes. En los textos de Cunillé antes que de
surrealismo yo hablaría de hiperrealismo, po la
aproximación minuciosa al detalle, por la aparente
falta de énfasis en unos diálogos
elaboradísimos, por las inmensas posibilidades de
juego que plantean a unos actores y un director que sepan
leer entre líneas. En ese sentido la inusual
puesta en escena de Vacantes que hemos podido ver
en la Sala Cuarta Pared de Madrid se consttituye en un
ejemplo de "apoteosis del subtexto". En el lenguaje
teatral hay ciertas palabras, como "verdad", que a fuerza
de ser usadas parecen haber perdido brillo y significado.
Las interpretaciones de Lola López y Paco Zarzoso
son un puro ejemplo de "verdad escénica",
imposible de conseguir sin una lectura rigurosa. Como
Juan Mayorga puntaba en el último número de
Primer Acto "los buenos actores son dramaturgos".
Los buenos directores también han de serlo. Paco
Zarzoso y Lola López son dramaturgos en el mejor
sentido de la palabra. Desentrañan el texto de
Lluïsa dotándolo de esos fundamentales "desde
dónde y para qué" que nos hacen
reconocernos en unas situaciones nimias pero cargadas de
drama. Y lo hacen añadiendo lo que hay que
añadir: lineas de pensamiento,
contradicción y peligro. La sorpresa que genera la
acción dramática en estado puro. En
ningún momento pretenden ilustrar o explicarnos el
texto, precisamente porque entienden que lo
poético es encarnable pero imposible de decir. Lo
cotidiano en su inexplicable extrañeza, una charla
en la que se huye del desencuentro pero en el que se cae
inevitablemente, los continuos "tenemos que hablar" que
solemos decir cuando no podemos expresar lo que
sólo intuimos, las pequeñas
puñaladas con las que regalamos a los que
más queremos, la tensión entre lo que nos
ata y lo que nos libera: esas son las materias de
Vacantes jugadas desde una ternura y delicadeza
sin estridencias por parte de López y Zarzoso. Una
escenografía mínima, un movimiento
mínimo y un silencio milimétricamente
medido provocan pequeñas apoteósis en las
que cada signo escénico cobra un relieve
inusitado. Hay teatro limpio y desnudo cuando una simple
mirada produce la risa y complicidad del espectador
anulando una frialdad sólo aparente; hay
poesía cuando un pequeño cenital congela
una pecera en la que nadan dos peces de colores, un
cenicero o una copa que contiene un inquietante licor
rojo. Varios fragmentos de realidad cobran sentido global
en el último monólogo del
espectáculo. Entonces entendemos realmente los "te
quiero" dichos y los que sabemos que nunca se
dirán: cuando una mujer sola, aferrada a un
teléfono ajeno, reclama un gesto de amor de
alguien a quien no conoce y a quien nunca llegará
a conocer. Si esto está ¿qué
más se puede contar?
PARÁBOLA DEL TELÉFONO MÓVIL
Liz Perales. El cultural .
24.1.99 Hay directores que son autores y también
actores. Esta versatilidad de los equipos se impone en
algunas compañías independientes como
L'Hongaresa, integrada por Lluïsa Cunillé,
Paco Zarzoso y Lola López. El grupo presenta estos
días en Madrid "Vacantes". Dos conversaciones teléfonicas abren y cierran
Vacantes, título bajo el que Lluïsa
Cunillé ha reunido seis historias cortas y que
estos días se exhibe en la Cuarta Pared de Madrid.
Dos teléfonos que sirven a los actores para
interpretar sendos monólogos que, en definitiva,
descubren la soledad del individuo y su paradójica
incomunicación en estos tiempos. La identificación del público con estas
verdades importantes que se cuentan, en contra de la
trascendencia que se supone, es fácil y por eso se
ríe: quién no ha mantenido una
conversación forzada charlando de temas
culturales, saltando de la pintura al cine y del cine a
la música, hasta llegar a esos horribles silencios
en los que no se sabe qué decir. Nada
extraño tiene tampoco el matrimonio que intenta
mantener en orden sus sentimientos hasta que un
pequeño detalle hace estallar lo baqueteados que
están. O lo más hilarante de todas las
escenas, dos personajes que se han ido a un balneario con
una idea del descanso muy extendida hoy día: la de
programar su ocio con una multitud de actividades.
