NOTAS DEL DISCURSO SEGUNDO
1.- Alcínoo: Legendario rey de los feacios, padre de Nausika, que ayudó a Ulises a volver a Ítaca. El huerto de Alcínoo, ampliamente descrito en Odisea VII, 112 y ss., es famoso por su belleza. Véase Ovidio, Amores I 10, 56; M. de Cervantes, La Galatea, ob. cit., p. 542, utiliza este motivo para encarecer las riberas del Tajo, "con quien los huertos Espérides y de Alcino pueden callar." Volver
2.- Favonio: Viento del Oeste, idéntico al Céfiro. Véase G. Boccaccio, Genealogía de los dioses paganos, ob. cit., p. 281: "Zéfiro [...] así llamado porque con su soplo tienen vida las flores y las plantas, y éste mismo en latín recibe nombre de Favonio porque favorece a los que nacen"; Horacio, Odas I 4, 1; Garcilaso, Égloga III, vv. 321-326. Volver
3.- Los assientos de fino jaspe son un elemento más de este jardín de Menandro, que muestra la riqueza de la Casa Hurtado de Mendoza. Como se puede comprobar, sobre todo por la descripción siguiente del cenador, del que cuelgan lienzos y sonetos, la estética del jardín no es rústica o pastoril. Volver
4.- carbunco: S. de Covarrubias, Tesoro, s.v. carbón: "Algunas vezes, especialmente cerca de los latinos, carbo vale carbón encendido y hecho brasa; y assí se dixo carbunco [...] una piedra preciosa que tomó nombre del carbón encendido, por tener color de fuego y echar de sí llamas y resplandor, que sin otra alguna luz se puede con ella leer de noche una carta y aun dar claridad a un aposento." Volver
5.- En el discurso cuarto, Cintio dirá: "Entre todas las flores es la más bella la rosa." Volver
6.- El narrador presenta la reflexión de Damón sobre el significado de las cuatro mujeres, símbolos de las cuatro virtudes cardinales. Volver
7.- Sin embargo, en el discurso cuarto, Cintio dirá sobre la rosa: "La rosa no tocada significa castidad inviolable y la corona de rosas denota el entero y perfeto círculo de las virtudes." Volver
8.- El soneto, ilustración literaria del segundo cuadro que ve Damón, ofrece un ejemplo o lección moral: el gigantesco árbol, con su espeso ramaje, otrora fiero y terrible, como otro Briáreo, y ahora quemado y humillado por el rayo de Júpiter, debe hacer recapacitar sobre la inestabilidad de los valores mundanos. Luis Carrillo y Sotomayor influye notablemente en éste y los cuatro sonetos que le siguen. Véase F. Randelli Romano, Luis Carrillo de Sotomayor..., ob. cit.; E. Buceta. "Carrillo de Sotomayor y Suárez de Figueroa", RFE, 6 (1919), pp. 299-305; y mi tesis doctoral Estudio y edición de "La constante Amarilis", de Cristóbal Suárez de Figueroa, ob. cit., vol. I, pp. 397-406. Volver
9.- Centímano: Diccionario de Autoridades, s.v.: "El que tiene cien manos, como lo fingió la antigüedad del Gigante Briáreo", quien tenía dos hermanos, Coto y Giges. Cada uno tenía cincuenta cabezas y cien brazos, de donde el nombre de Hecatonquiros o Centímanos. Son hijos de Urano y la Tierra. Urano tuvo miedo de su enorme fuerza y los encerró en el vientre de su madre. Una tradición dice que Briáreo (a quien parece aludir el soneto) ayudó a Júpiter cuando los Olímpicos se rebelaron contra él (A. Ruiz de Elvira, Mitología clásica, ob. cit., p. 54-55 y 228), pero el soneto parece aludir a otra tradición más tardía, según la que Briáreo participó en la rebelión y Júpiter lo fulminó de un rayo y lo encerró bajo el Etna. Volver
10.- frescas-ellas: Se refiere a "señales" (v. 9). Volver
11.- F. Randelli, Luis Carrillo de Sotomayor..., ob. cit., p. 178, opina que este verso, tomado literalmente de Luis Carrillo presenta un hipérbaton que se resolvería "al proceloso Euro de su patria." Euro: Viento del Este. Boccaccio, Genealogía de los dioses paganos, ob. cit., p. 796, lo llama "furioso Euro." Volver
12.- Pegaso: Caballo alado, hijo de Medusa y Neptuno. Sólo Belerofontes logró montarlo gracias a un freno de oro que le proporcionó Atenea. Por antonomasia, es sinónimo de veloz e indómito. Aquí tenemos un caballo viejo y vencido tras una juventud fuerte e impetuosa. Volver
13.- Ten: detén. Era costumbre en la Antigüedad enterrar a los muertos en los bordes del camino, y solía haber en su lápida un epitafio con un apóstrofe al caminante que le obligara a detenerse a reflexionar sobre aspectos morales. Para la trayectoria literaria de la leyenda de los amantes de Teruel, véase Juan Eugenio de Hartzenbusch, Los amantes de Teruel, ed. Carmen Iranzo, (Madrid: Cátedra, 1989), pp. 42-63. En esta edición, el lector encontrará una selecta bibliografía sobre el tema. Volver
