Capítulo xcij: De Agrippina, madre de Nero,
al qual ella tanto amava que fue causa de la muerte de otro fijo y tanbién de
Claudio, marido suyo. E como ella después abhorreciesse
mucho los vicios del dicho Nero, el qual por quitársela delante, mandóla matar.
Aggrippina, madre de Nerón césar, no menos luzió por el linaje, por el parentesco,
imperio y cosas espantosas de su fijo, y subió en fama por sus propias y claras fazañas.
Ésta fue fija de Germánico césar, mancebo muy bueno y de
noble criança, y de la Agrippina, que de suso havemos
fablado, llamada Julia Agrippina y hermana de Guayo Calígula,
emperador, y casó con Gneo Domicio, del linaje de los enobardos,
hombre sobervio y grave, del qual parió a Nero, que nació con los pies adelante, una
bestia muy señalada en todo el mundo.
Empero Domicio, fallecido y muerto de un deviesso siendo Nero aún niñito, como
ella fuesse muy fermosa, Guayo, su hermano, hombre muy suzio y vellaco, hovo que
fazer con ella, y alçado por príncipe, o que no le pluguiessen los costumbres della
o por inductión y consejo de algún malicioso, despojóla de quanto tenía y desterróla
en una isla. El qual, después muerto y tajado a pedaços por sus mismos cavalleros
y puesto Claudio en lugar suyo, fue llamada por él. La qual, andando el tiempo,
como hoviesse oydo Valeria Messalina por diversos
merecimientos suyos ser muerta, luego en esse punto ella se finchó de sperança
de ser con su fijo emperadriz y señora del mundo, y de casar con aquel príncipe
viudo, por la grande fermosura que ella tenía, aunque hoviesse estado hermano
de Germánico, su padre. Y con ayuda de un liberto suyo, llamado Calixto, que le
ayudava contra Lolia Paulina, y favoreciéndole
Narcisso contra C[e]lia Pecina
por medio de Pallante, traxo a Claudio a un grandíssimo
deseo de casar con ella. Empero mucho empecía su deseo y le repugnava la honestad por
ser ella su sobrina, fija de su hermano. Mas a la postre, por medio de
Vitollio, pariente de Agrippina y de su fijo, y por
sus razones, se recabó que él fue forçado a ello por ruegos tanbién de los senadores,
ca por el razonamiento suyo, el Senado fizo deliberación y ley que los tíos se
podiessen casar con sus sobrinas.
E assí Agrippina, con voluntad de Claudio y con ruegos del Senado, vino a fazer
bodas con él. La qual finalmente fue llamada Augusta, y levávanla al Capitolio en
un carro triumphante, la qual honra antiguamente a los sacerdotes solos era otorgada.
Y començó de atormentar y maltractar crudamente los que le fueron contrarios.
Finalmente, como fuesse mujer muy astuta, en tiempo y hora captada y secreta,
aunque él toviesse dos fijos de diverso sexo, empero induzió a Claudio,
aconsejándogelo Memmio Pollión, que era cónsul entonces,
forçándogelo mucho un su liberto llamado Pallante, el qual favorecía mucho a
Agrippina por las vellaquerías que cometía con ella, que adoptasse Claudio en
fijo a Nero, su annado. Lo qual fasta entonces nunca fue fecho en el parentesco
de los Claudios ni jamas se acordó alguno haverse tal fecho.
Y más fizo, que le desposasse con Octavia, la qual
hovo de Messalina, [y] havía sido primero desposada con
Lucio Sillano, mancebo muy noble. Las quales cosas
recabadas, pensando ella que la bestia havía ya cahído en la ret y en el lazo,
no enojándose tanto de las contínuas reprehensiones de Claudio quanto espantada
y sospechando que ante de la muerte del padre Británnico,
fijo de Claudio, llegasse a edad perfecta, rogándole mucho Narcisso por Británnico,
pensando que havía de ser un grande empacho, destorbó y desconciertó de su propósito,
penso de matar a Claudio. El qual era mucho tragador y le sabían muy bien los fongos,
los quales dezía ser manjar de dios, y que esta era la razón porque nascían por
sí mismos sin simiente alguna. Y pensado y conocido por Agrippina, adrede coziólos
y puso en ellos veneno y, según algunos dizen, diógelos a comer, estoviendo él
borracho. Otros dizen que estoviendo él comiendo con los sacerdotes en una torre,
ge les dio Aloto, castrado, su mastresala corrupto por
Agrippina. Empero como por gómito y fluxo pareciesse poderse Claudio salvar y escapar
por medio de Xenóthotes, phísico, que le ungió de
poçoña las plumas que le dio para continuar el vómito, y assí con aquello cumplió
ella su deseo.
En fin, buelto a su cámara, todos ignorándolo salvo Agrippina, feneció sus días.
