NUMBERT

ESTUDIOS

LA REPUBLICA, 17 de marzo de 2005
Il fantastico puzzle de Bongiorno

Non è il pianista sull'oceano di Baricco, anche se viene naturale pensarci. Perché Numbert -il monologo del catalano Gerard Vázquez, che Valerio Bongiorno della milanese Filarmonica Clown porta in scena nel duplice ruolo di regista e interprete- è la storia narrata in prima persona di un ometto inquietante che se ne sta tutto solo sul ponte di un transatlantico di inizio Novecento

Il nostro Numbert, infatti, è un nanetto con la fissa dei numeri che, per avere qualche certezza nella vita, conta ogni cosa gli capiti a tiro: i passeggeri di prima classe, la bottiglie di champagne a bordo, perfino le uova e i quintali di tè in dispensa. La sua parlantina è un fiume in piena, forse perché fino a poco tempo prima edra muto: racconta della maniera in cui lavorava con i sei fratelli (ma non vi viene in mente nulla?), della fuga in città, del lavoro improbabile all'opera come sostegno invisibile per la soprano cicciona (le si nascondeva sotto la gonna), del talento come b arbiere. E dell'incontro con la donna deli suoi sogni, l'altissima Blanche, bianca come la neve. Valerio bongiorno, con la sua quasi trentennale esperienza in mimo e clownerie, è bravo ad alternare impeto e incertezze, assecondando l'andamento di un racconto che segue le sole leggi dell'immaginazione. Alle confessioni personali si intrecciano, infattil, grotteschi flash dalla Storia del secolo: dittatori, imprese spaziali, comizi.
Una soluzione che dapprima lascia spiazzati. Ma alla fine tutti i pezzi si ricompongono in una delirante, divertente, imprevedibile invenzione fantastica. Un vero toccasana, di questi tempi.

EL PAÍS, 31 de mayo de 2001
El festival de Sitges mostrará el proceso creativo de tres espectáculos teatrales (B. G.)

El festival de teatro de Sitges ha decidido incluir en su programación tres obras en pleno proceso creativo, trabajadas por autor, director y actores, pero sin decorado ni vestuario, agrupadas bajo el nombre de Propostes escèniques.
La idea de subir a escena textos sumidos aún en la fase creativa que deben convertirse en espectáculos partió de la directora del festival, Magda Puyo. En su opinión, la supuesta crisis de la dramaturgia catalana contemporánea no es tal; por el contrario, cree que existen muchos y muy buenos dramaturgos, que sin embargo no disponen de los mecanismos necesarios para conseguir estrenar sus textos y, en consecuencia, no pueden contrastar su trabajo con las reacciones del público. Puyo trasladó el proyecto a la dirección del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), que aceptó producirlo. Esta será la primera colaboración entre el TNC y el festival, y, según Domènech Reixach, director del teatro, se pretende que no sea un hecho aislado, sino darle continuidad en el tiempo. Éste debía ser también el primer año en el que el teatro participara en el Grec, pero desencuentros que Reixach define como políticos y no artísticos han imposibilitado esta colaboración.
Los textos escogidos para estas primeras Propostes escèniques son La dona i el detectiu, de Mercè Sàrrias; Numbert, de Gerard Vàzquez, y Cavallitus, de Antonio Morcillo. La dona i el detectiu (que se presentará los dias 2 y 3 de junio) es un texto dirigido por Toni Casares e interpretado por Ricard Borràs y Rosa Renom, y presenta a dos personajes desplazados de un mundo que no entienden. Ella acaba de ser despedida del frankfurt en el que trabajaba como camarera porque sus jefes buscaban a alguien más joven para el puesto. El detective era un cliente habitual del establecimiento, y ahora recibe a la mujer en su despacho en una situación nueva para ambos, en un momento crucial de sus respectivas vidas, pues los dos deben tomar decisiones.
Numbert (4 y 5 de junio), dirigida por Robert Torres e interpretada por Manel Sans y Francesc Pujol, se sitúa a principios del siglo XX en la cubierta de un barco. Gira en torno a uno de los personajes, un visionario obsesionado con los números que es capaz de predecir, sin comprenderlos en absoluto, los acontecimientos fundamentales de la centuria apenas iniciada. Cavallitus (9 y 10 de junio), dirigida por el propio autor e interpretada también por Morcillo junto con Jorge Peña, Daniel Salgado, Alfonso Becerra de Becerrerá y Natàlia Sellarès, es una obra "muy narrativa, en la que casi no hay acción, en la que unos personajes intentan recordar un suceso que acaban de vivir", según su creador.

