Catálogo descriptivo de libros de caballerías hispánicos. X(1)

TIRANTE EL BLANCO ANTE EL GÉNERO EDITORIAL CABALLERESCO

José Manuel Lucía Megías

Universidad de Alcalá

Comencemos con una fecha por todos conocida: el 28 de mayo de 1511 se acaban de imprimir Los cinco libros del esforçado invencible cauallero Tirante el Blanco en las prensas vallisoletanas de Diego de Gumiel. "Tesoro de contento y una mina de pasatiempos", en palabras del cura cervantino (Quijote, I, 6), pero también edición sugerente y curioso impresor donde los haya. A simple vista, un misterio parece rodear el nacimiento del Tirante, mientras que su escasa vida editorial en el siglo XVI ha dado lugar a una extensa cadena de interpretaciones y estudios que sin duda tienen en el denominado por Clemencín "el pasaje más oscuro del Quijote" su origen: "Con todo eso, os digo que merecía el que le compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida" (I, 6). Como indica Riquer (1994) en su edición del Quijote, "el que le compuso" se refiere seguramente a Diego de Gumiel y no al autor de la obra, que en la traducción castellana se presenta como anónima. Diego de Gumiel, grabador antes que impresor, trabajó en Barcelona (1494-1500), Gerona (dos impresiones en 1495), Valladolid (1502-1513) y Valencia (1513-1517)(2); y lo que a nosotros ahora nos interesa, en 1497 acabó de imprimir en Barcelona la reedición del Tirant lo Blanc que empezara Pere Miquel(3).

Por otro lado, se ha venido acompañando del calificativo "rara" la edición del Tirante"desde antiguo". Afirma Clemencín en una de sus notas al Quijote (1833: 133)(4): "La edición castellana de Tirante era rara ya desde antiguo. Ni don Nicolas António, ni su adicionador D. Francisco Bayer, ni aun Pellicer mismo, segun parece, aunque tan diligentes bibliógrafos, vieron ningun ejemplar del Tirante. Todavia debió ser mas raro en estos ultimos tiempos, y aun dudo que haya quedado ninguno en España después que la curiosidad estrangera, ó por mejor decir, la negligéncia española nos privó estos años pasados de un ejemplar, que ya acaso era el unico que quedaba en España. Yo no he logrado verlo á pesar de mis diligéncias, y solo he tenido presente la version italiana de la primera parte, y la francesa del Conde de Cailús". Y comentarios similares escribirán estudiosos como Pascual de Gayangos(5) o Marcelino Menéndez Pelayo(6). En verdad puede calificarse de "peregrinos" y de "raros" los ejemplares conservados: uno en la Biblioteca de Catalunya (Bon. 9-III-1)(7) que perteneció a Fernando Colón (comprado en Valladolid en noviembre de 1540 por 260 maravedís), y otro en el Museo Massó de Vigo(8). Pero tampoco se trata de una excepción ni de un caso extraño si lo comparamos con lo sucedido con otras ediciones caballerescas del siglo XVI, ya que son numerosos los ejemplos de ediciones de las que no conservamos más de un ejemplar (Amadís de Gaula: Zaragoza, 1508; Zaragoza, 1521; Sevilla, 1535; Sevilla, 1539; Burgos, 1563; Sevilla, 1575; Sergas de Esplandián: Toledo, 1521, Burgos, 1526; Florisando: Salamanca, 1510; Lisuarte de Grecia: Toledo, 1539; Sevilla, 1543; Sevilla, 1550; Amadís de Grecia: Cuenca, 1539; Burgos, 1535; Medina del Campo, 1564; Palmerín de Olivia: Salamanca, 1511; Sevilla, 1553; Medina del Campo, 1562; Primaleón: Salamanca, 1512; Belianís de Grecia: Estella, 1564; Espejo de caballerías: Toledo, 1525; Toledo, 1527; Toledo, 1547; Sevilla, 1549; Espejo de príncipes y caballeros: Zaragoza, 1562; Zaragoza, 1579; Medina del Campo, 1583; Felixmagno: Sevilla, 1543; Sevilla, 1549; Florambel de Lucea: Valladolid, 1532; Sevilla, 1549; Floriseo: Valencia, 1516; Salamanca, 1524; Guarino Mesquino: Sevilla, 1527; Lepolemo: Valencia, 1521; Sevilla, 1534; Toledo, 1552; Alcalá de Henares, 1563; Lidamor de Escocia, Salamanca, 1534; Oliveros de Castilla: Sevilla, 1507; Sevilla, 1507; Renaldos de Montalbán: Toledo, 1523; Sevilla, 1545; Alcalá de Henares, 1563; Alcalá de Henares, 1564; Tristán de Leonís: Valladolid, 1501; Sevilla, 1511; Sevilla, 1525); mientras que de otras sólo conocemos el título tal y como aparece en el Registrum B de Colón o en repertorios de bibliotecas nobiliarias como la del conde de Gondomar, como son Leoneo de Hungría (Colón, Registrum nº 4.118), Lucidante de Tracia (Colón, Registrum, nº 15.075) o Taurismundo (Gondomar)(9). De este modo, la introducción del Tirante el Blanco en su contexto editorial puede ofrecer una imagen más fiable del libro de la que es posible deducir de su peregrina existencia.



1. Una estrategia editorial.

Diego de Gumiel se instala en Valladolid por sus relaciones con el monasterio de Santa María del Prado, lo que le permite una estabilidad en su trabajo (Mérida, 1993: 257). Antes del Tirante el Blanco en su taller vallisoletano había compuesto las siguientes obras: Vicentius Bandelus, De singulari puritate et prerogativa conceptionis salvatoris nostri Jesu Christi (1502), Bernardo de Brihuega, Genesi Alfonsi (1502), Tractado de la nobleza y lealtad (1502), Ippolito d'Este, Transumtum litterarum de veritate sacrorum stygmatum sororis Lucie de Narnia (1502?), Juan López de Palacios Rubios, Repetitio in rubricam et capitulum per vestras de donationibus inter virum et uxorem (1503), Bartolomé de Molina, Arte de canto llano Lux videntis dicha(1503), Alejando VI, Extravagans approbans bullam de conceptione Virgine (1503), Alfonso de Madrigal, Confessional (1503), Indulgentia sancti Iacobi apostoli in Compostella (1505?), Sumarium indulgenciarum remissionum et stationum sancte Romane ecclesie uas confrastes hospitalis diui Iacobi in Compostella annis singulis consequuntur (1505?), Sumario de las indulgencias perdones y estaciones de Roma que ganan cada año los que toman la bulla y cofradia del hospital de señor Santiago (c- 1502-1505), reedición de Bartolomé de Molina (1506), Horas de la Passion (c. 1502-1506?), Joan Roís de Corella, Historia de Joseph hijo del gran patriarca Jacob (1507), Diego Guillén de Ávila, Panegírico en alabanza de la reina doña Isabel (1509), San Agustín, Las meditaciones y soliloquio y manual (1509), Petrarca, De los remedios contra prospera y adversa fortuna (1510), reedición de San Agustín (1511) y Girolamo Savonarola, Exposición del psalmo Super flumina (1511)(10). Un listado en el que sobresalen las obras litúrgicas y religiosas -muy del agrado de sus benefactores-, pero en donde se hace necesaria una pregunta: ¿qué le movió a Diego de Gumiel a traducir e imprimir una obra que en 1497 había ya reeditado en Barcelona con una temática tan diferente a la que sus prensas estaban habituadas a dar a luz? La respuesta: una estrategia editorial; estrategia que tienen en el éxito del Amadís de Gaula su razón de ser, y que comparte con Jacobo Cromberger y la Crónica del caballero Cifar y el Guarino Mezquino (ambas de 1512) una misma filosofía(11).

Son años los de la primera década del siglo XVI en donde se consolidará y se pondrán las bases -más editoriales que literarias- del género caballeresco, que se convertirán en uno de los ejes principales de la industria editorial hispánica, ajena al gran negocio de los "libros internacionales" (obras de autores clásicos latinos, de teología, del derecho), que tiene en Venecia y París sus grandes centros productores. Los libros de caballerías -que terminan exportándose y traduciéndose fuera de nuestras fronteras- llegarán a ser el baluarte de una industria que, a pesar de su éxito, nunca será capaz de superar su condición de periférica y marginal.

En las dos primeras décadas del siglo XVI encontramos los siguientes libros de caballerías en castellano impresos después del éxito del Amadís de 1508:

[1] Los quatro libros de Amadís de Gaula, Zaragoza, Jorge Coci, 1508.

[2] Oliveros de Castilla, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1509.

[3] Florisando, Salamanca, Juan de Porras, 1510.

[4] Sergas de Esplandián, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1510.

[5] Oliveros de Castilla, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1510

[6] Renaldos de Montalbán, Valencia, Jordi de Costilla, anterior a 1511.

[7] Palmerín de Olivia, Salamanca, Juan de Porras, 1511.

[8] Tirante el Blanco, Valladolid, Diego de Gumiel, 1511.

[9] Tristán de Leonís, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1511.

[10] Guarino Mezquino, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1512.

[11] Crónica del caballero Cifar, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1512.

[12] Historia de la linda Melosina, Valencia, 1512.

[13] Primaleón, Salamanca, Juan de Porras, 1512.

[14] La Trapesonda, Valencia, Jordi de Costilla, 1513.

