EL TEATRO PERMITE MANIPULAR EL ÁNIMO

QUIQUE FAES, (Sin referencia) Gijón , miércoles, 17 de septiembre de 1997

DE LOS CLÁSICOS A AHORA EL SER HUMANO SE GUIÓ POR LOS MISMOS INTERESES

Raúl Hernández Garrido. Licenciado en-Ciencias Físicas y premio «Lope de Vega» de teatro.

Realizador de televisión, licenciado en Ciencias Físicas y admirador de los autores teatrales clásicos, «que nunca se agotan en sucesivas lecturas», Raúl Hernández Gaírido, gijonés de 32 años, ha ganado el premio «Lope de Vega» de teatro con su obra Los engranajes, basada, como toda su producción, en los detalles cotidianos «que marcan el sentido de la realidad».

-¿Qué es lo que lleva a una persona a sentarse y escribir?

Hay de todo, pero sobre todo la necesidad. Puede ser una terapia para no caer en la locura o puede ser también una manera de justificar nuestros miedos. En el fondo, tenemos que darle un sentido a la vida.

-Y ante esa vida, ¿qué ojos tienen los autores?

Digamos que lo vemos todo en clave de relato. A partir de cualquier impresión profunda, se trata de construir argumentos sobre lo real para poder hacerlo inteligible.

-Algo especial tendrá el teatro respecto a otros géneros.

Además del contacto directo con la gente, permite manipular el ánimo del público de principio a fin, impactarlo para que llegue a esa catarsis o purificación final de que hablaban los griegos y que le permite a uno comprender cuál es su sitio.

-El teatro que usted escribe tiende a ser vanguardista.

Sí, pretendo aplicar esa vanguardia al texto para hacer una renovación desde dentro que creo necesaria. Tradicionalmente, las renovaciones han solido quedar en la forma.

-Y sus argumentos, ¿son los de siempre?

Es que los temas no pueden ser otros. Desde los clásicos hasta ahora, el ser humano se ha guiado siempre por los mismos intereses: el amor, el odio, los celos... Y eso es lo que queda.

-¿Por. qué hacía falta el paso a la vanguardia?

Porque se dio un bache en la drarnaturgia hace unos años producido por la supremacía de los directores de escena. «El autor ha muerto», se llegó a gritar. Pero llegamos los de mi generación e intentamos devolverle toda su personalidad.

-¿Y este tipo de teatro tiene éxito en las salas?

-Hay un público potencial, pero existe.un problema casi de publicidad que se ve bien en el caso de Asturias: buenas compañías como Margen, Tramoya, o Toaletta Teatro merecen una buena producción que les permita salir fuera.

-Los clásicos, ¿siguen siendo realmente vigentes?

-Sí lo son. Las buenas pelícu,las de cine siempre se inspiraron en obras de Sófocles, de Esquilo, de Shakespeare, o tomaron su estilo: son ágiles, en ellas suceden cosas y lo que le ocurre al héroe no puede, dejar de importarnos. Además, los clásicos siempre están abiertos a nuevas lecturas e interpretaciones.

-¿Y los clásicos asturianos también le han aportado algo?

De Alejandro Casona, por ejemplo, he tomado la búsqueda de esas cosas cotidianas que son las que luego. cobran verdadera importancia, esos detalles que marcan el sentido de la realidad.

~Usted ha rodado dos cortometrajes. ¿Prepara otro?

He producido uno que podrá ver el público pronto: Café de puchero. Sólo le falta la música. De aquí a dos años espero rodar un largometraje.

-¿Hacia dónde va el teatro?

Hay una tendencia fuerte a conseguir rendimientos inmediatos, sobre todo haciendo comedia, y después se puede hablar de cuatro o cinco intentos de buscar algo más.

 

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