Situaciones que recuerdan al mejor Quim Monzó de
"El por qué de las cosas" o al propio Raymond
Carver en Short Cuts. Grupos integrados. Vacantes es un buen ejemplo de cómo trabajan
esos escasos grupos independientes de nuestro país
más interesados por investigar nuevas formas
dramatúrgicas, que por obtener subvenciones. En
primer lugar tenemos a una autora como Cunillé,
nombre ya habitual del circuito alternativo de Barcelona
a quien este año el TNC le estrenó
Apocalipsi. Los textos de esta disciplinada alumna de
Sanchis Sinisterra, tímida y huidiza a los medios
de comunicación, que escribe en catalán y
que ha sido premiada con el Calderón de la Barca
en 1991 (Rodeo) y con el de las Letras Catalanas
en 1997, son piezas cortas, que no presentan conflictos,
sino que propnen situaciones íntimas. A
Cunillé le interesa desvelarnos las
máscaras de nuestra vida cotidiana pero sin
moralinas, lo que se agradece mucho. La precisión
de sus diálogos y su discreto humor son otros
elementos de su teatro. Vacantes es la segunda obra que escribe para la
compañía L'Hongaresa, fundada en 1995
gracias al buen olfato de la actriz Lola López,
quien detectó la compatibilidad literaria de la
autora con Paco Zarzoso. Zarzoso es lo que podría
llamarse un creador tridimensional: escribe, dirige y
actúa. Como autor (ha sido premio SGAE de este
año por Mirador) colabora con
Cunillé en muchos de los textos (escribieron
Intemperie, el anterior montaje), comparte la escena con
Lola López y firma la puesta en escena, que en
este caso es muy medida. Con escasos elementos
escenográficos (obra de Javier Quintanilla) pero
muy poéticos, Zarzoso y López actúan
justo lo necesario para hacerlo comprensible al
público y arrancar sus risas cuando conviene. En
fin un equipo que, desde luego, asegura la absoluta
fidelidad a los textos.
UNA FUNCIÓN QUE PROPONE SEIS ESTRATEGIAS PARA LUCHAR CONTRA LA SENSACIÓN DE VACÍO.
Ritama Muñoz-Rojas.
Madrid.
El País. Viernes
15 de enero de
1999 Estreno de Vacantes en la Cuarta Pared. Vacantes, la obra de Lluïsa Cunillé
que se estrena en la Cuarta Pared, propone seis maneras
diferentes de llenar el vacío, los tiempos
muertos. Pero con humor. Cunillé, que llega a una
sala alternativa después de haber estrenado
Apocalipsi en el teatro nacional de Cataluña,
presenta seis historias autónomas basadas en la
vida cotidiana de este fin de siglo con un punto en
común: ninguno de los personajes es consciente del
vacío que les rodea. Se trata de un montaje que llega con la
compañía L'Hongaresa (que significa la
húngara) bajo la dirección de Paco Zarzoso.
El propio Zarzoso interpreta uno de los dos personajes de
este espectáculo que se ha presentado en
catalán en barcelona y Valencia. "La obra pretende
ofrecer distintas estrategias para llenar el
vacío", comenta el director.
AUTORAS ACTUALES
J.H. Guía del Ocio.
Madrid. Del viernes 22 al jueves 28 de enero de 1999
nº1206
Coinciden en esta sala (La cuarta pared) estos
estrenos de interés de las dos autoras
españolas quizás más representadas
actualmente. Teatro del Alma, la compañía
de Paloma Pedrero, presenta a un equipo muy joven (Aitana
Galán dirige a Txemi Parra, Dani Martín y
Natalia Garrido), que prueba a sostener un drama endeble,
de buenas intenciones, con sencillez y presnecia continua
en escena. En la línea de un aserie de estrenos de
esta sala, coronada por Lista negra de Yolanda
Pallín (1997), est apieza de 1995 condensa en un
caso corriente los resortes de las bandas fascistas. Con
la encerrona de dos violentos y un travesti, su
situación, sus tipos y desarrollo juegan en la
fragilidad y en el límite de sus convenciones, con
toques de equívoco y comedia. Después de Rodeo (1992), hasta hoy su
única presentación en Madrid, la autora
catalana Lluïsa Cunillé ha estrenado una
docena de textos, entre ellos, Vacantes, hace dos
años, este curioso juego de comedia escrito para
sus intérpretes, Paco Zarzoso y Lola López,
que entregan una funciuón sencilla, a un cuerpo
limpio en sus variantes fromales. Dos monólogos al
teléfono, que hacen de marco, y cuatro
diálogos, de interpretación y
ligazón muy abiertas para el público,
proponen una ajustada y melancólica ironía
de los agujeros de las relaciones sentimentales y los
intentos de rellenarlos de palabras.