14.- un varón robusto buelto los braços atrás: Uso del llamado "acusativo griego", difundido en la literatura española a partir de Garcilaso. Véase Rafael Lapesa, "Los casos latinos: restos sintácticos y sustitutos en español", BRAE, 44 (1964), pp. 87-89. Volver
15.- la sentencia que...le avía fulminado contra: S. de Covarrubias, Tesoro, s.v. fulminar "un processo. Vale lo mismo que causarle, cerrarle y concluirle, estando sustanciado para sentenciar [...]. Processo fulminado, concluso, acabado y cerrado para sentenciar; o porque la acusación es como rayo, que se endereça contra el reo y, en conseqüencia, todo el processado contra él." Volver
16.- Este soneto recoge un episodio bíblico de la vida de Sansón, en el que se exalta su fortaleza. Véase Jueces 16. Volver
17.- Dálida: La acentuación esdrújula está exigida por el ritmo de los versos. Solía decirse Dalida en lugar del actual Dalila. Véase M. de Cervantes, La Galatea, ob. cit., p. 429: "y el que puso la cabeza del fuerte Sansón en las traidoras faldas de Dalida"; C. Súarez de Figueroa, Pusilipo, ob. cit., p. 225: "que nunca las bachilleras como Dalida me agradaron." Volver
18.- De nuevo es el zagal de Menandro quien canta las alabanzas de Amarilis en lugar de aquél, como ya había hecho en el discurso primero. Volver
19.- Según León Hebreo, Diálogos de amor, ob. cit., p. 213: "toda concordia procede de la verdadera amistad y el verdadero amor." Adviértase de nuevo la larga enumeración paralelística. Volver
20.- Ambos...risas: Esta frase recuerda el Salmo 126, 5: "Los que siembran con lágrimas, cosechan entre cánticos." Volver
21.- Un principio de la filosofía epicúrea consiste en la conveniencia de renunciar a los placeres que originan un dolor mayor y, por el contrario, soportar largamente los dolores que originan un placer mayor. Volver
22.- Nueva digresión, esta vez sobre la intervención de Dios en el amor y el elogio de la armonía universal. Volver
23.- también: "tan bien". Volver
24.- el sol: Es el cuarto cielo o esfera planetaria. Según la concepción tolemaica del cosmos que utilizaban nuestros poetas, todas las esferas giran alrededor de la tierra. Para esta y las siguientes esferas, véase Otis H. Green, España y la tradición occidental, (Madrid: Gredos, 1969), II, pp. 42-60. Volver
25.- primer móbil o décimo cielo. Situado sobre el cielo cristalino, el "primer móvil" da una vuelta entera en veinticuatro horas con una rapidez asombrosa. De su movimiento depende el de las esferas inferiores Volver
26.- cielo estrellado: Probablemente se refiere al cielo noveno o cristalino, situado inmediatamente por debajo del "primer móvil", que contiene las aguas superiores del cielo, en donde aquél se puede templar. Volver
27.- otava esfera: Es el cielo estrellado o firmamento de las estrellas fijas. Todas (menos los siete planetas) están en él fuertemente asidas. Volver
28.- gracia, donaire y hermosura: Véase F. de Herrera, Anotaciones..., ob. cit., p. 415: "hermosura: La belleza corporal [...] no es otra cosa que proporcionada correspondencia de miembros con agradable color i gracia, o esplendor en la hermosura i proporción de colores i líneas"; León Hebreo, Diálogos de amor, ob. cit., p. 401: "La belleza es gracia que, al deleitar al espíritu cuando éste la conoce, le mueve a amar; y la cosa buena o la persona en la que se halla esa gracia es hermosa." Volver
29.- Suárez de Figueroa imita aquí a Garcilaso de la Vega al presentar el tópico de los pastores elocuentes y sabios, que pudiera haber tomado de la Égloga II, vv. 392-395: "Salicio, amigo, cese este lenguaje; / [...] / ¿Para qué son magníficas palabras? / ¿Quién te hizo filósofo eloquente, / siendo pastor d'ovejas y de cabras?". Véase, asimismo, Juan Arce Solórceno, Tragedias de amor, ob. cit., f. 178r-178v: "Perdonad, que como estoy acostumbrado a tratar entre ciudadanos, donde tan mal el entender se platica, y donde los libros no se leen sino por sola la corteza de la historia, sin perscrutar los artificios y secretos della, y las discretas conuersaciones que allí se fingen son aborrecidas por lo poco que entre ellos son vsadas, oluideme del lugar en que estaua, que es la soledad quieta, madre de agudos ingenios, y, sin atender a los sutiles vuestros, passaua por lo de más importancia de corrida." Volver
