Durante el proceso de recopilación del romance he encontrado diez versiones del romance (Menéndez Pidal, Manuel Alvar, Díaz Mas, Bénichou, Díaz Roig, Córdova, Cossío-Maza, Almoina, García Matos, Santullano) y dos partituras con sus letras que iré citando de nuevo en su momento al realizar el análisis comparativo entre ellas. Primero las transcribiré para que podamos hacernos una idea general de las distintas versiones.
Versión de Menéndez Pidal:
AMOR MÁS PODEROSO QUE LA MUERTE (MP)
Conde Niño por amores
es niño y pasó a la mar;
a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar;
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar,
caminante que camina
olvida su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando,
su hija durmiendo está:
-Levantáos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la, sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
sino es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre,
juntos nos han de enterrar.
Él murió a la medianoche,
ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de condes
unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
dél nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.
Versión tetuaní recogida por Manuel Alvar (AL)
AMANTES PERSEGUIDOS
Levantóse el conde Niño
mañanita de San Juan
fue a dar agua a sus caballos
a la orillita del mar.
Mientras los caballos beben,
el conde dice un cantar
la reina como lo oyera,
a su hija fue a dispertar:
"Si dormís la niña infanta,
si dormís os recordáis,
oyerís como lo canta
la serenita del mar."
"No es la serena mi madre,
ni es tampoco su cantar,
es el hijo del vizconde
que por mis amores está."
"Si por tus amores está,
yo lo mandaré matar. "
Siete guardias de palacio
y dos de la capital,
los guardias como eran cafres,
lo tuvieron apuñalar.
La niña al sentir eso
a su tito fue a contar:
"Tito mío, tito mío,
que con vos quiero yo hablar. "
"Ese hablar que tú dices
muy prontito lo verás;
anda a ver por tu casa.
" Por ahí lo vio pasar.
"Adió conde de mi vida,
tú te vas y yo me quedo
y a los ocho días justos,
a tu lado me tendrás. "
Pasa un día y pasan dos,
la niña malita está;
pasan tres y pasan cuatro,
la niña de gravedad;
pasan cinco y pasan seis
la niña se ha muerto ya;
pasan siete y pasan ocho,
ya la llevan a enterrar.
Como hijo de un Conde,
un pasito más allá;
como hija de una reina,
le están haciendo un altar.
Entre una tumba y otra,
se criaba un rosal,
que cura mancos y ciegos
y toda la enfermedad.
La reina al sentir eso,
allí se fue a curar:
"Rosalito, rosalito,
por la Santa Trinidad,
si me curas este ojo,
te daré un gran pedral. "
"Si estás ciega de un ojo
de los dos te quedarás;
los amantes se han querido
y no los dejaste gozar
y por eso tú, mala reina,
ciega, tú, te quedarás. "
Un rosal cría una rosa
y un clavel y un jazmín,
y un padre cría una hija,
sin saber para quién es.
Versión canaria recogida en la antología de Paloma Díaz Más (DM)
CONDE OLINOS
Conde Olinos por amores
es niño y bajó a la mar,
fue a dar agua a su cabaIlo
la mañana de San Juan.
Desde las torres más altas
la reina le oyó cantar:
-Mira, niña, cómo canta
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
que ésa tiene otro cantar:
es la voz del conde Niño
que por mí llorando está.
-Si es la voz del conde Niño
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre reaI.
-No le mande matar, madre,
no lo mande usted matar,
que si lo manda matar, madre,
juntos nos han de enterrar.
-Guardias mandaba la reina
al conde Niño buscar,
que le maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar.
Él murió a la media noche
y ella a los gallos cantar;
ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar
y él, como hijo de condes,
tres pasitos más atrás.
de ella nació una rosa
y de él un tulipán;
la madre, llena de envidia,
ambos los mandó cortar.
De ella nació una paloma,
de él un fuerte gavilán,
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.
Versión que aparece en el Romancero judeo-español de Marruecos de P. Bénichou (BEN):
EL CONDE NIÑO
Levantóse el conde Niño
mañanita de San Juan,
a dar agua a sus caballos
a la orilla de la mar.
Mientras los caballos beben,
el conde dize un cantar.
-Si dormís, la niña
infanta, si dormís us recordáis,
oyerís cómo
lo canta la serena de la mar.
-No es la serena, mi madre,
ni menos el su cantar;
el conde Niño es, mi madre,
que a mí viene a demandar.
