Itziar Pascual. Primer Acto
(38-39) Luis Miguel González Cruz concibió a
Marino y a Selene. Son los personajes de Thebas
Motel, la obra con la que obtuvo el Premio de Teatro
Rojas Zorrilla en 1995. Y con la que acaba "de vivir su
primer estreno absoluto, (en breve verá
también su primer estreno como director de
cortometrajes, con Café de puchero), con la
dirección escéniea de Guillermo Heras y la
interpretación de Marina Andina y Alberto
Roca. "Como casi todo lo que escribimos los miembros de
Teatro del Astillero, Thebas Motel nació en
un taller, en este caso con Paloma Pedrero. Lo que
nació como ejercicio se desarrolló como
obra. El ejercicio consistía en escribir sobre la
imagen de un hombre y una mujer en una cama"
señala Luis Miguel González Cruz. Thebas Motel sitúa la relación
entre Edipo y Yocasta en nuestros días. La ciudad
mítica de la peste es hoy un motel de carretera,
en el que recalan dos atracadores tras realizar un gran
golpe. Poco a poco aparece entre ellos el deseo, la
pasión, el recuerdo de Pastor, el primer marido de
Selene. Y muchas imágenes con sed de mal. "Yo procedo del cine y la televisión y me
interesaban mucho las imágenes mestizas. Hay
episodios que pueden proceder del mundo
cinematográfico y la cultura sajona, pero la obra
es muy española. Lo español en lo
containinado de otras culturas. Hoy no podemos entender
nuestra cultura desligada del resto, fuera del tiempo. Es
la contemporáneidad." Y esa herencia del cine también se nota en
otros aspectos. "Un texto es algo abstracto. Me gusta
cómo se aborda el texto en el cine; el
guión es una herramienta de trabajo, un
instrumento que marca líneas, pero no las asegura.
En cine no existe la autoría como figura con poder
de veto. Es un trabajador más en un
espectáculo que es una creación colectiva.
Las variaciones son definiciones de lectura, la que se
representa." Y todo ello configura una escritura de Luna presente,
con una tormenta que nunca acaba de estallar pero que
presiente. Es decir, con una naturaleza en contlicto.
"Prevee la tragedia. Las fuerzas de la Naturaleza se
rebelan contra lo que va a ocurrir. En Thebas Motel, como
en la sociedad contemporánea, el tiempo
está loco. Es la imagen de una cultura que parece
destinada al suicidio inmediato", añade
González Cruz. El espacio trágico es asociado por este creador
con el mundo del encierro. Y Marino y Selene comparte una
guarida que se convierte en celda. "La tragedia se
produce en espacios cerrados e inviolables, preservados.
En Thebas Motel colocamos la cámara dentro
y observamos lo que ocurre". Parece que este siglo no es proclive a la tragedia
como expresión de arte, como manifestación
de un estilo. "Tal vez se deba a las historias que se
quieren contar. Cuando la narración deja paso a
otro tipo de experiencias, perdemos la esencia de la
tragedia". Thebas Motel tiene, ademas, el brillo de ser la
primera historia que despuntó de la escritura de
González Cruz, uno de los cuatro integrantes del
Teatro de Astillero."Quizá ha sido la que ha
abierto o cerrado un camino en mi escritura. Con ella me
di cuenta de que era necesario narrar, contar historias y
construir mitos. Necesitamos los mitos. Son producciones
culturales que necesitamos para vivir. Por eso, tras
Thebas Motel me resulta más difícil
escribir". Y aunque resulta cada vez más difícil,
el próximo proyecto ya está en marcha:
La persistencia de la imagen, una nueva
composición conjunta de Teatro del Astillero. Y
apostilla "Dedico esta obra a un colega que ya no
está con nosotros y autor de teatro: Juan Castillo
". Aquí queda.
El culto se reserva a los Santos de las
iglesias. A los hombres tan sólo les corresponde
el recuerdo,... y también el olvido". Marino habla
así a Selene, esa mujer que se le descubre desde
el corazón de una cama de motel. Al fondo, luces
de neón y el acecho de una policía que
merodea. Con ellos, la atmósfera de un Día
de Santos Inocentes, un 28 de diciembre de insoportable
calor y desatinos.
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