30.- Títiro es el protagonista de la Bucólica I de Virgilio. El mismo Virgilio fue conocido con el nombre del pastor (véase nota 52 en este mismo discurso). Amarilis es su amada. Volver
31.- Coridón es el pastor, dueño de un rebaño, protagonista de la Bucólica II de Virgilio, en la que aquél expresa su desesperación amorosa por el ausente Alexis, su pastor. Volver
32.- Dameta y Menalca son los pastores protagonistas de la Bucólica III de Virgilio. Tras una agria disputa y un desafío por parte de Menalcas y el ofrecimiento de prendas por ambas partes, inician un canto amebeo. Volver
33.- Marcial José Bayo, Virgilio y la pastoral española del Renacimiento (1480-1550), (Madrid: Gredos, 1970), pp. 164-165, indica que la fuente original del tópico del enamorado que escribe el nombre de la amada en la corteza de un árbol está en Virgilio, Bucólica X, 53-54: "...teneris [...] meos incidere amores / arboribus: crescent illae, crescetis, amores." Otras derivaciones del tópico están en el soneto de Gutierre de Cetina que empieza: "En un olmo Vandalio escribió un día"; Obras de Don Francisco de Trillo y Figueroa, ed. de Antonio Gallego Morell, (Madrid: CSIC, 1951), p. 14: "De vn robre duro en la tenaz corteza / Daliso el nombre de su Fili auía / Grauado con su fee, donde crecía / Al passo que crecía su firmeza..." Volver
34.- Montano: Narciso Alonso Cortés sugiere que Montano, el pastor que despertó en Damón-Suárez de Figueroa el gusto por estudio de las letras, puede responder a la identidad de "Francisco de Montanos, maestro de Capilla en la catedral de Valladolid y autor del Arte de música theórica y práctica, generalmente conocido entre sus contemporáneos por aquel nombre poético". Este dato está tomado de J.P.W. Crawford, Vida y obras de Cristóbal Suárez de Figueroa, (Valladolid: Imprenta del Colegio de Santiago, 1911), p. 37, nota 2. Sin embargo, el dato parece dudoso, dado que Suárez de Fieguroa no repite esta referncia biográfica en ninguna de sus obras, ni siquiera en El pasajero, en donde las alusiones a su propia vida son tan abundantes. Volver
35.- lugar fundado en fuego: Madrid. Véase Pedro de Medina, Libro de las grandezas y cosas memorables de España [1548], ed. A. González Palencia, (Madrid: CSIC, 1944), f. 88v; y Gerónimo de la Quintana, A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid. Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza [1629], ed. facsímil (Madrid: Ábaco, 1980), f. 31r: "La razón, pues, porque dixeron que [Madrid] estaua cercada de fuego es porque sus muros son de pedernal finíssimo, de que ay mucha abundancia en su comarca [...]. Y no solamente se puede dezir por la razón dicha que está cercada de fuego, sino que aun está fundada sobre fuego. Y la razón es porque siempre que se caua en la peña viua sobre que está fundada, y aun antes de llegar a ella, con sólo cauar en la arena, suelen saltar muchíssimas centellas de fuego." Volver
36.- Damón, por boca de Montano, pronuncia un largo parlamento en alabanza de las Academias, de las que más abajo hace mención explícita. Volver
37.- Academias: S. de Covarrubias, Tesoro, s.v.: "Fue un lugar de recreación y una floresta que distava de Athenas mil passos, dicha assí de Academo Heroa, y por aver nacido en este lugar Platón, y enseñado en él con gran concurrencia de oyentes, sus dicípulos se llamaron académicos; y oy día la escuela o casa donde se juntan algunos buenos ingenios a conferir, toma este nombre y le da a los concurrentes. Pero cerca de los latinos significa la escuela universal, que llamamos universidad." Volver
38.- cátreda: Forma vulgar, con metátesis, de cátedra. Se encuentra en Gracián, Lope de Vega, Avellaneda. Véase J. Corominas y J.A. Pascual, Dicc. crít. etim. cast., s.v. cátedra; Dicc. Histórico de la Lengua Española, (Madrid, 1933-6, vols. 1 y 2) s.v. cátedra; Alonso Fernández de Avellaneda, Don Quijote de la Mancha, ed. de Martín de Riquer, (Madrid: Espasa-Calpe, 1972), col. Clásicos Castellanos, III, p. 84, nota 1; Carlos Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, (Madrid: Real Academia Española, 1971), I, p. 526. Volver
39.- Suárez de Figueroa repite esta idea en Plaza universal, ob. cit., fol. 63v: "...pudiesse qualquiera dar lo que tuuiesse y recibir lo que le faltasse, siendo discípulo en vna professión el que en otra fuesse maestro, supuesto quedarían assí todos ricos, y las ciencias diuididas por la floxedad de los hombres se juntarían en vna sola." Volver