[15] Lisuarte de Grecia, Sevilla, Juan Varela de Salamanca, 1514.

[16] Demanda del santo Grial, Toledo, Juan de Villaquirán, 1515.

[17] Floriseo, Valencia, Diego de Gumiel, 1516

[18] Arderique, Valencia, Juan Viñao, 1517...

A partir de la década de los años veinte este sorprendente número de ediciones (y reediciones) aumentará gracias no sólo a las reediciones de algunos de los títulos citados sino también a la publicación del grueso más importante de libros de caballerías castellanos originales. Había que dar un tiempo a los escritores para que compusieran sus obras dentro de este nuevo género literario que tiene en el Amadís de Gaula refundido su paradigma.

A este listado se le debería sumar el de las historias caballerescas, que vendrían, junto a otras modalidades de transmisión como los pliegos de cordel, a mostrar el amplio público al que las aventuras caballerescas interesaban:

[1] Crónica popular del Cid, Sevilla, s.i., 1509.

[2] Crónica de Fernán González, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1509.

[3] Roberto el diablo, Burgos, 1509.

[4] La Poncella de Francia, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1510.

[5] Historia de los siete sabios de Roma, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1510.

[6] Crónica de Fernán González, Toledo, s.i., 1511.

[7] Flores y Blancaflor, Alcalá de Henares, Arnao Guillén de Brocar, 1512.

[8] Partinuplés, Alcalá de Henares, Arnao Guillén de Brocar, 1513.

[9] Tablante de Ricamonte, Toledo, Juan Varela de Salamanca, 1513.

[10] Libro del infante don Pedro de Portugal, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1515.

[11] Crónica de Fernán González, Burgos, Fadrique Alemán de Basilea, 1516.

[12] Historia de la donzella Teodor, Sevilla, Juan Varela de Salamanca, ¿1516-1520?

En este contexto editorial no debe sorprender que Diego de Gumiel decida presentar como novedad literaria en 1511 Los cinco libros de Tirante el Blanco; ya que el libro no va a aparecer como una traducción del catalán, sino "que el lector castellano que tuviera entre sus manos un volumen de nuestra obra pensaría que se encontraba ante una auténtica novedad editorial" (Mérida, 1993: 258). De esta manera, Tirante el Blanco, así como sucede con Oliveros de Castilla, Tristán de Leonís, Crónica del caballero Cifar, Historia de la linda Melosina, Guarino Mezquino, Renaldos de Montalbán o la Demanda del Santo Grial, vendría a formar parte de una misma estrategia editorial: la de beneficiarse del éxito del Amadís de Gaula con el propósito de satisfacer las demandas de un público ávido de aventuras caballerescas.

De este modo, las traducciones (reelaboraciones), como es el caso del Tirante, de obras escritas ya sea en portugués (Palmerín de Inglaterra) o italiano (Guarino Mezquino, Renaldos de Montalbán, Espejo de caballerías o el Morgante) han de entrar desde este punto de vista en el corpus de obras pertenecientes al género editorial caballeresco. Así lo entendieron sus lectores e impresores contemporáneos; en algunas ocasiones estas traducciones (o adaptaciones medievales) se realizan debido a una evidente estrategia editorial por parte de avispados impresores como son Juan de Burgos (Sharrer, 1988), Diego de Gumiel o Jacobo Cromberger. En otros casos, la traducción (reelaboración) constituye "una de las vías de renovación y enriquecimiento del género caballeresco" (Gómez Montero, en prensa); y nacen no de un taller sino como voz de un centro cultural, como lo es Toledo (Espejo de caballerías) o Valencia (Renaldos de Montalbán y Morgante).

Pero ya se trate de una estretagia editorial o de una literaria, en ambos casos se hace necesario una imagen externa propia, que es la que se está creando en este momento, y que tendrá en el ejemplo de la edición del Amadís y en la influencia y el prestigio del taller sevillano de Jacobo Cromberger su razón de ser. Son los años de la creación de un nuevo género editorial -en acertada terminología de Víctor Infantes (1989)-: el género editorial caballeresco, cuyas características externas analizaremos a continuación teniendo como punto de partida la edición vallisoletana del Tirante el Blanco(12).

2. La portada

2.1. El grabado

La edición del Tirante el Blanco presenta en su portada uno de los modelos de grabados más habituales en el género editorial caballeresco: un caballero jinete en posición de ataque, con el caballo en corveta, ciudad amurallada al fondo y una divisa en donde se ha impreso el nombre del protagonista. Este modelo del caballero guerrero, que poco a poco será sustituido por otra imagen más renacentista (la del caballero jinete con escuderos sin actitud bélica), tiene su inicio en el Amadís de Gaula del taller zaragozano de Jorge Coci (1508). Las imágenes (figuras 1 y 2), en este caso, evidencian de modo más elocuente que cualquier comentario la semejanza entre ambos grabados,

En ninguno de los libros de caballerías conservados aparece de nuevo estos grabados para ilustrar -y caracterizar- la portada, cuando la repetición de unas mismas imágenes resulta práctica común en la imprenta hispánica. No deja de ser curioso que en la reedición del Amadís de Gaula que el mismo Jorge Coci realizara el 30 de julio de 1521 utilizara en su portada un motivo bélico, tal y como puede apreciarse en el único ejemplar conservado (Palacio: I.C.98), que pertenece a la serie de grabados realizados para el libro Las quatorze décadas de Tito Livio, publicado por el mismo impresor un año antes, y que son de clara procedencia alemana(13). Por otro lado, no es la primera vez que una imagen con un caballero jinete en posición de ataque aparece en un libro impreso por Diego de Gumiel; motivo similar lo encontramos en el vuelto de la portada de la edición barcelonesa de Paris e Viana, que en Barcelona terminara de imprimir hacia 1497 (figura 3).

En otros libros de caballerías castellanos en el siglo XVI encontramos otros grabados que siguen este mismo modelo, como sucede en la portada de la cuarta parte de Clarián de Landanís, que en 1528 acaba de imprimir en Toledo Gaspar de Ávila (figura 4); en la del Cirongilio de Tracia que el 17 de diciembre de 1545 termina Jácome Cromberger en su taller sevillano(14)(figura 5); en la del Florambel de Lucea de Enciso, que el 17 de abril de 1548 finalizaba el también sevillano Antonio Álvarez(15) (figura 6). Este último grabado permite ejemplificar una de las prácticas más habituales en nuestras pensas del siglo XVI: la copia de un grabado; y de este modo, la citada imagen la veremos de nuevo en la reedición del Amadís de Gaula que en 1580 realiza Querino Gerardo en sus prensas complutenses; pero, como sucede en la mayoría de los casos en donde una copia se ha consumado, al mismo tiempo que se mantiene el diseño de la imagen, se llevan a cabo una serie de cambios (figura 7).

Este motivo caballeresco pervive a lo largo de todo el siglo XVI, ya que en él confluye, además de la materia caballeresca, la de la milicia cristiana, en donde las figuras ecuestres de San Jorge y, sobre todo, del apóstol Santiago -de larga tradición iconográfica durante toda la Edad Media- van a servir de ilustración tanto a las portadas de libros de caballerías como de crónicas o de obras de muy diversa naturaleza. De esta manera, caballeros jinetes con un estandarte en la mano izquierda y en un paisaje en donde, frente a la representación de la naturaleza de los grabados anteriores, sobresalen los cuerpos mutilados de los enemigos vencidos, los encontraremos en las portadas del Palmerín de Olivia y del libro segundo del Clarián de Landanís que, respectivamente, en 1525 y 1535 vieron la luz en las prensas sevillanas de Juan Varela de Salamanca (figura 8); así como en la portada del libro primero de Espejo de príncipes y caballeros que reeditó Juan Íñiguez de Lequerica en 1580 en su taller complutense (figura 9). Dado el valor referencial tanto para crónicas como para historias caballerescas de estos modelos iconográficos, no puede sorprender que este último grabado fuera utilizado anteriormente para ilustrar la portada de la Crónica de Alfonso XI que en 1551 imprimiera Sebastián Martínez en Valladolid; así como después de cinco años de su reedición del Espejo de príncipes y caballeros el mismo Juan Íñiguez de Lequerica lo vuelva a utilizar en su edición de la Crónica llamada Triumpho de los nueve más preciados varones de la Fama de Antonio Rodríguez Portugal. Así mismo, el grabado de la portada del Cirongilio de Tracia de 1545 (figura 5) lo encontramos con anterioridad en la Crónica del rey don Pedro que Juan Cromberger terminara de imprimir en Sevilla el 18 de marzo de 1542, así como en la Crónica del rey don Juan que también en Sevilla imprimera Andrés de Burgos en 1543.

Centremos nuestra atención en un último ejemplo: un grabado con el apóstol Santiago como caballero jinete, que bien podría haber servido también como imagen caballeresca, aunque en este caso lo hallamos en la portada de la Regla de la orden de cavallería del señor Santiago de la espada, que el 23 de agosto de 1527 terminara de imprimir en Valladolid Nicolás Tierri (figura 10). De esta manera, no puede extrañar que similar caballero jinete, en donde a las virtudes caballerescas se unen las cristianas, sea el utilizado para algunos libros de caballerías a lo divino, como el de Fray Jaime de Alcalá, Libro de la caballería cristiana, que en 1570 Juan de Villanueva imprime en Alcalá de Henares a costa de Luis Gutiérrez (figura 11).