-Si te demanda, la infanta,
lo mandaré yo a matar.
-Si le matares, mi madre,
juntos nos han de enterrar.
La reina con gran celo,
los mandaría matar;
De ella corre leche y sangre,
de él corre sangre real.
A él lo entierran en la iglesia,
a ella en su rico altar;
de ella salió una toronja,
de él saliera un limonar;
crece el uno y crece el otro,
ya se iban a juntar.
La reina como lo supo,
los mandaría a cortar;
de ella salió una paloma,
de él saliera un gavilán;
vuela el uno y vuela el otro,
al cielo van a juntar.
Versión del Cancionero salmantino recogida en la Antología de M. Díaz Roig (DR)
EL CONDE OLINOS
Madrugaba el conde Lino,
mañanita de San Juan,
a darle agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
cantaremos un cantar:
-Camisa, la mi camisa,
quién te pudiera lavar,
lavarte y retorcerte
y tenderte en un rosal.
La reina lo estaba oyendo
desde su palacio real:
-Mira hija, cómo canta
la serenita del mar.
-No es la serenita, madre,
no es la serenita tal,
es el hijo conde Lino,
mis amores vienen ya.
-Tus amores vienen ya,
yo los mandaré matar.
-Madre, si usted los matara,
a mí iban a enterrar.
Ella se murió a las once
y él a los gallos cantar,
y a dentro día mañana
y los fueron a enterrar;
ella, como hija de reina,
la entierran al pie del altar,
y él, como hijo de conde,
un poquito más atrás.
Ella se volvió una oliva
y él se volvió un olivar.
La reina, desque lo supo,
luego los mandó cortar,
y el hombre que los cortaba
no cesaba de llorar.
Y ella se voIvió paloma
y él un pajarito real.
La reina, desque lo supo,
luego los mandó matar,
y el hombre que los mataba
no cesaba de llorar.
Ella se volvió una garza
y él se volvió un gavilán.
La garza, como ligera,
de un vuelo pasó el mar,
y el gavilán, como torpe,
de dos la vino a pasar.
Ella se volvió una ermita
y él un pequeñito altar,
y en el medio de la ermita,
la fuente del perenal.
Allí van cojos y mancos,
todos se iban a curar.
La reina, desque lo supo,
de seguida se fue allá:
-Hija, lávame los ojos,
lávamelos sin tardar.
-Madre, lávese cada uno,
del otro no será tal.
Cuando me volví oliva
me mandó usted cortar,
cuando me volví paloma
me mandó usted matar,
y ahora que me he vuelto santa
me viene usté a visitar.
Versiones que aparecen en Estudios y notas sobre el romancero de M. Díaz Roig:
Córdova y Oña, Sixto, Cancionero infantil español, Aldus, Santander,1947, p.272 (COR) .
Estaba don Fernadito
la mañana de San Juan
dándole agua a su caballo
a la orillita del mar.
Mientras el caballo bebe
se puso a echar un cantar.
La reina que estaba oyendo
desde su palacio real:
-Mira, hija, como canta
la serenita del mar.
-No es la serenita, madre,
ni tampoco lo será,
que es don Fernandito, madre,
que me viene a mí a buscar.
-Si es don Fernandito, hija,
que te viene a ti a buscar,
si es don Fernandito, hija,
le mandaremos matar.
-No le mande matar, madre,
que a mí me mandan ahorcar.
Otro día en la mañana
juntos iban a enterrar.
A ella, como hija de reina,
la entierran junto al altar,
y a él como hijo del conde,
un poquito más atrás.
Cossío-Maza, Romancero popular de la montaña, Soc. Menéndez y Pelayo, Santander, 1933-1934, vol. I, p. 53 (COSS).
Madruga don Fernandito
la mañana de San Juan
a dar agua a sus caballos,
si la quisieran tomar.
Mientras sus caballos beben
Fernandito echa un cantar.
La reina llamó a su hija:
-Hija, levanta a escuchar
cómo canta la serena,
la serenita del mar.
-No es la serenita, madre,
ni tampoco lo será,
que es don Fernandito, madre,
que me viene a mí a buscar.
-Si te viene a buscar, hija,
le mandaremos matar.
-Si le manda matar, madre,
mándeme a mí afusilar.
Él acaba de morir,
ella acaba de expirar.
Ella, como hija de rey,
la entierran en pico altar,
y él, como un poco más pobre,
le enterraron más atrás.
A la puerta de la iglesia
mana un rico manantial
donde curan esos males
y otros muchos que Dios da.
