Aquí comiençan las fábulas añadidas.

La .XXIII. de la dueña biuda y del ypócrita.

a generación de los ypócritas es entre las otras peor, como parece por la fábula presente, que Pogio dize que oyó contar estando en una honesta compañía. E dize primero que de todos los bienes d' este mundo los ypócritas son possessores, ca aunque un ypócrita aya voluntad de ayudar a algún indigente e lo querría aun confortar, no lo haze si no es visto de todos primero, do mayormente consiste ypocresía, que es mostrarse a los otros bien fazedor, y quando por el contrario propone y entiende algún mal y lo quiere, va en escondido y con fingidas razones de mal que ha fecho y quiere poner en obra, se escusa dissimulando como por exemplo se sigue.

Acostumbravan los pobres en el tiempo passado yr a las puertas de los señores sin nada dezir por aver la limosna. Entre los otros avía un muy fermoso, aunque fuesse ya viejo y pobre, el qual como los otros vino a la puerta de una dueña biuda que otras vezes le dava limosna. Y quando lo vido a su puerta, luego le traxo su ordenada porción, y dándole la vianda començólo más de mirar que solía, y quando lo vio tan fermoso fue encendida de amores y començó a dezir:

-Torna, mi amigo, de aquí a los tres días, como has acostumbrado y aparejaré gran yantar, y cenarás, si te plaze, comigo.

Mas d' estas nuevas el buen hombre fue muy contento prometiendo que no faltaría a la hora assignada. Y venido el tiempo que él esperava, vino al lugar do avía acostumbrado, y ella, que sabía bien la hora como la que mucho desseava su venida, corrió diziendo:

-¡Bien seas venido! Entra dentro y yantarás.

Y él, que no quería que le rompiesse la ropa, entró muy ligero y sentóse a la tabla do era presto a yantar. E después que acabaron, ella lo besa y abraça diziendo que la amasse, pues tanto lo amava. Mas el buen hombre, aún vergonçoso, dezía:

¡Buena señora, no sabría!

Aunque aquello era lo que él demandava. Mas ella enflamada se allegava a él y lo apretava. E quando el pobre hombre vio que assí andava el caso, comiença a dezir a la dueña en esta manera:

Mi amiga, pues que tanto desseas fazer tanto mal, yo tomo a Dios por testimonio que este caso no es cumplido por mí, ca yo no me consiento.

Y diziendo las tales palabras, consentía.

Por sus obras es conocido el ypócrita, assí como el árbol por el fruto

 

La .XXIIII. de una muger que acusava a su marido. /f. LXXIIIIv/

ogio florentino dize que en otro tiempo uno dicho Nero de Facis fue entre los otros florentinos de sus días sabio y prudente y rico. Este Nero avía una fija fermosa, la qual dio en casamiento a un hombre no menos fermoso que rico y de buen linage. El qual, después de las bodas, lo levó consigo a un castillo do él era señor cerca de Florencia. Y después de tiempo, el nuevo casado traxo su esposa a casa del padre, como es costumbre de fazer en algunos lugares .viij. días después de las bodas. Y quanto esta nueva casada vino en casa de su padre no mostrava alegría, mas quando la miravan inclinava su vista en tierra muy tristemente como malenconiosa y llena de pensamiento. Y quando la madre vio su fija tan pensativa y doliente demandava la causa de su dolor diziendo:

-¿Cómo os va, mi amada fija? ¿Qué os falta? ¿No avéys vos las cosas a vuestra voluntad y plazer? ¿Por qué soys tan malenconiosa?

La fija respondió llorando muy tiernamente:

-¡Ay, madre! Vos no me avés casado con hombre, ca lo que hombre deve aver, éste no lo ha, ca él ha muy pequeña parte del miembro de generación. ¿Por qué se faze el casamiento?

Y d' esto fue la madre muy triste e ayrada por aver avido tal fortuna. Y se va a su marido Nerus y le comiença de contar la materia como su fija le avía dicho. El qual fue gravemente ayrado y triste. Y aun estas nuevas fueron manifiestas por toda la casa a los amigos de su esposa, de que ellos fueron maravillados cómo tan fermoso mancebo era indigente en la tal parte del cuerpo para el caso de generación. Fueron en este entrevalo las tablas puestas y Nerus, acompañado de sus más cercanos parientes y amigos, se fueron alegremente sentar a tabla, no obstante que los parientes d' ella fuessen muy tristes y pensosos. Y quando el desposado vio que los suyos eran alegres y los parientes de su esposa tristes, él les ruega que le digan por qué son tristes. E ninguno le respondió. Mas aún otras vez les demandó qué era la causa de su tristeza. Y respondió uno de los más liberales y díxole en secreto:

-Cierto, mi amigo, tu esposa nos ha dicho que tú no eres hombre para cumplir matrimonio.

Y quando esto oyó el esposo, començó de reyr a alta boz, y dixo a todos:

-Fazed buena cara y tomad plazer ca presto será la causa de vuestro dolor passada.