En cualquier caso, es necesario recordar que la imagen del caballero jinete que va a triunfar -como ya hemos indicado- no es la del modelo del Amadís de Gaula de 1508, que sí que lo es para el Tirante de Diego de Gumiel, sino la de un caballero cortesano en posición sosegada y acompañado por escuderos; la imagen de las prestigiosas y abundantes ediciones de libros de caballerías que ven la luz en los talleres sevillanos de la dinastía de los Cromberger (Griffin, 1991), entre las que destacan dos en concreto, verdaderos modelos iconográficos de los grabados que aparecen en las portadas de los diferentes libros de caballerías que se imprimieron en suelo peninsular (e incluso italiano) en el siglo XVI.

Desde la edición del Cifar (1512)(16) hasta el 4 de octubre de 1552, cuando Jácome Cromberger imprime el Amadís de Gaula, se hará uso del grabado que representa al caballero cortesano (figura 12) en ocho ocasiones distintas; en dos casos, además de los ya citados, lo hará en la portada inicial: Oliveros de Castilla (1535) y Primaleón (10 de marzo de 1540); mientras que en los restantes libros será utilizado al inicio de los libros interiores: Amadís de Gaula (1526 y 1539, portada del libro cuarto), Amadís de Gaula (1531, portada del libro cuarto), Cirongilio de Tracia (17 de diciembre de 1545, portada del libro segundo) y Amadís de Gaula (1547, portada del libro segundo). En sólo una ocasión lo encontramos como ilustración de la portada de un libro no caballeresco: La coronación de Juan de Mena, que en 1512 imprimiera también en Sevilla Jacobo Cromberger, unos meses antes de la edición del Cifar.

Por su parte, el segundo grabado, en donde el caballero vuelve a mostrarse armado, aunque no en posición de ataque (figura 13), también va a tener una larguísima vida en el taller de los Cromberger, y así desde 1525 lo vemos aparecer en las portadas de los siguientes textos:

[1] Amadís de Gaula, Sevilla, Jacobo y Juan Cromberger, 1526.

[2] Amadís de Gaula, Sevilla, Jacobo y Juan Cromberger, 1531.

[3] Amadís de Gaula, Sevilla, Juan Cromberger, 1535.

[4] Amadís de Gaula, Sevilla, Juan Cromberger, 1539.

[5] Amadís de Grecia, Sevilla, Juan Cromberger (difunto), 1542.

[6] Cirongilio de Tracia, Sevilla, Jácome Cromberger, 1545.

[7] Florisel de Niquea, Sevilla, Jácome Cromberger, 1546.

[8] Rogel de Grecia, Sevilla, Jacóme Cromberger, 1546.

[9] Amadís de Gaula, Sevilla, Jácome Cromberger, 1547.

[10] Amadís de Grecia, Sevilla, Jácome Cromberger, 1549.

[11] Espejo de caballerías (3), Sevilla, Jácome Cromberger, 1550.

[12] Lisuarte de Grecia, Sevilla, Jácome Cromberger, 1550.

[13] Amadís de Gaula, Sevilla, Jácome Cromberger, 1552.

La repetición de unas mismas imágenes en las portadas de los libros de caballerías, unido al prestigio y al poder comercial de la dinastía de lo Cromberger en la primera mitad del siglo XVI(17), justo en este momento en donde los modelos editoriales se estaban creando, explica en gran medida el mantenimiento de unas formas externas en el género editorial caballereco que traspasa incluso la frontera cronológica del siglo XVI, ya que manteniendo inalterables los modelos externos se imprimirá en Valladolid Policisne de Boecia en 1602, y en 1617 y 1623 verán a la luz en Zaragoza de la mano del librero Juan de Bonilla los tres libros (transformados en cuatro) de Espejo de príncipes y caballeros, que habían supuesto el último intento de transformación del género literario caballeresco antes de la aparición de El Quijote.

Un último comentario merece el ejemplar conservado en el Museo Massó de Vigo (Riquer, 1975), que presenta una portada diferente, en donde se aprecian de manera simultánea dos combates singulares: uno, en la parte inferior, entre dos caballeros, mientras que en la superior combate un caballero con espada y escudo contra otro que sólo puede defenderse mediante una lanza (figura 14). No se trata de una nueva emisión de la edición de 1511,sino de la utilización de una portada de otro libro para completar este ejemplar, por otro lado mútilo también de los últimos folios. Como se aprecia en el título (figura 15), sobre el texto original ("Libro primero dela grande historia del muy famoso inuencible cauallero [...] el qual por su alta bondad en las armas vino a emperador") se ha incorporado el nombre de nuestro protagonista, en una curiosa mezcla de catalán y castellano: "tirant lo blaco". No sabemos muy bien de dónde ha deducido Riquer (1975: 10) que "se trata de una portada sin duda aprovechada de una crónica o novela caballeresca portuguesa". En cualquier caso, aún siendo curiosa esta portada no resulta excepcional en el conjunto de los ejemplares de libros de caballerías que conservamos. Dos manuscritos con historias caballerescas presentan en sus portadas grabados impresos; mientras que el título ya se completa con recortes de impresiones anteriores, como sucede con el Lidamarte de Armenia de Damasio de Frías conservado en la Universidad de California (Cozad, 1976), ya sea por medio de escritura manuscrita, como documenta Flor de caballerías de Francisco de Barahona, en la Biblioteca del Palacio Real(18). Pero también entre los libros de caballerías impresos es posible encontrar algunos casos curiosos y similares al documentado en el ejemplar del Tirante conservado en Vigo. Veamos sólo uno: la Biblioteca del Palacio Real conserva un ejemplar de la reedición que de la primera parte de Espejo de príncipes y caballeros realizara Juan de Lanaja y Quartenet en 1617, a costa de Juan de Bonilla (I. C. 81). Este ejemplar, mútilo de la portada original, se vale de la que Pedro Cobarte imprimió el mismo año para la segunda parte del libro, compuesta por Pedro de la Sierra, y que así mismo fue financiada por el librero Juan de Bonilla. Los cambios frente a la portada originial se reducen a tachar "Segunda Parte", quedando por tanto Pedro de la Sierra como autor y Pedro Cobarte como impresor de la primera parte del libro.

Por otro lado, esta nueva portada contrahecha del segundo ejemplar conservado del Tirante el Blanco permite al menos hablar de un segundo modelo iconográfico que también aparece en algunas portadas caballerescas: el motivo bélico, normalmente un combate singular entre caballeros. Dos ejemplos: a caballo y en un campo bajo la atenta mirada de los reyes, dos caballeros se enfrentan desde la portada de la tercera parte de Clarián de Landanís que en 1524 imprimiera en Toledo Juan de Villaquirán(19) (figura 16); y dos escenas simultáneas -como aparece en el grabado del Tirante de Vigo- son las que pueden apreciarse (un combate singular con lanzas entre dos caballeros y el enfrentamiento de un caballero con un dragón) en dos libros de caballerías que en Medina del Campo imprime Pedro de Castro en 1542: Philesbián de Candaria y la primera parte del Clarián de Landanís (figura 17).

2.2. Título

Tirante el Blanco que en su prínceps valenciana de 1490 se imprimió con el título de Tirant lo blanch, ahora aparece ante los nuevos lectores castellanos con el siguiente título situado debajo del grabado:

@ Los cinco libros del esforçado inuencible cauallero Tirante el blanco de roca salada: Cauallero dela Garrotera. El qual por su alta caualleria alcanço a ser principe y cesar del imperio de grecia.

La relación con el título del Amadís de Gaula de 1508 resulta de nuevo más que elocuente: "Los quatro libros del virtuoso cauallero Amadis de Gaula: Complidos". Al mismo tiempo, el texto del título, ahora nuevamente escrito por Diego de Gumiel, ofrece una nítida imagen de las diferentes estrategias que en estos momentos se están consumando en el género editorial caballeresco. Son dos los elementos de análisis que ahora interesan: [1] los adjetivos con que se caracteriza al caballero; y [2] la ampliación final que relata la progresión final del protagonista. Todos ellos, son medios y procedimientos propios del género editorial caballeresco.

2.2.1. La adjetivación.

Tirante el Blanco aparece en el título franqueado por dos adjetivos, "esforçado" e "invencible", que son comunes de otros libros de caballerías de la época, así como éstos se asocian a su rango de "caballero". Esta misma estructura la encontramos en la portada del Claribalte de Gonzalo Fernández de Oviedo, terminada de imprimir por Juan Viñao en Valencia el 30 de mayo de 1519, en donde se indica: "Libro del muy esforçado invencible cauallero dela Fortuna propiamente llamado don Claribalte". Y de este modo, con más o menos variantes, los ejemplos podrían multiplicarse: Juan de Burgos, cuando en 1501 imprime Oliveros de Castillaen Valladolid, lo hace con el siguiente título:

Libro del esforçado cavallero don Tristan de Leonis (Norton, 1977: nº 1276).

Estructura similar es la que utiliza Jacobo Cromberger cuando el 9 de junio de 1512 saca a la luz su versión "moderna" del texto medieval del Zifar:

Crónica del muy esforçado y esclarescido cauallero Cifar (Norton, 1977: nº 822).