40.- Véase esta misma idea en el soneto de Quevedo que empieza: "Retirado en la paz de estos desiertos / con pocos, pero doctos libros juntos, / vivo en conversación con los difuntos / y escucho con mis ojos a los muertos." Volver
41.- los dos: el ser y el valor de Menandro se salvarán del "cano volador nunca vencido", es decir, de la amenaza del paso del tiempo. Carrillo y Sotomayor, de quien parece que Suárez de Figueroa toma este verso, escribe el soneto "El imperioso brazo y dueño airado", cuyo último verso dice: "que el cano tiempo, en fin, todo lo acaba." Entiéndase "cano" como sinónimo de anciano. Volver
42.- amarilla embidia: El color de la envidia es el amarillo. Véase F. de Herrera, Anotaciones..., ob. cit., p. 488: "Diógenes, viendo a un mancebo descolorido i amarillo, dixo que estava enamorado o tenía invidia." Volver
43.- Tajo, rico: Así lo llama también Góngora en el soneto que empieza "Ilustre y hermosísima María": "y mientras con gentil descortesía / mueve el viento la hebra voladora / que la Arabia en sus venas atesora / y el rico Tajo en sus venas cría..." Volver
44.- Tetis, mujer de Océano, tenía su morada en el extremo occidental de la tierra, donde el Sol esconde su carro. Atlante, gigante condenado por Júpiter a soportar sobre sus hombros la bóveda del cielo, vivía en el país de las Hespérides. Aquí estos personajes mitológicos indican ambos confines de la tierra, extensión semejante a la de la fama de Menandro. Volver
45.- Corregimos según la fe de erratas del impreso de La constante Amarilis de 1609: "donde dize Nicandro, lee Aurelio." Volver
46.- Prometeo: Hijo del Titán Jápeto. Por haber ayudado a los hombres al darles el fuego, en perjuicio de los dioses, Vulcano, obedeciendo a Júpiter, lo encadenó con indestructibles ligaduras en uno de los montes del Cáucaso. Un águila enviada por Júpiter se alimentaba con su hígado durante el día, que se regeneraba por la noche. Volver
47.- Ya no soy Meliseo: Meliseo, nombre frecuente en la literatura pastoril española, probable variante de Melibeo, derivado de Meliboeus, protagonista de la Bucólica I de Virgilio, cuyo significado se asocia con el sustantivo miel y, por extensión, con el adjetivo dulce. Dadas las circunstancias de su amor, Meliseo renuncia a su nombre porque no le parece apropiado. Ahora se llama Prometeo. Ha trocado su personalidad a causa de las penas de amor. Volver
48.- El sujeto de "dio" es "curso vital" en el verso anterior. Volver
49.- huésped: Diccionario de Autoridades, s.v.: "Se toma assimismo por el Estrangero." Volver
50.- Corregimos este verso según la Fe de erratas del impreso de La constante Amarilis de 1609: "donde dize: Provocan a tristeza al más contento, lee: A tristeza provoca al más contento." Volver
51.- aquél que siendo Sincero y elegante en nombre y obras: Nótese la correlación. Se trata de Jacopo Sannazaro, conocido por el seudónimo pastoril de Sincero. Partenio alaba la elegancia de su Arcadia, y a la obra y a su autor les rinde homenaje. Volver
52.- venerable Títiro: Seudónimo de Virgilio, que fue enterrado en Nápoles. Sannazaro quiso que sus propios restos descansaran cerca de la tumba del poeta mantuano. Véase El pasajero, ed. cit., p. 103. Volver
53.- quien: por quienes. La forma plural de este pronombre era entonces casi desconocida. Véase Hayward Keniston, The Syntax of Castilian Prose. The sixteenth century, (Chicago, 1937), párrafo 15153. Volver
54 .-un no sé qué: Fórmula corriente cuando se trata de expresar conceptos inefables. Véase más abajo: "gustando de sus ojos cierta dulçura que dexava al fin un no sé qué de amargo". Juan de Valdés, Diálogo de la lengua, (Madrid: Cátedra, 1990), pp. 231-232, valora el donaire de la expresión al comentar "ciertas palabrillas, que algunas personas en su habla usan ordinariamente", y dice que "el no sé qué es muy diferente dessotras partezillas [otras muletillas, como aqueste, pues, assí], porque el no sé qué tiene gracia, y muchas vezes se dice a tiempo que sinifica mucho." Sobre este tema, véase Alberto Porqueras Mayo, "El no sé qué en la literatura española", en Temas y formas en la literatura española, (Madrid: Gredos, 1972), pp. 11-59. Volver
