SIN MÁS NOVEDAD

El trabajo no tiene mayor complicación. Cuando acabe su turno únicamente debe rellenar este informe escribiendo con letra clara: "Sin más novedad". Luego firma en el informe y se va. Si por una casualidad, alguna de las noches hubiera algún incidente, en el informe, con letra también clara, deberá explicar lo que ha pasado. Si el incidente, en el informe fuera grave, usted, antes incluso de especificarlo por escrito, deberá actuar. Ahora mismo le enseñaré el panel de alarmas. Le anticipo que lleva muchos años sin funcionar. En todo el tiempo que llevo trabajando aquí, nunca ha funcionado. Imagino que desde que cerraron la fábrica no lo han vuelto a arreglar. No ponga en el informe que el panel de alarmas no funciona. Yo lo hice todos los días durante dos años y al final se enfadaron. No hay teléfono. Por tanto, usted, en el momento en el que ocurra algo, deberá buscarse la vida para avisar. Saliendo del complejo industrial hay una plaza con un cine de verano cerrado, y escondida en la plaza, una cabina telefónica. De todas maneras, lo más importante es que con letra lo más clara posible, usted rellene esta casilla poniendo: "Sin más novedad". Debe cuidar sobre todo del camión. Fue la niña de los ojos del parque de bomberos de la factoría. De vez en cuando échele un vistazo. Por mi experiencia le diré que no se va a encontrar usted con demasiados problemas. Si no es usted mismo el que provoca un incendio, es muy difícil que venga aquí alguien a quemar nada. Por tanto provisiónese de unos buenos ceniceros. Lo que si es muy posible es que alguna noche, entre, o intente entrar alguna pareja a gozar. Más de alguna vez, cuando he iniciado el turno de noche, he visto alguna pareja revolcándose sobre la tapicería del camión. A estas parejas, lo mejor, es tratarlas con frialdad. Luego, quizás también se acerque por aquí, alguien a rezar. En todos los años que he ocupado este puesto, han sido varias las personas que se han colado por esta razón. De alguna manera es normal. ¿No nota que mi voz, aquí, resuena de una manera parecida a como sonaría en una catedral? Si se aburre mucho puede entrenarse leyendo informes esparcidos por el suelo. No es ninguna tontería. Entre todos estos papeles, entre tantas cifras que ni usted ni yo podríamos entender en toda la vida, de vez en cuando, te encuentras historias fascinantes. El año pasado, allí mismo, desenterré un plano de la nave y documentación diversa sobre su uso. Al parecer esto era una especie de almacén de... ahora no me acuerdo del nombre técnico... Algo así como el cajón de sastre de la inmensa factoría que desmantelaron. Siete mil obreros, imagínese. La verdad es que yo, algunas noches, también he rezado. Yo, que en toda mi vida he creido en nada, que hasta en los entierros de mis amigos me quedaba en la puerta de la iglesia, aquí, algunas noches, me he puesto a rezar. He rezado por las personas queridas que imaginaba estaban durmiendo, también he rezado por el camión, y para que amaneciera lo antes posible, y poder salir de aquí. Arriba, desde aquel ventanal se ve el mar. Bueno, el mar no, el puerto. Ese ha sido durante estos diez años mi altar. También he rezado muchas veces por este momento. El primer día de mi jubilación. Le anticipo que de todos los ruidos que oiga, sólo el uno por cien, representarán una amenza real. El resto son falsas alarmas. Muchas veces oirá pasos. Asegúrese de que no son los suyos. En la techumbre, han anidado varias palomas, y le juro que entre los documentos y el polvo, he visto una liebre. Estos detalles no es aconsejable que los ponga en el informe. Puede utilizar la cafetera. Cuando llegué ya estaba aquí. Le cambié una pieza y el café no está nada mal. Le veo a usted muy callado. Yo, cuando llegué aquí también lo era. Cambiará, ya lo verá. ¿Tiene alguna duda sobre el trabajo? Buenas noches y mucha suerte. Y por favor, no olvide de escribir con letra bien clara en el informe. "Sin más novedad".

PACO ZARZOSO, 1998.

 

Almacenes de la siderurgia desmantelada en el Puerto de Sagunto, 1996.

Este texto fue publicado en la revista The Elm Magazine de la Universitat de València. Enero-marzo, 98. Nº 11. Págs. 34-35.
Fotografía: Xavier Puchades.

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