Al mismo tiempo, parecida adjetivación la encontramos en los títulos de libros de caballerías castellanos originales y no adaptaciones o traducciones, como sucece con la prínceps del Florisando, que sale de las prensas salmantinas de Juan de Porras en 1510:

El sexto libro del Amadis de Gaula: en que se recuentan los fechos del esforçado cavallero Florisando (Norton, 1977: nº 486).

el Palmerín de Olivia (Salamanca, Juan de Porras, 1511):

Libro del famoso muy esforçado cavallero Palmerin de Olivia (Norton, 1977: nº 496).

o Arderique (Valencia, Juan Viñao, 1517)

Libro del esforçado cavallero Arderique (Norton, 1977: nº 1255)(20).

Valgan estos ejemplos para poner de manifiesto cómo al componer el título de su nueva "edición" del Tirante el Blanco, Diego de Gumiel era consciente del lugar en el mercado editorial en donde deseaba situar su impresión. Al mismo tiempo, esta estructura adjetival utiliza la variatio en el interior del libro: "famoso y esforçado cavallero" (íncipit del libro segundo y tercero), "venturoso y esforçado cavallero" (íncipit del libro cuarto) y "famoso invencible cavallero" (colofón).



2.2.2. La ampliación final

Del mismo modo, se acaba el título con el avance del éxito final del protagonista. Esta misma estrategia la encontramos en la Crónica del caballero Cifar de Jacobo Cromberger de 1512. Si de Tirante se dice que "por su alta caualleria alcanço a ser principe y cesar del imperio de grecia", de Cifar se dirá que "por los quales [sus fechos de armas] por sus muchas buenas virtudes vino a ser rey del reyno de Menton", así como su hijo Roboán, "el qual fue tal cauallero que vino a ser emperador del imperio de Tigrida". Estructura similar la que aparece en el título de otro libro de caballerías impreso por Diego de Gumiel, el Floriseo de Fernardo Bernal, terminado de imprimir en Valencia el 10 de mayo de 1516:

Floriseo que por otro nonbre es llamado el cauallero del Desierto el qual por su gran esfuerço y mucho saber alcanço a ser rey de Bohemia (Norton, 1977: nº 1251).

En todo caso, no será esta la estrategia que dentro del género editorial caballeresco prevalezca y se haga más común cuando se produzca al ampliación del contenido en los títulos, con una evidente intención publicitaria. No se tratará tanto de indicar la alta posición caballeresca que el protagonista alcanzará al final de la obra, sino los increíbles y temerosos "fechos de armas" o lances amorosos que podrán leerse en su interior. Dichos comentarios sobre el contenido de la obra se sitúan a continuación del título, encabezados por las fórmulas: "en el qual se trata de...", "El qual trata de...", "que tracta...", "en que se cuentan..." o "en la qual se cuentan...", y, debido a su más que evidente finalidad publicitaria, permiten un acercamiento a los gustos de los lectores contemporáneos de los libros de caballerías, y en ellos además es posible apreciar los cambios que en el propio género caballeresco se están consolidando a lo largo de la centuria, cambios necesarios para acomodarse a las transformaciones del "horizonte de espectativas" de su público, como se puede deducir de los siguientes ejemplos, traídos al azar a lo largo de todo el siglo:

[1] delas grandes prohezas y estraños hechos en armas... (Renaldos de Montalbán, Toledo, 1523)

[2] y de sus ilustres hechos, y memorables hazañas, y altas cauallerias (Policisne de Boecia, Valladolid, 1602).

[3] sus muy altos hechos en armas y apazibles cauallerias: y la muy espantosa entrada enla gruta de Hercules: que fue vn hecho marauilloso que parece exceder a todas fuerças humanas (Clarián de Landanís, Medina del Campo, 1542)

[4] las admirables aventuras a que dio fin: y llamandose el cauallero del coraçon lacrimoso andando desterrado de Grecia de su señora la princesa Roselinda. c. (Florando de Inglaterra, Lisboa, 1545)

[5] donde se trata de los altos hechos del Emperador Trebacio, y de sus caros hijos, el gran Alphebo, e inclito Rosicler, y del muy excelente Claridiano, hijo del cauallero del Febo y de la Emperatriz Claridiana: y assi mismo de Poliphebo de Tinacria, y de la excelentissima Archisilora Reyna de Lira, y de otros muy altos Principes. (Espejo de príncipes y caballeros, 1585)

[6] las grandes y marauillosas auenturas a que dio fin por amores de la hermosa princesa Roselinda hija del emperador de Roma (Florando de Inglaterra, 1545)

[7] enel qual, en tres libros, se cuentan los immortales hechos del Cauallero del Febo, y de su hermano Rosicler, hijos del grande Emperador Trebacio. Con las altas cauallerias, y muy estraños amores dela muy hermosa y estremada Princesa Claridiana, y de otros altos Principes y Caualleros. (Espejo de príncipes y caballeros, 1583).



3. Los prólogos

Una nueva intervención del impresor sobre su original catalán, y de nuevo una estrategia editorial, de la que la labor de Diego Gumiel no es ni el primero ni el único ejemplo dentro del género editorial caballeresco. El folio segundo del Tirante va a ser completado por un prólogo, un preliminar literario, en donde se expone "la ideología y el sentido comercial que, por calificarlo de alguna manera, propiciaron la traducción y publicación del Tirant más de veinte años después de su primera edición original" (Mérida, 1993: 258). Así mismo, al inicio del libro tercero, se va a incorporar un nuevo prólogo (f. 74v), que, según Mérida (1993: 259), "pretende actuar como acicate para la continuación de la lectura". Pero no se dirigen nuestros intereses hacia un análisis literario de los prólogos del Tirante, sino que nuestra intención es la de enmarcarlos en una práctica editorial contemporánea. Ejemplos de introducción de prólogos literarios, con los que los impresores deseaban actualizar los textos antiguos, los encontramos en las ediciones caballerescas de Juan de Burgos (Baladro del sabio Merlín, Tristán de Leonísy Oliveros de Castilla [Sharrer, 1988]), o en la Crónica del caballero Cifar de Jacobo Comberger, en donde se ha suprimido parte del prólogo medieval -donde se relataba el traslado del cuerpo del cardenal García Gudiel de Roma a Toledo- e incorporado uno nuevo en el que el impresor justifica su labor y explicita los beneficios que alcanzarán a todos aquellos que leyeren (u oyeren) el libro (Cacho Blecua, en prensa). Publicidad, estrategia editorial a fin de cuentas.

Una nueva estrategia, relacionada con la incorporación de los nuevos prólogos, ha de considerarse la supresión de la dedicatoria del modelo catalán. Según puede leerse en la prínceps de Valencia (1490) la obra comienza con un prólogo que "mossén Joanot Martorell, cavaller" dirige "al sereníssimo príncep don Ferrando de Portogal", y que termina de la siguiente manera:

E perqué en la present obra altri no puxa ésser increpat si defalliment algú trobat hi será, yo, Johanot Martorell, cavaller, sols vull portar lo càrrech, e no altri ab mi, com per mi sols sia stada ventilada a servey del molt illustre príncep e senyor rey spectant don Ferrando de Portogual la present obra, e començada a II de giner de l'any MCCCCLX (Hauf, 1990: 2).

Supresión necesaria al presentarse el texto del Tirante como obra anónima. En ningún momento se hace alusión a que se trate de una traducción sino que se ofrece a los lectores castellanos como una verdadera "novedad editorial". Estos prólogos-dedicatorias, como es sabido, tienen dos finalidades: la de buscar la protección del destinatario, y la de conseguir gracias al prestigio del mismo atemorizar a envidiosos y maldicientes (Simón Díaz, 1983: 95). Normalmente, la dedicatoria -con los elogios realizados a una persona en concreto- pasado un tiempo tiende a desaparecer de las impresiones, pero también puede darse que en diferentes reediciones de un libro alguno de los impresores modifique el nombre del destinatario, para así renovar la protección que antes se ha indicado. El Palmerín de Olivia vio la luz por primera vez el 22 de diciembre de 1511 en el taller salmantino de Juan de Porras, y está dirigido "al illustre muy magnifico señor don luis de Cordoua, hijo del muy illustre magnifico señor don Diego Hernandes de Cordoua, conde de Cabra, visconte de Isnajar, Señor dela villa de Vaena. c" (Ruiz Fidalgo, 1995: nº 88), a quien también le dedicará el Primaleón (nº 33). Esta misma dedicatoria aparecerá en la reediciones sucesivas de la obra consumadas en suelo peninsular, como podemos apreciar en aquellas de las que hemos conservado ejemplares, que son las de 1525 (Sevilla, Juan Varela de Salamanca), 1536 (Sevilla, Juan Cromberger) y 1540 (Sevilla, Juan Cromberger), 1553 (Sevilla, Jácome Cromberger), 1562 (Medina del Campo, Francisco del Canto) y 1580 (Toledo, Pedro López de Haro). En cambio, cuando el Palmerín se imprime en Venecia, cada una de las ediciones aparecerá dirigidas a diferentes personas: la que termina el 23 de noviembre de 1526 Gregorio de Gregoris está dedicada, según el nuevo prólogo, "al yllustre muy magnifico señor .s. Cesar triulsci", mientras la que en agosto de 1534 ve la luz en las prensas de Juan Paduan y Venturin de Rufinelli, el corrector de la misma, el español Juan Matheo da Villa, lo dirige "al muy yllustre y muy magnifico. S. el. S. Juan de Nores: conde de Tripol. c y embaxador dignissimo dela Vniuersidad de chipre: açerca la Illustriss. Sig de Veneçia. c.". Pero, lógicamente, en el caso del Tirante, es otra la intención que mueve al impresor a suprimir de su obra todas las referencias concretas que pudieran hacer intuir al lector que se encontraba ante un texto traducido. Pero, ¿acaso este carácter de traducción hubiera quitado validez a su trabajo? No lo creemos así, si tenemos en cuenta como en los libros de caballerías castellanos aparece casi de manera habitual la traducción, tanto sea ésta un simple tópico literario (Marín Pina, 1994), o una verdadera declaración del origen del texto, como se aprecia en los siguientes obras:

Guarino Mezquino: "El qual libro mudo o traslado de lengua toscana en nuestro romance castellano Alonso Hernandez Aleman, vecino de Sevilla, a ruego del noble cavallero don Pero Ponce" (Baranda, 1993: 343)

Espejo de caballerías (III): "traduzido de lengua Toscana en nuestro vulgar Castellano por Pedro de Reynoso vezino dela muy noble ciudad de Toledo" (Sevilla, 1550, f. 2r).