55.- Bella zagaleja: Este romancillo fue copiado y parodiado por el presbítero Josef Iglesias de la Casa, Poesías póstumas, (Salamanca: Francisco de Toxar, 1798) II, pp. 204-209. Empieza la versión jocosa "Llena y ancha bota / del color moreno, / blanco milagroso / de mi pensamiento...". La versión original de Suárez de Figueroa fue publicada incompleta entre las Poesías de Francisco de Figueroa, (Madrid: SBE, 1943), por Angel González Palencia, quien a pie de página dice que "parece muy dudosa la atribución de esta composición a Figueroa", p. 235. Sobre este tema, véase Juan Bautista Avalle-Arce, "Figueroa, 'El Divino', and Suárez de Figueroa", MLN, 71 (1956), pp. 439-441. Volver
56.- color moreno / blanco milagroso: Nótese la silepsis en blanco. Por una parte, indica color en antítesis con moreno y, por la otra, significa diana. Volver
57.- tiñó...su rostro de amarillo: El amarillo es también el color de la desesperación. Véase Romancero General, recogido por Agustín Durán, (BAE, 10, Madrid, 1945), nº 146: "Y así se viste de verde / color alegre y galana, / bien diferente de aquélla / que saca el moro de Baza / porque salió de amarillo / que es color desesperada"; G. de Cetina, soneto "Es lo blanco castísima pureza": "...y lo amarillo / Es desesperación." Más datos sobre el simbolismo de los colores en Herbert A. Kenyon, "Color Symbolism in Early Spanish Ballads", RRQ, 6 (1915), pp. 327-340; S. Griswold Morley, "Color Symbolism in Tirso de Molina", RRQ, 8 (1917), pp. 77-81; W.L. Fichter, "Color Symbolism in Lope de Vega", RRQ, 18 (1927), pp. 220-231; E. Buceta, "Un soneto del siglo XVII explicativo del simbolismo de los colores", BHi, 35 (1933), pp. 299-300. Volver
58.- El soneto de Clarisio recrea el tema clásico horaciano de la aurea mediocritas, que aconseja el término medio como norma de vida. Volver
59.- La "passada vida" de Clarisio no se refiere hasta el discurso tercero. Volver
60.-tigre atrevida: En esta época era normal su forma femenina. Volver
61.- La comparación entre el tigre y la mujer es muy común en los Siglos de Oro para expresar la crueldad de esta última.Volver
62.- Este soneto presenta la originalidad de no respetar la versión clásica de Ovidio, en tanto la felicidad del joven y la diosa no tiene lugar en él. Al contrario, Adonis se muestra esquivo ante los encantos de su amante. El soneto termina con una frase sentenciosa, cuyo fin es encarecer el amor, lugar común en la teoría platónica del amor. Volver
63.- Recuérdese que verano tenía el significado de primavera en el Siglo de Oro. Véase nota 17 del discurso primero. Volver
64.- Euro: Viento del Este. Al contrario que el benigno Céfiro, Euro, según Boccaccio, Genealogía de los dioses paganos, ob. cit., p. 283: "amontona o produce nubes"; una variedad, el Euroastro, "produce tempestades en el mar" (p. 284). Volver
65.- De nuevo el tópico del Omnia nova placet. Véase n. 32 en el discurso primero. Volver
66.- Aunque Ovidio, Metamorfosis X, 708, menciona que el carro de Venus va tirado por cisnes, en griego el tiro de palomas es más frecuente (dato tomado de la citada edición de A. Ruiz de Elvira, p. 201, nota 3). Volver
67.- esfera del Sol: Es la cuarta esfera o cielo planetario. Pero dado que dice "cerca de la esfera del Sol", pueden haber llegado a Venus, la tercera esfera, donde reina el Amor. Volver
68.- Según Hesíodo, cuando Crono, por instigación de su madre, la Tierra, ejecutó con su hoz la mutilación de su padre Urano, arrojó al mar los genitales. Éstos quedaron flotando en la superficie de las aguas, en las que se formó una blanca espuma de la que nació Venus. Véase A. Ruiz de Elvira, Mitología clásica, ob. cit., pp. 47-51. Volver
69.- Del Caos nacieron la Noche y el Erebo o Tinieblas infernales, quienes a su vez al unirse dieron vida al Día y al Éter o Cielo. Otras teogonías consideran a estos cuatro elementos o dioses como hermanos, procedentes de la Oscuridad. Véase A. Ruiz de Elvira, Mitología clásica, ob. cit., pp. 36-37. Volver
70.- juizio de la manzana: Corrientemente llamado "Juicio de Paris", cuyas consecuencias ocasionaron la guerra de Troya. "Las dos tan provocadas" son las diosas Juno y Minerva. Volver
71.- Aquí empieza "el pronóstico de la batalla y vitoria de Arauco por Menandro", anunciado por Suárez de Figueroa en el prólogo "Al letor". Volver
72.- en la parte que viene a estar contrapuesta a la tuya: Amor rehúye la denominación directa de América, aunque un poco más abajo menciona "los araucanos montes." Volver
73.- los nobles antecessores de Menandro: Amor alude aquí a don Andrés Hurtado de Mendoza, Virrey del Perú, y a don García, quien participó de lleno en la pacificación de Arauco, abuelo y padre de don Juan Andrés, respectivamente.Volver
