Así opina Angélica González,autora y directora de Frankenstein, el espectáculo de Atra Bilis Teatro que inaugura el año nuevo en la Sala Cuarta Pared.
Angélica ha querido proponer, desde su óptica personal, el mundo del ser creado por Mary Shelley y que tanto está incitando a los creadores en este final de milenio. "Creo que el cambio nos sitúa en el lado más montruoso de las cosas, en la línea turbulenta que separa los siglos". Y ella, que se posiciona claramente del lado de Frankenstein -"es un personaje de una ternura infinita, incluso cuando mata"- ha querido adentrarse en la técnica del Bunraku, especialidad japonesa de títeres, para acercarnos al mito del hombre creado. La técnica, que implica la creación y utilización de muñecos de látex de tamaño natural, permite una presencia notoria de los manipuladores. "En la obra aconsejamos a nuestras criaturas, estamos pendientes de ellas, cruzamos miradas". Títeres que los miembros de Atra Bilis Teatro han construido tras un año de elaboración. Pero que nadie se confunda, Frankenstein es una obra hecha por y para adultos."En ningúnn momento he pensado en concebir un espectáculo infantil y el títere no es exclusividad de los niños". La cicatriz, el dolor, la identificación con "los colores terrosos", no tiene posibilidad de final feliz. "La esperanza puede ser la mayor de las estupideces que cometamos en nuestra vida. Creador y monstruo sólo se encuentran en la muerte, allí donde concluye cualquier atisbo de esperanza", añade Angélica González, que colabora con Gumersindo Puche en la manipulación de los muñecos, compañeros más que objetos. "Con ellos te sientes menos solo en la travesía. Ha sido bonito el transcurso del viaje".
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