Morgante (I-II): "La historia del valiente y esforçado Gigante. cuyo nombre: es Morgante: nueuamente de lengua toscana en castellana traduzido" (Valencia, 1533)

Renaldos de Montalbán (I-II): "Traduzido por Luys domingues" (Toledo, 1523, f. 3r).

Estos ejemplos al menos nos obligan a plantearnos una pregunta, una duda, sin solución presente: ¿qué intención le movió a Diego de Gumiel a presentar como anónima y original la traducción de un texto que él mismo, con el nombre de su autor y en lengua original, había unos años antes impreso en Barcelona? ¿Acaso hemos de suponer exclusivamente que le movió presentar el texto como "una auténtica novedad editorial"? ¿No lo sería acaso si se indicara que la obra era traducción de un original catalán escrito por un caballero que tenía nombre Martorell, tal y como en otras traducciones se indica? ¿Acaso no se especifica en la refundición del Amadís de Gaula, como en la modernización del Cifar, que han sido corregidos "los antiguos originales que estavan corruptos y mal compuestos en antiguo estilo, por falta de los diferentes y malos escriptores, quitando muchas palabras superfluas y poniendo otras de más polido y elegante estilo tocantes a la cavallería y actos della" (Cacho Blecua, 1987: 225)? Logicamente, sin respuesta, todas estas preguntas están dirigidas a una misma diana hipotética: ¿hemos de pensar que al silenciar el carácter de traducción del texto del Tirante Diego Gumiel estaba mas bien intentando eludir un privilegio de impresión en tierras castellanas? Quizás las razones no sean tanto editoriales como legales, dada la complejidad de las normas a la hora de imprimir libros en la península, debido al mantenimiento de una doble legislación en los territorios de Castilla y Aragón. Estamos todavía muy alejados de la Pragmática de 1551 propugnada por Felipe II con la intención de poner un poco de orden en el caótico universo editorial hispánico. Pero no son estos los caminos hipotéticos que habíamos decidido transitar en el momento presente.

Por otro lado, ni la supremacía lingüística del castellano ni mucho menos el prestigio de la lengua original eran moneda corriente en aquel momento. Recordemos, sin salirnos del estrecho límite que en esta ocasión hemos elegido, que la reedición del texto catalán del Tirant lo Blanc se lleva a cabo en un taller regentado por un castellano, que el cajista, Mateo Bonet (o Boneti) era italinao, que otro tipógrafo del taller, Sebastián de Escocia, era también castellano y que el librero promotor de la impresión era francés: Carmini Ferrer.



4. La partición en libros

Otra intervención editorial que va a consumar Gumiel en su edición del Tirante será la división del texto en cinco libros, tal y como se indicaba en el título de la portada. A todos ellos se incorpora un nuevo íncipit:

[3r: libro primero] Comiença el primero libro de Tirante el blanco de roca salada: en el qual al principio se trata como el conde guillen de varoyque propuso de yr al santo sepulcro de Jerusalem y manifiesta a la condesa su muger la deliberacion de su partida.

[55v: libro segundo] Comiença el libro segundo del famoso y esforçado cauallero Tirante el blanco en el qual se trata de como socorrio y descerco a rodas: que estaua cercada y puesta en mucho estrecho por los turcos: y de como fue a jerusalem en romeria: y del casamiento de felipe hijo del rey de francia con la hija del rey de cecilia.

[75r: libro tercero] Comiença el libro tercero del famoso y esforçado cauallero Tirante el blanco: en el qual se trata de como fue en constantinopla en seruicio del emperador y fue su capitan general contra el soldan y el gran turco: y delas grandes cauallerias que en la dicha guerra hizo.

[198v: libro cuarto] Aqui comiença el libro quarto del venturoso y esforçado cauallero Tirante el blanco. El qual se desnudo y captiuo subio a tanta señoria que con su mucha industria y gran esfuerço de caualleria conquisto y sojuzgo a toda la berberia: segun en el presente libro se trata.

[248v: libro quinto] Comiença el libro quinto en el qual se trata como acaba|da la conquista de la barberia tirante dio al señor dagramunte y a plazer de mi vida el reyno de fez y de bugia y al rey escariano el reyno de Tunez. Y de la gran armada que hizo para yr en socorro de costantinopla. Y de como prendio al sol|dan y al gran turco. Y como despues de desposado con la hija del emperador recobro todo el imperio.

Mantienen estos textos la estructura típica del íncipit interior que encontramos en otros libros de caballerías: [1] en primer lugar, se introduce el preliminar tipográfico con la fórmula -que es también común en los manuscritos medievales-, "Comiença..." o "Aqui comiença..."(21); [2] para indicar a continuación el contenido de la parte introducido por la fórmula "en el qual...". Como sucedía al tratar las ampliaciones a que se ve sometido el título del género editorial caballeresco para atraer la atención del lector, este resumen del contenido permite conocer aquellos temas y aventuras que se querían resaltar por considerarlos los más apreciados por el futuro lector (comprador); en el caso concreto del Tirante, un mismo tema parece hilar la historia: la peregrinación a Jerusalén y la lucha contra el "gran turco", con su consiguiente victoria.

Por otro lado, la división del texto en cinco libros, cuando en su modelo catalán aparecía como un continuum, de nuevo nos devuelve la imagen de su modelo editorial: la división en cuatro libros del Amadís de Gaula. El mismo motivo e idéntico modelo hemos de suponer que moviera a Jacobo Cromberger a dividir el único texto medieval del Zifar en tres partes (Cacho Blecua, en prensa), tal y como se indica en el propio texto después del prólogo (f. 2r/a):

¶ Este libro que es dicho del cauallero Cifar tiene tres partes.

¶ La primera es dela vida y aduersidades y prosperidades deste cauallero cifar.

¶ La segunda es delos castigos que dio a sus hijos Garfin y Roboan.

¶ La tercera es delos cauallerias y prosperidades del infante Roboan su hijo.

Influencia que llevará a algunos autores de libros de caballerías en el siglo XVI a dividir su texto en cuatro libros, como sucede con el Cirongilio de Tracia (Sevilla, 1545): "Los quatro libros del valeroso cauallero Don Cirongilio de Tracia"; o Felixmagno (Sevilla, 1549): "Los quatro libros del muy noble muy valeroso cauallero Felix magno hijo del rey talangris de la gran bretaña dela reyna Clarinea".

5. Disposición tipográfica

Si alguna duda quedara al lector del Tirante, a continuación de esa portada caballeresca, el título, la partición del texto, de que se encontraba ante uno de esos libros de caballerías que él buscaba con tanto afán después del Amadís de Gaula, no le quedaría ninguna en absoluto al hojear por encima el interior del ejemplar que había adquirido. Texto en formato folio, escrito a dos columnas, con el prólogo a línea tirada, la numeración romana mayúscula en la esquina superior derecha, letra gótica y unas letras iniciales al inicio de cada uno de los capítulos con adornos renacentistas...

Ninguno de estas características, esbozadas en el anterior listado, le son propias y exclusivas al género editorial caballeresco, ni el formato, ni el tipo de letra ni la disposición tipográfica o el reparto de cuadernos. Pero todas ellas, junto a los elementos conformadores anteriormente analizados, van a constituir por su mantenimiento a lo largo de todo el siglo XVI, la mejor prueba de la existencia de una imagen externa del género caballeresco.

Un comentario aparte merecen las cabeceras. Según su contenido puede establecerse una clasificación en el género editorial caballeresco: [1] aquellas que indican las particiones internas del texto, como se aprecia en el Amadís de Gaula, en donde en el vuelto aparece siempre "Libro", mientras que en el recto alternan: "Primero", "Segundo", "Tercero" y "Quarto"; [2] aquellas que indican el lugar que ocupa el libro en una serie más amplia de textos, como sucede con el Lisuarte de Grecia (Toledo, 1539), en donde se escribe "Libro | septimo" (evidentemente) de la serie de Amadís de Gaula; y [3] aquellas que concretan el título, como aparece en el Tristán de Leonís (Sevilla, 1525): "Historia de don | Tristan de Leonis". Las cabeceras de Tirante, como no podía ser de otro modo, siguen el modelo del Amadís, y así encontraremos tanto "Libro" en el vuelto de todos los folios, mientras que en el recto alternará la indicación del libro concreto en que la historia ha sido dividido.