Cuya muerte no fue antes públicamente denunciada y descubierta por Agrippina fasta
que con la ayuda y favor de los amigos, dexado Británnico como más moço, Nero que
començava de fazerse mancebo fue alçado por emperador. Lo qual plugo tanto a Nero
y le fue cosa tan agradable y aplazible, que a la madre en todas las cosas públicas
y privadas anteponía, como [a] aquélla que ge lo tenía bien merecido. Y le parecía
que el título solo de príncipe havía tomado para sí, y el imperio para su madre.
E assí con el spejo y cumbre del Imperio Romano, Agrippina replandeció en todo
el mundo. Empero este resplandor tan grande fue ensuziado con una muy suzia y vil
manzilla, ca ella algún tiempo anduvo muy puesta en fazer matar y desterrar a muchos.
Allende de esto, algunos creyeron, ella suffriéndolo y queriéndolo, haver sido
amada por su fijo de amor vellaco; y esto contra el natural amor de las madres,
como él hoviesse tomado entre otras sus amigas una que parecía mucho a su madre,
y atestiguasse haver dormido con ella muchas vezes; aunque otros dizen haver ella
trahído y induzido a su fijo a esta suziedad por deseo de cobrar el Imperio de
donde havía sido echada, porque havía fablado contra Nero mucho por ciertos respectos.
Lo qual quieren confirmar porque Nero con decreto y deliberación acostumbró de fuyr
y apartarse de su compañía y el fablar con ella a solas.
Empero aquélla que a su tío, hermano de su padre, havía trahído y induzido a ser
su marido y con un fongo lo havía muerto, y aquel mancebo que era para poco, ella
con sus engaños y fuerça havía fecho emperador, vino a fazer una abominable
postremería, aunque por ella muy bien merecida. Ca siendo ella en muchas cosas
grave y enojosa a su fijo, mereció ser por él abhorrecida. Por lo qual, él la
privó de toda la honrra y majestad imperial. La qual, indignada y alterada de una
furia mujeril, amenazóle que assí como le havía procurado el imperio ella ge lo
quitaría. De las quales cosas espantado Nero, como la conociesse y toviesse por
mujer astuta, y que ternía por la memoria de su padre Germánico muchos amigos,
tres vezes tento de la empoçoñar. Empero ella, con medicinas y defensivos se salvó.
Finalmente, como ella hoviesse escapado de aquellos ciegos lazos que le havía
parado para la matar, pensó Nero con otro engaño mayor de la acabar. Y preguntando
sobre esto y consultando con Aniceto, capitán de la
flota de mar que estava en Miseno, el qual Aniceto le havía criado dende niño, él
le respondió que se podía fazer una nave quebradiza, en la qual subiendo Agrippina,
sin saber el engaño, podría peligrar y morir. Lo qual como mucho pluguiesse a Nero,
viniendo ella de Ancio, él como a[r]repintiéndose de los odios passados, con una
fingida affectión y con un amor [s]imulado de fijo, tomóla del braço y acompañóla
fasta su casa. Y después, aparejada la nave, queriendo yr a cena en hora mala,
subió en la nave acompañada de Creperio,
Galla y Aceroma, libertos suyos; y
ellos de noche navegando, fecha cierta señal y sabiéndolo ellos, cayó una cubierta
de la nave pesada de mucho plumbo, y mató a Creperio. E después, trabajando los
marineros y naucheles, que la nave, pues fazía bonança, se bolviesse [y] decantasse
de costado, llamando y gritando Aceroma y pidiendo ayuda, con los cuentos y remos
fue Agrippina ferida en el hombro, y finalmente echada en la mar. Mas fue por los
que estavan a la orilla y en el puerto que le ayudaron, leva[n]do[la] al lago Lucrino y
a su villa.
E dende, por mandado suyo, fue levada la nueva a Nero por Agerino,
su liberto, cómo havía escapado. El qual mandó detenerle, como que hoviesse
venido por matarle, assí como Aniceto. Y Herculio,
Tetrarco y Cibario, el
caudillo de ciento, y Nauchar havían ydo por matar a ella.
E como fuesse cerca de la casa [con] Aniceto y una esclavilla, la qual sola tenía en
su compañía Agrippina, [y] hoviessen fuydo entrados a ella los ministros, Herculio, el
primero la firió en la cabeça con vn palo, y de aquí viendo ella al caudillo sacar
fierro y armas para la matar, tendida la barriga dio grandes vozes, diziendo que
firiessen el vientre. Y assí muerta, la misma noche fue quemada y cubierta vil y
pobremente de tierra en la carrera cabe Missena y la alquería de César.
Otros dizen que después de muerta la miró César y mandó lavar algunos de sus
miembros y despues sepultarla.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 92 r.