La reina, como era reina,
un dedo se fue a curar.
-Vete de ahí, mala madre,
no te vengas a curar,
que cuando éramos cristianos
bien nos mandaste matar,
y ahora que somos santos
nos vienes a perturbar.
Almoina, P., Diez Romances hispanos en la tradición oral venezolana, Universidad de Venezuela, Caracas, pp. 45-49 (ALM).
Se alevantó el conde Lirio
una mañana de San Juan
a darle agua a un caballo
a las orillas del Jordán.
-Alevanta niña, escucha
las sirenas en el mar.
-Esas no son las sirenas,
mucho menos su cantar,
ese será el conde Lirio
que a mí me vendrá a buscar.
-Si ese fuera el conde Lirio
lo mandaría matar.
-De matar al conde Lirio
yo viva no he de quedar.
Juntos los mandó matar
juntos los mandó enterrar,
uno en el altar mayor
otro en el verde olivar.
Nació una bella paloma,
nació un bello gavilán;
alzó el vuelo la paloma;
alzó el vuelo el gavilán
y se fueron a encontrar
a la orilla del Jordán.
García Matos, M., Cancionero popular de la provincia de Madrid, CSIC, Barcelona, 1952, I68B (GAR).
Estaba don Fernandito
la mañana de San Juan
dando beber al caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
se puso a echar un cantar.
-Mira, hija, cómo canta
la serenita del mar
-No es la serenita, madre,
ni tampoco lo será,
que es el rey don Fernandito
que a mí me viene a buscar.
-Si te viene a buscar, hija,
le mandaremos matar.
-Si le mandan matar, madre,
mándeme a mí degollar.
A él como hijo de rey
lo entierran en un altar,
a ella como hija de reina,
cuatro metros más allá.
De él salió un olivo,
de ella salió un rosal
donde se curan los dedos
de otros males que Dios da.
Santullano, L., Romances y canciones de España y América, Hachette, Buenos Aires, s.a., 1955, pp. 204-205 (SANT) Cuba.
Mañanita de San Juan
se levanta el conde Nilo
a dar agua a su caballo
en las orillas del mar.
Mientras su caballo bebe
él se ponía a cantar
y las aves que pasaban
se ponían a cantar.
La reina llama a su niña,
la llama desde el portal
y verás qué lindo cantan
las sirenitas del mar.
-Madre no son las sirenas
las que usted oía cantar,
que es el conde Bejardino
con quien me voy a casar.
-Si tú te casas con él,
yo lo mandaré matar
y a los tres días siguientes
lo mandaré a enterrar.
-Yo me volví una iglesia,
él un rico altar
donde celebran la misa
la mañana de San Juan.
Versión de La Yesa (comarca de la Serranía, provincia de Valencia), de Ascensión García Solaz (83 a.). Recogida por Amparo Rico, 14 de septiembre de 1998 (música no registrada).
Estaba don Fernandito
mañanita de San Juan
dando el agua a su caballo
a las orillas del mar
mientras su caballo bebe
Fernandito echa a cantar
muy pronto sale la reina
a la ventana a escuchar.
-Escucha, hija mía, escucha
la serenita del mar.
-Madre no es la serena
ni tampoco es su cantar
es mi novio Fernandito
que por mis amores va.
-Si es tu novio Fernandito
yo lo mandaré matar.
-Si a él lo manda matar,
mándeme a mí degollar.
La reina como traidora
a los dos mandó matar.
A ella la entierra en la iglesia
y a él delante un altar.
De ella ha nacido un olivo
y de él un lindo pinar
y venga crecen y crecen
y al cielo quieren llegar.
cuando las ramas se ajuntan
besitos de amor se dan
La reina que se ha enterado
los ha mandado cortar.
Sierran día, sierran noche,
nunca los pueden cortar.
-Nacimos para estar juntos
juntitos hemos de estar.
-Madres que tengáis hijas
no privéis el casamiento
que yo se le he privado a una
y me estoy arrepentiendo.
Versión de Valencia (comarca de l' Horta, provincia de Valencia), de Vitorina Gil de Ramales (85 a.). Recogida por Ivana Bas, 20 de enero de 2001, para la colección de Amparo Rico (música registrada).
Paseaba el conde Olinos
mañanita de San Juan
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar (bis).
Mientras el caballo bebe
oye un hermoso cantar
-¿Quién es ése que canta
que cantando va?
-Es el conde Arnaldos, señora,
que con él me he de casar.