Por otro lado, en el Tirante se aprecia una práctica que también se documenta en otros libros de caballerías castellanos: en el caso de carecer de una letra en el alfabeto de letras iniciales o de no diponerla en ese momento a la hora de componer una plana, se deja el espacio en blanco, imprimiéndose en su lugar la letra correspodiente en el juego de tipos del texto. De este modo, la imagen externa de los primeros libros impresos se acerca de manera irrenunciable a los libros manuscritos que son su modelo, en donde el copista marca con una letra pequeña en el hueco dejado para el dibujo de la capital la letra que a continuación el iluminador debía dibujar; en muchos manuscritos medievales esta fase de la copia no se ha llegado a realizar o consumar completamente por lo que son numerosos los que han preservado esta indicación del copista en lugar de la capital iluminada que debía aparecer.

6. Colofón

El colofón es la última intervención del impresor en una obra, que no necesariamente la última parte impresa de la misma. El del Tirante mantiene la estructura que aparece en la mayoría de los libros de caballerías impresos en estos años: [1] fómula de agradecimiento por haber terminado el trabajo; [2] título de la obra, [3] indicación del lugar y del nombre del impresor, y [4] fecha de impresión, concretándose el mes y el día.

A loor y gloria de nuestro señor dios y dela bendita virgen maria su madre y señora nuestra. Fue impresso el presente libro del famoso inuencible cauallero Tirante el blanco en la muy noble villa de Valladolid por Diego de Gumiel. Acabose a xxviii. de Mayo del año. M.d.xj. (22)

En los colofones se mantienen ciertas fórmulas a la hora de calificar las ciudades en donde se ha llevado a cabo la impresión. "Noble" es el adjetivo más utilizado, y lo encontramos en otros libros de caballerías impresos en la misma ciudad castellana(23):

en la muy noble muy leal villa de Valladolid

(Cristalián de España, Valladolid, Juan de Villquirán, 1545)

en la muy noble leal villa de Valladolid (Pincia otro tiempo llamada)

(Felixmarte de Hircania, Francisco Fernández de Córdoba, 1556)

En algunos casos el colofón puede ampliarse con otras informaciones; en el ejemplo del Tirante se indica como final el "registro de cuadernos": "Registro de quadernos. a.b.c.d.e.f.g.h.i.k.l.m.n.o.p.q.r.s.t.v.x.y. z. A.B.C.D.E.F.G.H.J.L.M.N.O. Todos son quadernos"(24). En diversos casos, en el colofón aparecen otros datos que hemos de entenderlos como verdaderos reclamos publicitarios, como sucede con el Tristán de Leonís que en Sevilla imprime Juan Varela de Salamanca en 1525:

Con vna tabla mas que enlos otros añadida: enla qual por numero se haze mencion de todas las notables hazañas. Para que qualquier lector muy mas facilmente pueda hallar por el cuento delas hojas todo lo que quisiere buscar

o que se trata de una edición en donde se han corregido y emendado las lecturas erróneas de las anteriores, como expresa el mismo Juan Varela de Salamanca en el colofón de la edición del Florisando de 1526:

Corregida y emendada de muchos deffetos incorrecciones que antes tenian

7. Final

Con el colofón termina la lectura del texto; el libro se cierra mientras todavía las aventuras de los caballeros y damas permanecen grabadas en nuestra memoria. El Tirante salió de las prensas vallisoletanas de Diego de Gumiel reflejándose en un novedoso espejo editorial, el de los libros de caballerías. Una aventura comercial que no tuvo continuadores, como así le sucedió al Cifar. Diego Gumiel se trasladó a Valencia y allí imprimió un nuevo libro de caballerías en 1516, el Floriseo de Fernando Bernal, libro que tampoco volvió a reeditarse, aunque viera una continuación impresa en Salamanca en 1524, el Reymundo de Grecia. La estrategia editorial que moviera en las primeras décadas del siglo XVI a imprimir numerosos textos anteriores para así aprovecharse del éxito editorial del Amadís sucumbie ante los nuevos textos que, tras el ciclón de Feliciano de Silva y sus continuaciones del enamorado de Oriana, no dejan sitio ni para las innovaciones literarias ni para las estrategias editoriales que rescatan los textos del pasado. El centro editorial caballeresco, que en la primera mitad del siglo XVI se mueve alrededor de Sevilla, Medina del Campo y Toledo, pasará luego a Zaragoza y Alcalá de Henares: los talleres instalados en estas ciudades permitirán con su poder económico y comercial las reediciones de unos pocos títulos y el mantenimiento de un género editorial más allá del siglo XVI.

En este contexto, no deja de ser curioso, como en más de una ocasión se ha apuntado, cómo libros impresos a principios del siglo XVI y olvidados por los impresores, aparezcan en las estanterías de la biblioteca quijotesca, como es el ejemplo del Tirante el Blanco, pero también del Platir de Francisco de Enciso que en Valladolid terminara de imprimir Nicolás Tierri el 16 de mayo de 1533. Nunca más volvieron a imprimirse, pero mantuvieron su vida gracias a los amantes de este género caballeresco. Así lo prueba el inventario de la biblioteca de conde de Gondomar fechado en 1623 según el Índice y inventario de los libros que ay en la libreria de don Diego Sarmiento de Acuña Conde de Gondomar en su casa de Valladolid, manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (Ms. 13.593/4). Dos tomos en donde se recogen todos los libros que en su biblioteca vallisoletana poseía Gondomar, anotados escrupulosamente según el orden que ocupaban en sus estanterías. En el fol. 73r del tomo segundo comienza el listado de "libros de caualleria [sic] o historias fabulosas". Junto a libros de caballerías de enorme éxito y continuas reediciones en el siglo XVI como Amadís de Gaula(última reedición 1586), Sergas de Esplandián (1588), Lisuarte de Grecia (1587), Florisel de Niquea (1584), Rogel de Grecia (1568), Palmerín de Olivia (1580), Primaleón (1598), Belianís de Grecia (1587), Cristalián de España (1586), Espejo de príncipes y caballeros (1617 y 1623), junto a obras recientemente impresas como el Policisne de Boecia de Juan de Silva y de Toledo (1602), encontramos otras mucho más antiguas, y sobre todo, obras que en un principio por su corta vida editorial entendemos como poco exitosas, como la Crónica del caballero Cifar(1512), Demanda del Santo Grial (1535) y el Guarino Mezquino (1548).

De esta manera, frente al espejo del género editorial caballeresco, el Tirante el Blancovallisoletano de Diego de Gumiel se ilumina, pero también permite comprender mejor el momento inicial de la andadura del que estaba llamado a ser uno de los géneros literarios más importantes de nuestro Siglo de Oro y, sin duda, el género editorial imprescindible durante toda la centuria; el siglo XVII experimentará con otros éxitos y otros modelos, como lo pone de manifiesto la novela picaresca y el nuevo formato y ropaje externo con que sale a la luz El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, pero el libro barroco ha encontrado su modelo no en el manuscrito sino en el libro impreso que a lo largo del siglo XVI vive su periodo de madurez y consolidación.

APÉNDICE

DESCRIPCIÓN DEL EJEMPLAR DEL TIRANTE EL BLANCO CONSERVADO EN LA BIBLIOTECA DE CATALUNYA (Bon. 9-III-1)

[1r: portada] @ Los cinco libros del esforçado inuencible cauallero | Tirante el blanco de roca salada: Cauallero dela Ga-|rrotera. El qual por su alta caualleria alcanço a ser prin-|cipe y cesar del imperio de grecia.

[1v: en blanco]

[2r-v: prólogo] [S]Egun se muestra por manifiesta esperiencia que la flaqueza | de nuestra memoria pone muy presto en oluido no solamente | las cosas por largo tiempo enuejecidas: mas aun delos he|chos muy frescos de nuestros dias escasamente nos acorda-|mos: (...) @ Y | porqueentre los caualleros señalados de gloriosa memoria fue vno aquel valentissi| [2v] mo inuencible cauallero Tirante el blanco de roca salada: de cuyas hazañas y | autos varolines enel presente libro con la mayor breuedad que ser podra seran recontados | para exemplo y dotrina delos que enesta noble letura se querran exercitar. Porque | enel presente libro hallaran muchas cosas de orden de caualleria. Y muchos razo|namientos por gentil manera dichos. Muchas batallas y autos de guerra por | sotiles artes y maneras tratadas y vencidas. Y muchos autos y razonamientos | de amores por lindas y onestas maneras dichos y tratados/ segun que enel pro|ceso del libro por gentil manera y estilo hallaran escrito.

[2v: argumento] @ Argumento del primer libro (...).

[3r: íncipit libro primero] @ Comiença el primero libro de Tirante el blanco de roca | salada: enel qual al principio se trata como el conde guillen | de varoyque propuso de yr al santo sepulcro de Jerusalem y | manifiesta ala condesa su muger la deliberacion de su partida.

[3r-55v: libro primero] Capitulo primero. [3r/a] [E]N la muy abun|dosa rica y deley|tosa isla deinga|laterra ouo vn | esforçado caua|llero noble de li|naje y muy mas | de virtudes. El | qual por su gran | cordura y alto ingenio auia seruido lar-|gos tiempos el arte de caualleria congran|dissima honra suya: [55v/b, cap. lxxxiiij] El le beso la mano tambien ala | reyna: muy de mañana ellos se partieron | y fueron su camino: por sus jornadas lle-|garon al puerto dela mar felipe se metio | en vna camara dela nao no se dexo ver de | ninguno ni hizo saber nada a tirante.