UNA NADA DELICIOSA
Juan Antonio Vizcaíno.
La razón nº76, 14 de enero del
99
Una de las cosas más difíciles en teatro
es conseguir que el público se ría, y
más aún que se ría cuando estaba
previsto. Las risas a destiempo crean las situaciones
más incómodas que puedan sufrir los actores
durante la representación. La risa suele
provocarse por acumulación de elementos
escénicos o dramáticos: mucha actividad,
mucha confusión, muchas entradas y salidas, ritmo
trepidante, situaciones equívocas, o unos actores
desplegando todos sus recursos histriónicos para
conquistar la carcajada del público. En Vacantes el público se ríe
mucho, pero lo hace a partir del mutismo y la inmovilidad
de los actores. Cuanto más se despliegan sus
carcajadas menos acción y jaleo hay en escena.
Paco Zarzoso demuestra tener un gran conocimiento de los
mecanismos más sutiles de la actuación y la
puesta en escena. Viendo el trabajo del actor se
comprende el del director. Zarzoso expresa el
máximo con el mínimo, su
interpretación está controlada en todos los
matices. Con el primer monólogo introduce al
público en un registro exquisito, íntimo y
agradable. Hay una enorme verdad en esta nada por la que
transita el espectáculo. Pero no se trata de un teatro abstracto o
metafísico, sino enormemente cotidiano, que se
recrea en el lado más anónimo y
poético de las cosas y de las situaciones
más triviales, cuando dos personajes, un hombre y
una mujer (Lola López) se relacionan. Los textos
de Lluïsa Cunillé aportan esta calma y
explotación del vacío, de las frases que
dicen poco, y de las situaciones que apenas avanzan. Es
como si se buscarala expresión de lo inexpresivo,
de lo repetido sin afán de trascendencia. De esta
vulgaridad, surge una magia inusual que no cuenta nada,
pero que da sentido completo a la asistencia del
espectador a la obra.
LAS CARCAJADAS DE CADA DÍA
Enrique
Centeno. Diario 16. Edición Madrid. Martes, 19 de enero
de 1999. Nº
7807 Va afianzándose La Cuarta Pared como una de las
salas de más rigurosa programación entre
las que se han venido en llamar alternativas, y se acude
a ella sabiendo que será difícil salir
decepcionado. Lo va sabiendo ya el público, que en la
función del domingo llenaba las butacas para ver
Vacantes. Por encima de las objeciones que el
crítico pueda hacer, esta realidad resulta en
sí misma estimulante. La escritora Lluïsa Cunillé hace una
incursión en el género dramático con
mucha cautela, dando muestras, sobre todo, de su agudeza
y talento para los diálogos. Se trata de cinco historias muy breves -poco
más de una hora en total-, cuyo tratamiento y tema
tienen mucho en común. Un lenguaje rico dicho por
personajes que, paradógicamente, son incapaces de
conseguir la comunicación entre ellos,
vacíos o encerrados en reflexiones
endogámicas. Se consiguen momentos del mejor humor en clave curiosa
que consiste en reírnos de ellos, de su
intelectualismo casi pedante, de su simpleza (se cita
expresamente a Woody Allen). A donde llega a parar la
autora es a la misma conclusión que Ionesco en
La cantante calva, auqnue ya se comprenderá
que por caminos muy distintos y con una
construcción casi esquemática. A la sencilla construcción ha servido una
dirección también sin estridencias, y una
interpretación que hace portentosamente
creíble esta galería de "vacantes"
(vacíos, habitados sólo por ellos
mismos) Ellos son Paco Zarzoso, de un naturalismo
sorprendente, de una enorme credibilidad aunque "en el
teatro siempre nos engañan, nada es
creíble", asegura uno de los prepotentes
personajes absolutamente y Lola López, que une a
su frescura una versatilidad excelente. Decíamos que el trabajo se plantea sin grandes
ambiciones, y hay que añadir que, dentro de sus
limitaciones, se lleva a cabo de un modo impecable.
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PRENSA TRAJÍN (VALENCIA) VIERNES 19 DE
DICIEMBRE DE 1997 GUÍA DEL OCIO (BARCELONA) (DEL
5 AL 11 DEL 6 DEL 98) EL PERIODICO (BARCELONA) 10 DEL 6 DEL
98.
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