Un día de pocos aciertos (P. L.)

El lunes no fue, en Sitges, un día afortunado. El estreno del dia, Las hijas de Abel, pese a partir de una idea tan interesante como comprometida con una realidad tan trágica como la de las mujeres maltratadas, resultó fallido y defraudó al público.
El resto de actividades, enfilando ya el ritmo sosegado de los dias que preceden al segundo fin de semana del festival, fueron o bien proyectos a medio cocer, como Numbert, de Gerard Vázquez, presentado dentro de las Propostes Escèniques; o lecturas, como la de la autora alemana Dea Loher. Poca carne en el asador de un festival que se está planteando concentrar la presentación de espectáculos en los dos fines de semana y dedicar el resto de los días a encuentros internacionales de creadores, debates y actividades teóricas.
Hay, desde luego, un desencuentro entre el planteamiento y el resultado de Las hijas de Abel, un espectáculo que tiene por tema las mujeres maltratadas, pero que, a fuerza de querer poetizar una realidad sórdida y dramática, acaba perdiendo toda su fuerza. Fernando Grifell, director de esta creación colectiva, trabaja sobre todo desde una concepción visual y fisica del teatro, y los escasos textos se intercalan con secuencias en las que predomina el gesto y las acciones. El problema del montaje es que está anclado, sin evolucionar, en una concepción superada del teatro visual y de acción y en que la plástica que genera está apenas elaborada. Salvo en unas pocas escenas, el hecho es que no se entienden las acciones que ejecutan las intérpretes. Y no se cumplen tampoco las expectativas de crear una percepción emotiva sobre la realidad de las mujeres maltratadas.
Más interesante fue Numbert, que, presentado en colaboración entre Sitges y el Teatre Nacional de Catalunya dentro del proyecto de Propostes Escèniques, y sin llegar a ser, por lo tanto, un montaje acabado, mostró un texto interesante, ambicioso, complejo, aunque confuso en su estructura. Numbert, de Gerard Vázquez, dirigido por Robert Torres e interpretado por Manel Sans y Francesc Pujol -que hacen, por cierto, un trabajo estupendo-, se construye a partir de dos monólogos entrelazados.
Uno viaja, presuntamente, en el Titanic, el otro recorre, encarnando siempre personajes distintos, la historia del primer tercio del siglo XX, desde la Primera Guerra Mundial. Un texto que tiene ese punto grotesco de la literatura rusa, con personajes excesivos con toques cómico-surrealistas, y que será interesante ver acabado.
Con todo, resulta, en este momento, algo caótico, tal vez excesivo, defectos que sería bueno corregir. A favor tiene, sin embargo, el salirse de los estrechos márgenes en que suele moverse nuestra joven dramaturgia.
En cuanto a las lecturas, que han cumplido una funcíón importante en los últimos años en Sitges, tal vez sería hora de que evolucionara el concepto y que la promoción de los autores vivos fuese algo más activa.
Una lectura pura y dura casi nunca logra mostrar la realidad de un texto concebido para reverberar en un espacio plástico preciso habitado por cuerpos cargados de significación.
Por otro lado, es indudable que la dramaturgia moderna es inconcebible sin la adscripción a una forma estéticamente precisa de concebir la escena. De este modo, resulta casi imposible valorar una obra como Tatuatge, de la dramaturga alemana Dea Lohe, que construye un universo familiar perverso en el que un padre se acuesta con sus hijas. Lo que pudo oírse, sin el menor apunte visual, no sirve ni siquiera para hacerse una idea de lo que puedo ser en el escenario.