[55v: íncipit libro segundo] @ Comiença el libro segundo del famoso y esforçado cauallero Ti|rante el blanco enel qual se trata de como socorrio y descerco a rodas: que estaua cercada y | puesta en mucho estrecho por los turcos: y de como fue a jerusalem en romeria: y del casa-|miento de felipe hijo del rey de francia con la hija del rey de sicilia.

[55v-74v: libro segundo] Capitulo primero. | [55v/a] [C]Omo todas las co|sas fueron adereça|das tirante se reco|jo hizo que todos | los que auian de yr | con el se recojesen: [74v/b, cap. 24 {ili}] como todos le ouieron he|cho reuerencia Tirante le dio la carta que le | traya del rey de Sicilia. Despues que el empe|rador la ouo leydo en presencia de todos | hizo a tirante vn razonamiento. | Aqui se acaba el segundo libro de tirante.

[74v: prólogo del libro tercero] @ Prólogo del tercero libro del famoso | cauallero tirante el blanco. | [L]As grandes cauallerias que de aqui adelante se | leeran de tirante haran tener en poco y oluidar las passadas. Y por | ventura a algunos pareceran impossibles. (...) Por tanto ninguno se deue marauillar si de aqui adelante leyere mayores hechos que | hastaqui de tirante/ que ya ay quien le doble el esfuerço/ y abiue el entendimiento/ y le pon|ga lustre en sus gracias y hablas/ y le haga nueuo hombre que el el dulce amor de carmesina: del | qual comiença a tratar este libro enla manera siguiente.

[75r: íncipit libro tercero] Comiença el libro tercero del famoso y esforçado ca|uallero Tirante el blanco: enel qual se trata de como fue | en constantinopla en seruicio del emperador y fue su ca-|pitan general contra el soldan y el gran turco: y delas gran|des cauallerias que enla dicha guerra hizo.

[75r-198r: libro tercero] Capi: primero [75r/a] [N]O es poca el ale-|gria que yo tengo de vuestra prospera ve-|nida cauallero vir-|tuoso/ dando gracias | al bienauenturado | rey de Sicilia que ha | tenido memoria de | mi dolor: [198r {cxcvii}, cap. clxj] Co|mo el sol fue salido tirante tenia mucho do|lor enlas piernas y no tenia ninguna bue-|na confianza de su vida: esperando lo que di-|os permitiria que del se hiziese. Y assi acaba el tercero libro de Tirante.

[198v {cxcvii}: íncipit libro cuarto] @ Aqui comiença el libro quarto del venturoso y esforça|do cauallero Tirante el blanco. El qual se desnudo y captiuo subio a tanta se-|ñoria que con su mucha industria y gran esfuerço de caualleria conquisto y so-|juzgo a toda la berberia: segun en el presente libro se trata.

[198v {cxcvii}-248v: libro cuarto] @ Capitulo primero. [198v/a] @ De como vn embaxador del | rey de tremicen que se llamaua el caudillo so|bre los caudillos andando a caça hallo a ti|rante enla cueua donde estaua escondido. | [E]Neste tiempo que ti-|rante estaua enla cue|ua llorando y lamen|tando sus desuentu|ras [248v/a, cap. cij] que aun que indigno y no merecedor de tanta gracia | juntamente con los redimi/|dos por tu demencia pueda regraciar y por | obras perfetamente dar a tu santa pater-|nidad el fruto que esperas de nuestras des-|nudas animas.

[248v: íncipit del libro quinto] @ Comiença el libro quinto enel qual se trata como acaba|da la conquista dela barberia tirante dio al señor dagramunte y a plazer de mi | vida el reyno de fez y de bugia/ y al rey escariano el reyno de Tunez. y dela gran | armada que hizo para yr en socorro de costantinopla. Y de como prendio al sol|dan y al gran turco. Y como despues de desposado conla hija del emperador | recobro todo el imperio.

[248v-288r: libro quinto] Capitulo primero. [248v/a] [C]Omo Tirante ouo | acabado su lamenta-|cion el dixo al rey es-|cariano que parties|sen de alli que | fuessen/ la via de tunez para | auer en su mano to-|do el reyno de tunez. [288r/b, cap. lxxviij] y co|mo el y la emperatriz fueron muy viejos mu|rieron los dos en vn dia: y fueron enterrados | en vna muy rica sepultura que el mismo se a-|uie hecho hazer. Y deuemos creer que por su | buena vida y santas obras que en su tiempo o|braron son colocados en la gloria de parayso. | Deo gracias.

[288r/b: colofón] @ A loor y gloria de nuestro señor | dios y dela bendita virgen maria su madre | y señora nuestra/ fue impresso el presente li/|bro del famoso inuencible cauallero Tiran|te el blanco enla muy noble villa de Vallado|lid por Diego de Gumiel. Acabose a xxviii. | de Mayo del año. M.d.xj. | @ Registro de quadernos. | a.b.c.d.e.f.g.h.i.k.l.m.n.o.p.q.r.s.t.v.x.y. | z. A.B.C.D.E.F.G.H.J.L.M.N.O.| Todos son quadernos.



Descripción externa: in folio (280 x 250 mm). II+286+II ff. Mútilo de los ff. 16 y 40. Cuadernos: a8 b[7] c-d8 e[7] f-z8 A-O8. Numeración de cuadernos alfabética. Error: eiiij [en el textoeiij]. Foliación romana mayúscula en la esquina superior derecha. Errores: 51 [en el texto XLIII], 52 [XLIIII], 72 [LXXI], 75 [LXV], 76 [LXV], 97 [XCVIII], 98 [XCIX], 149 [CLVII], 156 [CXLV], 166-168 [LXVI-LXVIII], 169 [CLXX], 175 [LXXIIII], 176 [LXXV], 190 [CLXC], 198 [CXCVII], 199 [CXCVIII], 200 [CXCIX]. Columnas: 1: prólogo. 2: texto. Caja de escritura: 225 x 160 mm. 45 lín. por folio. En el f. 73v aparecen sólo 31 y 30 líneas en cada columna. ¿Acaso el espacio en blanco que queda sería el lugar reservado para una plancha xilográfica que al final no llegó a utilizarse? Cabeceras centradas en parte superior: Vuelto: «Libro.», «Libro». Recto: «Primero», «Segundo», «Tercero», «Tercero.», «Trecero.», «Quarto», «Quarto.» «Quinto» «Quinto.». Error: f. 80r «Tercero» [en el texto: «Segundo»]. Letra gótica: 130G (10 mm): portada, íncipit, primera línea de las rúbricas, del prólogo del tercer libro y del colofón. F. 73r/b, capítulo 24 del libro II, se compone el texto con estos tipos, así como también en los ff. 80r/b y 89r/a; 99G (4 mm): texto. Letras iniciales: prólogo: 40 x 38 mm; inicio libro I: 43 x 38 (= libro II y III); prólogo del libro II: 46 x 39 mm. Capítulos: 12 x 12 mm. En algunas ocasiones las letras iniciales no se ha impreso: ff. 6r/a, 11v/b, 13v/a, 17v/a, 56v/a, 87v/a, 98r/a-b, 118v/a, 123r/a, 127v/b, 138r/a, 139v/a, 142r/a, 187r/b, 202r/a, 203v/b, 235v/b, 239r/a, 244v/a, 246v/b, 247r/b, 255r/a, 280r/a y 287r/b.

Portada: Grabado: 160 x 130 mm. Caballero jinete sobre caballo en posición de corveta. Espada en alto en posición de ataque y escudo protegiéndole el pecho. Sobre el caballero una divisa con el nombre del protagonista del libro. Al fondo, una ciudad amurallada. En el suelo, conjunto de lanzas rotas. Orla de combinación formada por seis piezas alrededor del grabado y del título. En la parte inferior se representan escenas de caza y un escudo. Sobreimpresiones en rojo.

Encuadernación: Moderna. 295 x 215 x 45 mm. Tejuelo, en letras doradas: «tirante el blanco». La encuadernación artística: en la tapa se reproduce el grabado de la portada, y en la contratapa un escudo nobiliario.

Otro ejemplar: Museo Massó de Vigo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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1. Hasta el momento se han presentado las siguientes entregas: «I. El ciclo de Amadís de Gaula en la Bibliothèque Nationale de France», Boletín Bibliográfico de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, 8 (1994 [1995]), pp. 377-429. «II. Descripción de la Crónica de Adramón (Bibliothèque Nationale de France, Esp. 36)», Journal of Hispanic Philology. «III. Noticias sobre un nuevo manuscrito de Clarisel de las Flores (libro I) de Jerónimo de Urrea», Archivo de Filología Aragonesa, LI (1995), pp. 283-296. «IV. El ciclo de Amadís de Gaula y Palmerín de Olivia en la Biblioteca del Palacio Real (Madrid)», Journal of Hispanic Research, 3 (1994-1995 [1996]), pp. 81-106. «V. Otros libros conservados en la Biblioteca del Palacio Real (Madrid)», Studi Ispanici. «VI. Libros manuscritos en la Biblioteca del Palacio Real (Madrid)», El Criticón. «VII. Un Palmerín de Olivia recuperado: Toledo, ¿Juan Ferrer?, 1555 (Biblioteca del Palacio Real: I.C.91)», Voz y Letra, 1 (1997). «VIII. Dos folios recuperados de un libro de caballerías manuscrito: Don Clarís de Trapisonda (Biblioteca de Palacio: II.2504)», Revista de Filología Española, LXXVI (1996), pp. 47-69. «IX. Algunas reflexiones sobre la difusión de libros de caballerías manuscritos a la luz de un nuevo ejemplar del Clarisel de las Flores de Jerónimo de Urrea», en Actas del IV Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro, Alcalá, Universidad. Este trabajo ha sido posible gracias a una beca postdoctoral de la Fundación Caja de Madrid.