74.- fueron, vieron y vencieron: Variación de la célebre frase de Julio César "Veni, vidi, vici." Volver
75.- nueve hermanas: Las Musas, hijas de Júpiter y de la Titánide Mnemósine ('Memoria'), Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania y Calíope, compañeras habituales de Apolo, favorecen las actividades artísticas y espirituales. Clío es la Musa de la Historia. Sus atributos eran la trompeta heroica y la clepsidra o reloj de agua. Volver
76.- Aquel sacro mancebo: En las cuatro primeras estrofas, Clío alude a Felipe III, quien subió al trono de España en 1598. Volver
77.- de abuelos y padres sin segundos: Carlos I y Felipe II, respectivamente. Volver
78.- de cuya...el cita: Probables referencias a los conflictos históricos de la corona española con las "Provincias del Norte" (actual Holanda) y con el imperio turco, entre otros. Volver
79.- el afligido griego: Véase Ubieto, Reglá, Jover y Seco, Introducción a la Historia de España, (Barcelona: Teide, 1972), p. 367: "Algunos intentos de alzamiento de las poblaciones helénicas sometidas al yugo turco, confiaron en el auxilio eficaz de Felipe III, que España no les pudo prestar." Volver
80.- sacro río: ¿Danubio? ¿Rhin? Volver
81.- sucesor valiente: Menandro-don Juan Andrés Hurtado de Mendoza. Volver
82.- los contrarios Martes: Los araucanos. En la alabanza de los contrarios está la exaltación de los propios. Volver
83.- fulminado intrépido gigante: Probable referencia al gigante Briáreo, fulminado por un rayo de Júpiter. Véase nota 9 en este mismo discurso Volver
84.- ya: La anáfora en esta y las estrofas siguientes acentúa el tono épico de los versos.Volver
85.- generoso: S. de Covarrubias, Tesoso, s.v.: "Cavallo generoso, el castizo y de buena raza." Volver
86.- quinto dios: Marte, por ocupar el quinto lugar en las siete esferas o cielos planetarios. Volver
87.- Carón: Barquero del Hades, que transporta a cambio de una moneda las almas de los muertos al otro lado de los ríos o lagunas infernales que separan la vida de la muerte. Virgilio lo describe en Eneida VI, 298-304. Volver
88.- Sobre el furor celestial véase nota 59 en el discurso primero. Volver
89.- muerte violenta: A veces los pastores, llevados por la desesperación, intentan solucionar sus penas amorosas con una muerte violenta, pero no llegan a consumar el suicidio, bien por una razón de carácter estético, que impide actos de tanta violencia en el mundo pastoril, bien por una razón de carácter religioso. Véase B. González de Bobadilla, Primera parte de las nimphas y pastores de Henares, ob. cit., ff. 55r-55v: Algunas pastoras, después de que Panalea se quejara del abandono en que la tenía Melampo, "acudieron de presto con ánimo de estoruarle la muerte que con sus manos se quería tomar. Y en llegando, la vieron con un lustroso puñal, para con él abrir lugar por do el alma saliesse, y, quitándosele al momento, la començaron grauemente a reprehender de hecho tan atroz y nephando." Una excepción es la opinión de B. López de Enciso, que en Desengaño de celos, ob. cit., ff. 294v-295r, dice al referir el derecho de la pastora Phenisa a rechazar un matrimonio no deseado: "Antes es más justo escoger la muerte que emprender semejante ygnominia, y por esta razón Phenisa hizo mejor en matarse que no en aguardar casada a Flamio, para auer de darle algún contento con deshonrras de tantas partes." Volver
90.- Para mostrar su firmeza a Menandro, Amarilis recrea el tópico de un fenómeno imposible, el retorno de los ríos a sus fuentes. Joaquín Arce indica que Suárez de Figueroa lo toma del verso 147 del Aminta de T. Tasso, traducido por Juan de Jáuregui; Tasso, a su vez, pudo haberse inspirado en Horacio, Oda I 29, 10-12: "...quis neget arduis / pronos relabi posse rivos / montibus..."Volver
91.- aquella voluntad pura y honesta: Nótese la influencia del primer verso de la Égloga III de Garcilaso en estas palabras. Volver
92.- El color del vestido debe de ser el verde, por ser éste el color de la esperanza. Véase Lope, La Arcadia, ob. cit., p. 147: "Iba gallardo Leriano con un sayo de raja verde clara, indicios de su pensamiento y señales de su confianza"; A. Moreto, El desdén con el desdén, vv. 1426-1429: "Por ser yo el de menos partes / es forzoso que aquí sea / quien tiene más esperanza, / y ansí el escoger es fuerza / el color verde"; Tirso de Molina, El amor y el amistad, (BAE, 5, Madrid, 1944), p. 329a: "Las flores, cuyos matices / labran planteles perfetos, / de amor imitan efetos, / ya prósperos, ya infelices; / y siendo sus semejanzas, / pintan con varias colores, / en lo amarillo temores, / como en lo verde esperanzas." Sobre el simbolismo de los colores, véase nota 57 es este mismo discurso. Volver
