Capítulo xxxxij: De Pamphile, dueña griega que fue mucho honrrada
y nombrada en las scripturas por ser mujer de grande ingenio. Ca dizen que
ella fue la que inventó el uso del algodón, cómo se havía de filar, alimpiar
y texer, assí como otros havían primero fallado la lana y el lino.
Yo fallo que Pamphile fue una dueña griega, y ahunque la antiguidad nos
haya quitado el nombre de la ciudad donde fue, empero de gracia nos dexó el
nombre de su padre, ca fállase haver sido fija de un Platea.
La qual ahunque no pueda ser arreada de grandes títulos, empero pues algo bueno
dio a la república no deve con silencio y callando sus alabanças ser defraudada
de la parte de la gloria que le cabe. Ca no hay cosa alguna nueva, ahunque
parezca ser fecha después, que haya sido fácilmente inventada por otro que
no sea argumento y indicio de grande ingenio, según la qualidad de la cosa
que es dever ser contada en alguna gloria. Ésta, pues, quieren los auctores
-a quien alguna fe se da- haver sido la primera que cogió de los arbolitos
el algodón, y haverlo primero alimpiado con los peynes, y después de peynado
haverlo puesto en la rueca y filado, y después haverle enseñado a texer; y
assí haver induzido el uso de aquél, fasta entonces nunca jamás conoscido.
De la qual cosa, la razón pensada, fácilmente demostrará quánto valió ésta
en las otras cosas.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 50 r.