2. Sobre Diego Gumiel, véase, en especial, las siguientes obras: Delgado Casado (1996: I, 309-311), Ontoria (1991) y Mérida (1993), en donde se encontrarán numerosas noticias y referencias bibliográficas.

3. Como es sabido, de esta edición se conserva un ejemplar completo en la Hispanic Society of America y dos fragmentos en la Biblioteca de Catalunya.

4. Véase Mérida (1995a).

5. "Un ejemplar de este rarísimo libro se halla citado en el Catálogo Gaignat, y otro, falto de hojas, se vendió en Londres en 1854, procedente de la librería de lord Stuart de Rothesay" (1857, LXXVII). Véase sobre este asunto Mérida (1995b).

6. "No menos peregrina es la traducción castellana impresa en Valencia (sic), 1511, por Diego Gumiel, de la cual he visto un solo ejemplar, que perteneció al Marqués de Casa-Mena, y posee actualmente el bibliófilo barcelonés don Isidro Bonsoms" (1943: 394-395, nota 2).

7. Descrito por Givanel (1911) y Gutiérrez del Caño (1917).

8. Descrito por Riquer (1975).

9. Véanse los datos aportados por Eisenberg (1979) así como nuestras descripciones que aparecen citadas en la primera nota.

10. Véase Norton (1977, nos 1285-1398).

11. Cuando Diego de Gumiel se establece en Valencia, va a seguir imprimiendo en especial obras de naturaleza religiosa (Manuale sive practica ministrandi sacramenta secundum ritum Ecclesiae Tyrasonensis [1514], Juan Calvo, Forma salutandi seu laudandi Virginem [1514?], Devotionarium de septem psalmis ad septem angustias quas Christus tullit in passionem applictis [c. 1515]) así como algunas obras prácticas, de formato en cuarto y de venta rápida, como lo es el manual de Thomas del Perpenya, Art e stil pera scriuere a totes persones [c. 1515]). Pero también van a tener cabida en sus prensas obras de ficción en castellano, como lo es Questión de amor (1513) y Floriseo de Fernando Bernal (1516), y también la Trapesonda que es el tercer libro de Arnaldo (sic) de Muntalbansegún contrato del 11 de julio de 1513 firmado por Gumiel y Lorenzo Ganoto, mercader, y Juan Huguet, librero de Valencia (Serrano, 1888-1889: 207-208).

12. Un análisis mucho más amplio del tema, con una ejemplificación más extensa, podrá consultarse en Lucía Megías (en prensa.b).

13. La serie de estos grabados también se utilizaron para ilustrar la Chronica de los muy altos y esclarecidos Reyes Catolicos de Hernando del Pulgar (Zaragoza, Juan Millán, 1557), así como su reedición zaragozana de Agustín Millán de 1567.

14. Aparece también el grabado en la portada del libro segundo de Espejo de caballerías que en Sevilla imprimiera el mismo Jácome Cromberger en 1549, así como en la portada interior de la reedición zaragozana del libro cuarto de Rogel de Grecia que terminara Pierres de la Floresta en 1568. Este mismo grabado, con dos escudos en las esquinas superiores, lo encontramos en el taller de Juan de Villaquirán y Pedro de Castro cuando imprimen en 1545 los cuatro libros de Amadís de Gaula en Medina del Campo, así como en la portada de la reedición del mismo libro que en 1575 llevara a cabo en Salamanca Vicenzo de Portonaris.

15. El mismo grabado lo encontramos en la portada del Clarián de Landanís (II parte), impreso en Sevilla en 1550 por Juan Vázquez de Ávila, y en la del libro tercero de Rogel de Grecia que hacia 1550 los herederos de Andrés de Burgos, impresor sevillano, terminaron en Évora.

16. Y desde antes, ya que seguramente fuera también el que aparecía en la edición de las Sergas de Esplandián de Montalvo que vio la luz el 31 de julio de 1510, tal y como se indica en el Registrum de Colón, nº 3.331; aunque en este caso sólo podemos movernos en el terreno de las conjeturas y de las hipótesis.

17. Prestigio que viene avalado por la copia del modelo editorial y gráfico cromberguiano cuando se imprimen libros de caballerías en Italia en las primeras décadas del siglo XVI; así sucede en la edición romana del Amadís de Gaula(Antonio Martínez de Salamanca, 1519), así como en la veneciana de 1533, llevada a cabo por Juan Antonio de Nicolini Sabia. En ambos casos, aparece en la portada de estas ediciones en folio una copia de los grabados utilizados por los Cromberger en sus impresiones caballerescas anteriormente citados.

18. A su descripción dedicamos la sexta entrega de nuestro Catálogo descriptivo de libros de caballerías. Vid. nota 1.

19. El mismo grabado lo encontramos en tres ediciones caballerescas que en los años sucesivos verán la luz en el taller sevillano de Juan Varela de Salamanca: Sergas de Esplandián (1526), Guarino Mezquino (1527), y la parte primera del libro tercero de Clarián de Landanís (1536).

20. El listado de ejemplos debería abarcar casi la totalidad de las ediciones caballerescas conocidas, ya que las estrategias y formulaciones genéricas de los libros de caballerías en los Siglos de Oro son limitadas. Limitemos a añadir algunos ejemplos que amplían el espacio temporal en que ahora nos movemos: Libro del noble y esforçado invencible cauallero Renaldos de montaluan (Salamanca, 1526); Libro primero del muy noble y esforçado cauallero don Philesbian decandanria (Medina del Campo, 1542); Crónica del valiente y esforçado principe don Florando de Inglaterra (Lisboa, 1545), Crónica del muy excelente principe don Florisel de Niquea (Sevilla, 1546), La coronica delos muy valientes y esforçados caualleros Don Florisel de Niquea y el fuerte Anaxartes (Sevilla, 1546).

21. Siendo ésta la fórmula más habitual en los libros de caballerías castellanos, también documentamos el caso de íncipit sin ningún tipo de introducción, como sucede en Felixmarte de Hircania (Valladolid, 1557):

[1] Parte primera dela grande historia del muy animoso y esforçado principe Felixmartede Yrcania. Enla qual se tratan... (f. 3r)

[2] Parte segunda dela grande historia del muy animoso y esforçado principe Felixmarte de Yrcania. Enla qual se tratan... (f. 71v)

[3] Parte tercera dela grande historia del inuencible animoso principe Felixmarte de Yrcania. Enla qual se tratan... (f. 185v)

22. Colofón de la reedición de Barcelona, 1497: "Aci feneix lo libre va|leros strenue caualler ti|rant lo blanch princep: e cesar del imperi grech | de constantinoble. Lo qual fon tra|duit de angles en lengua portogue|sa: Y apres en vulgar lengua valen|ciano [sic] por lo magnifich: vrirtuos | caualler mossen senora dona ysabel de | loriç-. perlo magnifich caualler mos|sen marti iohan de galba: e de si de | falt hi sera trobat vol sua inmensa | bondat bulla donar en premi de sos | treballs la gloria de paradis. E per | testa que si en lo dit libre haura po|sades algunes coses que no sien ca|tholiques que no les vol hauer di|tes: assi les remet a correccio de la | sancta catholica eglesia. | A honor y gloria de nostre se|nyor deu Jesu crist: fon prin|cipiat a stampar lo present li|bre per mestre Pere miguel | condam. y es acabat per Die|go Gumiel | castellá en la | mol noble e insigne Ciutat | de Barcelona a xvi. de setembre : del any M. cccc.xcvii.". La reedición de 1497, que tiene como base la prínceps de 1490, copia -sólo modificando los signos de puntuación- el texto inicial del colofón, mientras que modifica los datos técnicos de pie de imprenta.

23. Se documenta también la fórmula: "En Valladolid" en la edición del Espejo de príncipes y caballeros que en 1586 realizara Diego Fernández de Córdoba, que se relaciona con la tendencia a la simplificación que existe en los colofones de finales de la centuria.

24. En el texto barcelonés del Tirant econtramos el siguiente registro: "Totos los querns de aquest: A. B. C. van per aquest orde. En cascu dels quals hi ha .iii. fulls Exceptats los dos derrers ço es Y. Z. qui son de tresfulls" (Gutiérrez del Caño,1917: 247). No hemos de olvidar queel registro en un invento italiano, y que, según Haebler (1995 [1925]:79), en los libros incunables procedentes de Italia, Francia o España, "era un sumario, realizado por lo general con las primeras palabras de los cuadernos y pliegos del libro, y permitía al impresor, al encuadernador o al propietario, comprobar la intergridad y correcta fabricación del volumen". Fuera del incunable, el mantenimiento del registro no deja de ser una práctica poco habitual, por lo que aquí es posible pensar en una posible influencia de su modelo catalán.