93.- El canto a las prendas (retrato, trenza de cabellos y, al principio del discurso tercero, el cordón de cabellos y cintas de Aurelio) es un tópico. Véase Sannazaro, Arcadia, égloga XII, 313-318; Garcilaso, Égloga I, 352-363. La prenda recuerdo de la amada se diviniza, como una consecuencia lógica que se desprende del Neoplatonismo. Para este tema véase Marcial J. Bayo, Virgilio y la pastoral española del Renacimiento (1480-1550), ob. cit., pp. 100-101. Volver
94.- arenas doradas: Son frecuentes las menciones del Tajo como portador de arenas de oro, según una idea de la Antigüedad. Ya menciona esa fama del río Ovidio, Amores I 15, 34-5, trad. V. Cristóbal López, (Madrid: Gredos, 1989): "Que ante los versos se retiren los reyes y los triunfos de los reyes, retírese también la ribera fecunda del aurífero Tajo." Francisco Cascales, Cartas filológicas, (Madrid: Espasa-Calpe, 1961), I, epístola VII, p. 131, aduce los testimonios de San Isidoro y de Séneca sobre las arenas doradas del Tajo. Véase Garcilaso, Égloga III, v. 106; Góngora habla de este asunto en el romance burlesco "A vos digo, señor Tajo": "por las Musas pregonado / más que jumento perdido, / por río de arenas de oro / sin habéroslas cernido" (vv. 13-16). M. de Cervantes, en el "Prólogo" del Quijote (1605), se burla de esta clásica referencia: "El río Tajo fue así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar y muere en el mar Océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa, y es opinión que tiene las arenas de oro, etc." Volver
95.- El desprecio del oro en relación con los rubios cabellos de la amada se convierte en tópico. Véase L. Gálvez de Montalvo, El pastor de Fílida, ob. cit., p. 514: "Ricas madexas de inmortales tesoros, / cadenas vivas, cuyos lazos bellos / no se preciaron de imitar al oro, / porque apenas el oro es sombra dellos." Volver
96.- Para el contraste entre el malicioso tiempo presente y la bondad del pasado, véase lo que dice Gracildo en Siglo de oro de las selvas de Erífile [1608], de Bernardo de Balbuena (Madrid: Ibarra, 1821), p. 66: "A mi parecer poco desdicen estos cantares de los que en otras más arriscadas [montañas] se oyeron; y no sé si me pesa que ya las nuestras vayan perdiendo aquella simplicidad y llaneza de sus dorados siglos, donde sin tantos rodeos solían decirse las cosas." Volver
97.- La misma idea de Rosanio la proporciona de nuevo B. de Balbuena, Siglo de oro de las selvas de Erífile, ob. cit., p. 1: "...si aquella simplicidad y pureza de los primeros siglos del mundo es de creer que no del todo ha desamparado nuestras regiones, en solas aquellas selvas vive, cuyo trato y conversación, aunque grosera y de tierra, más que humano sabor deja en el gusto." Volver
98.- El pasado bien es presente enojo: Este pensamiento se encuentra en el episodio de Paolo y Francesca, de Dante, La divina comedia. Infierno V, 121-123: "Nessun maggior dolore / che ricordarsi del tempo felice / ne la miseria"; J. de Montemayor, Los siete libros de la Diana, ed. cit., pp. 76-77: "¡Ay, memoria mía, enemiga de mi descanso! ¿No os ocupárades mejor en hazerme olvidar desgustos presentes, que en ponerme delante los ojos contentos passados?"; Lope de Vega, La Dorotea, ed. E.S. Morby (Madrid: Castalia, 1988), p. 300: "Memorias solamente / Mi muerte solicitan, / Que las memorias hacen / Mayores las desdichas"; G. de Cetina, soneto "El triste recordar del bien pasado." Volver
99.- Siendo yo zagalejo...: Empieza aquí uno de los episodios más importantes tomado del Aminta, de Tasso-Jáuregui. Volver
100.- dio al viento hebras de oro: La dorada cabellera ondeante al viento es un tópico de la poesía lírica renacentista, que arranca de Petrarca, soneto 90: "Erano i capei d'oro a l'aura sparsi." Suárez de Figueroa lo utilizó en España defendida, ob. cit., p. 298, estr. 48: "...mas al parar la indómita, rompido / halló de su zelada el ligamento. / Hizo ondear sin dilación Cupido / vaga madexa de oro por el viento." Volver
101.- un no sé qué: Véase nota 54 en este mismo discurso. Volver
102.- Para el motivo de la abeja en la literatura, véase María Rosa Lida de Malkiel, "La abeja: historia de un motivo poético", Rphil, 17 (1963-1964), pp. 75-86. Volver