-No puede casar contigo
que no tiene sangre real.
Él murió a la media noche
ella a los gallos cantar.
Versión de Castielfabib (comarca del Rincón de Ademuz, provincia de Valencia) de Conchita Asensio Martín (60a.) Recogida por Amparo Rico, 8 de octubre de 2001 (música registrada).
Madrugaba el conde Olinos
la mañana de San Juan
a darle agua a su caballo
a las orillas del mar
mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar
las aves que iban volando
se paraban a escuchar.
-Oye, hija, cómo canta
la sirena de la mar.
-No es la sirenita, madre,
que ésa tiene otro cantar
que es el hijo el conde Olinos
que por mis amores va.
-Si por tus amores va
yo lo mandaré matar
que para casarse contigo
le falta la sangre real.
Él murió a la media noche
y ella a los gallos cantar.
Versión de Castielfabib (comarca del Rincón de Ademuz, provincia de Valencia) de Rosa Martínez Pinazo (69a.) Recogida por Amparo Rico, 8 de octubre de 2001 (música registrada).
Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar
mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar
las aves que iban volando
se paraban a escuchar.
La reina llena de envidia
a su hija mandó llamar:
-Mira, hija, cómo canta
la serenita de la mar.
-No es la serenita, madre,
que ésa tiene otro cantar
que es el conde Olinos, madre,
que por mis amores va.
-Si por tus amores va
lo mandaremos matar
que las hijas de los reyes
por esos lados van mal.
-No lo mandes matar, madre,
no lo mande usté matar
que si al conde Olinos mata
a mí la muerte me da.
Él murió a la media noche
y ella murió a la madrugá,
ella como hija de reyes
la entierran en el altar
y él como hijo de condes
unos pasos más atrás.
Versión de Arroyo de Cerezo (comarca del Rincón de Ademuz, provincia de Valencia), de Felicitas Adaliz Mañas (62a.). Recogida por Alicia Monleón, 2 de noviembre de 2001 para la colección de Amparo Rico (música no registrada).
Caminaba el conde Olinos
mañanita de San Juan
a dar agua a su caballo
por las orillas del mar.
-Bebe, mi caballo, bebe
Dios que te libre de mal
de los males de la tierra
y de las furias del mar.
La reina desde el palacio
fue y le sintió cantar.
-Sal y verás, hija mía,
( )
como canta la sirena
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
que ésa tiene otro cantar
que es el conde Olinos
que por mis amores va.
-Si es el conde Olinos
que por tus amores va
yo lo mandaré matar
que lo maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
-No lo mandes matar, madre,
no lo mande, usté, matar
que si el conde Olinos muere
a mí la muerte me da.
Él murió a media noche
y ella a los gallos cantar;
ella, por ser hija de reina,
la entierran en el altar
y él, por ser hijo de conde,
unos pasos más atrás.
De ella salió un rosal blanco
de él salió un espino albar
crece el uno, crece el otro
los dos se van a alcanzar
las ramas que se alcanzaban
no se cesan de besar
y las que no se alcanzaban
no cesan de suspirar.
La reina, con gran envidia,
fue y lo mandó cortar.
De ella salió una garza
y de él salió un gavilán
vuela el uno, vuela el otro
los dos vuelan al altar
y la reina, con ser reina,
no los pudo separar.
Versión de Agres (comarca de El Comtat, provincia de Alicante), de Concepción Soler (61 a.) Recogida por Raquel Gramaje, 20 de mayo de 2001 para la colección de Amparo Rico (música registrada).
Caminaba conde Polino
por la orillita del mar,
a dar agua a su caballo
la mañanita de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar:
Caminante que camina,
olvida su caminar,
navegante que navega,
la nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando
la hija durmiendo está
-Levantaos, alba niña
de vuestro dulce fogar
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
madre, es el conde Olino
que por mí penando está.
-Si por tus amores pena
yo lo mandaré matar.
-No lo mande matar, madre
( )
que si por mi causa muere
juntos nos han de enterrar.
Él murió la misma noche
ella los gallos cantar.
Ella, como hija de reyes,
la enterraron en el altar,
y él, como hijo de conde,
cuatro pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco
de él una espina albal
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar,
las ramitas que se juntan
fuertes abrazos se dan
y las que no se juntan
suspiros de pena dan.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar.
De ella nació una garza
de él un fuerte gavilán
juntos vuelan por el cielo
juntos vuelan par a par.