Y él se va a vestir una ropa corta. Y desatada su bragueta, debaxo de la tabla mostró delante toda la compañía un miembro farto grande y conveniente a generación, de que todos fueron muy alegres. Y los hombres lo desseavan aver como él, y las dueñas que sus maridos lo oviessen tan grande y fuessen assí bien fornidos. Y esto visto, algunos de los parientes de la esposa entraron a ella y le dixeron:

-¿Tú has tuerto de te quexar de un tal hombre a quien natura tan bien proveyó del miembro? ¿De qué tu le acusas do tú devieras ser bien contenta?

Y assí rephendían de la locura que le avía tomado. Respondió la nueva casada:

-¿Por qué me reprehendéys? Ca yo no me quexo sin causa. Nuestro asno pequeño, que es una bestia bruta ha un miembro gordo /f. LXXVr/ como mi braço y luego mi marido, que es hombre, a gran pena ha la mitad.

E por esto pensava la simple que los hombres eran también fornidos como los asnos. E por esto se dize comúnmente: «Mucho falta de lo que el loco se piensa».

No es assí la cosa como el loco juzga

 

La .XXV. de algunos mostruos que fueron en este tiempo.

ogio florentino cuenta que en su tiempo un hombre llamado Hugo, príncipe de los médicos, vio un gato con dos cabeças y un buey con dobles piernas delante y detrás y no menos con doble cabeça, como también otros muchos dizen que vieron. E dize que en las marcas de Ytalia, en un gran prado, era una vaca que parió una sierpe muy maravillosa, grande y muy fea e muy espantable. Ca ella avía la cabeça grande más que un buey, y el cuello luengo como de un asno y avía el cuerpo como un perro y la cola muy gruessa y maravillosa, luenga sin comparación. Y quando la vaca vio que avía tan terrible bestia parido, fue espantada y se levanta, y andando començó fuyr. Mas, aquella sierpe, con su muy luenga cola, le ató las piernas traseras y començóla de mamar. Y después que la vaca se pudo desembolver d' ella fuyó en el campo con las otras, y luego sus tetas y piernas traseras fueron enegrecidas, y todo lo que la sierpe tocó, por un espacio de tiempo. E después d' esto, la vaca parió un muy fermoso becerro, la qual maravilla fue contada al dicho Pogio estando en la ciudad de Ferrara.

E dende a poco tiempo fue fallado un monstruo marino de la forma que se sigue. Del ombrigo encima avía forma de hombre, e dende abaxo avía forma de pece noble y de dos medios peces. Avía una barba grande a maravilla y avía dos gruessos cuernos sobre la frente y grandes tetas y la boca larga, y las manos y braços cortas fasta las entrañas, y en los codos avía alas de pece para nadar grandes y largas, y no avía sino la cabeça fuera del agua. Avino pues que muchas moças lavavan los paños cerca de aquella ribera. Y esta bestia vino, constreñida de hambre, contra una d' ellas, tomándola por la mano y queriéndola tirar assí dentro del agua. Mas ella, que era más fuerte y bien avisada resistió y començó de llamar ayuda en alta boz, y vinieron ende cinco otras de las que ende lavavan en su ayuda. Las quales, a fuerça de buenas piedras, mataron el monstruo. Ca él era venido mucho al cabo del agua por la cual causa no podía nadar y quando acabó de morir fizo un pequeño grito muy fermoso y dulce, puesto que era tan disforme y cruel. E dize que era de mayor cuerpo que un hombre e dize aun el mismo Pogio que, él estando en Ferrara, vio esta bestia mostruosa y que los niños acostumbravan de se venir ende a nadar, mas no salían todos de fuera, por que también las moças dexaron de más lavar ende sus paños, ca pensaron que aquella bestia comía los niños que faltavan quando ende nadavan.

E después de un pequeño espacio de tiempo, en las marca de Ytalia /f. LXXVv/ fue una hembra que parió un niño de forma humana, el qual avía dos cabeças y las caras se miravan una a la otra, e los braços, que abraçavan el uno el cuerpo del otro, estos dos cuerpos del pecho en alto ayuntados en uno y dende abaxo distintos o apartados el uno del otro, assí que los miembros genitorios se mostravan manifiestamente y eran apartados de en uno y no menos las piernas y pies. Las quales nuevas vinieron al papa.

No ay cosa más mostruosa que el pecado

 

La .XXVI. de la diosa Venus y de su gallina.

a castidad es de loar, y deve cada uno contentarse de la suya sin más buscar, y cada una de uno.

Venus, la diosa de amores, por se alegrar y saber la causa del apetito demasiado de las mujeres, demandó a una gallina que avía:

-¿Qué es la causa que vosotras quinze vos contentáys de un gallo, y una de nos no es de quinze contenta?

E dixo la gallina:

-Si no fuesse por entretener el honor de las dueñas yo lo diría, mas porque cada uno es obligado de lo guardar quanto pudiere, por el presente no lo declaro.

-Mas tú, ¿qué quistión me demandas?

Dixo la gallina:

-Que tomes exemplo de ser con el tuyo contenta, ca cosa es muy plazentera a Dios quando biven dos en una carne como él mandó.

Sobre castidad mucho bien se funda

 

Deo gracias.