103.- Se trata del juego de los secretos o de los propósitos, muy practicado y difundido en el siglo XVI. Formado el corro de jugadores, el primero empezaba diciendo al que estaba a su lado un secreto, al que el segundo añadía otro a propósito del anterior, y así sucesivamente, hasta que, acabada la ronda, se decía en voz alta la serie de secretos enlazados para regocijo de todos los jugadores. S. de Covarrubias, Tesoro, s.v. propósito: "entretenimiento de donzellas." M. de Cervantes, La Galatea, ob. cit., p. 374: "entre otros muchos juegos ordenaron el que se llama de los propósitos. [...] después cada uno [decía] en público lo que al otro había dicho en secreto"; Lope de Vega, La Arcadia, ob. cit., p. 165: "...después de haber cantado y entretenido algunas horas en diversos juegos mayormente en el de los propósitos..." Un largo ejemplo del juego nos lo ofrece Gonzalo Céspedes y Meneses, Poema trágico del español Gerardo y desengaño del amor lascivo [1615], (BAE, 18, Madrid, 1946), pp. 179-180: "...un entretenido y artificioso juego que vulgarmente llamamos de secretos o propósitos, tan ordinario como general" (dato este último tomado de la edición de J.B Avalle-Arce de La Galatea de M. de Cervantes, Madrid: Espasa-Calpe, 1987, p. 258, nota 32-33). Volver
104.- Sobre el suicidio, véase nota 89 en este mismo discurso. Volver
105.- A diferencia de lo que sucede en las fuentes clásicas (Teócrito y Virgilio) y en las románicas (Boccaccio y Sannazaro), ajenas a la filosofía cristiana, el género pastoril en España se caracteriza por incorporar a la fábula heredada fórmulas y sermones relativos a la religiosidad vigente. Volver
106.- Para esta elegía, Suárez de Figueroa tiene como modelo la que Ovidio escribe en Amores II 6, en la que el poeta latino llora también la muerte del papagayo de Corina. Volver
107.- Los árboles y flores que tejen el manto funerario guardan su propio simbolismo. Tanto el ciprés como el mirto son símbolos de inmortalidad a causa de su hoja perenne; el primero se relaciona con el duelo en la cultura occidental, y el segundo, aun relacionándose con el amor por ser el mirto un arbusto consagrado a Venus, guarda también cierta relación con el mundo de ultratumba, pues había bosques de mirtos en la región infernal del Erebo. Por su parte, las flores rojas, la rosa y el amaranto (es fama que el amaranto es inmortal, porque nunca se marchita), simbolizan el amor; y las blancas, el jazmín y el mosqueta (Lope, La Arcadia, ob. cit.: "la mosqueta cándida", p. 66), simbolizan la inocencia. Amor e inocencia, atributos más adecuados para la pastora que para su papagayo. Nótese el quiasmo que forman los nombres de las flores por sus colores. Volver
108.- celoso azul: El azul es el color de los celos. Véase el soneto de Lope de Vega que empieza "Marcio, yo amé y arrepentime amando", cuyo segundo terceto dice aludiendo a los ojos de la amada: "Azules son; sin duda son dos cielos / que han hecho lo que un cielo no podía: / vida me da su luz; su color, celos"; y también el soneto "Si estáis enfermos, dulces ojos claros", cuyo verso 12 dice: "Si azules fuistes por matar con celos..."; de mismo autor, La Dorotea, ob. cit., p. 404: "Sólo el escapulario azul será verdadero, por lo celoso"; A. Moreto, El desdén con el desdén, vv. 1447-1448: "...y, pues siempre estoy celoso, / azul quiero"; ídem., vv. 2535-2540: "POL. Ay, señora!, vive el Cielo, / que se te ponen azules / las venas, y es mal agüero. / Pues de aqueso, ¿qué se infiere? DIA. Que es pujamiento de celos." Sobre el simbolismo de los colores, véase nota 57 en este mismo discurso. Volver
109.- la causa de mi amarillez: El rostro amarillo o pálido se corresponde de nuevo con la desesperación por el amor no correspondido. Véase M. de Cervantes, La Galatea, ob. cit., pp. 376-377: "...las pastoras y pastores que a Lauso conocían, se maravillaban de ver la libre condición suya en la red amorosa envuelta, porque luego vieron en la amarillez de su rostro, en el silencio de su lengua [...] que no estaba su voluntad tan exenta como solía; y andaban entre sí imaginando quién podría ser la pastora que de su libre corazón triunfado había"; Lope de Vega, La Arcadia, ob. cit., p. 119: el desesperado Celio apostrofa a las criaturas de la naturaleza para que le representen a su amada tal como ellas lo están viendo a él, "con este flaco y amarillo rostro." Volver
110.- El apretón de manos es una señal inequívoca de amor. Volver